Esa feliz expresión y parte del razonamiento que sigue se los oí ayer a un colega cuyo nombre quizás no deba recordar. El razonamiento era el siguiente: en un país en el que la gran mayoría de la viviendas se ocupan en régimen de propiedad ---digamos que en torno al 80 por ciento--- y en el que casi todos los créditos hipotecarios tienen tipos variables ---digamos que en torno al 95 por ciento--- la transmisión de la política monetaria al consumo de las familias es casi inmediata ---tarda lo que tarden en revisarse las hipotecas y prácticamente ni un día más.
Este argumento agrava los problemas que tendría la más que probable salida retrasada de España de la recesión en comparación con las de Alemania y Francia, sobre los que escribiré otro día. Pero tiene un inconveniente más: destruye los márgenes de itermediación de los bancos, y por lo tanto sus cuentas de resultados, cuando los tipos de referencia están por los suelos, como ocurre ahora. Ya sabéis: nada es gratis: cada euro que se ahorra Alfredo en su hipoteca es un euro que deja de ganar su caja de ahorros quizás cuando más lo necesita, como nos recuerda Luis en el post que sigue…