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Sobre los posibles orígenes de las desigualdades de género en el mercado laboral

Hace unas semanas comenté mi trabajo con Marc Teignier donde hacíamos un cálculo de los costes agregados asociados a la baja participación laboral de las mujeres en el mercado de trabajo, y en concreto en posiciones de carácter empresarial (ver aquí). En esta entrada mi objetivo es simplemente correlacionar estas brechas de género en el mercado laboral con algunas variables que parecen buenas candidatas para explicar diferencias entre países. En concreto, me voy a centrar en medidas que reflejan el peso que diferentes sociedades dan a los derechos de las mujeres.

En concreto, en los gráficos que muestro más abajo utilizo datos sobre el World Values Survey (WVS, ver aquí). La ola 6 de la WVS cubre el periodo 2010-2014 e incluye 57 países y más de 85.000 individuos. Esta base de datos recoge información muy detallada usando muestras nacionales representativas y ha sido usada por economistas en muchos trabajos recientes, (ver, por ejemplo, aquí y aquí). Los temas incluidos en las preguntas cubren áreas como desarrollo económico, democracia, religión, igualdad social y de género, capital social, y bienestar subjetivo.

Las preguntas incluidas en la encuesta referentes a igualdad de género son las siguientes: V45: “Cuando los trabajos son escasos, los hombres deberían tener más derecho a un trabajo que las mujeres”, V47: “Si una mujer gana más que su marido, es casi seguro que esto va a generar problemas”, V48: “Tener un trabajo da independencia a la mujer”, V50: “Cuando una madre tiene un trabajo remunerado, los hijos sufren”, V51: “En general, los hombres son mejores líderes políticos que las mujeres”, V52: “Una educación universitaria es más importante para un chico que para una chica”, V53: “En general, los hombres son mejores directivos que las mujeres”, V54: “Ser un ama de casa es tan gratificante como tener un trabajo remunerado”, y V208: “Está justificado que un hombre pegue a su mujer”.

Las posibles respuestas a las preguntas V45, V47 y V48 son: de acuerdo (1), ni en acuerdo ni en desacuerdo (2), y en desacuerdo (3), donde los números en paréntesis representan el valor asociado a la respuesta. Para las preguntas V50, V51, V52, V53 y V54, las posibles respuestas son: muy de acuerdo (1), de acuerdo (2), en desacuerdo (3), y muy en desacuerdo (4). Finalmente, las posibles respuestas a la pregunta V208 van del 1 al 10, donde 10 representa “siempre justificado”. Así pues, para las preguntas V45, V47, V50, V51, V52, V53 y V54, valores bajos indican que el país en cuestión valora menos los derechos de las mujeres. Para las preguntas V48 y V208, valores altos indican menor valoración de estos derechos.

Para facilitar la interpretación de estas correlaciones, agrupo los países en 8 regiones del mundo, siguiendo la metodología del Banco Mundial. Los países para los que tengo información sobre participación de las mujeres en el mercado laboral y sobre como la sociedad valora a las mujeres son los siguientes: Asia Central: Armenia, Kazakstán, Kirguizistán. Asia del Este y Pacífico: Australia, Corea del Sur, Filipinas, Hong Kong, Japón, Malasia, Singapur, Tailandia. Europa: Alemania, Bielorrusia, Chipre, Eslovenia, España, Estonia, Holanda, Polonia, Rumanía, Rusia, Suecia, Ucrania. América Latina y el Caribe: Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Perú, Trinidad y Tobago, Uruguay. Oriente Medio y Norte de África: Bahréin, Egipto, Kuwait, Líbano, Marruecos, Qatar, Túnez, Turquía, Yemen. América del Norte: Estados Unidos. Asia del Sur: India, Pakistán. África sub-Sahariana: Ghana, Ruanda, Sudáfrica, Zimbabue.

Los siguientes nueve gráficos muestran la correlación entre la brecha de género en el mercado laboral calculado en Cuberes y Teignier (2015) y las respuestas a las preguntas discutidas anteriormente. Cada región tiene asignada un color diferente para facilitar la interpretación: Asia Central (marrón), Asia del Este y Pacífico (verde), Europa (azul), América Latina y el Caribe (amarillo), Oriente Medio y Norte de África (rojo), América del Norte (morado), Asia del Sur (negro), y África sub-Sahariana (esmeralda).

Es importante subrayar que este ejercicio muestra solo evidencia de correlación y no debe interpretarse como un efecto causal. El motivo es que es posible (e incluso probable) que otras variables afecten la relación entre la participación de mujeres en el mercado de trabajo y el respeto de sus valores en la sociedad. Por otro lado, esta relación puede reflejar causalidad invertida- en países donde las mujeres participan menos en el mercado de trabajo que los hombres, la sociedad puede ténder a reforzar esto valorando menos a sus mujeres. En cualquier caso, creo que las correlaciones que muestro aquí son fuertes y bastante robustas. En ese sentido, creo que pueden ayudar a entender un poco mejor la variación en brechas de género en el mercado laboral entre países.

9 8 7 6 5 4 3 21

El primer aspecto a resaltar es que la correlación mostrada en estos nueve gráficos es estadísticamente significativa en todos los casos, con la excepción de las pregunta V208 (“Está justificado que un hombre pegue a su mujer”). En todos los casos, cuanto menos valorados están los derechos a las mujeres, mayor es la brecha entre mujeres y hombres en el mercado laboral. Por ejemplo, la correlación entre la pregunta V50 (“Cuando una madre tiene un trabajo remunerado, los hijos sufren”) y la brecha de género es -0.71, lo que sugiere que en países donde los ciudadanos están muy de acuerdo con esta declaración, las mujeres suelen participar mucho menos que los hombres en el mercado de trabajo. En segundo lugar, no parece que ninguna de estas correlaciones esté influenciada desproporcionadamente por un país en concreto. Sin embargo, si nos fijamos en la agrupación de países por región, aparecen patrones muy marcados. En concreto, los países de Oriente Medio y Norte de África están casi siempre localizados en la región del grafico donde los derechos de la mujer son muy bajos y las brechas de género muy altas.

Mi siguiente paso es tener en cuenta diferentes variables que pueden, a priori, estar correlacionadas a nivel nacional con la brecha de género en la participación laboral. En concreto, estimo diferentes regresiones donde la variable independiente es la brecha de género en participación laboral y las variables dependientes son cada una de las preguntas del WVS (por separado, puesto que están altamente correlacionadas entre ellas), el nivel de riqueza del país (medido por su PIB per cápita en 2010), la tasa de fertilidad del país en 2010 (medida por el número de hijos que una mujer tiene durante su vida fértil), y la brecha en escolarización primaria en 1990. Incluir en el análisis la tasa de fertilidad tiene sentido si pensamos que, al menos desde un punto de vista microeconómico, cuantos más hijos tiene una mujer, menos probable es que participe en el mercado laboral. En cuanto a la brecha de escolarización, es natural pensar que si las niñas reciben menos educación que los niños, los hombres tendrán una clara ventaja sobre las mujeres cuando estén en edad de participar en el mercado laboral.

Controlando por estas variables obtengo que los derechos de las mujeres son prácticamente la única variable relevante para explicar la variación en brechas de participación laboral. Ni el nivel económico del país ni su tasa media de fertilidad parecen ser variables cruciales. La brecha de escolarización por género tampoco parece ser un determinante robusto de las diferencias en participación laboral entre hombres y mujeres. Sin embargo, si incluyo en las regresiones variables “dummy” para cada región (variables que toman valor 1 si un país pertenece a una región en concreto y 0 si no), la importancia de estos derechos desaparece en casi todos los casos. El motivo es que la variable “Oriente Medio y Norte de África” entra en la regresión con un valor positivo muy alto y es siempre la más importante para explicar la variación entre países. Esto es consistente con lo que observamos en las nubes de puntos que he mostrado anteriormente. Asimismo, la variable “Asia del Este” es siempre significativa y tiene un alto valor positivo (a pesar de que en mi muestra hay solamente dos países en esta región). En algunos casos, la variable “América Latina y el Caribe” también está positivamente correlacionada con las brechas de género en participación laboral, aunque su efecto es menor cuantitativamente.

La principal conclusión de este análisis preliminar es que la baja participación de las mujeres en el mercado laboral en los países analizados viene marcada fundamentalmente por los nueve países de Oriente Medio y Norte de África. Los derechos de las mujeres en estos países son muy limitados y eso, junto a otras características de estos países por las que no puedo controlar, parece explicar la mayor parte de la gran diferencia entre hombres y mujeres en el mercado laboral de estas economías. En el resto de los países, a pesar de que existen importantes diferencias en los derechos de las mujeres, estas diferencias no parecen explicar una parte significativa de la variación en la participación de la mujer en el mercado de trabajo.