En el Pleistoceno de las políticas de empleo

evolucion

Esta entrada es una carta abierta a nuestros gestores del Ministerio de Empleo y Seguridad Social.

Se que nos leen. Nos lo hicieron saber en múltiples ocasiones a lo largo de los casi seis años de recorrido de nuestro blog.  (Con poca humildad por mi parte) creo que les hemos servido de referencia, aunque a mi gusto nos hayan hecho poco caso. El blog nos ha permitido dar a conocer nuestras preocupaciones sobre temas a los que hemos dedicado años de estudio e investigación. Hemos puesto temas sobre la mesa y nos hemos atrevido a hacer propuestas, a través del blog y de Fedea.  Cierto que nos reconozco en las motivaciones de algunas reformas (como la laboral, la educativa o la de pensiones, por poner unos ejemplos).  Varias de nuestras propuestas llegaron incluso a adoptarse (en la oposición) aunque luego se desecharan  por arriesgadas o políticamente incorrectas, o simplemente se pasaron a disposiciones finales, la papelera de las leyes.  Entra dentro de lo normal. Como decía recientemente un admirado y dolido comentarista del blog: "A ver si va a resultar que somos los economistas (o algún economista en concreto) los que dicten la política económica".

Además, muy probablemente hayamos pecado de soberbia para unos, y no hayamos pensado en términos de "second best", internalizando las presiones con las que se hay que enfrentar cuando se ocupa un cargo de gestión púbica.

Bien. No estamos para hacer la política económica, desde luego. Pero, nuestra formación y dedicación a unos temas nos permiten realizar sugerencias de mejora, direcciones por donde se puede avanzar y en ocasiones pegar un par de gritos al cielo. De hecho, no sólo me parece un derecho de los académicos, sino una obligación. Claro que los gestores también están en su derecho de informarse de los resultados de nuestras investigaciones, pero creo que deberían estar en la obligación de poner a disposición de la academia los datos que necesitan para estas investigación, datos que por otra parte deberían de ser públicos, al igual que ocurre en los países avanzados.

Un campo claro, en este sentido, es el de las políticas activas del mercado de trabajo. Al margen de las reformas de la regulación laboral, sabemos que son uno de los escasos instrumentos que tienen los gobiernos para intervenir directamente en el mercado de trabajo. La teoría nos dice que, a priori, deben mejorar la empleabilidad de sus beneficiarios, pero que también pueden tener efectos perversos, de tal forma que en balance puede que no tengan efectos significativos sobre el empleo (recuerden esta entrada de Samuel y Marcel)

Lo cierto es que en países con menores problemas de desempleo y de competencias educativas de su población adulta, se gastan muchísimo más en políticas activas, no sólo por parado, sino también sobre el PIB. Quiere decir que tienen fe en ellas, pero esta fe no es puramente ideológica, sino que se ha ido fundamentando en procesos de evaluación, con criterios de eficacia y de eficiencia. No se trata de desechar a la primera las que parecen no tener los resultados esperados, sino en muchas ocasiones de reorientarlas a determinados colectivos, combinarlas y completarlas con los instrumentos de apoyo. Para ello, la mayoría de estos países han seguido un camino que nosotros apenas hemos iniciado.

Nosotros  acabamos de superar el Paleoceno de las políticas activas. En esa era, el gasto que se les destinaba ni tan siquiera se fiscalizaba. Ahora parece que si, y por eso surgen en cadena escándalos de fraude masivo en los cursos de formación, por ejemplo.  Ya estamos en el Pleistoceno,  pero para superarlo hay que distinguir entre la fiscalización y evaluación de impacto.  Sin ésta última, las políticas activas sólo pueden ser eficaces por milagro, y lo normal es que se tienda a desecharlas sin intentar explicar por qué parece que no han funcionado.

No es de recibo que España no disponga aún a estas alturas de un modelo de perfilado estadístico de sus parados, tanto a nivel estatal como en la práctica totalidad de las Comunidades Autónomas. Es decir, un modelo que nos permita clasificar las personas desempleadas en función de su grado de empleabilidad, ya sea en términos de salida del paro o de probabilidad de encontrar un empleo en una ocupación deseada. Clasificación que debe utilizarse para evaluar dónde están sus carencias y poder atenderlos de la forma más adecuada.  No se entiende cómo se puede hablar de cooperación público-privada en la colocación sin este perfilado. Esta cooperación está condenada al fracaso si no se tiene una base para fijar objetivos y tarifas. Sin este perfilado, tampoco resulta factible una buena evaluación de las políticas activas (que mejore las carencias antes mencionadas). Tampoco se entiende cómo se pueden proponer itinerarios individualizados que sirvan para algo. Son muchos los países que (escribiremos pronto una entrada sobre esto) disponen de este perfilado como instrumento básico para la gestión de sus políticas activas, y lo han ido mejorando con el paso del tiempo. Nosotros ni tan siquiera hemos empezado.

Si se quiere salir del Pleistoceno, no nos podemos contentar con haber definido hasta 60 indicadores con el fin de repartir los recursos destinados a las políticas activas entre las CCAA en base a una buena gestión de los recursos. Estos indicadores son propios de esta era geológica. No tienen nada que ver con los criterios mínimamente exigibles para hacer una evaluación, solo introducen ruido, para que la asignación siga siendo igual de primitiva. Por otra parte, la falta de transparencia (¿Dónde están los resultados de estos indicadores?) hace aún menos creíble que la reciente reforma de las políticas activas se concrete solo sobre el papel.

Para avanzar por el buen camino, igual que los demás, habrá que asumir que las políticas activas no funcionan sin una buena inversión en formación de orientadores. No se como se puede explicar que a estas alturas el número de orientadores en España sea menor que antes de la crisis, habiendo casi triplicado el número de parados.

En los países más avanzados, por ejemplo en EEUU, también se han dado cuenta que las políticas activas (en especial, la formación) no funcionan sin que sus beneficiarios dispongan de información sobre su rentabilidad, haciendo pública la lista de los centros proveedores de formación más eficaces . En España apenas hemos roto el monopolio de las subvenciones a los proveedores. Ya no sólo van destinadas a los agentes sociales y económicos. Bien. Pero evidentemente, no es suficiente. Habría que preguntarse por qué los países más avanzados que nosotros en términos de formación para el empleo prácticamente no subvencionan a estos proveedores, sino que transfieren directamente los recursos hacia los beneficiarios. Queda mucho por hacer para cambiar este modelo de financiación, y sólo será eficaz cuando los proveedores compitan realmente entre ellos para mejorar su calidad. No esperemos que sean ellos que faciliten esta información. De nuevo, habrá que evaluarlos.

No consigo entender como se pudo tardar tanto en disponer de un portal de empleo público, y podemos dudar que se haya hecho la inversión necesaria para que funcione correctamente, y se pueda aprovechar para entender mejor como se producen los emparejamientos, y sobre todo para detectar en tiempo real las necesidades de formación y otras características demandadas por los empleadores.

Todas estos pasos son ineludibles. La tecnología y los datos están ahí, pero además es necesario realizar un análisis científico y riguroso de los mismos. En este blog, llevamos reiterando hasta la extenuación la necesidad de poner a disposición de la academia los datos para hacer funcionar la inteligencia colectiva. Esta inteligencia también está ahí, esperando.

Desde Fedea llevamos más de un año negociando un par de bases de datos para que estén a libre disposición de la academia.  El objetivo es que podamos entre todos contribuir a que mejore nuestro conocimiento de cómo funciona el mercado de trabajo y sigamos el camino de los países más avanzados en materia de evaluación. Esta también es labor de Fedea. Una de estas bases de datos se debe construir con los registros del SEPE y es necesaria para hacer el perfilado y la evaluación de las políticas públicas. Otra es un panel de empresas-trabajadores con los datos de afiliación a la Seguridad Social, y todos los que tienen algo de conocimiento de Economía Laboral entenderán rápidamente la importancia que puede llegar a tener para más de una década. Estamos persuadidos de que permitirán dar un salto enrome en la contribución de la academia para la mejora de las políticas de empleo.  Las dos están diseñadas, más que discutidas con los responsables de las mismas. Pero ahí están, estancadas en el Pleistoceno.

 

Hay 12 comentarios
  • ¿ Necesitamos más inversión ?
    Hoy, con la web, quien quiere aprender puede hacerlo gratis y rápido. Quien no quiere no merece la pena invertir en él. En ambos casos la inversión necesaria es ínfima.
    El quid no es el dinero sino el esfuerzo.

    • Aunque en cierta medida estoy de acuerdo con usted. Su comentario está en cierta medida "cegado" por su condición social. A pesar de que vivimos en un país desarrollado, no todo el mundo tiene acceso a la "web" para poder formarse ni los conocimientos básicos adecuados para poder adquirir cualificaciones a través de estos medios. Además, muchos de los trabajadores que necesitan esta clase de políticas activas son individuos de "avanzada" edad los cuáles no disfrutan de un amplio conocimiento de internet. Por este mismo motivo, el "perfilado" al que hace referencia Florentino en la entrada es clave.

      Saludos.

    • Supongamos que fuese cierto que "querer es poder" para formarse usando recursos disponibles gratuitamente en internet. Si yo reviso candidatos y tengo uno con un título oficial y otro que me dice que se autoformó, lo más fácil es que el que se autoformó no pase a la siguiente ronda de entrevistas. Los títulos muchas veces no sirven nada más que para un primer filtro, pero ese filtro puede ser letal para mucha gente. Así que sí necesitan formación y esa formación debe poder ser evidenciable.

  • Difícil no estar mas de acuerdo con el post.

    Sin embargo, creo que mas que políticas micro de fomento del empleo-absolutamente necesarias-son las políticas macro de estímulo de la demanda las mas efectivas-y menos discriminatorias y dirigistas-para aumentar el empleo.

    Creo deberíais insistir en esto último también.

  • Esperemos que le lean Prof. Felgueroso, pero que le lean con atención especialmente a la hora de "desbloquear" esa base de datos trabajador-empresas. De los mejores trabajos de la última década en economía laboral usan esa clase de datos, dado mi sesgo mencionaré dos que me parecen extraordinarios y que quizás interesen a los lectores o despisten a algún gestor y se convenzca de la importancia de disponer de esos datos: Card et al (2013) Workplace heterogeneity and the rise of West German wage inequality y, especialmente, este super reciente working paper Song et al (2015) Firming up inequality.

  • Pabloj,

    ¿Porqué no lleva su argumentación hasta el final? El paro de larga duración es debido solo a la falta de voluntad de los parados de formarse y no hace falta invertir en ellos, ni de apoyarlos en su reinserción, ni de mejorar nuestros sistemas de servicios públicos de empleo. Si estas en esta situación es culpa tuya. O no te has formado o eres un vago que no quiere trabajar a salarios bajos.

    Vamos hombre. Es justo esta argumentación simplona que está detrás de los retrasos en la adoptación de medidas eficaces para fomentar la reinserción de los parados de larga duración. N0 todo el conocimiento necesario se adquiere gratis online, ni todos necesitan formación y sí nos podemos ahorrar muchos recursos en el futuro si conseguimos mejorar las opciones de empleo para los parados de larga duración a un coste razonable con procedimientos eficaces e instituciones modernas. Desde luego es mejorable nuestra activación de los parados, pero lo que ha faltado sobretodo es VOLUNTAD POLÍTICA

  • Hola EB,

    No soy economista y soy bastante joven pero si me dedico al analisis de datos y me gustaría matizar un poco lo que dice usted sobre los datos.
    Siempre me han enseñado que los datos son tontos, y que, evidentemente, todo el mundo encuentra su gozo en ellos si los sabe torturar.

    En esto, creo que los buenos economistas son capaces de hacer la dicotomía entre buenos y malos datos y las buenas y malas preguntas que hay que hacerse.
    Los datos no resuelven nada y quien espere de ellos la panacea, que espere sentado. Sin embargo, tener los datos a disposción es una herramienta suplementaria para ayudar a encontrar soluciones. Creo que el sr. Felgueroso pide unicamente que los datos públicos sean eso, públicos, para que se pueda abrir un debate.

    Si una cosa se demuestra en el siglo XXI es que la información es poder, ¿queremos que esta esté en manos de tan pocos?

    Saludos

    • Me continuo preguntando por qué tantos confunden o quieren confundir los datos con la Información?

      El BigData no es la panacea, porque requiere que quien la analice tenga "Exponentially Bigger&Better Intelligence", que muy pocos poseen, para producir "Small Acurrate&Actuable Information".

      La regla general se manteniene "the more Garbage-In, the more Garbage-Out"; en otras palabras a más datos (BigData) más posibilidades de que las Información (conclusiones sean basura), siempre que no aumente la capacidad intelectual del analista (AI o persona) de forma exponencial al incremento en el número de variables.

      Cualquiera que se dedique a estadística avanzada puede demostrar a un lego por ejemplo: La relación directa de causalidad entre el consumo de cocaina y el incremento del PIB de una región y que a su hay una relación de causalidad inversa con el consumo de alcohol de alta graduación.
      Siendo así, los gobiernos deberían administrar cocaina a la población para acortar o prevenir las crisis económicas y administrar vodka para evitar burbujas en la economía. Y olvidarse de tanta política fiscal y monetaria cuya relación causa efecto en PIB es cuando menos es dudosa. ¿No? 🙂

      • Respondo aqui a EB y Alfonso C.

        No creo que ninguno haya dado un argumento en contra de publicar los datos de las política de empleo. Cierto que no se equivocan en lo que dicen, y pocas veces no me río (por no llorar), cuando leo, veo o escucho periodístas hablando de estadística. Pero esto no es un argumento para que la gente que se dedica al estudio de la economía, no tenga acceso a ellos.

        En muchos artículos de este blog, y en particular del señor Fernández-Villaverde, se pone en enfasis la necesidad cada vez más alta de las matemáticas y la informática en la economía. No creo que el colectivo de economistas no sepa nada de lo que ustedes comentan y evidentemente que hay que ir siempre con pies de plomo porqué sino, empezaríamos a reducir el IVA sobre el Vodka :).

  • Sr. Felgueroso, tan sólo sugerirle la lectura del curioso art. 3 del Real Decreto 1844/1994.

    • Real Decreto 1844/1994, de 9 de septiembre, por el que se aprueba el Reglamento de elecciones a órganos de representación de los trabajadores en la empresa.

      Artículo 3. Acceso a los registros de las Administraciones Públicas.

      Al objeto de hacer efectivo el derecho de acceso a los registros de las Administraciones Públicas que permita realizar la promoción electoral en un determinado ámbito territorial o funcional, se establece el siguiente procedimiento: Los sindicatos con legitimación para promover elecciones conforme a los artículos 67.1 del Estatuto de los Trabajadores y 7.2 de la Ley Orgánica 11/1985, de 2 de agosto, de Libertad Sindical, podrán solicitar anualmente al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social datos relativos al nombre de la empresa o razón social, domicilio (incluido en su caso el código postal), clasificación nacional de actividades económicas (CNAE), código de cuenta de cotización y número de trabajadores de la misma. Los datos expresados en el párrafo anterior serán facilitados según deseen las organizaciones sindicales interesadas en soporte documental, ya sea informático, telemático o papel, y se solicitarán a las Direcciones Provinciales de la Tesorería General de la Seguridad Social, cuando estén referidas a empresas y centros de trabajo de ámbito exclusivamente provincial o local, y a los servicios centrales de la Tesorería General de la Seguridad Social, cuando se soliciten datos de empresa de ámbito estatal, o estén referidas a diversas provincias.

      Ya...

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