Crisis y reformas estructurales

Durante todo este último año se ha discutido en todos los medios de comunicación, y por supuesto aquí también desde el verano, qué tipo de medidas facilitarían la salida de la crisis. Se habla, y hablamos, de la necesidad de reformas estructurales y del cambio de modelo productivo. Hablamos de la importancia crucial del tema de la educación y el tema del I+D. Todo el debate sobre la necesidad de reformas estructurales es absolutamente necesario, pero muy poco de ese debate tiene algún impacto sobre la recuperación frente a la crisis actual. Siento hablar de una obviedad para la mayoría de vosotros, pero no para la mayoría de la opinión pública.
Un caso claro es el tema de la educación: por desgracia la suerte está echada para la fuerza laboral española durante los próximos veinte años. Se pueden hacer reformas educativas, y se deben hacer. Aún en el caso de que consiguiéramos dar con el modelo educativo perfecto instantáneamente y todos los agentes involucrados en dicho cambio se ajustaran automática y perfectamente a dicho nuevo modelo, aún así pasarían muchos años antes que se incorporaran al mercado laboral los primeros individuos formados bajo ese nuevo sistema educativo. Y aún en ese momento, durante muchos años más sólo constituirían una pequeña fracción de la fuerza laboral. Vamos, que con el mejor sistema educativo del mundo seguiríamos quedando fatal en las comparaciones de formación de la fuerza laboral (como las que comentaba Juan unos días atrás) durante muchos años todavía.
Lo mismo ocurre con el I+D, la nueva panacea universal en boca de muchos. Se puede promover el I+D, y eso está muy pero que muy bien, pero esas políticas sólo generan un impacto sobre la actividad económica a años vista.
Hay sin embargo otro tipo de reformas que permiten una más ágil movilización y reasignación de recursos, y son sólo esas las políticas que pueden desempeñar un papel crucial en la recuperación económica que todos deseamos. Como ya hemos comentado en este blog con anterioridad, España consigue records mundiales en la cantidad, complejidad y coste de los procedimientos administrativos para la apertura legal de una empresa. También hemos hablado mucho en este blog de que España tiene costes a la contratación, y en especial costes a la contratación indefinida, que impiden la reasignación del trabajo y limitan la inversión en capital humano específico a una determinada relación empresa-trabajador. Me pregunto si existen procedimientos simples de reforma de las administraciones públicas para permitir una más ágil, eficiente y barata forma de proveer servicios públicos. Seguro que existen en todos los ámbitos de la administración. Al menos, en el ámbito que me toca directamente (universidades) se me ocurren docenas de maneras de conseguir una manera más eficiente y barata de asignar recursos públicos.
En fin, el punto de estas líneas es poner sobre la mesa lo obvio: existen muchas (¡y muy deseables!) reformas estructurales que están en el debate actual. Eso está muy bien, pero que nadie se confunda: muchas de esas reformas no van a aportar nada a la salida de esta crisis económica por mucho que algunos se empeñen en defender lo contrario. Con esto no quiero decir, ¡ni mucho menos!, que la urgencia del momento debiera hacernos postergar reformas necesarias.