Democracia y crecimiento económico volátil

De David Cuberes

El reciente movimiento social originado en Túnez hace unas semanas y el consiguiente contagio a otros países del norte de África como Egipto, Argelia, Marruecos (y más lejanos, como Yemen) tiene, aparte de las obvias implicaciones políticas, una gran relevancia para la economía de estos países.

A principios de los años noventa, Robert Barro de la Harvard University escribió un influyente artículo en el que estudiaba los principales determinantes del crecimiento económico de un país durante el período 1960-1985. Su estrategia consistía en tratar de explicar el crecimiento medio del producto interior bruto (PIB) de un país (en términos per cápita) utilizando diferentes variables socioeconómicas de este país: el nivel inicial de PIB per cápita, la tasa de ahorro e inversión, el nivel de educación, el nivel de gasto público, el grado de apertura al comercio exterior y la calidad de las instituciones, entre otras. Una crítica a este ejercicio es que el número de variables explicativas que podrían incluirse es enorme (se han encontrado hasta 50 variables que se correlacionan significativamente con la tasa de crecimiento de un país). La inclusión de estas variables no sería un problema en principio a no ser porqué el efecto de muchos de estos factores cambia dependiendo de qué variables se incorporan en el modelo (ésta es la llamada crítica de Levine y Renelt). En trabajos más recientes se han usado técnicas que permiten distinguir los factores que “sobreviven” a diferentes especificaciones (ver por ejemplo el trabajo de Xavier Sala-i-Martín, Gernot Doppelhoffer y Ronald Miller). Una de las variables que no tiene un claro efecto – ni  positivo ni negativo – sobre el crecimiento económico es el nivel de democracia de un país. En concreto, Robert Barro y Xavier Sala-i-Martín encuentran que los procesos de democratización estimulan el crecimiento económico en países que no son muy democráticos, pero lo reducen en países que ya han adquirido un cierto nivel de democracia. Otros estudios confirman que el efecto de la democracia en el crecimiento económico es, en general, ambiguo (ver por ejemplo, el reciente trabajo de Torsten Persson y Guido Tabellini).

Una segunda crítica a este tipo de análisis es que, al usar como variable dependiente la media del crecimiento del PIB durante un periodo dado de tiempo, se pierde una gran cantidad de información relevante. El siguiente gráfico ilustra perfectamente este problema. En él se muestra la evolución del PIB per cápita de Ghana -relativo a Estados Unidos- durante el período 1960-2000 (puesto que Estados Unidos creció durante este periodo a una tasa más o menos constante alrededor del 2%, el gráfico sin dividir por el PIB de Estados Unidos es cualitativamente muy similar. La ventaja de mostrarlo en términos relativos a este país es que esto permite “aislar” cambios que afectan a un país de forma individual y no por el efecto contagio de la economía más rica del mundo).

A pesar de que la economía de Ghana experimentó un espectacular crecimiento desde 1965 hasta alrededor de 1970, el desastre económico que siguió a este “milagro” hace que el crecimiento medio durante este intervalo de tiempo sea claramente negativo. Sin embargo, puede ser muy interesante entender porqué Ghana tuvo un patrón de crecimiento tan errático durante estos cuarenta años.

Recientemente, varios estudios han tratado de resolver este problema identificando cambios estructurales en el nivel del PIB per cápita de un país. El siguiente gráfico muestra el PIB per cápita de Argentina relativo a Estados Unidos durante el periodo 1950-2000. La estimación (para más detalles ver el trabajo de Cuberes y Jerzmanowski) indica que Argentina experimentó tres regímenes de crecimiento económico durante estos años: el primero (1950-1979) consistió en un periodo de estancamiento económico, con crecimiento prácticamente nulo. A este estancamiento le siguió el desastre económico del periodo 1980-1991. Curiosamente, este declive tuvo lugar en una época de grandes turbulencias políticas en Argentina. Finalmente, la economía argentina mejoró levemente pero siguió sufriendo un crecimiento negativo hasta el año 2000.

En nuestro trabajo mostramos que lo ocurrido en Argentina es en realidad habitual en países con bajo nivel de democracia. En concreto, estudiando la evolución del PIB per cápita en un gran número de países durante el período 1950-2000 observamos que los las economías menos democráticas tienen una mayor propensión a experimentar abruptos aumentos y caídas en esta variable (para medir el nivel de democracia de un país usamos un índice de la base de datos Polity IV que toma valores entre -10 (menos democrático) y 10 (más democrático) ponderando diversas variables. En otras palabras, los países menos democráticos tienen un crecimiento económico más volátil. Esto sugiere que, aunque no está claro que la democracia aumente el crecimiento económico, sí hace que éste tenga una mucha menor volatilidad. El siguiente gráfico muestra algunos ejemplos de países con bajos nivel de democracia que han sufrido gran volatilidad en sus tasas de crecimiento.

Los estudios de business cycles (ciclos de negocios) han encontrado también que mayores niveles de democracia están típicamente asociados a menor volatilidad. Sin embargo, una diferencia crucial es que en nuestro trabajo hablamos de cambios en la tendencia del PIB (es decir cambios a largo plazo), mientras que la literatura de business cycles estudia cambios alrededor de la tendencia del PIB (es decir cambios a corto plazo). Aunque los dos tipos de volatilidad son interesantes, en esta entrada quiero centrarme en el patrón de crecimiento económico que cabe esperar en las próximas décadas en Túnez y el resto de países que están experimentando movimientos prodemocráticos.

¿Por qué los países menos democráticos se ven afectados por un crecimiento más volátil? Al fin y al cabo, es fácil pensar en motivos por los cuales estas economías sufren desastres como el de Ghana después de 1970 o Argentina en 1981. Por ejemplo, es de esperar que en un régimen dictatorial el descontento de las masas sociales aumente la probabilidad de una revolución y por lo tanto distorsione el sistema productivo de forma drástica (ver por ejemplo este trabajo de Dani Rodrik). Lo que es mucho menos obvio – pero cierto en los datos – es qué hace que las dictaduras también experimenten mayores milagros económicos.  La explicación que encontramos en nuestro trabajo es que los regímenes dictatoriales tienden a tener un sector productivo mucho menos diversificado que los países democráticos. En concreto, usando datos de industrias manufactureras, encontramos que el índice de Herfindahl – una medida habitual de concentración de actividad económica – es mayor en las dictaduras que en las democracias. Una posibilidad es que esta mayor concentración sea debida principalmente a que, como distintos estudios muestran, las dictaduras tienden a depender más de las materias primas. Sin embargo, nuestro resultado se mantiene aún cuando tenemos en cuenta si un país es miembro de la OPEC (organización de países exportadores de petróleo) y cuando controlamos por la volatilidad en el precio de las principales materias primas que exporta.

Nuestro modelo teórico es una versión modificada de un trabajo de Daron Acemoglu y Fabrizio Zilibotti. En este modelo los individuos usan sus ahorros para producir bienes de capital, que a su vez son usados para producir bienes de consumo. Existen dos tecnologías para llevar a cabo la transformación de ahorro a capital. La primera es una tecnología segura que da un bajo rendimiento con probabilidad uno, mientras que la segunda tecnología tiene un riesgo asociado pero, en caso de ser exitosa, produce un mayor rendimiento que la tecnología segura. Los inversores deciden cuánto invertir en el activo seguro y en el arriesgado así como el número de sectores arriesgados en los que se invierte. Una vez la inversión está hecha, la incertidumbre se resuelve y solamente uno de los sectores arriesgados tiene éxito. En este contexto, parece claro que la estrategia óptima es invertir en cuantos más sectores arriesgados sea posible, aumentando así la probabilidad de que uno de ellos sea productivo. Sin embargo, el modelo asume un coste fijo de invertir en sectores arriesgados. Este coste puede interpretarse como las licencias a pagar para abrir un negocio, el tiempo necesario para rellenar la documentación necesaria y que ésta sea aprobada, etc. El principal cambio que introducimos respecto al trabajo de Acemoglu y Zilibotti es que las democracias tienen un coste fijo de invertir en proyectos con riesgo menor al de las dictaduras. Este supuesto se justifica con diversos estudios que muestran que, efectivamente, los gastos burocráticos para iniciar un negocio son mucho mayores en países menos democráticos (ver por ejemplo el trabajo de Simeon Djankov, Rafael La Porta, Florencio López-De-Silanes y Andrei Shleifer). En este modelo lo que sucede es que los ciudadanos de las dictaduras invierten muchos recursos en unos pocos sectores arriesgados, mientras que en las democracias se invierten pequeñas cantidades en un gran número de sectores. Cuando la incertidumbre se resuelve, solo uno de los sectores resulta ser el afortunado, con lo cual las no-democracias reciben un rendimiento nulo de su inversión la mayor parte del tiempo (puesto que solo han invertido en unos pocos sectores). Sin embargo, en las raras ocasiones en las que los sectores abiertos por las no-democracias tienen éxito, el rendimiento de la inversión es muy alto, ya que la cantidad de recursos invertidos allí es muy elevada. En esta situación los países no democráticos experimentan ocasionales milagros económicos que van normalmente seguidos por espectaculares desastres (cuando sus sectores exitosos dejan de serlo) como encontramos en nuestro estudio empírico.

Nuestra evidencia empírica y modelo teórico sugieren que, en caso de que los procesos de democratización se completen, en las próximas décadas Túnez y el resto de países mencionados anteriormente deberían experimentar una mayor diversificación industrial y, en consecuencia, una menor volatilidad en su crecimiento económico. Esto es, en principio, algo deseable ya que aunque nuestro modelo sugiere que la volatilidad en crecimiento no es mala por sí misma (se producen desastres pero también milagros) en el largo plazo las economías menos menos diversificadas tengan un menor crecimiento ya que raramente su estrategia es premiada por el azar.

Hay 7 comentarios
  • Siempre hay excepciones, tanto a un lado como en otro.
    Hace tiempo que invertimos pequeñas sumas (muy grandes para nosotros) y creamos empresas en Senegal, un país muy demócrata -desde mi punto de vista, su población tiene más sentido demócrata que la española-, ello no es óbice para que sea uno de los países más pobres de África y uno de los más pobres del mundo.
    No existe riesgo aparente, no habrá ninguna revolución; sin embargo, el dinero desaparece, las empresas quiebran y nuestros esfuerzos para crear riqueza y que los senegaleses no deban huir de su país caen en saco roto.
    ¿Dónde se encuentra la diferencia?
    En la corrupción.
    A más corrupción, más pobreza y atraso y, por descontado, más gastos administrativos, si se les puede llamar así.

  • Pau, aunque en principio cabría esperar una correlación negativa entre democracia y corrupción, un reciente trabajo de Michael Rock (aún no publicado) parece que existe una relación de U entre democracia y corrupción. Aumentos de democracia en países muy poco democráticos disminuyen la corrupción, pero ésta parece aumentar de nuevo (según su estudio) a niveles medios de democracia pero bastante bajos en términos de PIB per cápita. De acuerdo con esta lógica, es posible que Senegal se encuentre en la parte creciente de este patrón: bastante alto nivel de democracia pero también alto nivel de corrupción. De todos modos, creo que existen pocos estudios que estudien esta relación en detalle. El título del trabajo al que me refiero es "Corruption and Democracy", DESA Working Paper 55.

  • Puestos a correlacionar, busquemos la correlación entre los calvos y el nivel económico (permítaseme el chascarrillo). Lo que quiero decir es que no todo es analizable con, unicamente, las herramientas de la econometría. La riqueza (economía) y el poder (política) están relacionados a nivel básico, son dos aspectos inseparables del comportamiento del primate humano, y ello deja rastros en la sociedad, me refiero a esa interferencia mútua. Tambien es cierto que más riqueza (medida en PIB) interfiere con el sistema de gobierno, y que este tambien lo hace en el PIB, pero sin entrar en detalles, porque las interferencias son muchas y en niveles dificilmente medibles. ¿Quizas nos olvidamos que democracia es solo un sistema de gobierno, o si se quiere, una forma de elegir líderes? Aunque sea el menos malo de los sistemas posibles.
    Las posibles correlaciones serían con la corrupción, como ya se ha dicho, o con la tendencia general del poder a la distribución o la producción de riqueza, según el nivel de democracia. Las disrupciones del crecimiento económico deberian responder a otras razones que a las relaciones de poder.
    Saludos.

  • Buen artículo, el tema es apasionante

    Por otro lado pienso que la causación expuesta es al contrario, los países estables económicamente y con alto nivel de riqueza se convierten (normalmente), por el poder creciente de sus clases medias (la burguesía) en países democráticos, pues es una clase media numerosa, históricamente, la que impulsa y da estabilidad al sistema democrático, y, en mi opinión particular, no ocurre a la inversa

    En el proceso histórico de los países occidentales, la llegada de los regímenes democráticos liberales, guardan una correlación con la amplitud (número) de la burguesía en esos países, por eso los países más pobres y con mayor desigualdad social, periféricos de este proceso secular, quedaron excluidos de ese movimiento, y sus intentos de implantación originan, en muchos casos, regímenes altamente inestables

    Loa países del Magreb, como Tunez, por su pasado colonial, han "bebido" de la fuente ideológica de la Ilustración y su cohorte de aspiraciones seductoras, pero el ejercicio de esas premisas, requieren un grado de desarrollo económico inherente, de unos valores "burgueses" en la sociedad, lo que normalmente ocurre en estos países es que a pesar del presunto cambio de "régimen", la oligarquía sigue controlando los resortes del poder, y tras la desaparición de los líderes revolucionarios idealistas iniciales (que siempre desaparecen por hastío), llegan las personalidades "maduras", "realistas", que conocen lo "importante" y que se adaptan perfecta y ávidamente a la corrupción previa del sistema, del que son ahora nuevos beneficiarios

    Sonará fuerte, pero en mi humilde opinión, los casos de Argentina y de España (algo más atenuado) son ejemplos de la misma dinámica antes expuesta

    Cambiar las inercias históricas del crecimiento económico de las sociedades. a largo plazo, implica un cambio radical de valores, de la cosmovisión, de la "cultura" en sentido amplio, lo cual, normalmente, es un proceso muy muy largo

  • DavidS y DFC. Estoy de acuerdo en que determinar la causalidad entre democracia y volatilidad economica no es fácil. Lo que hacemos en nuestro trabajo es analizar el nivel de democracia unos años antes de que se produzcan los cambios bruscos en la tendencia del PIB, con lo cual es díficil argumentar que estos cambios son los que determinan el nivel de democracia (Se podría argumentar que, si los ciudadanos preveen estos cambios en el PIB años antes de que aparezcan pueden iniciarse movimientos antidemocráticos, pero, en mi opinión, es poco creíble que estas drásticos cambios de tendencia del PIB puedan ser predecibles). Por otro lado (y esto va en referencia al comentario de DavidS) nuestra historia no es simplemente correlación. El argumento que defendemos en el modelo teórico y en los datos es que, puesto que las no-democracias imponen elevados costes de empezar nuevos negocios, éstas suelen estar caracterizadas por sectores productivos muy poco diversificados. En un contexto de incertidumbre, esta concentración productiva se traduce en una gran volatilidad en el crecimiento económico. No estamos diciendo que éste es el único mecanismo que relaciona democracia y volatilidad, sino un posible mecanismo que es claramente consistente con los datos.

  • A mi también se me hace muy cuesta arriba encontrar correlaciones intuitivas ente el grado de democracia (cómo se definiría esto) y los niveles de corrupción social (que también habría que graduar y definir)
    Bajo la denominación de democracia se refugia tanta diversidad y tanta dispersión o concentración de poder administrativo de decisión que no me resulta fácil imaginar cómo sería posible estudiar casi cualquier tipo de correlación.
    No sé ni conozco estudios al respecto y por eso he leído el artículo con interés.

    Tampoco se dónde se encuentra la frontera porque es notorio que muchas situaciones son creadas ex-profeso por los poderes públicos para que "haya alegría y buen rollo". O que cuando un gobierno se gasta fondos de la S. Social en comprarse votos y luego tiene que jubilarse la gente más tarde por falta de fondos también es corrupción pero legal y entonces no lo tenemos en cuenta.

    De lo que tengo bastante experiencia práctica es de ver corrupción en entornos públicos y, un poco menos, en el sector privado. Menos pero la suficiente para saber que es un recurso bastante habitual para conseguir contratos también entre compañías privadas.
    Cómo se produce, cómo y dónde se encuentra siempre, cómo aumenta, cómo disminuye y dónde es difícil encontrarla.

    Lo que he visto en directo es que la corrupción no es un rasgo cultural, es una condición que se adquiere de modo evolutivo y por contagio desde arriba y por “arriba” tolerada.
    Como nos enseña Homero en el Canto IX sólo se aprende del ejemplo de nuestros Antepasados Ilustres. La emulación de la conducta heróica es la clave del aprendizaje.

    Todos hemos visto que una sociedad honrada durante una época puede muy fácilmente convertirse en una sociedad muy corrupta. España y USA son dos ejemplos que hemos vivido. También Rusia es otro ejemplo sorprendente a la vista de todos.

    Supongo que lo contrario también puede darse pero la verdad es nunca he vivido el paso inverso: de sociedad corrupta a sociedad sana. Debe ser como la segunda de termodinámica. Hace falta un aporte traumático de energía para restablecer el orden.

    A seguir hay que tener en cuenta las culturas y las maneras de llevarlo a cabo. No son determinantes pero son importantes.
    No es lo mismo dar cien dólares tras saltarte un semáforo a la patrulla de federales en Insurgentes, Mexico DF, que tratar de hacerlo a una dotación de guardias civiles en el peaje de Adanero por ir a 150.
    Los agentes mexicanos lo entenderán como un amistoso reconocimiento a su labor y los de Segovia se van a mosquear cantidad.
    Hay una regla general: Si todos somos iguales y nadie tiene poder discrecional sobre nosotros la corrupción es baja. En caso contrario crece.
    Crece más rápido si no hay segregación de funciones (separación de poderes según Montesquieu) pero si es posible que la recompensa sea muy grande tampoco es garantía. Simplemente tienes que pagar a más gente.

    Lo peor de todo es cuando ves a gente que ha sido muy honrada caer en la cuenta de que han estado haciendo el tonto y, suddenly, deciden cambiar de comportamiento. Además es necesario tener en cuenta que durante el proceso de corrupción se establecen lazos afectivos muy hondos, una especie de complicidad (esa palabra que tanto gusta ahora a las chicas maduritas buscando novio “cómplice”) y que a veces no sabes si el dinero es lo que realmente se tuvo en cuenta en la contraprestación.
    Bueno, la cosa funciona así. Más o menos. Pero esto lo hemos vivido todos.

    Los más finos siempre fueron los brasileños que han institucionalizado la figura del “despachante”. Él se ocupa de todo. “Ci penso Io”, que diría Viottorio Gassman.
    Es muy democrático porque garantiza la igualdad de oportunidades de acceso. Una especie de esquema de redistribución de rentas y participación en beneficios. Es seguro y es muy amistoso. Friendly.
    La gente no somos malos por naturaleza. Nuestras circunstancias sí pueden serlo.

    Saludos

  • David Cuberes,
    Gracias por la contestación
    Respecto a la manera inestable del comportamiento económico de los países no democráticos o con democracias débiles, en mi opinión, como he argumentado anteriormente, le inexistencia de una clase media fuerte, hace que los actores que realizan las inversiones, que "mueven" la economía son básicamente pocos jugadores oligárquicos y oligopólicos, lo cual hace que, efectivamente, los sectores a los que dirigen su actividad son en muchos casos insostenibles, especulativos o basados en la explotación de materias primas sujetos a ciclos de fuertes subidas y retrocesos

    En los países con una sólida clase media, entendida esta como "burguesía" de pequeños y medianos empresarios y emprendedores (en este sentido considero a los funcionarios y empleados públicos más un proletariado del estado, sea cual sea el nivel de ingresos que clase media, ya que no desarrollan negocios), los cuales introducen una amplia variedad en la inversión, en la asignación de recursos y en la generación de riqueza, por lo que, efectivamente, como dice vuestro argumento, el riesgo se diversifica, por que no existe el monocultivo de un sector oligárquico de los negocios, donde, ante las vacas flacas, se hunde todo el conjunto

    Ese, en mi opinión, es el ejemplo de España, donde hay una oligarquía financiera perfectamente sincronizada con el poder político corrupto, y ambos han explotado el monocultivo del sector inmobiliario hasta el extremo, originando una inestabilidad económica catastrófica. Otros países como Francia o Alemania, con una extensa burguesía emprendedora tradicionalmente fuerte, no se han visto arrastradas a un abismo tan grande como el nuestro (sólo que a lo mejor nosotros acabamos arrastrándolos involuntariamente en nuestra caída), pues disponen de sectores productivos muy activos y diversificados, generadores de riqueza y empleo

    Respecto a la U de la corrupción de la que hablais, he dado mi explicación antes, pues como decía Vergniaud "la revolución, como Saturno, devora a sus hijos" , dicho por este girondino que fue guillotinado por Robespierre, el cual fue a su vez guillotinado por la reacción thermidoriana. Y es que los primeros líderes utópicos e idealistas dimiten o son pronto desplazados por los sedientos de poder, por aquellos que buscan lo de siempre, hacerse con el poder, fama y riquezas sea como sea y caiga quien caiga.

    Por eso, en España, a los primeros líderes del comienzo de la Transición, con un sustrato ético alto, los han sustituido los actuales políticos profesionales, sin ideología, sin principios de ningún tipo, que no saben hacer nada que no sea vivir de la política y que pueden vender a su propia "madre" (su ideología) con tal de seguir en la poltrona. Son éstos los que abiertamente se prestan a los trapicheo, al chalaneo, al trato con los que siempre han tenido, de hecho, el dinero y el poder, para rematar el negocio juntos, actuando como los cerdos del relato de Orwell "Rebelión en la granja"

    A la U de corrupción le sigue inevitablemente una U de desigualdad económica, por que el objetivo de una es la otra, y todo este proceso puede verse en los estudios sobre desigualdad de Piketti-Saez y la tendencia particularmente preocupante que presenta el caso de España

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