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¿Cómo se produjo la destrucción de empleo neta durante la Gran Recesión? Se destruyó más de lo que se creó, claro. ¿Pero por qué? ¿Porque aumentaron los despidos o porque disminuyeron las contrataciones?
¿Es cierto que la reforma laboral tuvo como consecuencia un nueva oleada de despidos y que estos se concentraron en los trabajadores de más antigüedad? Tendría cierta lógica al reducirse las indemnizaciones por despido y estar estas relacionadas con la antigüedad en la empresa.
¿Y, el inicio de la recuperación? ¿Se produjo también con menos despidos o con más contrataciones?
Contestar a estas preguntas resulta fundamental para el diseño de las políticas empleo, ya sea en forma de regulación o de políticas activas.
Continuamente, se crean y rompen relaciones laborales, porque las empresas se crean, crecen y desaparecen, porque se generan puestos de trabajo nuevos y amortizan otros antiguos, porque en algunos puestos se puede producir una rotación de trabajadores, que salen del paro o retornan al mismo, se mueven a otros empresa o abandonan la actividad laboral. En definitiva, la evolución intermensual o interanual del paro o del empleo en términos netos refleja multitud de movimientos laborales que hacen que el mercado de trabajo sea más o menos dinámico. En momentos de recesión y recuperación como el que estamos experimentando, estos movimientos se intensifican o ralentizan, y resulta necesario disponer de información sobre ellos para entender y anticipar la fase del ciclo en la que nos encontramos y qué políticas de empleo sería conveniente aplicar.
Este verano el Ministerio de Empleo y Seguridad Social nos hizo entrega de la Muestra Continua de Vidas Laborales (MCVL) correspondiente al año 2014. La lleva realizando desde el año 2004 y tiene un valor enorme para realizar todo tipo de investigaciones en Economía Laboral. En concreto, y de momento, es la única que nos permite realizar el análisis dinámico al que me acabo de referir.
Si enlazamos las muestras de los últimos diez años, podemos obtener, por ejemplo, información sobre cómo han evolucionado las celebraciones o reanudaciones de nuevas relaciones laborales (altas de emparejamientos entre trabajadores y empresas) y las rupturas o separaciones de relaciones laborales (bajas de emparejamientos). Hace unos cuatro años, escribí un par de entradas a medio camino de la Gran Recesión (1 y 2) en los que utilicé la misma metodología que aquí. Amplio el análisis aquí hasta diciembre del 2014, fijándome en exclusiva en las relaciones registradas en el Régimen General de la Seguridad Social (*). [También han podido leer previamente varias entradas que utilizan las MCVL enlazadas en numerosas ocasiones en NeG, la más reciente la es la de Nacho Conde, Marcel Jansen y Sergi Jiménez (3). Ambas entradas se "complementan"]
El variación neta de los emparejamientos
En Gráfico 1 muestra la evolución de la tasa de variación interanual del número de emparejamientos en el período transcurrido entre enero de 2005 y diciembre de 2014. El Gráfico ilustra claramente la destrucción de relaciones laborales tan intensa que se produjo a lo largo de la recesión. Hubo dos períodos de destrucción muy intensa en el primer trimestre de 2009 y a lo largo del 2012 y parte del 2013, con destrucciones netas máximas del 9% y del 6%, respectivamente. El inicio de la recuperación, con crecimientos interanuales positivos del número de emparejamientos se observó desde el mes de enero del 2014, después de 68 meses consecutivos de variaciones interanuales negativas.
Además, se distinguen entre contratos temporales y contratos indefinidos. Así, mientras que la recesión supuso un mayor destrucción neta de emparejamientos con contrato temporal, la recuperación se inició primero con un aumento neto de estos tipos de emparejamientos desde septiembre de 2013, para luego ser completada por el crecimiento neto de emparejamientos con contrato indefinido desde agosto de 2014.
Un problema de menor creación más que de mayor destrucción
Pero para entender del Gráfico 1 en toda su magnitud, es necesario entrar algo más en detalle, empezando por analizar las tasas de alta y baja. Además, los emparejamientos también pueden cambiar de tipo de contrato. Así en el Gráfico 4, a la tasa de alta (creación directa o renovación) de relaciones con contratos indefinidos se le suma la tasa de conversión de contratos temporales en indefinidos. Para obtener la tasa de variación de emparejamientos con contratos indefinidos del Gráfico 1, se ha de sumar estas dos tasas y restarles la tasa de baja. En el Gráfico 5, la tasa de variación neta se obtiene restando la tasa de baja (o separación) y la tasa de conversión (de temporales en indefinidos) a la tasa de alta de contratos temporales.
Durante la Gran Recesión, la tasa de destrucción neta de los emparejamientos con contratos indefinidos vino esencialmente dominada por una importante caída de las tasas de alta y de la conversión. Entre ambas cayeron unos 20 puntos entre el año 2008 y el año 2010, mientras que la tasa de baja sólo aumentó unos 2 pp durante ese período. En la segunda fase, la tasa de alta se mantuvo por debajo de la de baja con una nueva caída entre el año 2012 y principio del 2013. El inicio de la recuperación, por su parte, se debió primero a una ligera recuperación de la tasa de alta (lejos aún de los niveles alcanzados antes del año 2009) y posteriormente a una caída ligera de la tasa de baja (que alcanza niveles incluso inferiores a los años previos a la recesión).
De forma similar, la tasa de variación de los emparejamientos con contratos temporales se debió en la primera fase de la recesión a una caída sustancial de la tasa de alta (unos 17 pp) y un aumento más moderado de la tasa de baja (unos 9 pp). A continuación, la tasa de baja volvió a recuperar valores similares a los anteriores a la crisis, mientras que la tasa de alta sólo se volvió a recuperar en los dos últimos años.
Despidos por abandonos?
El Gráfico 8 muestra como se distribuyeron las causas por las que se produjeron las bajas de emparejamientos por tipo de contrato. Aunque la tasa de baja en los emparejamientos con contratos indefinidos se haya mantenido estable durante la última década, no fue así con las causas que motivaron estas bajas. En concreto, se produjo un aumento inicial de casi 20 puntos en la proporción de despidos individuales. Este aumento de los despido vino compensado por una disminución de los abandonos voluntarios en un porcentaje similar. Este fenómeno también se reprodujo en los emparejamientos con contratos temporales. El inicio de la recuperación ha supuesto una pequeña recuperación de las tasas de abandono de los emparejamientos con contratos indefinidos, pero aún siguen lejos de los valores alcanzados antes de la recesión.
Finalmente, centrándonos en los emparejamientos con contratos indefinidos que se dieron de baja durante el período, constatamos que cerca de un 60% corresponden a empleos que tienen una antigüedad menor a los dos años en el caso de los abandonos voluntarios y a un 40% en el caso de los despidos individuales. Es decir, la mayoría de los abandonos y despidos que se producen se dan en emparejamientos con escasa antigüedad, de ahí que resultaría interesante profundizar y contrastar si las personas que han sido despedidas durante este período pudieran tener características similares a los que abandonan sus puesto de trabajo en una fase expansiva por tener emparejamientos de peor calidad.
Conclusiones
En definitiva, estos datos parecen indicar que la evolución tan negativa del empleo durante la Gran Recesión ha tenido dos fases con diferentes mecanismos de destrucción y creación, pero que en ambas a predominado el peor comportamiento de la creación de emparejamientos. Aunque haya crecido ligeramente en el inicio de la recuperación, aún estaba lejos de sus niveles previos a la recesión en el caso de los emparejamientos con contratos indefinidos. Las tasas de baja por contra, recuperaron estos niveles ya en el inicio de la segunda de recesión.
Las tasas de destrucción tanto de los empleos con contrato temporal como indefinido experimentado sin embargo un cambio importante en su composición desde el inicio de la recesión: el aumento de los despidos vino compensado por una disminución similar de los abandonos voluntarios. Se debería profundizar en los efectos de esta compensación, estudiando si son los mismos tipos de trabajadores que se ven afectados, y cuáles son los efectos sobre los salarios y la productividad.
En cualquier caso, no parece que el efecto inmediato de la reforma laboral haya sido una aumento masivo de los despidos en los emparejamientos con contratos indefinidos, ni que haya cambiado la composición de estos por antigüedad.
(*) En los próximos días podrán tener acceso a un documento de trabajo en el que se explica de forma detallada la metodología utilizada aquí, así como resultados más detallados por Comunidades Autónomos, actividades económicas y niveles de cualificación en el Observatorio de Fedea.
Hay 9 comentarios
Interesantísimo análisis. La magnitud de la crisis parece haber cambiado algunas de las caras del sistema outsider-insider (como se ve por el aumento de la antigüedad media entre las bajas no voluntarias), pero no el sistema en sí (dualidad temporal-indefinido, la antigüedad como protección).
Por otro lado, el descenso de las bajas voluntarias me imagino que implica igualmente una bajada de la búsqueda de trabajo on-the-job, y por lo tanto un aumento de la sub-ocupación. Me pregunto si esta tendencia se mantendrá en 2015, cuando la incertidumbre en el mercado laboral parece ser algo menor.
Un saludo
Disculpe que me entrometa, normalmente durante una recesión la caída de las bajas voluntarias se debe a una menor disponibilidad de vacantes más que a una caída de on-the-job search.
Finalmente, creo que hablar de aumento sobre la antigüedad media en las bajas voluntarias es algo atrevido sin un test formal.
Pablo, Eda sólo dice que "el descenso de las bajas voluntarias implica", no que dicha caída "se deban".
Cierto, error mío. Disculpas.
Gracias a ambos por los comentarios. Sí que creo que es importante hacer tests formales para evaluar diferencias en los perfiles (demográfico y de salarios) de las bajas, pero de media (sin controlar por otras variables) sí da la impresión que la antigüedad de las bajas ha disminuido durante el periodo 2009-2013.
Enhorabuena por el post!
Excelente entrada Prof. Felgueroso. Pero me surje una pequeña curiosidad, en el párrafo anterior a la figura 10 mencionas que sería interesante analizar "si las personas que han sido despedidas durante este período pudieran tener características similares a los que abandonan sus puesto de trabajo en una fase expansiva por tener emparejamientos de peor calidad." Mi curiosidad es que sería en cierto sentido sorprendente que dichos trabajadores fuesen observacionalmente equivalentes. Ex-ante parece que los individuos despedidos sufrirían de selección negativa ya que, probablemente (si el despido no se debe a un cierre de planta o, quizás, a un ERE), el empleador decidirá prescindir de los menos productivos. Sin embargo, respecto a los abanadonos y, especialmente, en una fase expansiva, parece que movilidad voluntaria se puede deber a características específicas de los trabajadores en busca de un mejor match. Por tanto, a pesar de que en ambos casos la baja productividad sea la posible razón para el cese de la actividad, no llego a comprender porque puede ser interesante comparar las características entre trabajadores despedidos que puede que su match haya sido bueno pero exogenamente la relación a finalizado con trabajadores que voluntariamente y con el objetivo de tener una mejor relación laboral deciden dejar su trabajo.
Saludos y muchas gracias por sus entradas.
Gracias Jose. Si. Más que características del trabajador me tenia que haber referido a las del emparejamiento.
Hola Florentino, no me acaba de quedar claro si cuando hablas de emparejamientos te refieres a los nuevos contratos o son los nuevos contratos menos los despidos? entiendo que te refieres a lo segundo, es asi? Gracias, Valeri
Hola Valeri, "emparejamiento" empresa - trabajador, es sólo una relación laboral activa (o en alta en la Seguridad Social).
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