En Barcelona no nieva

Me he quedado absolutamente perplejo viendo como las autoridades locales de mi ciudad, Barcelona, han decidido presentar la candidatura a organizar los Juegos Olímpicos de Invierno de 2022. Como he dicho en el título en Barcelona no nieva, y si bien queda mucho tiempo para el 2022 las previsiones sobre calentamiento global más bien indican que hacia el 2022 va a nevar menos todavía, es decir nada. Eso sí, hay nieve a una hora y media en coche (quizás la distancia desde Torino a la nieve, y esta ciudad organizó los juegos de invierno de 2006).
Dada la racha que llevamos en este país de políticos locales deseando organizar todo tipo de grandes eventos deportivos me ha dado por pensar que debe ser un gran negocio. Como no tengo ni idea del tema he recurrido al siempre fiel EconLit (aunque se está quedando un poco atrasado respecto a Google Scholar). He encontrado un artículo de Siegfried and Zimbalist (Australian Economic Review, 2006) que dice: "...there is little solid evidence that hosting the Olympics generates positive local economic returns." Los mismos autores en Journal of Economic Perspectives (2000) argumentaban que no existe evidencia de beneficios económicos para una ciudad de tener un buen equipo de fútbol o similar. ¿Sabeis de algún estudio más?
Los datos oficiales de Barcelona 1992 ofrecían beneficios por los pelos, pero eran datos oficiales y no un estudio empírico con rigor académico. Es posible que incorporando su impacto positivo sobre el turismo (¿o fueron las low-cost?) tenga un efecto positivo sobre el PIB, que no sobre el bienestar de una parte importante de los ciudadanos locales (lo digo por experiencia personal).
En definitiva, que hay muy poco hecho sobre evaluar el impacto económico de los grandes eventos deportivos, y que visto lo que hay parece que de beneficios económicos nada de nada. Eso sí, supongo que la ilusión colectiva no tiene precio (aunque haya que traer la nieve en cubos).

Hay 7 comentarios
  • Lo busco pero no lo encuentro: un extenso artículo del Financial Times de hace unos meses sobre el impacto de unos Juegos en la ciudad que los acoge. La conclusión era casi lógica: la experiencia era muy heterogénea y dependía de cómo se había gestionado y, sobre todo, de cómo se habían adaptado las inversiones a los planes urbanísticos de largo plazo de la ciudad.

  • Me pregunto si los beneficios no serán más políticos que económicos. ¿El gobierno que organiza un gran evento deportivo es reelegido?

  • No me voy a meter en las valoraciones puramente coste/beneficio monetario, efectos directos en el PIB de ese año, etcétera. Porque no es lo mío y porque me da pereza mirar papers. Me permito ir un poco más allá, hay otras cosas que se podrían considerar:

    · El turismo, por supuesto.
    · La imagen de marca de la ciudad.
    · Los réditos políticos, como dice Joel (ojo, que a veces pueden ser negativos: en Tokyo, por ejemplo, parece que la mayoría no quería los JJOO de 2016).
    · El usarlo como "excusa" o razón para conseguir apoyo institucional, económico... de Administraciones superiores (Estado, básicamente).
    · Lo mismo, con desarrollos urbanos de mayor nivel.
    · Y, con todo ello junto, utilizarlo como punto de inflexión o de impulso para un desarrollo estratégico a largo plazo.
    · Lo de la "ilusión colectiva no tiene precio" además de un chiste no deja de tener un fondo de verdad: según y cómo, un evento de estas características puede favorecer la cohesión social.

    Todo esto lo consiguió Barcelona con 1992. Con sus fallos, sus problemas, sus rémoras, pero en términos generales, así fue. Otra cosa es, ¿qué piensa conseguir BCN y los municipios del norte de Catalunya con estos juegos? ¿Qué consiguió Atlanta con los de 1996, o Atenas con los de 2004? ¿Qué buscaban? ¿Qué buscaba China con Pekín 2008, algo de la lista anterior u otras cosas? Como bien dice Jorge Durán, es muy heterogéneo, y depende de lo que haga cada municipio, en términos estratégicos y de gestión.

    Ya. Sé que me he salido un poco de la línea económica de la entrada, pero por complementar.

  • Nieve no hay en Barcelona, pero elecciones municipales no faltan. Y aun suerte que no hay un Forum de las Culturas Invernales.

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