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Señora alcaldesa, póngame una tasa de congestión: se lo pido por mis niños, que están haciendo la PAU

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Estos días están haciendo la prueba de acceso a la universidad (PAU) muchos miles de jóvenes (por cierto, mis mejores deseos para todos). Y como suele pasar en esta época si no ha llovido por una temporada, Madrid está cubierto por una “boina” bastante repelente de color amarronado. Hasta ahora me angustiaba “sólo” pensando que la polución es mala para la salud, como nos contaba aquí Gerard contradiciendo a la antigua alcaldesa. Pero esta vez hubo la mala suerte de que además acababa de leer este artículo de Lavy, Ebenstein y Roth, que muestra que le puede costar a su hijo (sí, más a su hijo que a su hija) suspender la selectividad, o no poder estudiar medicina. Y lo que es peor, como dicen los autores un mal resultado en la PAU “tiene un impacto significativo de largo plazo en los resultados universitarios y en su renta posterior”.

Lo ideal para evitarlo sería que nos bajáramos del coche ya, pero como somos muy obstinados, mejor sería que nos pongan una tasa de entrada en Madrid tan bestia que no nos atreviéramos como hemos defendido (aquí, aquí, y aquí) repetidamente. Ah, y es una tasa, así que no hay que gastar, y dado cómo están las finanzas de las grandes ciudades, yo me lo miraría con lupa.

Vamos por partes. Lógicamente, la primera preocupación que genera la polución son sus efectos en la salud, y es también lo primero de lo que hablan Lavy y coautores, pero Gerard ya nos ha iluminado, así que vamos al siguiente asunto, que es explicar un poco la PAU israelí (Bagrut en hebreo) de la que vienen los datos. En Israel hay exámenes nacionales al final de los curso 10 y 11 (4ESO y 1 Bachillerato en nuestro sistema), y otro conjunto más intenso de exámenes (siete obligatorios y una o más electivas), al final del curso 12 (nuestro 2 de bachillerato). Estos exámenes lo aprueban aproximadamente la mitad de los graduados del bachillerato. Los estudiantes son admitidos a las universidades sobre la base de estos exámenes y de una prueba psicométrica, usando una fórmula única prestablecida. Por tanto los efectos de la polución (o cualquier otra perturbación) en la probabilidad de aprobar, y en la nota media, tienen una importancia significativa en la vida de los estudiantes.

Los datos del estudio combinan notas del Bagrut de 2000 a 2002 (que se hace en las escuelas, no en las universidades), y datos demográficos/sociales de los estudiantes, con datos de polución atmosférica en esa misma época para 139 estaciones de medición, así como datos salariales de 2010 a 2012 para los mismo individuos (y como de costumbre uno se tira de los pelos de que nuestras autoridades, que ya tienen datos parecidos, todavía no las hayan puesto a disposición de los investigadores). El sistema universitario israelí cuenta con 8 universidades que otorgan doctorados (y son más prestigiosas), unas 50 que solo otorgan títulos de grado, y algunas instituciones no universitarias que otorgan títulos vocacionales (similares a nuestra FP superior). Casi todas las universidades (ciertamente todas las que ofrecen doctorados) requieren el Bagrut para entrar en ellas. Los datos corresponden a unos 415,219 exámenes de 55,873 estudiantes en 712 escuelas.

La estimación es sencilla, pues al medir el efecto de la polución sobre las notas, no hay graves problemas de causalidad, teniendo en cuenta que el hecho de que hay varios exámenes en momentos distintos del tiempo permite introducir efectos fijos de estudiante, además de efectos fijos de ciudad y de momento del tiempo. Esto evita que encontremos un efecto espurio que se deba, por ejemplo, a que los estudiantes con menos recursos y peores vivan en zonas más contaminadas. El efecto se puede ver en la siguiente tabla. La columna 5 es la especificación preferida, porque incluye todos los efectos fijos. Bajo esa especificación el índice de calidad ambiental (AQI) tiene un efecto negativo y claramente significativo. Como dicen los autores, para interpretar la magnitud del ejemplo, la diferencia entre examinarse un día de calidad ambiental media y un día en el 99% de peor calidad tiene un impacto de 0,15 desviaciones estándar en la nota, algo que es equivalente al efecto que el propio Lavy encontró de reducir el tamaño de la clase de 31 a 25 estudiantes y mayor que el de pagar incentivos sustanciales a los profesores.Desafortunadamente esos días tan malos son más frecuentes en primavera y verano, por los vientos del desierto. En todo caso, recuerden que estos efectos tan grandes son para una degradación ambiental considerable, y naturalmente se esperan efectos menores para casos menos extremos.

Selectividad 1

El siguiente paso es medir el impacto de la polución en los salarios. La estimación se hace por mínimos cuadrados bietápicos. Con la primera etapa podemos ver (fila encabezada “First Stage”, última columna, que es la especificación preferida) que 10 puntos de empeoramiento de calidad ambiental llevan a 1.64 puntos menos en el examen, y usando los resultados de la segunda etapa, se puede concluir (última fila, última columna) que un punto menos resulta en una pérdida de 66 shekels (unos 17 euros) al mes de salario. En las comprobaciones de robustez, los autores encuentran que el efecto tiene lugar sobre porque peores notas del Bagrut hacen más difícil llegar a las universidades más selectivas.
Selecitividad 2
Es interesante comprobar si los efectos difieren por estratos de la población. Se puede observar en la siguiente tabla (en la especificación preferida, última columna) que los efectos son más fuertes en los varones, los estudiantes con más dificultades, y los de estatus socioeconómico más bajo, algo razonable dado que los varones y las personas de estatus socioeconómico bajo tienen tasas de incidencia del asma mayores.
Selectividad 3

Sin embargo el efecto en los salarios que se puede ver en la siguiente tabla es mayor para los varones (al igual que sobre las notas), pero menor para los peores estudiantes y aquellos de nivel socioeconómico bajo, fundamentalmente porque éstos tienen menos probabilidad de entrar en las universidades más prestigiosas de todas formas.
Selectividad 4

Déjenme que insista otra vez para acabar en la primera lección de estos datos. Debemos mejorar el problema de la polución en las grandes ciudades, y las tasas de congestión son un buen instrumento para hacerlo. Espero que las nuevas alcaldesas sean más sensibles a este problema que los antiguos ediles, ya que como hemos mostrado puede tener importantes consecuencias distributivas, además de eficiencia. Es verdad que las tasas de congestión únicas son menos onerosas proporcionalmente para los más ricos. Pero estos usan el coche para ir a trabajar con mayor frecuencia (aquí los datos británicos, no he encontrado nada para España aunque leyendo este artículo supongo que se podría deducir de la Encuesta de Presupuestos Familiares). Además, la tecnología hace perfectamente factible poner tasas más caras a los que usen coches más grandes, o tengan renta más alta, así que sería una mala excusa no usarla porque "favorece a quien tiene mayores posibilidades económicas."

Pero otra lección importante tiene que ver con la PAU. Un solo examen con tanto peso en el futuro de los estudiantes, que como vemos es susceptible de estar influenciado por factores ajenos a la aptitud y el esfuerzo de los estudiante, merece replantearse, aparte de que la nueva ley de educación lo hace necesario. No creo que dar más peso a las notas del bachillerato sea una respuesta debido a la facilidad de manipulación estratégica, pero quizá se podrían usar más exámenes estandarizados, comenzando incluso desde la educación obligatoria. Con más elementos formando parte de la nota de acceso sería posible hacer menor el peso de estos factores irrelevantes.