La Demagogia de los Hechos 50 años después

Hace unas semanas venía en el periódico la noticia de la muerte de Ignacio Fernández de Castro. Aunque había oído hablar de él como uno de los impulsores durante los años de la dictadura del FLP (con alguna de cuyas herencias sociológicas me había encontrado de chaval en Madrid), nunca había leído nada suyo. Por ello, y como el título de uno sus libros citado en la necrológica, La Demagogia de los Hechos, me resultaba curioso (aquello de que "What's in a name? That which we call a rose, By any other name would smell as sweet" no funcionó en este caso), decidí aprovechar las ventajas de estar en una universidad rica y pedir que me trajeran el libro a mi despacho para mirarlo.

El libro se lee rápido, apenas 210 páginas en la edición de Ruedo Ibérico. A pesar de tal celeridad, tal ejercicio es agridulce. El libro ha envejecido a tal velocidad que poco aprende uno sobre España o sobre su estructura económica. Incluso desde el punto de vista meramente histórico, el desenfrenado deseo del autor de defender la necesidad de una revolución en la España de su tiempo, lo convierte más en un panfleto que una obra de investigación y su formación jurídica se deja translucir en un análisis económico bastante flojito (incluida su surrealista referencia a las “tablas Oput-imput”).

Resulta, sin embargo, más interesante ver hasta que punto medio siglo de de historia (el libro fue escrito en 1961) han cambiado los problemas sobre los que uno escribe en España y comprobar como algunas soluciones que, a buen seguro atractivas para muchos en aquel tiempo, han quedado claramente arrinconadas por el desenvolvimiento de nuestra economía.

Fernández de Castro parte del hecho, bastante poco discutible, que España en 1961 era un país pobre y agrícola. Su solución a tal tesitura pasaba por un programa muy similar al que se impuso en muchos países que se independizaban por aquel momento de los imperios europeos: planificación central de la economía para generar la suficiente acumulación de capital, socialización de las grandes empresas y granjas colectivas. Ya sabemos todos lo que quedó de ese tipo de programas en esos países: un desastre detrás de otro.

Y la verdad es que esto es algo que se debería haber sabido ya en 1961 (pues para aquel entonces evidencia no faltaba). Por mucho que Fernández de Castro hablase en la conclusión del libro, por ejemplo, de cómo en las granjas colectivas el individualismo egoísta iría desapareciendo, cualquiera que haya leído lo más mínimo sobre cómo funcionaban estas granjas en la práctica en los países que las impusieron (yo, además de leer sobre ello, tengo la “suerte”, por llamarlo algo, de que mi suegra vivió en una de ellas por muchos años y que me puede contar lo que de verdad ocurría detrás de los retratos del camarada Mao durante la época del Gran Salto Adelante, al menos ella tuvo la fortuna que como su padre había sido un líder destacado en la guerrilla comunista contra los japoneses algo de arroz siempre tuvo) sabe que esto no dejaba de ser una fantasía ingenua basada en esas discusiones de casino que tanto nos gustan a los españoles y sin la más mínima fundamentación empírica. El ser humano es un ente complejo producto de la selección: somos a la vez egoístas y altruistas en un complejo e inestable equilibrio porque esa combinación fue la que permitió sobrevivir a nuestros ancestros en la sabana africana. Nuestros genes imponen fuertes limitaciones a lo que se puede conseguir en una sociedad: el cantar El Este es Rojo con toda la devoción del mundo jamás sustituirá un buen sistema de incentivos, nos guste o no nos guste.

Más allá de estas obsesión con las granjas colectivas, no deja de llamar la atención el énfasis del autor en que los problemas económicos eran meramente técnicos, algo a lo que muy dado estaban, por ejemplo, en la Unión Soviética, y que por tanto no tenía que entrar en discutirlos en mayor detalle. Pero de nuevo esto demuestra una fortísima falta de entendimiento. No, como Hayek nos ha enseñado, los verdaderos problemas de decisión de una sociedad no son cómo se construye eficientemente una central eléctrica: son si debemos construir una central eléctrica o un hospital. Y no, Arrow y compañía también nos han enseñado que esto no se resuelve gritando lo democráticos que somos o lo honestos que son nuestros líderes. Por mucho que los del 15M no quieran entenderlo, las sociedades tienen problemas fundamentales de agregación de preferencias.

Además, Fernández de Castro era altamente escéptico acerca de los efectos en el largo plazo del por aquel entonces joven Plan de Estabilización pues según él, en el mejor de los casos solo llevaría a que en 20 o 30 años una parte de la población tuviese televisión y frigoríficos y que en el peor sería un desastre. De nuevo, todos sabemos cómo lucía España en 1991 (al final de este periodo de 30 años): una tele y un frigorífico era algo tan común (y no solo de una parte de la población) que ni nadie pensaba mucho en ellos, la preocupación era si se compraba o no uno el ordenador.

Pero en realidad su craso error de predicción probablemente le hubiese importado al autor poco ya que, y eso es quizás lo más interesante desde una cierta perspectiva sociológica, Fernández de Castro admite en varias ocasiones en el libro que cierto desarrollo era posible con una economía de mercado, pero que este desarrollo era falso pues se basaba en suministrar a las familias con bienes que realmente no necesitaban en un “consumismo” que no llenaba las verdades aspiraciones humanas. En sus propias palabras:

“Por ello, en la escala total de los bienes que constituyen el “bienestar burgués” existe todo un conjunto envilecedor, de exaltación del bienestar hedonista e ilimitado…”

Vamos, que a Fernández de Castro le gustaba muchísimo el “pueblo” pero le molestaba también muchísimo lo que el “pueblo” pudiese decidir hacer con su dinero una vez que lo tuviese. Esta posición de los críticos de la “sociedad de consumo” es algo que me ha sorprendido bastante desde pequeño, cuando a más de un profesor de mi colegio le daba por darnos la tabarra con este tema para disimular su escaso conocimiento de la historia de la literatura española. Por un lado a estos críticos se les llena la boca con democracia y derechos, pero luego no quieren que la gente se compre una tele de 49 pulgadas para ver el futbol, que es lo que de verdad les apetece. Un sencillo argumento de libertad individual nos enseña que esta contradicción es la base de un paternalismo autoritario bastante peligroso. Es mucho más sensato postular que cada uno que haga lo que quiera con su dinero, que sus preferencias son suyas y solo suyas. Yo adoro, como saben los lectores de este blog, a Wagner, pero en la vida voy a forzar a nadie a ver Die Meistersinger von Nürnberg, aunque sí que lo pueda recomendar encarecidamente.

El único posible contra-argumento para no dejar que la gente escoja por si misma es que los agentes se equivoquen de manera sistemática y que cierta intervención pública puede mejorar el bienestar de todos, pero esto una caja de truenos metodológicos y empíricos que dejo para otro día. La economía del bienestar en el caso que los agentes tengan sesgos de comportamiento es algo que los economistas todavía estamos intentando comprender.

En resumen. España, al final, creció con todos sus defectos y miserias haciendo básicamente todo lo contrario que Fernández de Castro proponía en su libro. Ya no somos ni un país pobre ni agrícola y el camino poco ha tenido que ver con la reforma agraria o con la revolución y sí con la apertura comercial al exterior, la integración en la economía mundial, la liberalización de la economía y en general la política fiscal y monetaria responsable. Quizás esto no sea mala lección para recordar.

Hay 37 comentarios
  • "La economía del bienestar en el caso que los agentes tengan sesgos de comportamiento es algo que los economistas todavía estamos intentando comprender. "

    Pero es algo fundamental. :-). La gente se equivoca mucho; solo hay que poner quince minutos Telecinco para darse cuenta. A mí lo que me no me parece coherente es que se tienda a pensar que se equivocan más cuando compran que cuando votan (ni viceversa).

  • ·El único posible contra-argumento para no dejar que la gente escoja por si misma es que los agentes se equivoquen de manera sistemática y que cierta intervención pública puede mejorar el bienestar de todos."

    O por supuesto teniendo que tener en cuenta las externalidades, que no siempre están visibles o son totalmente apreciadas e incluidas en los precios o decisiones de los agentes, y sin embargo tienen impactos económicos, sociales, humanos, etc. (ejemplo clásico: la contaminación).

  • por un lado dices que la naturaleza humana es compleja debido a la evolución, lo cual es cierto creo y por otro lado comentas que hay que dejar que cada uno haga lo que quiera con dinero, y tambien es cierto. Creo que en ese punto se simplifica demasiado, la psique humana es muy compleja y decir que cuando uno compra una tele de 49´ es porque quiere a veces puede ser aventurado. Cuando una persona se gasta su dinero en operarse para parecer mas joven realmente "hace lo que quiere"' o cuando se gasta su dinero en tabaco, alcohol o heroina "hace lo que quiere"?, cuando la gente se siente bien comprando pantalones nuevos constantemente "hacen lo que quieren"?. que conste que lo digo con todo el respeto pues me incluyo en todos estos comportamiento (bueno en casi todos), pero si mente humana es compleja para el altruismo y el egoismo creo que tambien lo es para tomar decisiones y que nuestro (me incluyo) proceso de toma de decisiones puede llegar a ser muy fragil en el sentido de muy influenciable (publicidad, neuromarketing....). Si Mao decía que en las granjas colectivas te realizas, ahora en la television nos dicen que la felicidad esta en los centros comerciales y creo que el proceso es parecido (ciertamente no nos obligan a comprar, pero como digo, el cerebro humano no es tan resistente a la influencia externa como nos creemos a veces.) Bueno no sé, es solo una opion que he escrito a toda leche que me tengo que ir a trabajar que se me hace tarde. Un saludo y enhorabuena por la pagina.

  • Los mercados son justificables en tanto en cuanto los precios sirven para hacer su función o no. Un sistema de precios es un mecanismo de doble valoración de escasez relativa objetiva en factores de producción y de utilidad subjetiva y relaciones de intercambio por el lado del consumo. Fallan en las dos vertientes. Seguro que hay más fallos, pero se me ocurre que por el lado de la oferta, hay infinidad de bienes mal valorados por el problema del no desarrollo de ciertos mercados, como sucede con el caso de la contaminación. Esto se soluciona creando infinidad de mercados para valorar todo. Por el lado de la demanda, cuando las formas de valorar un objeto son heterogéneas y las preferencias se relacionan negativamente entre individuos tal que pueden diverger totalmente entre compradores, el añadir muchos de estos compradores puede hacer que las señales de precios no agreguen bien la nueva información como señalan Rostek y Weretka http://www.ssc.wisc.edu/~mrostek/SDA.pdf. Esto se soluciona limitando los tamaños. Para mi los mercados como instituciones de organización tal y como están planteados y con sus asimetrías de todo tipo, ya no son útiles y confiar en ellos, creo que es equivalente a es estar de acuerdo en tener 7000millones de personas tomando decisiones de forma descoordinada basadas en señales incorrectas y sobre todo, sin ningún plan. Podrían no ser un desastre en términos productivos pero si humanos.

  • Hola Jesús, gracias por el post, sirve bien para ilustrar el pensamiento de muchos hace no tanto (incluso algunos a día de hoy) pero la verdad, no sé de donde sacas la moral para leerte más de 200 páginas de un tipo diciendo tonterías.

    Yo recuerdo a un profesor, que nos contaba como a principios de los 70 en España sus alumnos (en la facultad de economía) estaban entusiasmados con ideas parecidas a las del señor Fernández de Castro (como las granjas colectivas) y como cuando el les intentaba explicar los inconvenientes de éstas la reacción era desmedidamente negativa. Por supuesto no se si este ejemplo reflejaba bien la juventud española o europea (también recuerdo leer sobre Mayo del 68 y la popularidad que tenía el Maoísmo) pero la verdad es que si lo comparamos con nuestra sociedad actual creo que podemos decir que hemos mejorado muchísimo, a pesar de algunas ideas tontas que se popularizan en movimientos como el 15M, no nos podemos quejar tanto. Es más, si cruzamos el charco creo que le ha ido peor a la derecha, con el Tea Party y similares diciendo absolutas burradas.

  • Creo que es una cuestión de difícil solución pues descansa en buena parte en la consideración de si los grupos tienen derechos distintos de los miembros que los forman.
    Esta es una cuestión subjetiva, de raíces ideológicas y continua, con lo que los resultados que se pueden derivar son infinitos al igual que el número de puntos de partida o criterios iniciales.
    Como para escoger el mejor punto de partida hace falta resolver el problema previamente y escoger una función objetivo éste se vuelve intratable. Quizás en el futuro, si la neuroeconomía se desarrolla lo suficiente, sea posible construir algo realmente sólido a partir de funciones de utilidad cardinales. Con todo, siempre habrá que establecer algún apriorismo, como el de que todos los hombres son iguales.
    De momento, y como desde el principio de los tiempos, el criterio para escoger el punto de partida lo establecen los grupos que detentan el poder.

  • Dentro de mi campo profesional, el asesoramiento financiero, puedo comprobar que las personas "se equivocan". Esto no me lleva a pensar que un agente planificador sería capaz de decidir mejor la gestión del ahorro de las personas. Creo firmemente que ésa, como todas, es una decisión que cada individuo debe tomar de forma personalizada de acuerdo a sus preferencias, características y situación personal. Sólo que para ello necesita el apoyo de un profesional (jeje....yo mismo) capaz de conectar con las necesidades y preferencias del cliente y adaptarlas a un análisis financiero racional de las alternativas de inversión. Desgraciadamente existe un conflicto masivo de interses entre la industria financiera (bancos) y los inversores que hace que en la práctica no sólo no se atenúan las equivocaciones de los inversores sino que se amplifican. Crear los incentivos para que los intereses de los asesores se alineen con los de los inversores, sin embargo, no está resultando tan sencillo pues tampoco se puede obligar a nadie a que contrate los servicios de un asesor independiente cuando los bancos le ofrecen en teoría ese mismo servicio "gratis". Si al menos entendieran que "nada es gratis"....

  • Estupenda entrada Don Jesús, ¿Ya se sabe el dicho: "De los padres de la patria, libranos señor"?. Lo triste es que todavía nos quedé tanto por aprender sobre que el ejercicio de la libertad individual es una buena manera para que la sociedad se desarrolle de manera satisfactoria para todos nosotros y muchos estemos aún esperando que algún iluminado nos lidere y nos dirija hacia la puerta de salida de este valle de miseria. Milenios llevamos con este tema y aún no comprendemos que las pirámides fueron una cagada económica y social de primer orden.

  • Hola Jesús,

    El penúltimo párrafo, al que también hacen mención los primeros comentarios, es definitivamente de un gran interés.

    Recientemente, en una conferencia sobre su último libro, Daniel Kahneman mencionaba lo importante que es reconocer nuestras limitaciones en la toma de decisiones (algunas de gran relevancia, como decidir la cuantía de un préstamo). En consecuencia, sugería que los gobiernos podrían tomar un papel de "protector" del pueblo, dadas las numerosas limitaciones humanas, ante la presencia de "depredadores" (que en el caso del ejemplo del préstamo podría ser un banco). Sin embargo, como bien mencionas en el penúltimo párrafo ("caja de truenos metodológicos y empíricos"), también reconocía el lado polémico y controvertido de este asunto: ¿hasta qué punto, en qué condiciones y en qué situaciones, puede o debe intervenir un gobierno?

    Les sigo frecuentemente (me parece que hacen un trabajo magnífico) y creo que un post sobre este tema, sobre esa "caja de truenos", y aunque aún nos encontremos en una fase temprana de comprensión, sería sin duda muy interesante.

    Un saludo.

  • Creo que una de las dos críticas posibles al sistema es si los incentivos funcionan para decisiones a largo plazo, es decir, si es posible introducir un sistema de incentivos para decisiones a largo.
    (Recuerdo un programa de monólogos de humor en que un joven se empezaba a preocupar por el agotamiento del petróleo, y preguntaba que para cuándo se preveia el tema. Al responderle que unos 50 años, su respuesta fué : bah, pensaba que debia preocuparme, así ningún problema).
    La otra serian las externalidades.

  • Una pequeña precisión: donde dice "uno de los impulsores durante los años de la dictadura del FLP " supongo que quiere decir "uno de los impulsores del FLP durante los años de la dictadura".

  • Andres

    Si, claro, tienes razon. Eso es lo que tiene escribir en castellano con la gran libertad que nos da en colocar las palabras donde queramos, que da lugar a ambiguedades.

  • Hola a todos

    Solo para que quede claro: el tema de bienestar al que me referia NO es el problema clasico de fallos de mercado (por ejemplo, una externalidad o un problema de informacion asimetrica que son casos que se han mencionado). Tenemos una caja de herramientas afinada para pensar en esos problemas (otra cosa es que luego la politica economica nos haga caso o no).

    El problema al que me refiero se puede ilustrar con este caso. Imaginemonos que a mi me gusta mas el helado de fresa que el de vainilla. Los dos helados tienen el mismo coste (precio a nivel individual, generan la misma contaminacion al ser producidos, todo lo que se le pueda a uno ocurrir aqui) y tienen el mismo valor nutricional. La unica diferencia, a todos, absolutamente todos los efectos, es que me gusta mas el helado de fresa.

    Vale, imaginemonos igualmente, que en la heladeria a la que voy, suelen poner el helado de fresa en una esquina del stand donde estan todos los helados y, como soy despitado, no lo suelo ver, creo que no hay helado de fresa (o se me olvida) y pido helado de vainilla.

    Deberia el gobierno hacer algo para recordarme que lo me gusta de verdad es el helado de fresa? Deberia el gobierno, por ejemplo, regular como se colocan los sabores de los helados? Deberia el gobierno imponer un impuesto sobre el helado de vainilla para inducirme a acordarme que lo me gusta de verdad es el helado de fresa?

  • Respecto al "consumismo", en 1964, si no me equivoco, se publicó El hombre unidimensional de Marcuse. Seguramente es el epítome de ese cúmulo de desconfianzas que comparte Fernández de Castro (en España tenemos magníficos antecedentes de todo; pero no rematamos la faena). El calificativo de elitista repelente se me ocurría una y otra vez cuando pasaba las páginas de la obra de Marcuse.
    Respecto a la cuestión económica, Fernández de Castro seguramente seguía a Marx (y Engels) en la segunda parte del Manifiesto comunista. Allí se señala que para llegar a la dictadura del proletariado, previa a la sociedad comunista, hay que destruir la propiedad burguesa, lo cual supone "la adopción de medidas que desde el punto de vista económico parecerán insuficientes e insostenibles [???!!], pero que en el curso del movimiento se sobrepasarán a sí mismas [¿?--bueno, vale..., lenguaje hegeliano] y serán indispensables como medio para transformar radicalmente todo el modo de producción." (La primera parte es notablemente mejor, incluso de lectura imprescindible.)
    En cuanto a los sesgos de comportamiento, una posibilidad es cambiar el comportamiento. Los filósofos especialistas en ética lo llaman promover las virtudes (¿Sandel vs. Rawls?)

  • "las sociedades tienen problemas fundamentales de agregación de preferencias" ¿Nos lo explica a los del 15M y a los demás?

  • Shimizee

    He puesto dos links en el texto principal que intentaban explicar eso. El resultado mas importante es

    http://en.wikipedia.org/wiki/Arrows_impossibility_theorem

    que basicamente dice que cuando hay tres opciones o mas NINGUN sistema de votacion genera resultados aceptables en situaciones generales.

    El segundo resultado es

    http://en.wikipedia.org/wiki/Gibbard%E2%80%93Satterthwaite_theorem

    que dice TODOS los sistemas de votacion son manipulables cuando hay 3 candidatos o mas.

    Lo siento mucho pero estos dos resultados son TEOREMAS, no opiniones. TODA sociedad (o grupo social) tiene problemas esenciales de agregacion de preferencias

  • La cuestión puede estar en si has sido tú el que ha pedido al gobierno que te lo recuerde y en el coste de esa política.
    Puede ser bueno que el estado establezca medios para que un enfermo de Alzheimer recuerde donde vive, pero puede que no tanto si actúa para modificar tus preferencias. En el ejemplo que propones esconder, por ejemplo, el estado puede esconder todos los otros helados hasta conseguir que olvides que existen otros sabores. En ese momento se aseguraría que el individuo consigue la maximización de su utilidad pues éste obtiene efectivamente lo que quiere.
    Mucho de esto hay en ciertas políticas educativas y lingüísticas.
    Sin embargo, creo que no es posible hacer una valoración absoluta. ¿Por qué han de ser mejores, y por tanto preservadas, los valores iniciales que los inculcados, si los primeros también lo fueron en su momento? ¿Es éticamente superior la aleatoriedad que la acción estatal, por ejemplo?

  • Espero que no le moleste recibir comentarios de alguien completamente ajeno a las teorías económicas.

    "El ser humano es un ente complejo producto de la selección: somos a la vez egoístas y altruistas en un complejo e inestable equilibrio"
    Con esta frase usted pretendía destacar que el ser humano tiene un fuerte componente egoísta, pero esa hoja tiene dos filos.

    "El único posible contra-argumento para no dejar que la gente escoja por si misma es que los agentes se equivoquen de manera sistemática y que cierta intervención pública puede mejorar el bienestar de todos"

    Asumo que cuando un economista ortodoxo habla de "equivocarse" se refiere a tomar decisiones que perjudican personalmente al agente o, al menos, que no le proporcionan el máximo beneficio.

    Curiosamente, la primera frase es una evidencia que raramente se le escucha a un economista, tal vez por su obviedad para cualquiera que no sea un sectario, mientras que el modelo de ser humano unidimensional que subyace en la segunda parece que necesita ser sistemáticamente defendido. Pero bueno, esto es sólo la percepción de un lego.

    Por otra parte, me sumo a los que le piden que hable sobre incentivos y estrategias a largo plazo, aunque sólo sea para explicar lo poco o nada que sabemos, o si es tan amable de citar algunas referencias para aprender algo al respecto.

  • ¿Cuando los alumnos esos querían granjas colectivas, no estaban expresando sus preferencias?

  • Esceptico:

    " la primera frase es una evidencia que raramente se le escucha a un economista, "

    Eso no creo que sea verdad. No confundas lo que decimos los economistas con lo que dicen los libros vulgares o los periodicos que decimos los economistas. La economia moderna parte de que los agentes maximizan sus preferencias individuales, pero estas no tienen que ser necesariamente egoistas. Mi preferencia puede ser, por ejemplo, ayudar a los pobres del mundo.

    Lo que los economistas nos preguntamos es, por ejemplo: si sube el coste relativo de ayudar a mi hermano con sus estudios, que hare? Pues lo mismo le ayudare menos con sus estudios y le echare una mano limpiando la cocina. Hay un cambio de precios relativos que implica un cambio de comportamiento. En ambos casos, en todo caso, hay una motivacion altruista en las preferencias personales.

    El "equivocarse" pues se refiere unicamente a no maximizar correctamente estas preferencias, aunque sean altruistas. En mi ejemplo antes del helado, piensa que el helado en vez de comparmelo para mi es para regalarselo a mi amigo y se me ha olvidado que lo que mi amigo prefiere es el helado de fresa. Debe el estado regular los helados para que a mi no se me olvide el sabor que le gusta a mis amigos cuando les regalo un helado?

    Si, un dia escribire sobre estrategias a largo plazo. Genera todo un conjunto de temas que son importantes entender y que dan para escribir libros enteros. Este es el mejor libro

    http://www.amazon.com/Repeated-Games-Reputations-Long-Run-Relationships/dp/0195300793/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1323877454&sr=8-1

    pero es muy tecnico.

  • Jesús, el ejemplo del helado está muy bien y plantea una cuestión muy interesante. Pero parece un caso de algo que no es habitual (lo normal es buscar el helado de fresa, o preguntar si tienen). Podrías poner algún ejemplo o citar algún estudio en el que haya evidencia de que los agentes toman decisiones ´equivocadas´ en el sentido del ejemplo del helado? Gracias.

  • Miguel

    El mejor ejemplo de la vida real es la cantidad de turistas americanos que son atropellados todos los años en Londres por mirar en la direccion incorrecta antes de cruzar la calle (yo, cuando voy al RU, siempre me equivoco muchas veces incluso dadas las señales en el suelo en muchas calles para que mires en la direccion correcta). No creo que nadie tenga preferencias por "ser atropellado".

    De manera mas sistematica, hay varios estudios de gente tomando decisiones incorrectas en sus planes de telefono o en sus planes de pensiones que te ofrecen las empresas: seleccionan planes que son peores para sus intereses en todas las dimensiones (incluso dado el esfuerzo de muchas empresas en EEUU de que cojan el plan de pensiones bueno por aquello de "corporate responsability" y todo eso).

    En el caso de cruzar la calle, hay una intervencion estatal a la que creo que casi nadie se opondria: poner una señal que diga "mira para el lado correcto". Pero, y con los planes de telefono o de pensiones? Limitamos la libertad de las personas?

    Ahora Penn, mi universidad, limita lo que puedes hacer con tu plan de pensiones mas que en el pasado (en parte influida por estas preocupaciones de "behavioral") y a un compañero mio le han fastidiado porque no le han dejado invertir en algo que tenia sentido (ex ante y ex post) porque un burocrata de decanato penso que no estaba permitido.

    Es un tema lleno de minas, como decia antes

  • Jesús:

    "Es un tema lleno de minas......"
    Seguramente no es tarea de la economía decir qué fines queremos conseguir, qué tipo de sociedad queremos, aunque sí lo es decirnos cuáles son los límites de la realidad (Arrow, etc.) y qué medios tenemos para conseguir dichos fines. Aquí las minas serán, digamos técnicas.

    Lo otro cae del lado de la teoría política, de la ética. Que la libertad de las personas tiene que estar limitada en alguna medida, no creo que pueda ponerse en duda. Pero si valoramos la libertad debemos tener claro que precio debemos pagar (nada es gratis) pero también qué significa esa libertad exactamente. Y aquí, creo yo, las minas son de otra naturaleza, dependen de qué idea de sociedad tengamos.

    Podemos pensar que el Estado sólo debe velar por la no intromisión en los derechos fundamentales, en las libertades. Pero también podemos pensar que si no hay una cierta regulación más allá, en lo económico, pongamos por caso, entonces no habrá justicia. Por ejemplo, no es lo mismo pretender que caminemos hacia una cierta igualdad económica de todos, que pretender que hay que limitarse a dotar a todos de un colchón mínimo (con la subsiguiente discusión de cuál es ese mínimo).

  • Jesús, ¿estás pensando en que los agentes disponen de toda la información necesaria, pero que la procesan sistemáticamente de forma incorrecta?

  • Quiero felicitar a Jesús F-V por el gesto de traer un recuerdo de aquella generación.

    Fui alumno (Derecho Civil) de JR Recalde, compañero de Fdz de Castro en aquel movimiento de los "felipes". Tengo muy buen recuerdo de él y sigo comprando libros en la librería de su esposa Mª Teresa Castells, Lagun. Ignacio Latierro lleva la librería desde siempre y es todo un símbolo.
    Personalmente esto es casi todo lo que comparto con ellos desde la perspectiva ideológica: su compromiso con la libertad personal y el respeto por la ajena. Este ejemplo que nos debe servir de referente moral es el recuerdo que guardo del profesor Recalde.
    No es gratis, este ejemplo de vida tiene precio y debiéramos reflexionar sobre ello porque este hombre llegó a clase roto físicamente tras estar en la cárcel hace 45 años y hoy sigue roto de un balazo en la mandíbula propinado por el brazo armado del fascismo etarra que ahora impera.
    Me consta que lo han hecho a pesar del miedo. Miedo entonces, al final del franquismo, y miedo hoy que aún siguen las amenazas y pintadas del odio y la intolerancia.

    El silencio suele ser cobarde y siempre lo aprovechan en nuestra contra y en esto la mayoría volamos a ras del barro mientras gente como Recalde y su familia plantan cara.

    Un buen gesto de Jesús.
    Saludos

  • Todo es del color de los cristales con los que se mira. Recuerdo a los trostkistas y maoístas que conocí en mi juventud (mientras yo leía "Selecciones del Reader´s Digest") y ahora me entra la nostalgia.
    Me resulta tan difícil acercarme a un personaje sin conocer su historia como a una teoría sin conocer su circunstancia.
    En el ambiente de los años 60 y 70 la única opción intelectual para muchos era el marxismo, cada día les comprendo más. Es interesante por ejemplo el caso de Jiménez Losantos:

    http://www.liberalismo.org/articulo/289/244/vida/lucha/politica/

  • @JFV. Varias preguntas, si nos guiamos por precios que sistemáticamente dan señales erróneas llevándonos a tomar sistemáticamente malas decisiones ¿No es bastante parecido (en lo malo) el resultado que da el mercado en ese caso al de una masa de 70K anarquistas (de los 2M del 15M no todos son anarquistas) que tienen fe ciega en las asambleas agregando de forma repetida mal las preferencias? El primero está cargado de movimiento pero múltiples externalidades negativas, el segundo se autofagocita por inmovilidad. ¿Qué haces para corregirlo? ¿Sustituyes por una súper planificación 2.0 que tire de internet explotando las virtudes del entorno bidireccional actual asumiendo que, sin ser perfecto por los límites de los resultados técnicos de Arrow y Satterthwaite, se podrían llegar a aproximar bien las preferencias del conjunto? ¿Algún paper que vaya por aquí? ¿Hasta qué punto un súper organismo dedicado a poner en práctica la search&matching theory desarrollada hasta la fecha puede ayudar a contrarrestar el problema de la agregación de preferencias manteniendo esa libertad de la que hablas? ¿Piensas que es mejor quedarnos como estamos y tratar de mejorar el mecanismo de mercado global rellenando los vacíos con aproximaciones de mercados tipo lo que se hace con el CO2?

  • Jesus,

    Con respecto a lo de los planes de telefono, tambien hay estudios donde se aborda la situacion contraria. A las empresas de telefonia les interesa que te equivoques al escoger tu plan. No solo no hay un esfuerzo de la compañia porque aciertes, sino que extrae mayores beneficios si te equivocas. En tu opinión, ¿deberia el regulador entrar a escena?

  • Pablo

    Si, tienes razon. De hecho, una vez que puse el comentario con el ejemplo de los planes de telefono me di cuenta que era menos claro de lo deseable.

    Creo que un mejor ejemplo es el de los planes de pensiones que te ofrece mi universidad. La universidad no gana ni pierde nada porque tu te apuntes al plan A o B (la contribucion suya es la misma) y, en principio, creo que las personas que trabajan en RRHH de Penn son buena gente: quieren lo mejor para el empleado (como he dicho antes, les cuesta lo mismo lo peor que lo mejor y a menos que uno sea un psicopata, lo que los demas sufran no le da a uno mucha satisfaccion). Lo que vemos es, a pesar de los esfuerzos de la universidad, mucha gente selecciona planes horribles para ellos.

    Cual es la respuesta a esto? Debe Penn decir, "pues mira, como eres muy bruto, te voy a apuntar en el plan A quieras o no quieras" o debe Penn decir "pues, te insisto que la verdad es que el plan B es muy malo para ti pero si te empeñas te pongo en el B" o simplemente "haz lo quieras"?

    Sinceramente, no lo se. Estoy todavia pensando cual es mi actitud hacia ello.....

  • En mi opinión, la parte más "challenging" de toda esta historia tiene que ver con la inconsistencia temporal de la gente. La gente, por ejemplo, elige cosas ex ante que son distintas que lo haría periodo a periodo: hay evidencia experimental, por ejemplo, de que si yo elijo mi dieta para todo un mes, típicamente elegiré una dieta más variada que si elijo todos los días lo que voy a comer. (obviamente, se podría argumentar que la gente es suficientemente racional como para elegir su "modo de decisión"). También está relativamente bien establecido que la gente tiene a subahorrar. en estos casos, parece que tiene sentido tomarse a los individuos no como funciones de utilidad recursivas, sino como sucesiones de "yoes" que pueden "explotarse" los unos a los otros.

    De forma más general, el problema filosófico de fondo tiene que ver con dónde marcamos la línea en la que un individuo está en condiciones de decidir por sí mismo. En nuestra sociedad tendemos a pensar que hay un punto entre los 18 y los 21 dónde hay un salto discreto (nadie argumenta que un crío de 3 años sabe lo que quiere). Es probablemente una buena regla legal, pero es obvio que no es una ley exacta y que si hay una forma de decir por qué las elecciones de un niño son menos responsables que las de un adolescente, también se puede establecer comparaciones entre adultos.

  • Bueno, y luego está el tema de los "merit goods", como los museos, la alta cultura, etc.

    En realidad, lo que quería decir en el comentario anterior es que si algo nos enseñan los libertarios (Anarchy, State and Utopia está literalmente lleno de ejemplo divertidísimos de esto) es que tomarse demasiado en serio la sacralidad de la libertad individual lleva a situaciones profundamente contraintuitivas -es decir, absurdas- y que, en el fondo, todos entendemos que deben existir límites al valor que otorgamos a las preferencias individuales declaradas: la gente entiende que se deben subvencionar los museos, obligar a la gente a llevar casco en la moto, a reservar una parte de su renta para la jubilación, etc.

    Otro problema con nuestra economía del Bienestar y el respeto sin restricciones de la preferencias individuales es que, en la realidad, éstas tienden a ser endógenas, adaptativas o "aprendidas" (hay ejemplos a punta pala, está lo de la zorra y las uvas, lo del "contented slave"...). Sugerir que las preferencias que hay son las buenas "porque sí", cuando otras podrían ser posibles es algo absurdo. Esto es, un buen sistema normativo debería darnos algún criterio que nos permita elegir entre diseños institutionales que generen distintas distribuciones de preferencias individuales. Pero bueno, todavía no somos capaces de modelizar la endogeneización de preferencias demasiado bien, así que no es para meterse a hacer filosofía...

  • Cualquier intento de limitar mis posibilidades de elección política lo considero una agresión directa contra mis concepciones acerca de la organización social y económica de un territorio. Desde luego estas opciones nunca se reducirán a dos grupos de packs más o menos absurdos como suele ser habitual, y ningún teorema me va aportar ningún argumento válido para reconsiderar mi posición, que es de principio, no de opinión.

    Por otro lado hay actuaciones de intervención que considero perfectamente válidas como ésta.:

    "In New York, childhood obesity is ... declining?."

    "...
    At least some of the explanation for the decline looks to be specific to New York City, notes the report from the Centers for Disease Control and Prevention. The Big Apple has a particularly aggressive approach to public health, using strategies such as offering financial incentives and banning the use of food stamps for soda to encourage New Yorkers to make healthy choices.

    Perhaps more important, the city has implemented some basic reforms to fight childhood obesity that we know work: New policies require schools to provide more nutritious meals to students and to increase kids’ physical activity and cut down the time they spend sitting in front of computer screens."

    http://www.washingtonpost.com/blogs/ezra-klein/post/in-new-york-childhood-obesity-is--declining/2011/12/15/gIQA9jqYwO_blog.html?wprss=ezra-klein

  • Cives

    Lo del casco en la moto o la pension lo veo mas justificado por un problema de inconsistencia dinamica del estado: si te caes de la moto y te abres la cabeza, ningun estado moderno va a decir "ahi te quedas". Para evitar que esto ocurra y que el motorista se aproveche de tu falta de compromiso, le obligas al casco. Es el mismo argumento que porque hay que regular "too big to fail".

    Ademas ir en la moto sin casco no es obvio que sea una equivocacion: disfrutas mas del paseo a cambio de una mayor probabilidad de accidente. Depende de tus preferencias y de la aversion al riesgo.

    Lo de los museos tambien se puede justificar apelando a algun tipo de eleccion intertemporal (el estado interioriza el bienestar de generaciones venideras mientras los individuos no....)

    Creo que las situaciones de puras equivocaciones (el helado de fresa/vainilla) abren problemas que no se dan en esos otros bienes que mencionas.

  • "estado interioriza el bienestar de generaciones venideras mientras los individuos no….)"

    Si funcionamos con una FBS que incluye la utilidad de los no-nacidos y endogeneizamos la demografía, podemos llegar a conclusiones muy graciosas ... 😛

  • En el caso del casco de la moto ¿la inconsistencia dinámica es del estado o del motorista?
    Me parece muy oportuna la referencia que hace José Jarauta a las “Selecciones del Reader´s Digest”, que también leía mucha gente por aquel entonces, con sus chistes de rusos tontos y sus teorías de conspiraciones bolcheviques internacionales. La última vez que las ví, estaban en el desván de casa junto con los fascículos del Mensajero de San Antonio, acumulando polvo.
    Me parece que bastante de las cosas sobre las libertad y sobre las sagradas preferencias individuales que decís, envejecerán aún más rápido que los textos de Fernández de Castro que aquí se citan. Pero esto es una modestísima opinión y no tengo ningún teorema que lanzaros.

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