Nota del editor: Nos envía Albert Marcet el siguiente artículo que nos ha parecido interesante, con un prefacio que por sí solo explica muchas cosas y por esto hemos decidido reproducirlo también.
Hace diez días que estoy intentando que un periódico con difusión en toda España publique el artículo adjunto. No hay manera. Es triste, lo escribí pensando en lectores fuera de Cataluña. Es triste ver como los medios de comunicación de Madrid han sumado fuerzas para presentar el proceso soberanista como algo ridículo, estúpido, o peor. No hay nunca una opinión que represente esa opción. Esta desinformación masiva me recuerda los tiempos de Franco.
La "economía" es en parte ciencia y en parte política. Ocurre en todas las disciplinas. Por ejemplo, aunque la física nuclear sea ciencia, construir la central de Fukushima fue una decisión política. Me gustaría analizar el informe de los "expertos de Montoro" sobre balanzas fiscales para ver si podría ser ciencia. El director del equipo, Ángel de la Fuente, es investigador del Institut d'Anàlisi Econòmica, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, igual que yo.
Dicen los expertos de Montoro que han conseguido del IGAE e INE cientos de series estadísticas sobre el sistema autonómico español. Poner estas series a disposición de todos sería una contribución a la ciencia, lástima que el ministerio no dé señales de quererlas publicar.
Según parece esos datos confirman grosso modo algunos cálculos de la Generalitat, a saber, el déficit de balanza fiscal por "flujos monetarios" arroja alrededor de un 8,5%, el método "carga-beneficio" un 5,5% del PIB catalán. El primer método suma el pago de impuestos y le resta el gasto de las administraciones localizado en cada región neutralizando la deuda, el segundo imputa a cada región gastos de la administración central independientemente de donde se hayan realizado. Es de agradecer que estos expertos hagan las cuentas mejor que los dos ex-secretarios de estado de Hacienda que recientemente mezclaban peras con pepinos.
Los expertos de Montoro opinan que el índice correcto es "carga-beneficio". Ángel dice en su último artículo en El País que les "da cosa" calcular la balanza por flujos monetarios, esa balanza es una "chapuza", denota creer en "verdades reveladas" y en una "fe evangelizada". Por el contrario, su equipo contiene a académicos puros, usa criterios objetivos basados en verdades auténticas.
Lo cierto es que las dos balanzas son datos relevantes y científicos, dado que los dos resumen miles de datos con criterios simples y objetivos. La dificultad estriba en interpretarlos.
Se podría usar las balanzas para hacer una aproximación a lo que los economistas llaman un análisis coste-beneficio. Se trata de ayudar a un cliente a elegir entre dos alternativas cuantificando los costes y beneficios de cada opción cuidadosamente. Obviamente, debería hacerse el cálculo de acuerdo con las preferencias del cliente, las preferencias del analista son irrelevantes. Por lo tanto, hay que saber quién es el cliente del análisis coste-beneficio.
El ministro Montoro dijo que no continuaría publicando las balanzas fiscales porque han alentado el independentismo.
Entiendo que tiene en mente ese más o menos 40% de catalanes que hace unos años apoyaban el sistema autonómico pero ahora prefieren la independencia. Llamaré a ese 40% los independentistas reticentes (IR). Debe pensar el ministro que los IR son un hatajo de imbéciles, incapaces de hacer las cuentas por sí mismos y necesitan la guía de su equipo, compuesto de científicos auténticos.
Veamos cuáles podrían ser las preferencias de los IR. Ellos tienden a pensar que el ejército español no les ha sido muy útil. Puede que sean injustos, pero los tres o cuatro intentos de golpe de estado de los últimos cien años no ayudan, todos ellos tenían como uno de sus objetivos acabar con el sistema autonómico del momento. Cada vez se oyen más voces en España para suprimir la autonomía catalana, me imagino que se haría con el apoyo del ejército. Sin embargo el ejército nunca ha salido a la calle para defender la inmersión lingüística ni para racionalizar el sistema autonómico.
De hecho, la mayoría de catalanes (no sólo los IR) ven el gobierno central como un ente alejado, antagónico y bastante poco presentable. Quizá sea un absurdo prejuicio, pero la sucesión de noticias confirmando esta visión no ayuda. Por ejemplo, el ministerio de educación ataca la inmersión lingüística con la intención de españolizar a los niños catalanes
El ministerio de asuntos exteriores interfiere para que a una investigadora de nuestro instituto (Clara Ponsatí) no se le renueve la cátedra Príncipe de Asturias en Georgetown University por declararse IR, (una descripción del caso e intervención del Ministro Margallo en el Parlamento aquí, carta de directores de instituto del CSIC en la Univ. Autònoma de Barcelona, incluído yo mismo, denunciando el caso aquí). El mismo ministerio dificulta la votación a elecciones catalanas en embajadas. TVE omite de forma sistemática la opinión de este 40% de catalanes, a pesar de que está financiada casi por completo por impuestos que también pagan los catalanes.
And so it goes! Guste o no, la mayoría de catalanes lo vemos así, incluyendo aquellos que recibimos una educación correctamente española bajo el franquismo. De pequeños, de jóvenes, de mayores, todo a nuestro alrededor lo confirma y casi todos a nuestro alrededor lo comparten. La percepción de que el poder central es antagónico a Cataluña se multipica cuando gobierna el PP. No es de extrañar dado que el 80% de catalanes optan por posiciones políticas diametralmente opuestas. Por lo tanto "carga-beneficio" es una aproximación científicamente incorrecta al análisis costo-beneficio de la independencia para un IR. La existencia de la administración central no reporta grandes beneficios a este ciudadano, más bien le representa una carga.
Pero continuemos con el análisis coste-beneficio de la independencia. Un economista debería calcular TODOS los beneficios y costos. El gasto público beneficia mucho más a la región donde se localiza ese gasto. Consideremos un funcionario del ministerio de educación, se enfrenta a una dura jornada reescribiendo la historia de España que se debe enseñar a los niños catalanes, necesita fuerzas y se toma un chocolate con churros en la calle Alcalá. Ese chocolate genera demanda y riqueza en Madrid solamente, pero el método carga-beneficio asigna implícita e incorrectamente este "efecto multiplicador" a todas las regiones.
Desde luego la administración central hace algunas cosas útiles para el IR, habría que computarlas como un costo de la independencia. Pero si ese gasto se hiciese en Cataluña me aventuro a especular que se recuperaría casi todo el coste con el efecto multiplicador (desconozco si hay un estudio al respecto).
Los expertos de Montoro dicen que carga-beneficio es el método correcto porque para ellos la administración central sí es un beneficio, pero un economista técnico no debería confundir sus propias preferencias con las del cliente. Aunque inexacto, el método de flujo monetario es una aproximación científicamente mejor dadas las preferencias del IR. De hecho, incluso la balanza por flujo monetario atribuye falsos beneficios para el IR, como el coste de las diputaciones catalanas, una inútil rémora del franquismo, intocable pese a todos los recortes.
Desde España se formulan amenazas comerciales y políticas en caso de independencia. Se deberían considerar los costos de esas represalias. Pero esas amenazas también reducen los beneficios de quedarse en España, porque revelan (o mejor dicho confirman) una forma de hacer y de pensar que hace poco deseable la convivencia. Supongo que por esto cada día hay más autonomistas reticentes que se convierten en independentistas reticentes. ¿Quién se quiere quedar en un país por amenazas?.
Los expertos de Montoro afirman que el sistema de "financiación media por habitante ajustado" que ellos han diseñado es justo y objetivo. Vaya, ¡cuánta ciencia!. Casualmente concluyen que la necesidad de financiación de Cataluña coincide con la actual. El método pondera ciertas variables regionales para asignar los ingresos de cada región. Cien fórmulas distintas han aparecido durante la democracia. Cada fórmula pone una ponderación distinta a distintas variables supuestamente relevantes, como la insularidad, el esfuerzo fiscal, la orografía, etc., supuestamente la fórmula proporciona el financiamiento por habitante justo que debería tener cada comunicad. ¿Es este un procedimiento científico? Lo cierto es que todas las fórmulas aplicadas se han cambiado para satisfacer las presiones políticas del momento. Es muy fácil, un maestro de economía de ESO podría decir a sus alumnos: "niños, encontrad las ponderaciones que ponen a la Rioja en el 97%", y los niños lo harían. El informe de 700 páginas de estos expertos contiene miles de valoraciones que no son ni simples ni objetivas. Pretender construir un sistema autonómico "justo" o "científico" en base a ese informe, en 2014, es simplemente una enorme pérdida de tiempo, se pasó el tiempo de las fórmulas.
Decir que la Generalitat ha maquillado los datos tampoco es ciencia. Ni decir que el sistema español es comparable al alemán. Como no lo es llamar "vaqueros" y "tropa" a los que han tomado una opción política distinta. Tampoco es científico olvidarse de ajustar por costo de la vida en distintas regiones. No es serio ir a una conferencia científica en Girona sin artículo y sin nada, y a la salida de la conferencia explicar a la prensa grandes conclusiones pretendidamente científicas.
En resumen, es triste ver la transición de mi colega Ángel de la Fuente hacia la política, una gran pérdida para la ciencia económica.
Albert Marcet
ICREA Research Professor
Institut d'Anàlisi Econòmica CSIC
Universitat Autònoma de Barcelona
MOVE
Barcelona Graduate School of Economics