José-Víctor agudo como siempre, pero esta vez en su versión más elegante y casi hasta cariñosa porque al fin y al cabo escribe para sus paisanos y le puede el corazoncito. Ésta es su carta: Leo en la portada de La Opinión que ¨Casi la mitad de los taxis de Santa Cruz serán retirados¨ .
Los efectos económicos de ésta medida son tres. Primero, los contribuyentes (incluyendo a los trabajadores, accionistas y lectores de La Opinión) tendrán que pagar mas impuestos parra afrontar esos 10 millones de euros que se darán sin contrapartida a la mitad de los actuales dueños de licencias. Segundo, los usuarios de taxis doblarán el tiempo medio de espera por un taxi (puede que bastante más ya que el número de taxis vacíos en cada momento será mucho menos de la mitad de los que hay ahora). Tercero, los actuales dueños de licencias de llevarán una suculenta ganancia de capital, tanto los que la devuelvan al Gobierno de Canarias como los que se las vendan bien a otros inversores o conductores jovenes.
Por cierto, los sueldos de los conductores NO subirán ya que estos están determinados por el coste de oportunidad del tiempo de los trabajadores, que en estos tiempos de paro es bastante bajo.
Es posible que desde la puesta en marcha del tranvía haya bajado el gasto en taxis en Santa Cruz. La crisis tendrá bastante que ver con ello también. Si esto es así, probablemente los taxis salen menos horas y los dueños de licencias tienen menos rentas.
Todo esto es teoría económica bastante tradicional, y basta usar las herramientas desarrolladas por David Ricardo circa 1820 para llegar a estas conclusiones.
Echo de menos en su crónica una discusión sobre los posibles efectos sobre los usuarios, sobre la evolución reciente de los precios en el mercado de las licencias, que es el mejor indicador de la situación del sector, y sobre todo cuales son las razones que usa el Gobierno para decidir que la sociedad está mejor con está política.
Es una pena que en ningún caso se haya tenido en cuenta la opinión de los usuarios del sector que deberían ser los que decidan qué clase de Servicio de Taxis quieren tener y no los dueños de licencias cuyos intereses son los de hacerse ricos y no los de los usuarios.