La ilusión de elegir escuela

De Caterina Calsamiglia y Maia Güell

La educación pública en España empieza cuando los niños tienen tres años. Es entonces cuando los niños acceden a la escuela donde deberán realizar parvulario y primaria y, en ocasiones, secundaria.

Hace unos años las familias iban a la escuela del barrio. En este contexto las familias solo podían elegir escuela si podían decidir el barrio en el que vivían y el mercado de la vivienda capitalizaba parte del valor añadido de la educación. La literatura en las dos últimas décadas ha hablado de las bondades que la mayor elección de centro tendría para el rendimiento de los niños, las escuelas y la equidad del sistema. Paralelamente, más de la mitad de los países de la OECD han ampliado la posibilidad de elección a través de programas de vouchers (vales escolares) o permitiendo a las familias acceder a la escuela de su elección a través de un mecanismo centralizado, como ocurre en España.

Dejar que las familias vayan a su escuela favorita no siempre es factible dado que para alguna escuelas la capacidad de las aulas es menor que el número de familias que desean acceder a ellas. Así pues dejar elegir supone fijar también criterios que definan quién va acceder a una escuela sobre-demandada y qué otras opciones tendrán los que no entren en su opción deseada.

El proceso de decisión y asignación en la mayoría de ciudades del mundo, y en particular de las españolas, funciona de la siguiente manera: en primer lugar, las familias entregan una lista con su ranking de escuelas entre febrero y marzo. Una vez entregadas las listas, todas las solicitudes se asignan a la escuela que los padres piden como primera opción. Si el número de solicitudes para una escuela determinada es mayor que el número de plazas, las solicitudes obtienen una serie de puntos, básicamente en función de si tienen hermanos que ya vayan a la misma escuela y de si viven en el barrio de la escuela; se aceptan aquellas solicitudes con más puntos y el resto se rechaza. Si hay un empate de puntos, un número aleatorio determina el desempate. Las solicitudes aceptadas obtienen plaza definitiva en la escuela correspondiente. Las solicitudes excluidas de la escuela en primera posición optan por la siguiente escuela en el ranking entregado a la que le queden vacantes sin asignar, es decir, aquellas que no estaban sobre-demandadas. La asignación sigue un proceso equivalente para asignar las plazas libres hasta que cada solicitud recibe una plaza en alguna escuela.

El principal problema de las normas actuales es que imponen a las familias asumir el riesgo que supone solicitar una escuela sobre-demandada y quedar sólo con opción a las escuelas que queden con alguna plaza después de la primera ronda. Así pues, el mecanismo da incentivos a las familias a pedir como primera opción una escuela donde tienen altas posibilidades de ser admitidos que no es necesariamente su preferida. Esto obliga a las familias a pedir escuelas dónde la familia tiene puntos de prioridad y excluir escuelas con demanda alta.

Este problema se ha estudiado ampliamente a nivel teórico. La relevancia de este fenómeno cabe evaluarla empíricamente. Si las familias excluyen escuelas a las que igualmente no habrían podido acceder, el problema puede ser menor. Pero si el miedo a ser rechazado fuerza a las familias a pedir la escuela donde tienen máxima prioridad, por el hecho de que en el caso de haber sobre-demanda van por delante, entonces el problema es más significativo, dado que la asignación final puede resultar ser independiente de las preferencias de las familias.

El problema principal al evaluar la importancia empírica del problema es que no observamos las preferencias reales. Sin embargo, el caso de Barcelona resulta ilustrativo. Cada año, alrededor del 85% de las familias acceden a la escuela que ponen en primera opción. Por otro lado, el 75% piden la escuela del barrio, la escuela por la que tienen máxima prioridad. Pero la piden porqué la desean o porque tienen prioridad en el caso de que haya sobredemanda?

Un cambio de diseño de barrios en Barcelona en el 2007 nos permite verificar si los padres piden la escuela del barrio porque les gusta o porque tienen mayor posibilidad de ser aceptados. En particular en el año 2007 las zonas que definen las escuelas de barrio para cada familia se redujeron, incluyendo un menor número de escuelas, y se adaptaron mejor al criterio de distancia, incluyendo las escuelas más cercanas de forma sistemática. Para cada familia vemos si la escuela entregada en primera opción era o no del barrio antes y después del cambio de política (YN: en el barrio antes del 2007 y fuera del barrio después; NY: fuera del barrio antes de la política pero en el barrio después; YY siempre en el barrio; NN nunca en el barrio). Nuestros resultados preliminares en Calsamiglia y Güell (2013) indican que el 24% de las familias que pedían una escuela YN antes del cambio de diseño pasa a ser del 7% después del cambio. Nótese que estas escuelas se encuentran más lejos porque el nuevo criterio incorpora las más cercanas sistemáticamente. Por otro lado las escuelas NY recibían una demanda del 3% antes del cambio y del 17% después. Estas escuelas son muy cercanas y los padres no las solicitaban hasta que recibieron prioridad por ellas.

También es importante analizar dónde se asigna a los niños que no entran en su primera opción. Analizando los datos de matriculación vemos que cerca de la mitad de las familias que no entran en su primera opción se matriculan en una escuela pública que no corresponde a ninguna de las que habían incluido en la lista de preferencias. Esto significa que arriesgarse puede tener consecuencias importantes para la equidad del sistema.

Por otro lado vemos que una alta proporción de los que no entran en su primera opción se matriculan en una escuela privada. Este dato nos sugiere un elemento muy importante para la equidad del sistema: las familias que tienen la opción de ir a una privada pueden arriesgarse más a la hora de elegir escuela en el sistema público. Como sugieren Calsamiglia, Martinez-Mora y Miralles (2013) poder pagar una opción privada puede facilitar el acceso a las mejores escuelas públicas: permite pedir las mejores escuelas sin asumir un coste tan grande en caso de no entrar y consigue disuadir a su vez a los que no tienen la opción privada. En Barcelona, el 65% de los que se arriesgan (solicitan una escuela sobre-demandada) entran en su opción más deseada. Tener una opción privada permite jugar a esta lotería sufriendo un menor riesgo, accediendo así a las escuelas públicas más deseadas con mayor probabilidad.

Estos resultados nos indican que los padres diseñan sus listas respondiendo de forma radical al sistema de prioridades. En particular, piden como primera opción una escuela por la que tienen máxima prioridad, independientemente de sus preferencia reales. Sólo en el caso de tener la opción de ir a una escuela privada podrán pedir y acceder a las escuelas públicas deseadas.

¿Qué cabe decir sobre el cambio en Madrid? Madrid eliminará en el próximo año las prioridades por barrio, hecho que en principio puede parecer incrementar la capacidad de elección, pero queda un único punto que va a determinar el desempate, que es el punto que las escuelas pueden dar a la solicitud del niño. Parece que este cambio obligará a las familias a elegir las escuelas que les den el punto. Es decir, serán las escuelas las que elegirán a las familias, no al revés. También se puede ver incrementado el papel de las escuelas privadas, exagerando el efecto del que hablábamos anteriormente.

¿Solución? Eliminar las prioridades, todas, y eliminar la importancia de la primera opción. En particular, conceder un número de lotería a cada solicitud y que ese número sirva para definir si entras o no en cada una de las escuelas de tu ranking. Este es el mecanismo que se utiliza actualmente en ciudades como Boston o Nueva York, y es el que se utiliza para asignar plazas universitarias en España, sustituyendo el número de lotería por la nota de Bachillerato y selectividad. En este caso las familias podrían poner sus preferencias reales sin sufrir por ello y poder pagar una escuela privada no cambiarían las opciones de entrar en las mejores escuelas públicas.

Hay 47 comentarios
  • Hay una derivada adicional en el caso español, y es que si tu hijo no obtiene la plaza en el colegio que ha solicitado puedes denunciar ante un Juez a otros padres por hacer trampas (por empadronar se en un domicilio en el que realmente no residen, etc).

    Ante la duda que realmente haya habido irregularidades en la asignación de puntos, y a solicitud del abogado, el juez determina que el niño entre en la escuela preventivamente, pare evitar una injusticia irreparable.

    Con suerte, el jucio no se celebrará hasta que tu hijo ya esté a mitad de primaria en el colegio que elegiste y luego ya no se le puede sacar.

    Para esta opción, claro, es necesario disponer de dinero suficiente para pagar al abogado y llevar adelante el proceso.

  • Estimado Antonio,

    No termino de ver la similitud que haces entre el número de lotería y la nota de bachillerato y selectividad. Corrígeme si me equivoco, pero ¿la propuesta es que los niños sean admitidos por selección aleatoria de entre todas las solicitudes que se han realizado a una escuela? Es decir, de entre todas las solicitudes que recibe una escuela, ¿ésta selecciona a sus estudiantes por azar hasta ocupar todas las plazas?

    Un saludo

    • Adrián, la clave está en que si tienes mala suerte en tu primera opción, puedes "jugar la lotería" de nuevo en tu siguiente opción aunque la segunda opción esté llena. La implementación de este procedimiento se hace concediendo un número de aleatorio a cada solicitud, que servirá para determinar desempates igual que se utiliza la nota de bachillerato para desempatar. Si no entras en tu primera pero tu número es mayor al número de algún solicitante pre- aceptado, tu pasas a ser pre-aceptado y él deberá probar suerte en su siguiente opción.

  • Curiosamente parece que en el fondo no importa tanto a qué colegio va tu hijo siempre que a ti te importe a qué colegio va 🙂 (hay estudios por ahí, por ejemplo http://ideas.repec.org/p/iza/izadps/dp6790.html, además me suena que lo habéis tratado ya en este blog)

    Me explico: si unos padres están obsesionados por meter a sus hijos en un "buen" colegio ("bueno" con la métrica que sea) en el fondo es una señal de que están obsesionados con la educación de sus hijos. Con lo que, por sesgo de selección, al final los colegios "buenos" se llenarán de familias obsesionadas por la educación, y los resultados de esos colegios tenderán a ser buenos, en modo de profecía autocumplida. Pero eso no quiere decir que los niños no hubieran tenido también buenos resultados en un colegio "menos bueno".

    En cuanto a Madrid, lo que cambia este año es eliminar las prioridades por zona dentro del municipio, como bien decís, pero se mantienen otros puntos del baremo: hermanos, familia numerosa, renta de inserción, discapacidad, antiguo alumno. Aunque probablemente son criterios que no segmenten realmente, y al final todo se decida por ese famoso punto particular del colegio "con criterios públicos y objetivos" (sic). No sé si eso mejorará o empeorará la situación escolar en Madrid, pero me da que unos beneficiarios netos serán las empresas de rutas escolares.

    • En general tienes razón, pero si además de importarte entras donde quieres parece que el rendimiento también es mayor (Hastings, Deming, Kane and Staiger)! Y si no es así, pues que no digan que dejan elegir y cada uno donde nos digan!

    • Son criterios publicos y objetivos pero con ellos el hijo del portero de una finca al lado del Colegio del Pilar, por poner un ejemplo de colegio demandado, tiene probabilidad cero de ir a este colegio.

  • No acabo de entender la última afirmación del post. Aunque el azar determine quién se queda y quién no en caso de empate, sigue habiendo riesgo de quedar fuera y éste será menor para quien pueda pagar una escuela privada.

    Gracias como siempre por el comentario.

    • Con el mecanismo alternativo si no entras en tu primera opción sigues teniendo la misma probabilidad de entrar en la segunda opción que si no hubieras pedido la primera. No pierdes nada por arriesgarte. La lista entregada si tienes escuela privada o no va a cambiar y por tanto tus opciones de entrar en una escuela pública buena es independiente de si tienes opción privada. Con el sistema actual si no entras en tu primera opción la segunda seguramente ya estará llena y no podrás entrar, y tendrás que optar por escuelas que tengan plazas libres. First come, first serve. Arriesgarte a pedir una buena puede significar quedarte sin una aceptable para acabar en una mala. Qué hará una familia que no tenga la opción privada? Descartar la mejor y pedir directamente la segura. En cambio, las familias que tengan una escuela privada podrán jugarsela más y pedir lo que realmente quieren. Quién va a acabar pidiendo la escuela buena que está sobredemandada? Los que tienen la opción privada? Quién accederá a las mejores escuelas públicas? Los que puedan cubrirse en caso de no entrar. Tenemos pues que tener el dinero para la privada te puede permitir acabar en la mejor pública.

      Si no se entiende, no dudes en volver a pedir, pues me gustaría que se entendiera que tener la opción de la privada incrementad tu probabilidad de acceder a la mejor pública, porque estos van a ser los que se van a "atrever" a pedirla!

    • Jack,
      Obviamente quienes tienen una opción adicional estarán mejor. Lo relevante es que esa ventaja en la "opción alternativa" les permite un comportamiento estratégico distinto y eso genera un efecto negativo en el resto. En concreto lo que ocurre con el mecanismo actual es que las familias con recursos tienen más incentivos a solicitar plazas en los mejores colegios públicos (porque arriesgan menos) y eso hace que estén sobre-representadas en estos colegios (respecto a su tamaño en la población). Por tanto, las familias de recursos bajos tenderán a concentrarse en los peores colegios públicos. Si se usase la lotería que proponen las autoras, esto no ocurriría.

  • Hola, el tema que tratáis me interesa doblemente, como economista (aunque no sea mi campo de especialización) y como padre que va a tener que hacer la lista dichosa de colegios este próximo curso. Viendo lo mal que funciona el sistema (tal y como muy bien explicáis y mostráis para el caso de BCN) he escrito algun articulillo en prensa comentando la situación y explicando que hay alternativas de mejora (http://www.uib.es/depart/deeweb/pdi/acm/repartint_DM.pdf ). Una mejora clara es modificar el algoritmo de reparto de los niños para que los padres no tengan que ser estratégicos en el confección de la lista de colegios (tal y como creo se hace en Boston, etc.). De vuestro escrito, sin embargo, no me queda muy claro por qué proponéis quitar todos lo puntos. El punto que da el colegio según su criterio particular me parece a priori clasista (en Palma lo dan en general a los candidatos con padres como exalumnos). Sin embargo, ¿los puntos de renta, hermanos en el colegio, zona (en el caso que haya zonas), etc., podrían tener alguna justificación? Una posible crítica sería la enorme manipulación a la que los puntos están sometidos (irpf falsos, certificados médicos y de empadronamiento manipulados, etc.). En cualquier caso, me gustaría saber porqué proponéis eliminar todos los puntos. Saludos, y gracias por la entrada en el blog.

    • El problema es que el mecanismo penaliza tanto no entrar en la primera opción que las familias no quieren poner una escuela por la que no tengan puntos. Así que al final el sistema de puntos determina lo que las familias piden.

      Por otro lado los puntos por barrios tienen un problema añadido porque se pueden "comprar" comprando o alquilando una casa en la zona de la escuela deseada (quien pueda!). Esto hace que al final el mercado de la vivienda capitalice las rentas escolares. Casi mejor dejamos que las escuelas cobren y así el dinero va a la educación y no a quien tiene un piso en la zona de la escuela buena...

  • La libertad de elección de centro lleva implícita la idea de que todos los centros, y en particular los centros públicos, no son iguales. Es decir, hay unos centros mejores que otros. Esto suele suponer que los mejores cada vez son mejores y los peores están cada vez más degradados. Esto casa bastante mal con la supuesta equidad que debe proporcionar la educación pública. Sobre la comparación de centros y lo que motiva la elección de unos u otros, pueden ser de interés los siguientes artículos:
    http://www.otraspoliticas.com/educacion/el-pacto-necesario
    http://www.otraspoliticas.com/educacion/eficiencia-y-rendicion-de-cuentas

    • Enrique,
      No tendria porque ser necesariamente asi. Los centros podrian ser de la misma calidad pero con enfoques o programas distintos (uno con un programa mas musical, otro mas deportivo, etc.) para acomodar diferentes preferencias de las familias.
      (perdona estoy en un teclado ingles, sin acentos..)

  • Hola Caterina y Maia,
    evidentemente el problema es bastante más complicado de como lo planteáis. En primer lugar, creo que es difícil argumentar que, de facto, el sistema español sea descentralizado. Esta falta de control por parte de los gobiernos autonómicos (sobre todo con la concertada) conlleva la existencia de ciertas "peculiaridades" de nuestro sistema que, en otros lugares no existen.
    Un segundo elemento, sobre el que sí que argumentáis, es el diseño del mapa escolar. Ciertamente, la combinación de una elevada segmentación de distritos con la implantación del mecanismo de Gale y Shapley puede tener ciertas ventajas sobre la implantación del distrito único (excepto si existe un ranking comúnmente aceptado de las escuelas por parte de la población), si esta segmentación se hace cuidadosamente, ya que permitiría, de forma más sencilla, garantizar la eficiencia asignativa.
    Por cuanto a los argumentos sobre que el sistema favorece a quienes pueden pagar una escuela privada, sería interesante ver cómo la crisis, que habrá reducido el número de familias que pueden costearse una universidad privada, afectaría vuestros resultados.

    • Gale Shapley con prioridades por distritos llevarían a problemas similares. Las prioridades determinan la asignación de forma radical también con Gale Shapley... Zona única y GS sería lo mejor...

      • Evidentemente NO es lo mismo emplear GS que mantener el sistema español, pero eso ya se sabe desde principios de los 90...
        Por cuanto a "zona única y GS es lo mejor..." sigue sin convencerme. De hecho, esto es lo que están haciendo algunos partidos conservadores, en relación con colegios concertados. Hay áreas en España en las que el mapa escolar municipal es distinto para colegios públicos y concertados. En el caso de colegios concertados se aprecia una tendencia a apostar por distrito único, mientras que en el caso de los públicos no es así.
        El mercado americano fue más drástico. En los años 90 el precio de la vivienda en las áreas de buenos colegios se disparó. En España no parece apreciarse esta sensibilidad, seguramente porque para los decisores públicos es más fácil variar el diseño de los mapas escolares que adquirir una vivienda en un barrio más caro... o irse a vivir donde se han ido reubicando ciertos colegios concertados para obtener plusvalías con los terrenos que anteriormente ocupaban. Pero, claro,... Zona única y GS es lo mejor... ¿para quién?

        • Zona única y Gale Shapley hace que todas las familias puedan pedir lo que quieren y tengan las mismas probabilidades de acceder a las opciones deseadas. Si eso es bueno o no para el sistema escolar está por ver. No hay mucho análisis empíricos donde el mecanismo utilizado sea GS. Siempre es Boston, que como ya decimos, sólo da acceso a elegir a unos pocos afortunados y el resto piden la safe option que viene determinada por los puntos.

          De nuevo, el trabajo no intenta posicionarse sobre si se debe dejar elegir o no en general, sinó que muestra que dejar que las familias entreguen unas listas no significa que sus preferencias acaben determinando la escuela a la que van los hijos.

          El debate sobre si debe haber choice o no es complejo. Pero hay que recordar que la gente puede elegir barrio y elegir así escuelas. Y con eso vas a tener segregación en el barrio y en la escuela. Si la gente estuviese distribuida aleatoriamente en el territorio no choice podria parecer ofrecer igualdad de oportunidades, pero como no es así, limitar elección escolar te puede generar más segregación en los barrios y en las escuelas.

          En fin, tema complejo y con muy poca evidencia teórica y empírica! Aún queda un largo recorrido!

          • Te estás desviando... Y olvidas variables relevantes en el problema. Gran parte del sustento práctico de emplear zonas (vistas como walking distance areas), en parte tiene que ver con el intento, por parte de la administración, de eludir costes de transporte (más el trastorno logístico que supondría tener las áreas urbanas llenas de autobuses llevando niños de una punta a otra en horas punta, que no hemos de olvidar.) Por otra parte, y sin posicionarse, decir que la gente puede elegir barrios y elegir así escuelas... me parece un poco arriesgado e irrealista. Yo quisiera estar en Pedralbes para que mis niños vayan a sus escuelas... pero no me han ofrecido un contrato en Dakar... Bromas aparte, intenta defender en Barcelona que cualquiera puede vivir en Sarrià o Pedralbes. Creo que imaginas las respuestas que recibirás, sobre todo si lo defiendes en La Mina o Sans...
            Por último decirte que hay trabajos sobre affirmative action in school choice. Seguro que son mejorables, y que queda mucho que hacer, pero mencionar que hay poca evidencia teórica sólo justifica que haya que profundizar más en obtener resultados. Esto nunca puede sustentar que `para lo que hay... bastante he obtenido.'
            Saludos, y felicidades por el trabajo.

            • Bueno, de acuerdo, pero si mantienes prioridades por zona residencial recuerda que los principales beneficiados pueden ser los que viven en Sarrià o Pedralbes. ¿Puede que haya una explicación de political economy más allá de los costes de transporte y congestión para mantener este tipo de prioridades?

            • Jose, precisamente el problema de restringir elección de escuela a la elección de barrio tiene el limitante de que una mayoría no podrán elegir, efectivamente...

              Por cierto, cuando digo fuera puntos, sobretodo digo fuera puntos que se puedan "comprar". Puntos por hermanos o socioeconomics sencillamente dan ventaja a este colectivo de forma directa, lo cual puede ser deseable si creemos que las clases desfavorecidas deben tener más opciones a elegir...
              AA normalmente se modela como quota, que para mi es limitante... pero bueno, ese es otro tema!

            • Antonio y Caterina,
              el problema de la discusión es meramente conceptual. Y puede que estemos andando en círculos. La primera cuestión a plantear es cuál es el objetivo ¿eficiencia o equidad? Si, como se vislumbra en los argumentos de Caterina (o así lo entiendo yo), ¿cómo se define la equidad? Evidentemente, por los argumentos que se ponen sobre la mesa, la idea de Balinski y Sönmez no es la que aquí se sostiene (y no voy yo a decir que me satisfaga tampoco). Pues bien, aclaremos esos términos y tal vez el debate recobre sentido. De otra forma, ante la ausencia de un consenso en el lenguaje, podremos estar sosteniendo las mismas posturas ideológicas (que, no nos engañemos, las hay), y aún así puede dar la sensación de que apostemos por soluciones antagónicas.
              Saludos

  • En España tenemos un problema en educación y en sanidad, y es que para salvaguardar la equidad se obliga a toda la población a usar unos servicios públicos (o concertados) de forma obligatoria, gusten o no estos servicios. La única alternativa es ir a la sanidad o a la escuela privada. Esto es inaceptable: la gente debe escoger medico o escuela, sin salirse de la sanidad y educación de financiación pública, primero porque es lo lógico, segundo porque mejorará la calidad y la vitalidad del sistema. ¿Cómo conjugar libre elección con equidad?. El cheque escolar (o sanitario) no sirve, pues los colegios de elite escogerán alumnos de la elite económica simplemente imponiendo sobretasas, que evitaran el ingreso de los menos favorecidos. En Suecia solventaron el problema permitiendo la libre elección de centro escolar, pero prohibiendo a los centros cobrar extras: es una posibilidad. La izquierda aun está lejos de aceptar planteamientos de libre elección, y con la crisis aun más lejos (no es momento de Blair o cualquier otra tercera via). La derecha, y aquí hablo de sanidad, traiciona a su ideología cuando ofrece a sus votantes no elegir médico u hospital, sino simplemente aceptar obligatoriamente que le preste atención la entidad que el político de turno ha decidió en un despacho y esto, con tanto chorizo por metro cuadrado como padecemos, es al menos estéticamente inaceptable

  • Caterina, Maia,

    Gracias por la entrada. Completamente de acuerdo. El mercado libre que proponen muchos para la educación tiene un gran problema, que no es solo las asimetrías de información, si no la diferencia de expectativas de unos padres y otros, que hace que al ampliar la libertad de elección, aumente la segregación en las escuelas.
    Para dar un poco de consistencia a vuestro comentario, un par de apuntes:
    1) El reciente informe de la OECD School Choice and Equity muestra unos cuantos ejemplos de porqué los programas de Vouchers y elección de escuelas producen más desigualdad.
    http://www.oecd-ilibrary.org/education/school-choice-and-equity_5k9fq23507vc-en
    El paper de Riedel et al (2009) está en la bibliografía del informe, es el mejor ejemplo (para el caso de Alemania) del argumento.

    2) Por otro lado, si uno analiza los datos de PISA, puede observar una clara correlación entre las expectativas (cuanto involucrados están los padres) y el nivel socio-económico, lo cual indica que en el fondo los padres con más recursos siempre tomarán una decisión mejor orientada a los resultados académicos.

    Para mí, hay que revisar las proclamas a favor de la elección libre de escuela, porque no están funcionando en absoluto.

    • Estoy de acuerdo. La elección no es garantía de éxito del sistema. Pero también pienso que si encima el mecanismo es como el de España y tantos otros países del mundo la desigualdad puede ser consecuencia del mecanismo, que no ofrece igualdad de oportunidades para acceder a las mejores escuelas a todas la familias aunque la quieran!

  • Sólo es el típico problema de la imposibilidad de ajuste oferta demanda con precios tasados y en ausencia de un precio de mercado. Los sistemas públicos están pensados para población lanar que va donde le dicen sin rechistar pero no para población que quiere elegir. De ahí el curioso argumento, que algunos se empeñan en defender, de que elegir es una cosa muy fea y egoista porque todos los coles son buenos y los profesores bellísimas personas. Un argumento que no aceptaríamos ni de lejos a la hora de elegir nuestras vacaciones pero que se ve normal en la educación.

    • Elegir no es una cosa muy fea ni egoísta, pero no es lo mismo elegir un lugar de vacaciones que elegir escuela para los hijos. No me preocupa que el hijo del tombolero de feria no se pueda ir de vacaciones a Nueva York, pero sí que un sistema de libre elección de escuela le acabe perjudicando, dado que sus padres no tendrán ni la misma formación ni el mismo interés (si es que cabe hacer esta distinción) que otros en preocuparse por ver cuál es el mejor colegio. No es justo, aunque como esto puede sonar "progre", le daré otro argumento: no es eficiente ni es "patriota".
      Lo mejor para el país (ergo, para todos sus ciudadanos) es una asignación eficiente del talento, de forma que los más capaces y talentosos sean los que lleguen a alcanzar la cima social. Si, por un sistema educativo mal diseñado, decartamos ya de inicio a buena parte de los candidatos estamos haciendo una mala asignación y colaborando al deterioro de la economía y del país (y de la dichosa marca).
      En general creo que sólo defienden la libertad de elección los que creen que saldrán beneficiados, es decir, aquellos que aspiran a elegir una escuela elitista, pero que el erario asuma parte de los costes. Les da igual si es eficiente o justo, lo único importante es que mi hijo se vea beneficiado y pueda obtener un estatus superior al que le tocaría en una meritocracia bien construida.

      • Hay una importante desmotivación de los profesores de la escuela pública, demasiado pasotismo en los alumnos, y un deterioro de los resultados académicos. Algo hay que hacer, en las escuelas y en los hogares. Una libre elección podría, si los incentivos no son perversos, mejorar de forma global la calidad en las escuelas, y desde luego podrían usarse más recursos para quienes más lo necesita, potenciando la equidad (a cada cual lo que necesita, no lo mismo a todos). Lo que no veo patriótico es insistir en lo que no funciona.

        • Completamente de acuerdo, se fomentaría además una cierta competencia entre centros. El problema es cómo diseñar el sistema de manera que no beneficie, precisamente, a los que menos ayuda necesitan y perjudique, precisamente, a los que (en teoria) queremos defender.
          Por ejemplo: se habla (en la ley Wert) de evaluar y dar a conocer los resultados académicos centro por centro. Pero estudios muy serios concluyen que ciertas diferencias en los resultados académicos se explican por la extracción socioeconómica de las familias. Si esto no se explica bien (y no es fácil, porque es relativamente complejo) el mensaje que reciben los padres es "manda a tu hijo a los Jesuitas porque sacarán mejores notas". Cuando descontado el efecto "familia" quizá las notas fuesen iguales o mejores en determinado colegio o instituto público.
          Y mi intuición es que muchos de los que defienden la libre elección, el cheque, etc, hacen el juego intencionadamente a los intereses de los colegios privados/concertados, es decir (en España) a la jerarquía católica.

          • No es problema de curas: el que no hayan surgido potentes centros docentes laicos tipo Institución Libre de Enseñanza indica la debilidad de una sociedad civil progresista cuando simplemente se acurruca al poder y no demuestra vitalidad propia.

  • "Por otro lado vemos que una alta proporción de los que no entran en su primera opción se matriculan en una escuela privada. Este dato nos sugiere un elemento muy importante para la equidad del sistema: las familias que tienen la opción de ir a una privada pueden arriesgarse más a la hora de elegir escuela en el sistema público."
    En Barcelona, la mayoría de escuelas privadas son concertadas (el 90 y pico por ciento). Las concertadas se rigen bajo las mismas normativas de inscripción y admisión que las publicas, con lo cual este resultado no debería producirse a menos que las privadas tengan siempre exceso de plazas...

    • Nuria,
      Evidentemente puede darse que no haya plazas en algunas de las escuelas privadas (o que no te admitan porque no has pasado su prueba de acceso). Pero no me parece
      absurdo asumir que si tienes los recursos económicos para pagar una privada, alguna
      escuela de la ciudad tendrá plaza para ti...

  • Choice tiene un significado principal: Libertad personal. De autogestión de la propia vida.
    No choice, no freedom.

    Cada vez que aparece uno de estos temas surge la división entre los proponentes del espíritu del hormiguero, --equidad monetaria estructurada por la propia cercanía al poder que necesita incentivos para sostenerse--, y los que defienden esferas donde sea posible la realización personal integral.
    Una idea distinta de ser humano detrás de cada una de ellas.

    Si analizamos las decisiones en las cuales el free-choice opera a lo largo de las vidas veremos que su número ha ido disminuyendo. Se han ido cambiando por la oferta básica de "Seguridad", el platito de lentejas bíblico.

    Este parece un asunto menor pero hay una masa ingente, cada día más, sin capacidad de ejercer libertad relevante alguna excepto, quizás, en sus esferas íntimas. Un notorio divorcio entre retórica y realidad que --no tan imperceptiblemente-- actúa contra la salud del propio sistema.

    Saludos

    • A lo largo de la historia sólo una pequeña élite ha tenido esta libertad personal de la que usted habla. Sin duda cuando habla del pasado tiende a fijarse sólo en cierto sector de este pasado.

      • Pues ya va siendo hora, apreciado Gregorio, de que demos otro pasito adelante y multipliquemos por mil esos números de personas libres. Y más tarde otro pasito y otro salto hacia el futuro.

        Nada hay en la naturaleza que nos obligue a ser esclavos ni dependientes de la cuna a la tumba ni a que los números de personas capaces de acceder a un mayor grado de libertad integral tengan que ser por fuerza mínimos.

        Nos hemos acostumbrado a mantras como el "Valle de Lágrimas" o la inevitabilidad de las Castas y a lo mejor se trata simplemente de que no nos hemos plantado mejorar.
        Aparte de que ambos mantras son la razón de vivir de toda un ecosistema parasítico e interesado en que el paradigma permanezca.

        Un saludo cordial

    • Lamentablemente hay pocos paladines de la libertad tal y como usted la plantea, es decir, liberales (o libertarians) en el más amplio sentido del término. Porque, precisamente, los que dicen defender postulados de libertad económica luego en la esfera más íntima (ese último reducto de libertad del que usted habla) quieren imponernos su particular credo moral, y decidir con quién me puedo o no casar o decidir ellos sobre mi propio cuerpo.
      ¿Cuántos votantes tendría un partido liberal sin ataduras morales a ninguna confesión religiosa?
      Probablemente pocos, si empezamos a descontar a los que viven de las rentas de monopolio: los taxistas, los farmaceúticos, los notarios y registradores de la propiedad, los transportistas, los estanqueros, los de las administraciones de lotería,...

  • Nuestro trabajo no se posiciona sobre si debería o no haber choice. Sólo ponemos de manifiesto que cierto mecanismo de elección (el utilizado en gran parte del mundo) no permite realmente elegir a la familias por culpa del alto riesgo que supone no entrar en tu primera opción. Sólo las familias que tienen un back-up plan pueden elegir realmente y entrar donde quieran.

    La evidencia empírica dice que sólo las "mejores" familias eligen realmente y aprovechan las opciones que se les da. Nuestro estudio manifiesta que quizás es porque son las únicas que realmente pueden elegir dados los incentivos del mecanismo de asignación que subyace dichos estudios...

    En fin, que o todos a la escuela que nos digan directamente o cambiamos el mecanismo! Pero lo que tenemos ahora es el peor de los mundos.

  • La vida real de los centros concertados que conozco (Pamplona):
    -rellenas tu solicitud, la entregas al centro, aproximadamente dos días antes de cerrarse el plazo te llaman de secretaría del centro y te sugieren que mejor retires la solicitud ya que hay exceso de demanda y tú no tienes puntos extras. Tengo constancia personal en dos centros a lo largo de 4 cursos, lo comenté con otros padres y a todos les había pasado.
    -a las personas con recursos justos los excluyen con los gastos extras, y a las personas con recursos pero sin ciertos apellidos, por el "hijo de antiguo alumno". Todos los alumnos de ciertos colegios son "hijos de", un criterio que me parece ...(qué adjetivo usar???) para admitir a un alumno en un centro público o sufragado con dinero público.

    Estas dos cuestiones vividas en "mis carnes" confirman algo que pasa en otros sectores:
    1.-Mejor vivir en la ignorancia que tener información real
    2.-Las normas se hacen para encajar lo que nos interesa, no para buscar la eficiencia

    GRACIAS por la entrada y el blog

  • El problema es que no estamos hablando de preferencias "opinables", es decir, a mí me gusta el colegio A porque dan más música y menos gimnasia pero a tí te gusta el B por lo contrario. Por lo que he visto (padre de un niño de 3 años) las diferencias entre públicos son objetivables y basadas en (sobre todo) el entorno social en el que se enclava el colegio, y, en menor medida, las instalaciones de que dispone. Así que toda esta parafernalia de la "libertad de elección" se reduce a decidir quién acaba "bailando con la más fea" o yendo al cole en el barrio deprimido.

    Por otro lado, el post es muy interesante. En el sistema que proponéis la conducta más racional creo que sería arriesgar con la primera "apuesta" y escoger colegios "mediocres" en las siguientes para minimizar la probabilidad de caer fuera de cualquier elección. Salvo si tuviera "posibles" para ir a la privada en cuyo caso me lo jugaría todo. Al final los ricos siguen yendo a los mejores coles sí o sí...

    • Otto, con el sistema actual, la estrategia que propones puede ser muy arriesgada ya que puedes acabar en ninguna de las escuelas de tu lista. Si no entras en la primera opcion, entraras en tu segunda opcion solo si quedan plazas (ya que otras familias la han puesto como primera opcion y pasan por delante tuyo). Esto es lo que vemos en los datos que hacen las familias.

  • Me surgen dos dudas:
    1ª ¿que convierte a una escuela pública (o concertada) en "buena" o "mejor"?. ¿hablamos de criterios subjetivos u objetivos (del tipo: "mejores" profesores, más -o menos- experimentados, %de población inmigrante, lengua vehicular/bilingüismo, adscripción religiosa/no religiosa,...)?. ¿hay datos para España y para las aparentes diferencias por CC.AA?.
    2ª (sólo si la respuesta a 1ª es "principalmente objetivos") ¿si los criterios de "bondad" de un cole son predominantemente objetivos, la "solución" no debería ser (a diferencia de la que proponen las autoras), introducir cambios (destinos de profesores, financiación, exigencia de tasa de matriculación población extranjera, lengua vehicular...) que aseguren que, si se financian con dinero de impuestos, TODAS las escuelas públicas y concertadas deberían tender al mismo nivel objetivo de "bondad" (como criterio de asignación de cada euro gastado en concurrencia competitiva)?. (Nota: la ventaja adicional a la obvia, es que el criterio" vas donde te digan" devendría razonable por irrelevancia).
    Gracias.

  • ¡Hola! Bueno, totalmente de acuerdo con eliminar algunos criterios de prioridad, y por supuesto eliminar el punto extra. Tenemos un trabajo (Calsamiglia y Miralles 2013) que corrobora teóricamente que para evitar ser asignado en una escuela "mala", los padres llegan a ignorar sus preferencias y optan por la escuela donde tienen prioridad. Si cambiamos el mecanismo como se ha hecho en Boston o en Nueva York, donde se elimina la importancia de la primera opción, obtenemos algo similar: acabas muy probablemente en la escuela que te da prioridad independientemente de tus preferencias. Así que antes que nada eliminemos las prioridades por residencia. Sin embargo, una vez eliminadas estas, no tengo tan claro que eliminar la importancia de la primera opción sea bueno. Trabajos como Abdlukadiroglu, Che and Yasuda (2010?) muestran que no es así: si eliminas el componente estratégico de la primera opción, la asignación será el resultado de una lotería, mientras que manteniéndola permitimos que la gente nos muestre la intensidad de sus preferencias (por ejemplo, aquellos con preferencias moderadas entre escuelas mandarán una solicitud diferente de aquellos con una intensa preferencia por la escuela preferida). Y, en un futuro, basados en Hylland y Zeckhauser (1979), ¿por qué no pensar en dar a todos los padres el mismo número de "puntos", es decir, dinero de mentira, y que sean ellos los que compren sus derechos de asignación usando esos puntos?

    • El único problema es que la existencia de opciones privadas hace que los resultados que mencionas no se cumplan. Si tienes una privada te arriesgas a pedir la buena no porque te guste más que al resto, si no porque tienes menos que perder... y eso personalmente me parece un drama considerable: los que pueden pagar más generalmente tienen más, fine, pero que por poder pagar accedas a las mejores públicas me parece fatal, mire por donde lo mire, sea de la ideología que sea... o no?

      • Sí, los que tienen una outside option mejor definitivamente están mejor y sufren menor riesgo, en cualquier mecanismo que dé incentivos a realizar estrategias. Hay que ponderar ese mal (y otros) con los beneficios que reporta dar incentivos. Vuelvo a Abdulkadiroglu, Che y Yasuda (y a mi job market paper) para recordar que si las escuelas de un barrio tienen diferencias de calidad observables (no es raro que sea vox populi cuál es la mejor, cuál es medianamente buena y cuál conviene evitar) y por tanto las preferencias ordinales de los padres son muy similares, cualquier mecanismo que no dé estos incentivos puede ser pésimo en términos de eficiencia. Habrá que ver si la realidad encaja con los supuestos subyacentes a cada teoría: ¿cuál es el porcentaje de "ricos" que juegan con ventaja? ¿es verdad que hay alta correlación de las preferencias ordinales de los padres?

  • Como muchos profesores soy de familia de enseñantes desde al menos el siglo XIX.
    Los maestros siempre saben lo que puede hacer un alumno. Tradicionalmente avisaban a los padres de si el niño valía o no. Si valía y necesitaba mano dura o si ni con ella valdría. Del mismo modo que algunas personas no podemos saltar más de metro y medio de longitud ni podremos hacerlo nunca, hay otras a las cuales no se les puede pedir el grado escolar o el bachiller ni de broma. Porque Salamanca no presta lo que no se tiene de modo natural.

    Los docentes se ven obligados a que "todos lo tengan" y por eso la única solución ha sido tener el metro de goma y degradar inevitablemente al resto para conseguir ese objetivo aunque sólo sea por tener que compartir la escuela y el colegio con quien no sirve ni servirá para estudiar.

  • Hay algoritmos (consultar el clásico libro de Knuth "art of computer programming") que permiten hacer casaciones de manera que nadie con menor derecho obtenga una plaza en centro que ha solicitado otro con mayor derecho. Esto es lo que se hace en los concursos de traslados de profesores, por ejemplo.
    Simplemente recordar algo que mucha gente confunde, y es fundamental para entender el derecho a la Educación : El derecho es de los padres a elegir centro (derecho en concurrencia) y no de los centros a elegir padres. Con un matiz. No todas las familias tiene la misma información. Otra idea más: cuando se establecen los criterios de admisión hay que ser muy fino para que la educación no se convierta en un agente de selección social, sino precisamente de lo contrario. Os recomiendo el libro "La escuela de las oportunidades ¿Qué es una escuela justa?" de F. Dubet http://educacion-orcasur.blogspot.com.es/2009/08/la-escuela-de-las-oportunidades-que-es.html

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