The profit paradox: o de cómo la falta de competencia nos hace más desiguales y más pobres

Una de las primeras entradas que escribí por estas páginas tenía que ver con la competencia. Me preocupaba que la reacción a la crisis bancaria fuera solamente la fusión de bancos y cajas nacionales, y no escuchaba nada acerca del nefasto efecto de estas fusiones en la competencia. Una década después seguimos igual, con fusiones entre bancos nacionales que reducen la competencia. Hoy vuelvo al ataque con el tema, porque he leído un libro impresionante, The Profit Paradox, de Jan Eeckhout, cuya tesis me ha dejado muy perturbado. La falta de competencia puede ser la causa principal del aumento espectacular de la desigualdad y de la pobreza en Occidente. Y esto a su vez es el origen de muchos otros males. Por cierto, si está leyendo esto deprisa y no puede seguir con el resto de la entrada recuerde que nos puede ver en directo hablando con Jan en Twitch el día en que se publica esta entrada (22-06-2021) a las 7 de la tarde y en el canal de Youtube un par de días más tarde (la ventaja de Twitch es que es en directo y pueden preguntar al autor directamente).

Primero una nota sobre el autor. Aunque hemos hablado de él aquí alguna vez y es uno de los economistas que trabajan en España con un mayor prestigio internacional, no ha hecho mucha labor divulgativa. Hasta ahora, claro. Porque este libro suyo vale por todas mis entradas por aquí multiplicadas por cien. Lo interesante es que el libro nace de una de sus líneas de investigación en los últimos años. En particular este artículo del Quarterly Journal of Economics en el que se documenta el ascenso del poder de mercado en las últimas décadas, y las implicaciones que esto tiene en el descenso de la participación de los salarios y el ascenso de los beneficios en el PIB.

El libro sigue de manera muy cercana, y expandida esta estructura. La primera sección se centra en la evolución reciente del margen comercial (precio – coste). La segunda documenta la evolución paralela de los salarios, la desigualdad y otras magnitudes y fenómenos sociales de primer orden. La última sección es una reflexión sobre lo que podemos hacer para solucionar los graves problemas que causa este fenómeno.

El capítulo dos de la primera sección empieza con una cita de Warren Buffett (el “sabio de Omaha”) que es muy útil para explicar el fenómeno: “No quiero un negocio que sea fácil para la competencia. Quiero un negocio con un foso alrededor. Quiero un castillo muy valioso en el medio, y luego quiero que el duque a cargo del castillo sea honesto, trabajador y capaz, y luego quiero un gran foso alrededor del castillo.”

A las empresas no les gusta la competencia, porque hace disminuir los beneficios en general (hay excepciones, claro, en mercados donde puede fluir información tecnológica entre competidores que les ayuda a reducir costes, o mejorar el producto). En esas condiciones, si se pueden asegurar de que los competidores no entran en el mercado, las cosas les van a ir mucho mejor. Lógicamente la limitación de la competencia es ilegal, pero hay maneras de subvertir este proceso sin acabar con multas millonarias o, peor, en la cárcel. Una de ellas, es “comprar” a los competidores. Empezaba esta entrada discutiendo la ola de fusiones en el sector bancario español. Esto no es una anécdota nacional, en el sector tecnológico ha habido oleadas masivas de fusiones. Por ejemplo, Facebook se ha consolidado como líder de las redes sociales comprando a WhatsApp o Instagram.

Se preguntarán los lectores cómo permiten esto las autoridades de la competencia. En el caso de las fusiones españolas bancarias, había el problema de viabilidad del sector bancario (aunque habría sido mejor que bancos extranjeros se hicieran cargo de nuestras cajas desde el punto de vista de competencia). Pero en general la razón por la que se permiten las fusiones es porque si la fusión genera disminuciones suficientes de costes, en teoría la ganancia vía (reducción de) costes puede superar la pérdida en competencia. En teoría, porque por lo general las empresas (o sus consultoras) son muy creativas argumentando las increíbles reducciones de costes que van a obtener si se fusionan (de ahí los EREs bancarios, que vienen justificados porque las fusiones bancarias podrían permitir reducción de costes vía eliminación de sucursales y servicios centrales duplicados, por ejemplo), pero el track record a la hora de la verdad es malo, argumenta Eeckhout (y yo estoy de acuerdo).

Otra cuestión importante es que el cambio tecnológico está creando la posibilidad de crear barreras de entrada en la industria que tienen que ver con inversiones masivas en infraestructura, después de lo cual el coste marginal es muy bajo (por cierto, un libro que ya tiene años sobre este tema, pero que aún es actual es éste de John Sutton). Un ejemplo de libro de texto son los ferrocarriles. Una vez uno ha puesto las vías por todo el país, puede operar trenes a un coste relativamente bajo. Un nuevo entrante que tenga que recuperar el coste de esa infraestructura duplicada, no los va a hacer si entra y hay una competencia fuerte en precios. Y por tanto no entra. Esto es lo que en los libros de introducción se llama el monopolio natural. Y las inversiones en logística de Amazon o Zara los convierte fácilmente en monopolistas naturales de sus sectores.

Esto va mucho más allá de una anécdota, y no es un solo sector. Cuando vi el siguiente gráfico en el libro, casi me caigo de espaldas. Los márgenes han aumentado más de un 50% en todo el mundo.

La segunda parte del libro responde a la pregunta obvia de cualquier lector con espíritu crítico: ¿y qué? La gente hace cosas interesantes (Facebook, Amazon, Zara) y esto les lleva a tener beneficios porque mejoran la vida de todos. Se supone que eso es lo que hace el capitalismo ¿no? Váyanse a Cuba o Corea del Norte y pregunten si les preocupan los márgenes comerciales de Amazon.

Pues no es tan fácil. Es también de economía de primero que el poder de mercado disminuye el excedente social, y que se debe controlar. Para empezar, una empresa con poder de mercado disminuye el excedente del consumidor. Lo que yo no veía tan claro es que además puede hacer que los salarios caigan. La forma mejor de verlo es pensar qué pasa si Amazon, Google y Facebook son las únicas empresas que contratan informáticos. Pues claramente los salarios de los informáticos van a sufrir.

De nuevo, esto va más allá de la anécdota. Miren la participación de los salarios en el PIB:

La de los beneficios:

O los salarios contra la productividad:

Casi que podría dejarlo aquí, pero no olviden el impacto que tiene la desigualdad en la polarización política y el populismo 0 lo que Anne Case y Angus Deaton llaman las muertes por desesperación (otro gran libro sobre el que hay que hablar, aunque Judit Vall ya habló de esto por aquí).

La tercera parte del libro se pregunta si hay solución. Y la propuesta es relativamente simple, dados los dos problemas originales. Por un lado, ser mucho (yo diría muchísimo) más duro antes de aceptar una fusión por “ventajas de costes”. La evidencia de que no mejoran el bienestar público es demasiado grande. Por otro lado, para aquellos contextos en los que las ventajas de una infraestructura única son grandes, hacer como con los ferrocarriles, o la electricidad. La red debe ser interoperable. Google debe permitir que varios anunciantes usen sus datos masivos para ofrecer servicios de publicidad en el buscador, Amazon debe ofrecer su red logística a varios proveedores. La forma concreta que adopte esta interoperabilidad puede no ser sencilla, pero nos jugamos mucho si no estudiamos cómo hacerlo bien.

Si tengo que ofrecer una crítica a este magnífico libro lo haré, para no perder mi credibilidad de Sith Lord. Una crítica sustancial es que el libro no hace mención a una explicación alternativa al aumento de la desigualdad y la caída de los salarios. El ascenso del neoliberalismo desde los años 80 desmontó una serie de protecciones básicas: sindicatos que pierden peso, sistemas fiscales que se hacen menos progresivos, además de una “liberalización” de la política de competencia. Es decir, la falta de competencia es un síntoma más de un problema social más complejo.

Por otro lado, a los lectores más técnicos quizá les preocupen algunas relaciones causales que se apuntan en el libro. ¿Verdaderamente podemos poner una flecha de causalidad de márgenes a salarios? ¿No podría ser al revés, o como digo en el párrafo anterior, haber una tercera causa central?

Pero no se preocupen, estas preguntas tienen respuestas. Le vemos en Twitch o en Youtube.



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Hay 20 comentarios
  • Gracias Antonio:

    Tengo el libro en casa aún por leer. Pero ojeándolo ya veo que es un trabajo fenomenal. Desde mi punto de vista, estamos en la nueva guilded age, con todos los caveats que sean aplicables. Amazon es el nuevo Ford.

    No se a quién se le ocurrió decir que al fusionar dos empresas (es decir, al eliminar competencia) puede aumenta el excedente social. Y no sé qué mente perversa decidió venderlo a la sociedad como algo benéfico, porque es un argumento con el que me encuentro una vez y otra. El peor de los mundos es un monopolio privado con costes marginales de risa.

    Yo tengo exactamente la misma pregunta que tú: como vamos del monopolio al monopsonio. Creo necesitamos otra parte de la historia que es la reducción del poder de los sindicatos (por méritos propios, también) y, como dices, la reducción de la progresividad y, sobre todo, la enorme reducción impositiva a las empresas.

    La cuestión es si se va a tener la voluntad política de cambiar la situación.

    • Teóricamente si los costes bajan lo suficiente con la fusión, puede mejorar el excedente. El problema es que las empresas tienen gabinetes enteros de gente (y economistas que se prestan) para justificar bajadas de costes brutales. Y un problema es, que yo sepa, no hay seguimiento. Si luego no se generan esas bajadas de costes, no se revisa la decisión y se "deshace" la fusión. En contextos de incertidumbre, un principio de precaución debería dominar. Por no hablar del hecho que remarca Jan, que las agencias de defensa de la competencia tienen mucho menos personal del que necesitarían para hacer el trabajo bien.
      Y un problema con la "voluntad política" es que estas megacorporaciones tienen una influencia brutal en el proceso político. Tanto por el dinero que tienen para financiar partidos, como por su control de los medios. El Brexit es incomprensible sin Murdoch y Fox News. Por no hablar de Trump tanto de su ascenso. como de su caída.

  • Estupenda entrada, Antonio.

    En el debate sobre la desigualdad y sobre la vuelta a una política industrial (y financiera) más activa, estos argumentos invitan a pararse y reflexionar, porque es fácil que se te escapen cosas básicas, y este libro te las recuerda, y te las dibuja por si acaso.

    Me ha hecho pensar que la prensa (incluida la seria) suele asociar automáticamente la salud de un sector (incluyendo la banca, pero no sólo) y el beneficio empresarial, y, aunque luego den todos los matices del mundo, la perspectiva está sesgada. A lo mejor es que somos algo básicos, y sólo nos creemos que la cosa va bien si Santander o Zara tienen más beneficios.

    Muchas gracias por el post.

    • Tienes razón David. El autor hace mucho énfasis en que la bolsa puede subir cuando la economía de casi todos va de pena, porque lo que mide la bolsa son las expectativas de beneficio empresarial, no lo que bien que va la economía en general. Es verdad que hay alguna correlación, pero el libro tiene gráficos espectaculares que muestran que no siempre es así.

  • Pues ya tengo una lectura para el verano! Muchas gracias por la reseña.
    Quizá sea oportuno recordar que Amazon tiene una némesis oriental: Aliexpress/Alibaba, y que Tiktok es china también. A ver si van a ser los chinos los que salven el libre mercado... :).
    Me preocupa bastante el tema de los monopolios naturales (trabajo en el sector): las nuevas tecnologías y el desarrollo tecnológico en general son campo abonado para los monopolios naturales. Cuando algo funciona bien las empresas no se complican y el líder del mercado acaba por imponer su estándar. Ejemplos claros son Windows, Android, etc. Y las patentes no ayudan a esto. Quizá sea necesario revisar el papel de las patentes en la formación de estos monopolios.
    Otra cosa que me ha llamado la atención es el incremento de los beneficios desligado al de los salarios: esto es consistente con el aumento de la automatización en la producción industrial. Quizá haya que empezar a plantearse el modelo de empleados que gastan su salario en comprar productos. A lo mejor debemos comenzar la transición al de ciudadanos que gastan su asignación proveniente de impuestos en comprar.

    • Es verdad que las patentes son parte del problema, el libro también habla de ello, y cita esta otra impresionante contribución de Michele Boldrin y David Levine, Against intellectual monopoly. Y también es cierto que la renta básica universal va a ser un tema recurrente en el que habrá que pensar muy en serio, una vez resolvamos el problema de que las empresas paguen sus impuestos como toca.

  • Muy interesante. Tengo una observación sobre el último gráfico de productividad y salarios. Parece que se despegan pero, si no me equivoco, eso quizá se deba a que se está comparando un indicador "promedio" (productividad) con otro "mediano" (salario). Me pregunto cómo saldría si se comparase productividad mediana con salario mediano, o productividad promedia con salario promedio. Veo probable que se acercasen mucho más, teniendo en cuenta que, según tengo entendido, la desigualdad salarial también ha crecido bastante en las últimas décadas.

  • Excelente post, es un tema que me llama mucho la atención desde hace mucho tiempo, leeré el libro sin ninguna duda!!!

    Desde mi punto de vista, las grandes tecnológicas se comportan como monopolios naturales y creo que se debe a que son así o no lo son. Me explico, existe una relación circular de acumulación de empresas y consumidores en estas plataformas que hace que sea imposible que exista competencia en el sector, lo vimos con Whatsapp: existían (y existen) alternativas al uso de la aplicación pero incluso cuando Whatsapp era de pago y sus alternativas eran gratuitas (y en algunos casos, más seguras) los consumidores elegían ésta porque "era donde estaba todo el mundo", al final cuando queremos una aplicación de mensajería lo que queremos es comunicarnos con la gente y ¿para qué quiero una aplicación en la que no hay nadie? Lo que imposibilitaba el crecimiento de las alternativas.

    Esto lo podemos observar también en Amazon: los consumidores utilizan Amazon porque es donde pueden encontrar todos los productos que consideren y, a su vez, las empresas quieren vender sus productos en Amazon porque es donde pueden encontrar a la gran parte de consumidores. El círculo virtuoso (o vicioso, depende de cómo lo veamos) de acumulación de consumidores por acumulación de empresas y de acumulación de empresas por acumulación de consumidores es, creo, el motivo por el cual las grandes empresas dueñas de estas plataformas se comportan como monopolios.

    De nuevo, felicidades por el post!

  • Muchas gracias, un gran post, con el que estoy de acuerdo en muchas cosas, como la necesidad de competencia, pero permítame comentar y discrepar en algunas cuestiones.
    La reducción de competencia puede incrementar el poder de mercado y hacer que el mercado de trabajo se rija mediante el modelo monopsónico, que puede presionar salarios a la baja en ausencia de regulación luego esta puede ser fundamental en estas situaciones concretas.
    Efectivamente existen los monopolios naturales, para los cuales veo solución si son públicos, menos si son privados, ya que en el primer caso se pueden subastar concesiones, algo sobre lo que creo es un maestro Jean Tirole
    Sin embargo, la excusa de reducción de costes a través de fusiones no tiene porque traducirse en rebajas de precio necesariamente afectando al excedente del consumidor.
    Evidentemente se ha producido un incremento de los beneficios empresariales en el PIB, pero eso no implica necesariamente menores salarios ni poder adquisitivo, como ha ocurrido en USA, donde ambos se han incrementado. https://fred.stlouisfed.org/series/COMPRNFB#0
    Es cierto que la productividad se ha incrementado más que los salarios, pero si el capital contribuye cada vez en mayor medida a través de la automatización al proceso productivo es lógico que incremente su participación en beneficios. https://www.census.gov/library/publications/2020/econ/2021-csr.html
    sigue

    • Gracias. Dos observaciones. Hay una relación empírica muy clara entre el ascenso de las "superstar firms" y el decrecimiento salarial que documentan Autor el all aquí https://academic.oup.com/qje/article/135/2/645/5721266?login=true
      Por otro lado no hay que confundir la remuneración al capital y los beneficios. La remuneración al capital se ha mantenido constante, lo que ha crecido es el beneficio empresarial. Es decir las rentas extraordinarias por encima de la remuneración normal del capital, que vienen de los rendimientos monopolíticvos.

  • Indudablemente estas tendencias inciden en la desigualdad, un parámetro relativo, y no en lo verdaderamente importante, la calidad de vida, que no tienen necesariamente que evolucionar en paralelo. Si bien es cierto que la desigualdad puede alimentar el populismo y la inestabilidad social y política.
    Muchas gracias, excelente y polémica entrada.

  • Muy buena entrada, Antonio. Gracias por compartirla.

    No he tenido oportunidad aún de escuchar la entrevista y tal vez es un tema que se tratáis pero no tengo claro cuál es la relación con la productividad de este fenómeno.

    Me viene a la memoria este post en Voxeu:
    https://voxeu.org/article/increasing-market-concentration-europe-more-likely-be-sign-strength-cause-concern?utm_source=dlvr.it&utm_medium=twitter

    ¿Alguna idea entre concentración y productividad?

    Muchas gracias

    • Sí, comentamos que la concentración ha hecho disminuir el número de startups y en general el dinamismo empresarial de la economía. Piensa que el fundamento del crecimiento es la destrucción creativa, pero si las empresas tienen fosos inmensos a su alrededor no hay destrucción posible.

  • Una entrada interesantísima. Muchas gracias!

    En mi opinión, parte del problema es que muchas de las nuevas empresas tecnológicas no crean un producto, sino que se basan en ofrecer un mercado más eficiente. Blablacar, por ejemplo, es un caso paradigmatico. No ofrece ningún servicio, simplemente ayuda a unir de forma eficiente oferta con demanda. Con matices, muchas de las grandes tecnológicas tienen un modelo de negocio parecido.
    El problema está en que un mercado único es más eficiente que muchos de segmentados, por lo que estas empresas se convierten en un monopolio natural. Es más cómodo entrar en Amazon para cualquier cosa que tener que comprar en diez tiendas distintas. Gran parte del atractivo de las redes sociales es precisamente este, que son sociales.

    Esto sin olvidar la dimensión política, a la que apuntas muy bien en los últimos párrafos.

    • Tienes razón, por esto Jan insiste en que la solución no es "romper" el monopolio sino permitir la interoperabilidad en la red. Igual que cualquier operador de telefonía móvil puede entrar en la red telefónica pagando un canon, y por esto la factura móvil en Europa es mucho más barata que en USA donde no insisten en la interoperabilidad (el ejemplo es de Jan).

  • He oído la charla y me ha encantado. Aunque la verdad es que, junto con otras investigaciones recientes (estoy pensando en Piketty), dibujan un panorama bastante sombrío para el común de los mortales. Sobre todo porque la mano visible del Estado que, de alguna forma podría tratar de paliar los problemas, está muchas veces inmovilizada por el inmenso poder de estas compañías.

    En todo caso, ya sabíamos que la falta de competencia es mala en general. Y que hay varios sectores donde ésta brilla por su ausencia tampoco es una novedad. En este sentido el libro me parece una novedad relativa. Aunque el solo hecho de que profesionales acreditados se decidan a escribirlos, me parece un valor.

    Muchas gracias por al entrada y por el vídeo.

  • Gracias por darnos a conocer este libro, que sin duda merece una lectura.

    Me pregunto si este tipo de argumentario no estará buscando culpables donde resulta más socialmente correcto hallarlos. Las grandes empresas: ¡qué malas que son!

    Existen monopolios naturales, y esto no es más que un reflejo de la máxima eficiencia que pueden conseguir las empresas en ciertos sectores. Pero dicha eficiencia no puede ser nunca un problema en sí misma. Siempre me sorprendió ver, en los hipermercados, pasillos enteros en los que se podía elegir entre 20 marcas distintas de papel higiénico. Esto no puede ser eficiente, pensaba. Más tarde, salí de mi ingenuidad y comprendí que se trataba, en realidad, de productos fabricados por solo una o dos empresas, con marcas distintas.

    La conclusión a la que las posturas contrarias a la concentración empresarial puede conducir, de manera no sé si velada o inconsciente, o ambas cosas, es: “vamos a hacer las cosas ineficientemente, si ese es el precio que tenemos que pagar por mantener el empleo”.

    Me recuerda demasiado a aquello que decía Keynes (autoparódicamente, para ilustrar aplicaciones subóptimas de su teoría) de enterrar y desenterrar dinero una y otra vez, para mantener activa la economía y alto el empleo.

    ¿No será, simplemente, que el trabajo cada vez hace menos falta y lo que hay que hacer es fragmentar, no las empresas, sino su posesión, para que todo el mundo perciba rentas del capital sustitutivas de la renta salarial perdida?

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