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El paro de agosto y otros "abusos"

A principios de semana, el Ministro de Trabajo adelantó  que el paro en agosto volvería a aumentar, rompiendo “la racha de cuatro meses consecutivos de descenso”. La causa: "ciertas prácticas empresariales" que consisten en rescindir contratos y rehacerlos el mes siguiente para no tener que pagar las vacaciones del empleado;  "prácticas" que llevan "10 o 15 años" generando malos resultados en el octavo mes del año; una forma de obtener el pago de las vacaciones a costa del Servicio Público de Empleo.

La noticia se acaba de confirmar: 51.000 parados más y 137.000 afiliados menos que en julio.  Muchos os habréis quedado perplejos, más cuando todo parecía indicar que nos íbamos a beneficiar de una excelente temporada turística. A mi,  las declaraciones del Ministro me dejaron atónito: reconocía que el despido temporal era responsable del aumento del paro. Sólo tres días antes,  se encargaba de suprimir el límite al encadenamiento de contratos, y lo justificaba por preferir un trabajador temporal a un parado. 

El aumento del paro en agosto y  las vacaciones

En verano, la mayoría de los asalariados tomamos nuestras vacaciones. Pueden sustituirnos con personal interino. En este caso, el empleo incluso aumenta, dado que aunque no trabajemos, nos siguen considerando como empleados. Pero este período, y en especial agosto, es un período de caída de la actividad en varios sectores, muchas empresas echan el cierre por unas semanas o trabajan con menos personal (el sector educativo, por ejemplo). Intentaré mostrar los efectos de este parón por medio de unos gráficos que se pueden descargar en este enlace.

El hecho es que en España el paro registrado (en los Servicios Públicos de Empleo) aumenta sistemáticamente en agosto. Pero no siempre ha sido así, lo hace desde el 2001 (Gráfico 1), aunque ya desde mediados de los años 90, observábamos una tendencia al crecimiento. De hecho, el número de parados con derecho a prestaciones sí que lleva creciendo en agosto desde el año 1994 (Gráfico 2).

Sin embargo, este aumento del paro no se puede achacar a que se produzca una incorporación de nuevos perceptores de prestaciones por desempleo en este mes. Es decir, el paro en agosto no aumenta en relación con el de julio porque se den más personas de alta como beneficiarios de prestaciones (Gráfico 3).

Entonces, ¿a qué se debe este aumento del paro en agosto? Pues simplemente a que los meses de agosto sufren una caída de la contratación sistemática y esto ocurre desde hace al menos 25 años, siendo además la mayor caída del año (Gráfico 4).  Así, el paro en agosto aumenta por las vacaciones, s'i, pero no especialmente por los despidos temporales, sino por una caída puntual y muy sustancial del volumen de contratación: entre un 20 y un 40% inferior a julio o septiembre en los últimos años.

Con una tasa de temporalidad tan alta como la nuestra, un cambio en la demanda produce una gran volatilidad en la contratación y, por lo tanto, en el paro. Lo hemos podido observar con el ajuste a esta crisis, pero también son buena prueba de ello los datos de los meses de agosto desde hace al menos década y media. Con tanta temporalidad, ha ido aumentado la varianza de la contratación mensual a lo largo del año, y con ella otras medidas de empleo, como la afiliación a la Seguridad Social (Gráfico 5).

Volviendo al mes de agosto, lo dicho hasta ahora se puede resumir con los datos de los historiales laborales utilizados en anteriores post sobre la creación y destrucción de emparejamientos entre trabajadores y empresas (véase aquí y aquí). Tanto en agosto como en diciembre se produce una mayor destrucción que creación de emparejamientos de forma sistemática, de ahí la caída de la afiliación, pero a diferencia de diciembre, en agosto no se produce un aumento de la destrucción en comparación con los meses anteriores, sino una disminución. La destrucción de emparejamientos se eleva en junio para luego volver a caer hasta noviembre. La creación repunta en septiembre, y luego vuelve a caer hasta diciembre, aumentado de nuevo el paro durante esta parte del año.

El despido temporal

Con estos datos no queremos decir que el desempleo temporal no existe, ni que no exista un abuso del sistema de prestaciones por desempleo relacionado con el despido temporal, ni siquiera que no se practique durante el período estival. Existe, y además está creciendo.

Un dato un tanto escalofriante: entre los emparejamientos entre trabajadores y empresas vigentes en 2010 y que no se realizaron vía ETT, un 37% se había destruido al menos tres veces por cese o despido.

¿Cómo se distribuyen los despidos temporales a lo largo del año? Para ilustrarlo, en el Gráfico 8,se muestran dos tipos de datos para el período 2000-2010. El primero son las  bajas por despido o cese (baja involuntaria) de trabajadores que volvieron a ser contratados por la misma empresa con posterioridad. Como se puede observar, estas bajas se producen a lo largo de todo el año, aunque alcanzan un máximo en el mes de junio. El segundo dato son las altas  de trabajadores que previamente fueron dados alguna vez de baja por la misma empresa. Estas alcanzan un máximo en el mes de septiembre, al final del período estival. En cualquier caso, con ambas medidas podemos observar que el número absoluto de despidos temporales habría crecido a lo largo de toda la última década.

Ahora bien, en términos relativos, el último gráfico muestra que el porcentaje de altas con retorno a la misma empresa después de un despido (sobre el total de bajas) ha aumentado de forma sustancial con el inicio de esta crisis.

El despido temporal y las prestaciones por desempleo

En un excelente y reciente trabajo, Yolanda Rebollo, de la Universidad Pablo de Olavide, muestra para el caso español que las prestaciones por desempleo no sólo influyen sobre la salida del paro por comportamiento de  la oferta (es decir por una menor intensidad en la búsqueda por parte del trabajador), sino que las empresas también lo utilizan estratégicamente en acuerdos implícitos con los trabajadores, y que este comportamiento, genera una excesiva rotación y un menor (mayor) período total de empleo (paro) a lo largo de la vida laboral.  Son varios los resultados interesantes de este estudio. Por ejemplo, que el despido temporal no es exclusivo de los contratos temporales, también se produce en los contratos indefinidos, aunque con una probabilidad muy superior para los primeros. O que la probabilidad de salida del paro con retorno a la misma empresa es mayor en el mes en el que se agotan las prestaciones (que antes o después) en el caso de los contratos temporales. También que la salida del desempleo con retorno es mayor para los inmigrantes y cuanto mayor sea la tasa de paro.

 Conclusiones

El aumento paro en agosto nos recuerda que con una legislación contractual como la nuestra sólo podemos tener una tasa de paro muy volátil. Que dicha volatilidad ante cambios en la demanda sería mucho menor con un contrato único (véase, por ejemplo, Costain, Jimeno y Thomas). Que suprimir el límite al encadenamiento de los contratos puede exacerbar aún más esta volatilidad. Que en el momento actual, en el que está aumentando una tasa de despido temporal ya per se elevadísima, definitivamente esta no parece haber sido la mejor idea.

Y, sobre todo, las declaraciones del Ministro también ponen sobre la mesa de nuevo la perversa interacción  entre la dualidad laboral y el sistema de prestaciones por desempleo. Los abusos de unas empresas que subvencionamos todos,  en especial, aquellas que no utilizan los contratos temporales como único modo de ajuste. Que probablemente, el contrato único deba completarse con un bonus-malus, que penalice a las primeras y recompense a las demás. En fin, que nadie dijo que fuera sencillo, pero si que con pasos hacia atrás nunca cambiaremos de modelo productivo.