El negocio de la música

Estaba leyendo ahora mismo una entrevista en La Vanguardia con el gran guitarrista Robert Fripp, quien habla del efecto perverso sobre la propia música que genera el mucho dinero que la rodea. Véase http://www.lavanguardia.es/premium/epaper/20090713/53743119039.html

Esto me ha hecho pensar en cómo sería el mundo si los anti-copyrights ganaran más peso político que el escaño simbólico del partido Pirata en Bruselas. Por cierto, el domingo El País tenía una entrevista con su líder.

Parece que las ideas al estilo Michele Boldrin - David Levine ganan adeptos de forma creciente. Para los que no estéis familiarizados un breve comentario de la idea general (con el permiso de Michele). La idea es que desde una perspectiva histórica no se sostiene empiricamente que los derechos de propiedad intelectual (patentes, copyright, etc) sean una condición necesaria para la generación de nuevas ideas. Al contrario, en ciertas ocasiones la existencia de dichos derechos ha sido un freno a la innovación. Esta idea contrasta frontalmente con el enfoque que argumenta que es necesario ofrecer protección (muchas veces en forma de derechos de monopolio) como mal menor para posibilitar que los creadores de ideas e innovaciones recuperen el coste fijo de su generación. Michele y David proponen marcos teóricos en que la innovación y la generación de ideas es no sólo compatible con mercados competitivos, sino que se ve afectada muy negativamente por la protección de la propiedad intelectual.
Michele, ¿algún comentario?, ¿para cuándo la versión española del partido Pirata?, ¿o es que ya existe y no me he enterado?