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Monografía FEDEA (I): La asignación del Talento

Este jueves pasado hemos presentado en Barcelona la tercera monografía FEDEA, que he coordinado con Marco Celentani. El título, Talento, esfuerzo y movilidad social es bastante explicativo. Un titular: en España la igualdad de oportunidades es baja respecto a Europa, y en las últimas décadas puede haber empeorado la movilidad social. La culpa es de la educación y de un mercado de trabajo disfuncional. En las próximas semanas me gustaría compartir un resumen más detallado de los resultados con los lectores.

Para los impacientes, la monografía completa se puede encontrar aquí (también hay disponible un resumen ejecutivo y las un transparencias de la presentación).

Aunque no sé si iré presentando los capítulos siempre en orden, hoy sí que comenzaré por el primero; La asignación ineficiente del talento, de José Vicente Rodríguez Mora (también conocido como Sevi).

La mayor parte del artículo se centra en explicar por qué es tan importante asignar el talento de la sociedad a aquellos usos donde es más productivo, cuáles son los impedimentos principales a una buena asignación y cómo eliminar estos impedimentos. No me voy a meter en mucho detalle en esta parte, porque el capítulo ya está escrito de manera bastante divulgativa, ya que es una reimpresión con algunos pequeños cambios de un Opuscle del CREI (Centre de Recerca en Economia Internacional). Para los que no los conozcan, la serie de Opuscles es un recurso muy útil sin un excesivo contenido técnico sobre gran variedad de asuntos económicos escrita por investigadores de primer nivel.

Me voy a concentrar en un asunto concreto, en parte porque se refiere al titular con el que comencé la entrada y en parte porque es el aspecto quizá más sorprendente del artículo. Me refiero al hecho de que la movilidad social podría haber empeorado en España en las últimas décadas.

Y hay que empezar definiendo la movilidad social. Para los economistas (ver por ejemplo este artículo de Gary Solon la movilidad social mide cómo de parecido es el estatus relativo de una persona y el de sus padres. O, más técnicamente, es la correlación entre la posición relativa del componente permanente en la renta de una persona respecto a la de sus padres. Esto puede explicar parte de la sorpresa que algún lector habrá experimentado al leer que la movilidad social ha empeorado. Seguro que muchos de ustedes tienen un nivel de educación y renta superior al de sus padres, y esto es cierto también al nivel agregado de toda la sociedad. En una economía que crece y va transformando su estructura productiva es natural que la mayoría viva mejor que sus padres y tenga un nivel de educación mayor que el de ellos. Pero si el ranking relativo de las familias en buena medida se mantiene, la movilidad no mejora.

Por tanto, las impresiones subjetivas pueden ser engañosas, y necesitamos medir la movilidad. Pero esto es complicado, muy complicado. Es preciso tener buenos datos de la renta de las familias durante varias generaciones, lo cual implica datos con unos treinta años de diferencia. Y además tienen que ser datos de cada persona durante muchos años, para poder limpiarlos de las variaciones transitorias de la renta, que como demuestra Solon pueden hacer que la movilidad parezca mucho mayor de lo que es, al sesgar el coeficiente de correlación hacia abajo.

El motivo es sencillo de apreciar. Incluso si nuestra posición media es parecida a la de nuestros padres, si se nos mide solamente en un momento del tiempo es fácil que alguno de los dos esté en un momento especial de su carrera laboral. Por circunstancias variadas y, sobre todo, transitorias, podemos estar bastante por encima o por debajo de nuestra situación habitual. Por ejemplo, podríamos estar en paro. Imaginen la dificultad de conseguir datos de personas de la misma familia durante dos generaciones en muchos momentos del tiempo. No es de extrañar que sea muy difícil conseguir datos suficientemente buenos y homogéneos como para permitir comparaciones entre países o a lo largo del tiempo.

Por esto resulta tan interesante la metodología desarrollada por Sevi junto a Maia Güell y a Chris Telmer (y que explican aquí con más detalle del que daré yo). El método se basa en medir el contenido informativo de los apellidos sobre la renta. En una sociedad con baja movilidad social, los chicos heredan muchos recursos (renta, riqueza, educación) de sus padres. Pero la inmensa mayoría de los chicos también heredan el apellido. Por tanto, si los apellidos (que se heredan casi siempre) están muy relacionados con la renta de una persona (que se hereda si hay poca movilidad social) entonces tendremos poca movilidad social. Si el método funciona, nos permitirá además comparar la evolución de la renta en el tiempo y entre países. Esta metodología tiene una dificultad. Si el conjunto de apellidos fuera siempre el mismo, en el largo plazo un apellido solamente es un marcador de la renta de algún miembro de la familia en un momento distante del tiempo. Esto es así por la imperfección de las correlaciones y la “regresión a la media”.

Afortunadamente para los investigadores, los apellidos mueren y nacen. Mueren cuando el último titular varón del apellido muere sin descendencia masculina. Los apellidos nacen cuando un varón cambia el de su padre por un nuevo apellido que antes no existía en la población (en España típicamente porque junta el apellido de su madre al, más común, de su padre). Esto hace que la distribución de apellidos sea muy asimétrica, con algunos apellidos que son relativamente comunes y de los que se puede extraer poca información, pero al mismo tiempo hay mucha gente con apellidos muy infrecuentes (Cabrales es uno de ellos en España, aunque no en Latinoamérica). Los apellidos poco frecuentes son la base de la metodología. Dado que son infrecuentes, es muy probable que dos Cabrales sean familiares (pero no siempre, no soy consciente de que Fito, el de los Fittipaldis, sea familiar). Por tanto, si un Cabrales es pobre, es probable que el otro lo sea también.

Los autores utilizan estas observaciones para demostrar de manera rigurosa que cuanto más contenido informativo acerca de la renta encontramos en estos apellidos “singulares”, menor movilidad social muestra una sociedad. Pues bien, ya estamos preparados para la mala noticia. El gráfico que sigue muestra el contenido informativo de los apellidos para distintos grupos de edad en España (de izquierda a derecha, de los más mayores a los más jóvenes) en medias móviles. Parece evidente que en las últimas décadas hemos empeorado notablemente, pues el contenido informativo es mayor para los más jóvenes (tras una pequeña mejora en los de mediana edad). Por cierto, estos gráficos son para toda España, en el documento de trabajo de Güell, Rodríguez-Mora y Telmer solamente incluyen los datos de Cataluña, así que no se alivien pensando que es un problema exclusivamente catalán. Estamos haciendo algo mal y tenemos que reflexionar.

P.S. Comentario de Sevi: Yo añadiría una cosa. Para España podemos usar los dos apellidos para localizar hemanos, y mirar la evolución de la correlación entre hermanos (si compartes dos apellidos muy inusuales en el mismo orden, es tu hermano) y la evolución es la misma que para el contenido informativo del primer apellido. Esto confirma con otra medida más robusta que la evolución de la movilidad en España no va muy bien.