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Las consecuencias no intencionadas (?) de la independencia

de Marco Celentani y  J. Ignacio Conde-Ruiz

Hace algunos días Sevi Rodriguez Mora sugería que la independencia de Cataluña llevaría a una reducción del comercio entre Cataluña y el resto de España y que esto llevaría a una reducción del PIB de Cataluña del 8.9% en el estado estacionario (aquí y aquí). Pol Antrás le contestaba haciendo notar que, una vez actualizados los flujos de las posibles perdidas comerciales (las sugeridas por Sevi) y las posibles ganancias fiscales, el saldo neto de una posible independencia podría ser favorable para Cataluña. Las ganancias fiscales a las que hacía  referencia Pol procedían de la eliminación en las transferencias netas de Cataluña al resto de España (7.1% del PIB de Cataluña, el promedio de la horquilla del “déficit fiscal” de Cataluña en 2009 según las estimaciones de la Generalitat).  Pero si la independencia de Cataluña se llevara a cabo, es razonable pensar que la política fiscal cambiaría. Lo que nos planteamos en este post es analizar que cambios se podrían producir en la política fiscal y  que impacto tendrían sobre la actividad económica y la redistribución. Lo hacemos porque creemos que es un ejercicio útil para comprender la viabilidad económica y política de una opción independendista, para evaluar sus consecuencias sobre distintos colectivos y para entender el apoyo político de esta opción.

Para intentar avanzar en esta dirección intentamos organizar las ideas con el modelo mas sencillo que se nos ha ocurrido, un modelo en el que la política fiscal es puramente redistributiva. Con el modelo pretendemos aclarar que hay dos elementos importantes a tener en cuenta a la hora de evaluar una posible independencia:

Producción, distribución y redistribución en España

España está poblada por individuos que trabajan, producen y disfrutan de lo que producen. Cuando un individuo trabaja n horas, produce wn unidades de producto y tiene una desutilidad del trabajo de 0.5n2. Hay dos tipos de individuo, los de productividad baja, a los que en lo que sigue llamaremos pobres, para los que w = 1 y los de productividad alta, a los que en lo que sigue llamaremos ricos, para los que w = 2.  Suponemos que en España hay una proporción e de pobres y una proporción 1 – e de ricos.

Si no hubiera impuestos, los pobres trabajarían 1, los ricos 2. La producción de cada pobre sería 1, la de cada rico sería 4. Las utilidades de pobres y ricos serían respectivamente 0.5 y 2.

Sin embargo existe un instrumento de redistribución de la renta, un impuesto proporcional sobre la renta cuya recaudación se distribuye igualmente entre todos los individuos. Con un tipo impositivo t, obviamente los individuos trabajan menos, ya que los ingresos marginales netos del trabajo disminuyen: el pobre trabajaría tan solo 1 – t y el rico 2(1 – t).  Todo lo recaudado se distribuye en transferencias unitarias iguales para todos, pobre y ricos. Una vez mas, consideramos tan solo redistribución pura: la redistribución no lleva a ningún incremento en la productividad de los individuos.

Como es obvio, las preferencias de los ricos y los pobres no están alineadas. Los ricos prefieren un impuesto nulo, ya que su renta es mayor que la media. Los pobres prefieren un impuesto positivo, ya que su renta es menor que la renta media, pero no quieren fijar un impuesto arbitrariamente alto ya que la distorsión recae sobre ellos mismos y desincentiva el trabajo de los ricos.

En una democracia prevalecen los intereses de la mayoría:

Consideremos por ejemplo el caso en el que e = 0.567. En este caso el tipo impositivo preferidos por los pobres (que son mayoría) es tE = 0.3611. La distorsión determinada por el impuesto proporcional a la renta, lleva a una reducción de la producción: los pobres trabajan 0.7399, los ricos 1.4798 y por lo tanto el producto medio es 1.701 (frente a un producto medio de 2.291 que se obtendría con impuestos nulos).  Con esta producción y este tipo impositivo, la transferencia unitaria es de 0.53. Los pobres se benefician por la redistribución, pero su ganancia es menor que la perdida sufrida por los ricos, de tal forma que la suma de las utilidades disminuye frente a una situación sin impuestos.

Toca ahora recordar que Cataluña, que representa a un 1/6 de la población de España, es mas rica que el resto de España.

Empecemos por suponer que la proporción de pobres en Cataluña es de tan solo c = 0.4, mientras que en el resto de España es r = 0.6. En promedio por lo tanto la proporción de pobres es justo la que mencionamos anteriormente: e = 0.567 = (5/6)*0.6 + (1/6)*0.4.  Las distribuciones de productividades en Cataluña, el resto de España y España en su conjunto están resumidas en la siguiente figura:

Figura 1: Distribuciones de productivades

Una vez desagregada la distribución de las habilidades en Cataluña y el resto de España, podemos desagregar también las contribuciones al producto medio de España, así como calcular las transferencias territoriales netas inducidas por las transferencias entre ricos y pobres. El producto medio en Cataluña es 1.7889 y en el resto de España 1.406; cada catalán realiza una transferencia neta media al resto de España de 0.1153.

Producción, distribución y redistribución con una Cataluña independiente

¿Qué ocurriría si Cataluña se independizara? Ya que en Cataluña la proporción de ricos es 1 – c = 0.6, y por lo tanto los ricos son mayoría, en una Cataluña independiente no habría redistribución: el tipo impositivo seria tC = 0. Ya que la renta media en el resto de España es menor que la de España, los pobres del resto de España, que son mayoría, r = 0.6, fijarían un impuesto mas bajo que antes, tR = 0.3529. El resultado por lo tanto sería impuestos mas bajos en ambas regiones frente a la situación inicial. Esto quiere decir menos distorsiones y menos redistribución.

Pasemos a analizar ambos.

Distorsiones: La descentralización de las decisiones fiscales conlleva impuestos mas bajos en ambas regiones frente al impuesto centralizado. Esto implica que la producción en cada una de las dos regiones sería mas alta con la descentralización que con impuestos y redistribución centralizada: en el resto de España la producción media sería 1.4236, en Cataluña 2.8. Al existir menos distorsiones, no solo la producción total se elevaría, sino también la suma de las utilidades de todos los individuos.

Redistribución: La distribución de las ganancias determinadas por las menores distorsiones no sería igualitaria. De hecho la descentralización generaría ganadores y perdedores. Los pobres, tanto los de Cataluña, como los del resto de España, perderían con la descentralización. Los pobres del resto de España seguirían siendo mayoría, pero dado que la renta media del resto de España es menor que la de España, fijarían un impuesto mas bajo y tendrían transferencias menores. Los pobres de Cataluña, sin embargo, ya no serían mayoría y por lo tanto no habría ninguna redistribución. Los ricos de Cataluña ganarían ya que el no tener que pagar impuestos mas que compensaría la perdida de la transferencia en la situación centralizada. La comparación no es obvia para los ricos del resto de España. Por un lado ganarían, ya que pagarían impuestos mas bajos, pero por otro lado lamentarían la perdida debida a que para un mismo nivel de impuestos, la recaudación y por lo tanto la transferencia serían mas bajas, ya que en el resto de España hay menos ricos que en Cataluña. En el caso que estamos analizando, el efecto neto para los ricos de España sería negativo. Pero podría llegar a ser positivo si el porcentaje de pobres en el resto de España fuera mas alto, por ejemplo, 0.75, ya que en este caso la reducción en el impuesto después de la descentralización sería mayor y compensaría la perdida por la reducción en la transferencia determinada por el hecho que hay menos ricos que la alimentan.

Resumiendo, en este caso la independencia de Cataluña tendría como perdedores a los pobres, tanto los de  Cataluña como los del resto de España y como ganadores a los ricos de Cataluña. Los ricos del resto de España podrían perder o ganar.

Resumimos los resultados en la tabla siguiente:

Efectos de la independencia de Cataluña

Proporciones de pobres en Cataluña y resto de España (c,r)

Impuesto unitario

Utilidades

Cataluña

Resto de España

Total

Cataluña

Resto de España

Pobres

Ricos

Pobres

Ricos

(0.4,0.6)

+

(0.4,0.75)

+

+

 

¿Pierden siempre los catalanes pobres? ¿Ganan siempre los catalanes ricos?

No. El resultado que hemos obtenido depende del hecho que la independencia de Cataluña hace que los pobres en Cataluña pierdan el control político de la redistribución. Si esto no fuera así, el resultado sería distinto.

Supongamos por ejemplo que la distribución de la renta para Cataluña y el resto de España sean mas parecidas: la proporción de pobres en Cataluña es c = 0.55 y en el resto de España es r = 0.57. La proporción de ricos en España sería la misma que antes, e = 0.567. Esta nueva distribución de productividades se resume en la Figura a continuación:

Figura 2: Distribuciones de productividades

Ya que la proporción de ricos en España sería la misma que antes, e = 0.567, en la situación centralizada los impuestos, la transferencia unitaria, las utilidades de ricos y pobres y la utilidad total serían las mismas. La única diferencia sería que en este caso los ricos y pobres se distribuyen de una forma distinta entre Cataluña y el resto de España. En comparación con el caso anterior, hay mas pobres en Cataluña y menos en el resto de España y al haber menos diferencia entre Cataluña y el resto de España, la transferencia neta media de cada catalán  al resto de España sería menor: tan solo 0.0115 en vez de 0.1153.

Si en este caso Cataluña se hiciera independiente, los pobres mantendría el control político de la redistribución en cada una de las regiones, así que en ambas regiones se utilizaría el impuesto proporcional sobre la renta para llevar a cabo una redistribución de ricos a pobres. Frente al tipo impositivo de tE = 0.3611 en la situación centralizada, en la situación descentralizada los impuestos en Cataluña y el resto de España serían respectivamente tC = 0.3648 y tR = 0.3603, es decir mas alto que en la situación centralizada para Cataluña, mas bajo para el resto de España. La razón es que la mayor proporción de ricos de Cataluña frente a la media nacional aumenta los retornos marginales de la redistribución para los catalanes pobres que tienen el control político de la redistribución. De forma parecida, la menor proporción de ricos en el resto de España frente a la media nacional, disminuye los retornos marginales de la redistribución para los pobres del resto de España que tienen el control político de la redistribución.

Como en el caso descrito anteriormente esto modificaría las distorsiones y la redistribución. ¿Que podemos decir en este caso?

Distorsiones: El incremento en el tipo impositivo en Cataluña llevaría a una reducción en el producto medio de Cataluña. La disminución en el tipo impositivo en el resto de España llevaría a un aumento en el producto medio en el resto de España. En términos de utilidades totales, nuestros ejemplos numéricos indican que la independencia generaría perdidas. No tenemos una demostración todavía, pero creemos que es posible demostrarlo. La razón es, probablemente, que la independencia lleva a mayores distorsiones en Cataluña, menores en el resto de España y ya que el coste marginal de la distorsión es creciente en la distorsión, el incremento en las distorsiones en Cataluña mas que compensaría a la disminución en las distorsiones en el resto de España.

Redistribución: Frente a la situación inicial centralizada, la descentralización genera con toda seguridad unos ganadores y unos perdedores. Siendo los pobres mayoría tanto en Cataluña como en el resto de España, y por lo tanto en España en su conjunto, el tipo impositivo siempre será el preferido por los pobres. Pero, los pobres están mejor cuando hay mas ricos que financian la redistribución. Esto implica que los pobres catalanes estarán mejor con independencia (ya que la proporción de ricos que financian la redistribución es mayor) mientras que los pobres del resto de España estarán peor (ya que la proporción de ricos que financian la redistribución es menor).

Los efectos de la independencia no son tan obvios para los ricos ya que existen dos efectos que van en direcciones contrarias. Para los ricos del resto de España existirán ganancias si la reducción en los impuestos mas que compensara el hecho que la independencia de Cataluña cancela las transferencias netas de Cataluña. Para los ricos de Cataluña existirán ganancias si el incremento en el tipo impositivo fuera mas que compensado por el hecho que ya no habrá transferencias netas al resto de España. En el caso que hemos propuesto la independencia de Cataluña perjudica a los ricos del resto de España y beneficia a los ricos catalanes. Pero se pueden dar también casos en los que los ricos de Cataluña ganan y los ricos del resto de España pierden, así como casos en los que los ricos de ambas regiones ganan.

Conclusiones

Las consecuencias de la descentralización de la redistribución determinada por la independencia de una región rica en relación con el resto del país, dependen de varios efectos. La cancelación de las transferencias neta de la región relativamente rica al resto del país es tan evidente que se destaca con frecuencia en el debate sobre el asunto.

Nuestro análisis sugiere que hay también otros efectos que pueden ser difíciles de cuantificar y que sin embargo pueden ser importantes. Estos efectos derivan de que la descentralización puede cambiar el equilibrio político de una manera que no siempre es obvia.

En la región relativamente mas pobre, la descentralización refuerza el control político de los pobres, pero disminuye las ganancias marginales de la redistribución: la descentralización por lo tanto llevaría a menos redistribución y a un aumento en la renta producida.

En la región relativamente mas rica la descentralización puede llevar tanto a un aumento en la redistribución como a una disminución y por consiguiente tanto a una disminución como a un aumento en la renta producida.

Es también interesante destacar que las ganancias agregadas, tanto en términos de utilidad como en términos de renta (si es que tiene sentido fijarse en las ganancias en términos de rentas) son positivas tan solo cuando los catalanes pobres pierden el control político a raíz de la descentralización. En este caso todos los pobres pierden, los catalanes ricos ganan, y los ricos del resto de España pueden perder o ganar. Cuando los catalanes pobres mantienen el control político, en cambio, la renta del resto de España aumenta, la de Cataluña baja, los catalanes pobres ganan, los pobres del resto de España pierden y los ricos, tanto de Cataluña como del resto de España pueden ganar o perder.

No cabe duda de que nuestro análisis se ha centrado en tan solo un aspecto de una posible independencia de Cataluña. Ni hemos tenido en cuenta los efectos del comercio que tanto le preocupan a Sevi (seguro que con razón), ni hemos tenido en cuenta otros aspectos importantes como la competencia fiscal e institucional que podría surgir. Pero, como dijimos al principio, creemos que pensar en las consecuencias sobre la redistribución es útil para “comprender la viabilidad económica y política de una opción independista, para evaluar sus consecuencias sobre distintos colectivos y para entender el apoyo político de esta opción.”