Las reservas bancarias: Rajan encuentra el boniato rebelde

Hoy me meto en territorio Garicano, y encima comienzo con un "exposé": su colega de Chicago Raghuram Rajan lee "Nada es Gratis". Vale, es una broma, que uno tiene su corazón y también quiere que lo lean, aunque sea utilizando tácticas sensacionalistas. Resulta que ayer, en el Financial Times, Rajan escribió un artículo que tiene relación con la teoría que expresé en un post de principios de septiembre: las regulaciones tienden a fallar (en aquel caso me refería a la iniciativa Sarkozy de limitar los "bonus" de los banqueros) porque es difícil encontrar un contrato suficientemente completo como para que los afectados, que tienen incentivos más poderosos que el regulador encuentren un agujero en la ley que les permite rodear el bloqueo. El boniato venía a cuenta de una historia de mi padre de nuestra posguerra civil: cuando la patata tenía el precio regulado, los mercados se vaciaron de patatas y se llenaros de boniatos.

La regulación estrella del G-20 para evitar otra crisis como la actual consiste en aumentar los requerimientos de capital a los bancos. Pero a Rajan le parece que los bancos americanos, y de otros países con sectores financieros bien desarrollados, se saltarán la regulación, que consume un capital con un coste de oportunidad muy elevado. Simplemente pasarán fondos de actividades reguladas a actividades menos reguladas, como ya hicieron en los últimos años con sus vehículos inversión estructurados. Rajan propone como alternativa el "capital contigente". Algo así como una línea de crédito, pero mejor, ya verán. El argumento de Rajan es que este capital saldrá barato porque se pedirá cuando las cosas van bien y esto no generará arbitraje. La versión que le gusta a Rajan, es la del Squam Lake Group, que consiste en bonos convertibles en "equity" cuando se dan dos condiciones: las condiciones financieras agregadas son malas, medido de una manera objetiva y automática, y el ratio de capital del banco es menor que un cierto nivel.

De momento no se me ocurre una objeción clara a este mecanismo. Pero es importante señalar que las condiciones financieras se deterioraron con tanta rapidez en nuestra recesión que la primera condición de Rajan no funcionaría si hubiera que esperar a la aparición de indicadores periódicos. Tal vez podría dejarse en manos del Banco Central correspondiente la decisión de "disparar" estas cláusulas de los contratos de deuda, que deberían estar blindados contra la más que probable visita a los tribunales de los dueños de la deuda.

Hay 2 comentarios
  • Parece claro que cada vez que hablamos de regulación nos complicamos cada vez más, para lograr un contrato completo, sin ver que lo que se necesita aplicar bien son cosas que ya tenemos.
    Sobre este capital contingente que se acumule cuando todo va bien y que tiene una regulación tan novedosa:
    1. ¿Qué es una provisión genérica. No es más que lo descrito, es una pérdida no ocurrida pero posible en el futuro. Para cubrirla se necesitan guardar parte de los beneficios del año o, si estos no existen, parte del capital.
    2. Se habla de que estos títulos serán convertidos en capital. Esto es, tendrán menor prelación que otras deudas y se determinará el momento por el Banco Central. ¿Qué es una quiebra o que debería ser?, básicamente un mecanismo por el que los acreedores con menor prelación pasan a tener riesgo (ser los accionistas) y que deberían pasar a tener el control político de la empresa (ser los accionistas).
    Antes de crear novedades con nombres complejos que son lo mismo que ya tenemos, se debería aplicar lo que ya tenemos que es básicamente lo mismo. Si no sólo aumentaremos la terminología financiera y el tamaño del BOE, sin efectos sobre la economía.

  • Roque, creo que la propuesta tiene más miga de la que parece, a pesar de tu comentario. Si bien es cierto que no es conceptualmente distinto a un procedimiento acelerado y automático de quiebra... puede que precisamente cubra ese "hueco" de nuestra realidad económica: que hoy por hoy parece imposible que una quiebra se lleve a cabo con orden y diligencia en menos de un año. El capital contingente que propone Rajan no parecer ser nada más (ni nada menos) que eso, un tipo de bono con un contrato adosado bien definido y blindado judicialmente para llevar a cabo un procedimiento de quiebra en una semana. Su principal ventaja es que ataca directamente al corazón del gran problema de riesgo moral que se ha creado salvando desde el sector público a toda la banca.

    Haciendo de abogado del diablo, también le veo pegas. La compensación de riesgo hará de las suyas por aquí o por allá:
    - Si toda la nueva deuda emitida ha de ser de este tipo, la prelación implícita del resto de deuda será la más alta: nunca se convertirá deuda normal existiendo este tipo de capital.
    - Conforme se emite capital contingente, el riesgo percibido (y su prima) de la deuda preexistente disminuye. Esto supone o bien un free lunch para los antiguos tenedores de deuda o bien un incentivo para que los bancos mangoneen jugando al despiste y recomprando deuda para apropiarse de las variaciones en el riesgo percibido, que ellos mismos crearán.
    - La prima de dicho capital habrá de ser mayor y a los bancos les costará más proveerse de capital. Esto no les gustará y buscarán la manera de saltarse esta regulación. Si la última vez llegaron a inventar los CDOs squared, ¿qué no harán ahora? ¿Y si crean nuevos productos bajo la forma de depósitos? ¿Se aplicará también la conversión a equity a los depósitos a plazo?

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