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¿Reformas o recortes?

La Comisión Europea acaba de hacer una evaluación de la agenda de políticas española, basándose en nuestro  Plan nacional de reformas de 2012   y  nuestro Programa de Estabilidad 2012-2015.  

El Plan de reformas que presentamos era el más largo de los 27 países de la UE (compitiendo con Italia): 264 páginas, y una agenda de 94 “reformas” que nos hemos preocupado bien de enumerar. Aun así, parece que ha sabido a poco en Bruselas, que quizás se ha quedado más con la calidad que con la cantidad,   enviándonos una serie recomendaciones en diversos temas. Ayer, Luis nos explicó que éstas eran de manual. Prácticamente todas las medidas recomendadas se vienen reclamando desde NeG, y, queda mucho por hacer, desde luego. No se detuvo en las recomendaciones sobre reformas educativas, aunque estas también las venimos reclamando insistentemente.  De hecho, si no se detuvo es porque, en realidad, no las hay. Y, eso que de las 94 “reformas”, ni más ni menos que 18 se refieren al ámbito educativo.

¿Pero podemos hablar realmente de 18 reformas?

Las 10 primeras (de la 30 a la 39) corresponden a la sección de “Modernización de las Administraciones Públicas y de los Servicios Públicos”. En realidad, bien podrían haberse incluido en el primer bloque denominado “Consolidación Fiscal”, dado que básicamente, se trata de explicar cómo se realizarán parte de los recortes en educación y cómo muy probablemente estos recortes quedarán “consolidados” durante un largo tiempo.

Las otras 8 aparecen en la sección “Mercado laboral, formación y educación”, en el apartado “Reformas estructurales en el ámbito educativo y de la formación profesional”.

Aquí también podríamos descartar unas cuantas, que tampoco se deberían considerar reformas, y menos estructurales. Así,  la 63 y la 64,  se refieren a los planes de colaboración con las CCAA (El Plan para la disminución del abandono temprano de la educación y la formación y el Plan PROA – programa de refuerzo, orientación y apoyo). En realidad, estos ítems no deberían incorporarse como reformas estructurales, ni menos reformas. Se implantaron por el gobierno anterior, sólo que no han corrido la misma suerte que otros programas como Educa3 que se han diluido completamente con los recortes presupuestarios. En cualquier caso, la CE las considera “poco ambiciosas” para enfrentarse al desafío del abandono escolar.

La 69, consiste en un Plan para la mejora del aprendizaje de idiomas extranjeros. Bien, pero éste también existía, así que se trataría también de seguir con él, implementarlo  o “racionalizarlo”. De hecho, la CE lo considera una buena idea, aunque señala que la Ley de Economía Sostenible (LES) ya había avanzado en esta área, pero la verdad que no dispone de información sobre su alcance.

Ídem con la 68 que trata del “fomento de la eficiencia en las políticas de becas”: otra reforma por recortes que bien podría haberse incluido en el apartado de consolidación fiscal.  

En definitiva, nos quedan 4 “reformas”, de las de verdad, no de las que se impulsaron rápidamente por ley, porque "no quedaba más remedio" para perseguir el ajuste fiscal.

La 66, “Evaluación de la calidad y eficiencia del sistema educativo español”. Se constituye un Comité de Expertos de Alto Nivel que tendrá que llevar a cabo un diagnóstico y proponer las líneas de actuación. En definitiva, una reforma siempre pospuesta, de la que seguiremos pendientes, y que esperemos no acabe en un cajón (véanse los comentarios en esta entrada).

La 62, ”Reforma de la secundaria”, que ya hemos valorado en dos entradas (aquí y aquí)  y forma parte de nuestro manifiesto como una de las piezas claves para combatir el abandono escolar. En realidad, el PRN sólo indica la “idea” de que se sustituirá el 4º curso de la ESO. ¿Pero cómo? Pues aún no se sabe, sólo que el plan sigue abierto y se barajan distintas opciones, desde “reorganizar la  arquitectura del sistema educativo” hasta una modificación de la duración de los Programas Iniciales de Cualificación Profesional.

La 65, “Reforma de la Formación profesional”. Aquí, literalmente se dice que: “Se pondrá una reforma de la Formación Profesional, a partir de diferentes actuaciones entre las que destacarían las siguientes”. La primera actuación será disminuir de forma progresiva el desajuste en el número de alumnos que al término de la educación obligatoria opten por la formación profesional.  Reconocerán que más que una actuación, es un objetivo, la verdad que importante, una de las claves para que dejemos de ser tan anormales en el contexto europeo. 

En cuanto al resto de actuaciones de reforma de la FP no se pueden identificar medidas que no estuvieran previstas en la Ley de Economía Sostenible y que "pusimos en duda"  en su momento (aunque la CE, no se sabe muy bien con qué tipo de información, valora muy positivamente por los grandes progresos alcanzados precisamente en FP).  En cualquier caso,  en la reforma 34, se afirma que "para racionalizar la implantación de módulos de formación profesional se aplaza temporalmente una medida de incremento de la oferta educativo...  en la medida en que ya existe una amplia cobertura en términos de alumnos de estos módulos". En fin, empezamos mal...

Finalmente, la 66, “Introducción de la Formación Profesional Dual”, hemos de coincidir con la CE que se trata de una “iniciativa prometedora” que también reclamamos en nuestro manifiesto y por ser una de las vías probablemente más eficaz para mejorar la transición de la escuela al mercado de trabajo, para combatir el paro juvenil y hacer más atractiva la FP (véase aquí).  Sólo cabe esperar que se ponga en marcha, aunque sea como proyecto piloto, sin desesperarse si no da sus primeros  frutos en el corto plazo, en un momento como el actual, en el que la crisis aumenta la demanda de estudios de FP y por lo tanto la oferta de aprendices, y por el contrario, escaseará la demanda de los mismos.

Para finalizar, decir que la CE también echa de menos un plan de "aprendizaje a lo largo de la vida", y yo también, la verdad, más aún con el envejecimiento galopante de nuestra oferta de trabajo en los próximos años y los déficits educativos de nuestra población de edad laboral avanzada.  

 Conclusiones

Como me dijo un buen amigo al ojear por primera vez el Plan Nacional de Reformas del 2012: “si  España ejecutara la mitad del PNR estaría en la vanguardia”.  En segunda lectura, estará de acuerdo conmigo que no es para tanto. Es cierto que cuantitativamente el número de ítems (dejémosles de llamar reformas) puede impresionar, pero se echa pronto de menos mayor precisión en la reformas estructurales de verdad. Sin ella, sólo nos podemos temer que no dejen de ser un brindis al sol, al que ya nos acostumbraron gobiernos anteriores.