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Continuamos hoy anunciando cambios en las políticas del blog. Hoy nos toca dar la despedida a Juan de Mercado. En muchas grandes entradas, Juan de Mercado nos ha enseñado y divertido (como en su más reciente colaboración). Pero hemos decidido que era mejor cambiar de pseudónimo. Juan de Mercado eran distintas personas y los rumores que corrían sobre su identidad eran algunas veces un poco atrevidos, otros simplemente descarriados. Así que borrón y cuenta nueva.
Pero si Juan de Mercado se nos va, nos llega Abraham Zacuto, el nuevo nombre con el que escribirán aquellas personas que por un motivo o por otro prefieren la discreción (y cuyo bonito retrato por Eulogia Merle aparece arriba a la izquierda)
Lo ideal, claro, sería que no tuviésemos que recurrir a estos nombres. Desafortunadamente en España no nos queda más remedio. En primer lugar porque a muchos les resulta imposible separar las opiniones oficiales de la institución de las opiniones de las personas que las componen. Cuando Luis, Tano y yo escribimos nuestro artículo más famoso (en google cuando pones “no queremos volver” es todavía la primera entrada que aparece) dio absolutamente igual que firmásemos como Upenn, LSE y Columbia. Inmediatamente se acusó a FEDEA de que estas fueran sus opiniones. En segundo lugar porque decir en España cosas como que los consejeros de la nueva CNMC carecían de la independencia o de la capacidad técnica necesaria (y en este año último ha quedado claro la mucha razón que teníamos) acarrea consecuencias que no tiene, por ejemplo, plagiar o mentir sobre tu C.V.
En vista de esta situación, los editores nos responsabilizaremos de publicar, de vez en cuando, artículos con este nombre de Abraham Zacuto (que insisto englobará a muchas personas) y de su contenido.
¿Y por qué Abraham Zacuto?
Primero, por ser un científico español que buscó con sus tablas astronómicas, la excelencia, la cuantificación y la evidencia empírica. Nosotros nos equivocaremos mucho. Como me explicaron una vez, el promedio de bateo de Joe DiMaggio (minuto 2.04) fue 0.325. En otras palabras, en la vida académica uno mete más la pata que acierta. Pero en NeG siempre intentamos emplear datos, números e intentar hacerlo lo mejor posible. Quedar los segundos no sirve para nada. Y para ignorar la lógica y los datos, ya hay gente de sobra.
Segundo, porque Abraham Zacuto, en lo que fue uno de los episodios más tristes de nuestra larga historia, tuvo que dejar España. Desconocemos lo que Zacuto pensó durante su nueva vida en Túnez pero apostaría a que a menudo suspiraba por Salamanca. Homenajear de esta manera su figura es nuestra pequeñísima aportación a la construcción de esa España que queremos todos en NeG, abierta, moderna, vibrante, rica en talentos y fortuna y en la que nadie sienta que no se puedan decir las cosas por miedo a un telefonazo de algún apprenti sorcier.
Tercero, porque después de los tristes sucesos de la semana pasada en Francia, merece más que nunca recordar lo mejor de la herencia Europea (ciencia, razón, diversidad) y como esta rica tradición quedo frustrada en Abraham Zacuto, que murió en un triste exilio. Entonces pasó. Hoy no debería pasar.