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¿Por qué no se debe invocar el esfuerzo fiscal como argumento si uno quiere que los impuestos sean bajos?

De Antonio Cabrales y César Pérez

A raíz de la decisión de un Youtuber de marcharse a vivir a Andorra, hice en twitter una serie de consideraciones que probablemente no sorprenderán a nuestros lectores. En el contexto europeo, los impuestos españoles no son muy altos, ni los tipos marginales máximos llegan para niveles de renta particularmente bajos, ni el gasto público es especialmente ineficiente. Obviamente, como suelo decir para educación, ser mediocres (en lo de eficiencia del gasto) no debería ser aceptado y aquí solemos hablar de cómo evitarlo. Pero hoy quería abundar sobre una respuesta que me hicieron algunos seguidores al hilo de twitter. ¡España igual no tiene impuestos medios muy altos, pero nuestro esfuerzo fiscal es insoportable! Hoy les explicaré por qué es un argumento raro viniendo de alguien que desea impuestos bajos, y por qué empíricamente es un argumento malo para España (por cierto, aquí tienen otros argumentos de José Luis Ferreira sobre la rareza de este concepto).

En primer lugar, definamos el concepto. El “esfuerzo fiscal” es la presión fiscal (o recaudación total dividida por PIB) dividida por la renta per cápita de un país. A primera vista parece una definición bastante arbitraria. ¿Por qué dividir por la renta per cápita? Pero quizá no sea tan absurdo. La mayor parte de los países tienen sistemas impositivos que al menos aspiran a la progresividad (otra cosa es lo que suceda de verdad viendo todo el sistema, incluyendo los beneficios del sistema de bienestar social). Dado que la progresividad supone que el tipo impositivo (la fracción de la renta que pagamos como impuestos) crece con la renta, esto quiere decir que la presión fiscal debería ser mayor cuando la renta es más elevada. Y si queremos comparar cómo varían los impuestos entre países tenemos que hacer algún ajuste dado que la renta de los diferentes países es distinta.

Hasta aquí todo bien, pero si nos tomamos en serio el concepto, un esfuerzo fiscal constante (igual para todos) según la definición dada, lo mismo vale para países que para ciudadanos dentro de un país. Y este concepto supone que la presión fiscal debería ser una función lineal de la renta de manera universal y para medir el esfuerzo lo único que hay que comparar es la pendiente de esas rectas. Llamemos T a la cantidad total de impuesto pagada per cápita, e Y a la renta per cápita. Dado que tanto T como Y son variables per cápita T/Y es lo mismo que la presión fiscal. La definición del esfuerzo fiscal supone que la presión fiscal T/Y=E*Y y lo único que necesitamos calcular para comparar entre países es la "E" en esa expresión, que es justamente el esfuerzo fiscal. Pero ¿es éste un buen supuesto? Es decir, ¿a medida que aumenta la renta en un país, el tipo medio (T/Y) sube como debería para mantener el esfuerzo, es decir linealmente con la renta? Si no fuera así, esto se puede entender como que los de alta renta tienen pocos impuestos o como que los de baja renta tienen muchos, de acuerdo con el supuesto implícito del esfuerzo fiscal. Y si un país no es consecuente con el esfuerzo fiscal, no sabemos qué significaría ser consecuente entre países. Pues, la verdad, me entró la curiosidad, y vía un amigo común entré en contacto con César Pérez, un estadístico facultativo del Instituto de Estudios Fiscales, y le pedí que verificara esta hipótesis para España.

Más precisamente le pedí que se concentrara en el IRPF (y, particular en la tarifa general de IRPF, sin contar los tramos autonómicos), que al ser el impuesto más progresivo nos da una cota superior del nivel de progresividad que desean los españoles. Y para ese impuesto que calculara cómo varía el tipo medio (la cantidad pagada dividida por la renta total que es lo que más se acerca a la “presión fiscal” T/Y a nivel individual) con el nivel de renta de manera general en la población. Este cálculo no es trivial, porque la cantidad efectivamente pagada depende de las circunstancias personales. Por esto necesitamos un análisis estadístico para ver qué tipo de ecuación representa mejor esa relación. Les dejo con sus cálculos y luego vuelvo:

“Con el objeto de investigar la relación entre el tipo medio del IRPF y los ingresos, se estima un modelo no lineal potencial de la forma:

T/Y = a*Y^b (a y b parámetros a estimar)

Tomaremos como ingresos la base liquidable general del impuesto sometida a gravamen y el tipo medio de gravamen estatal general. Considerando los datos de la muestra de IRPF de 2018 y utilizando el método iterativo de estimación para modelos no lineales de Levenberg_Marquardt, se obtiene el siguiente ajuste del modelo potencial:

T/Y = 1,659*Y^0,486

Tal y como se observa en la tabla ANOVA del modelo, se obtiene un R cuadrado de valor 0,74, lo que indica una buena identificación y capacidad explicativa del modelo. Asimismo, en la tabla de estimaciones de los parámetros se obtienen errores estándar muy bajos e intervalos de confianza para los estimadores muy precisos. Todo ello hace que la estimación sea bastante consistente.

Si realizamos una representación gráfica del modelo se obtiene la figura siguiente:

Para potenciar el análisis, se realiza la estimación del modelo utilizando la muestra de IRPF del año 2017. se obtiene el siguiente ajuste del modelo potencial:

T/Y= 0,016*Y^0,496

Se observa que las representaciones para el modelo en los dos años de datos son similares. En cuanto a las ecuaciones de los dos modelos, se observa que el parámetro de escala estimado (b) es prácticamente el mismo en los dos modelos. Sólo varía el parámetro de posición (a). Pero este último parámetro no interviene en la cuantificación del efecto de los ingresos sobre el tipo medio ya que gráficamente representa una mera traslación de la gráfica.

Si se replicase el ejercicio para las muestras de IRPF de más años, es de esperar que los resultados fueran similares.

Tenemos entonces un tipo medio progresivo en el IRPF en función de los ingresos de los contribuyentes valorada en media en 0,5 puntos porcentuales para cada punto porcentual de aumento en los ingresos.

Es de destacar que los modelos se han ajustado en la población total de contribuyentes a partir de los factores de elevación de las muestras.”

Me parece muy importante esta observación final. El modelo estimado muestra que, por cada aumento de la renta en un punto porcentual, el tipo medio efectivo aumenta un 0,5% (esto es lo que quiere decir que el exponente "b" de la Y en la expresión T/Y=a*Y^b sea un número cercano 0.5). El concepto de esfuerzo fiscal supone que un aumento de la renta en un punto porcentual debería aumentar el tipo medio en un uno por ciento (esto es lo que implica que en la ecuación del esfuerzo fiscal tengamos T/t = E*Y, donde Y está elevado a uno), más del doble. Otra forma de verlo es que en España el esfuerzo fiscal está disminuyendo con la renta. En otras palabras, en España el impuesto más progresivo que tenemos, el IRPF, es mucho menos progresivo de lo que supone el concepto de esfuerzo fiscal.

Con ese nivel de progresividad implícito no es sorprendente que España (y en general los países del sur de Europa) parezcan en las tablas de esfuerzo fiscal mucho más “esforzados” que países centroeuropeos, o del norte de Europa, con estados del bienestar mucho más potentes, pero con rentas mucho más altas. Vamos a explicar esto un poco más. El PIB per capita a paridad de poder de compra en España en 2019 fue de 43000$ y en Alemania de 57000$ de manera que el PIB español está un 25% por debajo del alemán. El esfuerzo fiscal sugeriría que los impuestos alemanes deberían ser un 25% mayores que los españoles. Como no lo son, el esfuerzo fiscal alemán parece mucho menor que el español.

Dado este descubrimiento, me parece claro que el concepto de esfuerzo fiscal lo debe usar quien desee un grado de progresividad impositiva como el que viene implícito en el mismo. Si el argumento viene de alguien que quiere impuestos bajos, habrá que concluir que o no sabe lo que está defendiendo o, peor, que lo sabe, pero no está siendo muy honesto.