¿Inquieto?: Tómese una galleta. Ah, y que los chicos desayunen bien antes de ir al cole

1343805787634_2674310

No sé si ven el programa Cazadores de mitos (se lo recomiendo, es divertido y a veces se aprende algo). Se trata de hacer experimentos para ver si algunos “mitos populares” son ciertos. Mi favorito es el de intentar quemar un barco concentrando luz solar con un espejo parabólico, como dice la leyenda que hizo Arquímedes (buena leyenda, pero no funciona). Muchos de los “experimentos” son complicados y se tienen que hacer con un tiempo muy limitado. Uno de los presentadores, Adam, tiende a ponerse nervioso. Así que el otro, Jamie, le dice: “tómate una galletita”. Hoy les comentaré alguna evidencia que quizá rompa el mito. O no.

Y es que es un problema muy complicado, muy interesante, y en el que me parece que no hay un consenso. Así que se agradecerán los comentarios como siempre, pero en particular los de expertos que conozcan bien el tema por si nos iluminan sobre mi percepción de falta de consenso.

Comencemos con algo que es probable que muchos lectores lo hayan leído en “Predeciblemente Irracional” de Dan Ariely, o en “Pensar Rápido, Pensar Despacio” de Dan Kahnemann (éste último es para mí un libro más recomendable, porque no es sólo una recopilación de “casos raros” sino que además tiene una teoría para sistematizarlos y sacar conclusiones de las observaciones). Se trata del artículo de Danziger, Levav, y Avnaim-Pesso sobre decisiones judiciales.

Los autores recogieron 1112 decisiones judiciales de 8 jueces israelíes sobre libertad condicional de presos encarcelados por delitos muy variados. Los jueces tienen dos pausas para comer, una a media mañana (entre 10 y 10.30 aproximadamente) y otra a media tarde (entre 1 y 2 de la tarde). La pausa se toma en media después de 8 casos para la primera y 11 para la segunda. Los resultados son muy llamativos y la figura siguiente los ilustra. Las columnas blancas son porcentajes de decisiones favorables al reo en los tres casos después de una pausa (o al principio del día) para distintos tipos de presos. El panel A para los que no tienen encarcelaciones previas y el panel B para los que sí las tienen. Y dentro de cada panel se agrupan por presos con condenas de distinta longitud.

judges

Claramente las diferencias son en general muy significativas a favor de que los casos en los que el juez está descansado/comido son muy distintas al resto. No voy a extenderme en esto, pero para atribuir causalidad hay que tener cuidado. Los autores documentan que el momento del día en que se ve el caso es improbable que dependa del tipo de caso (por la aleatoriedad del momento en que se hacen las pausas, el hecho de que el juez no sabe de qué va el caso antes de verlo, y que el momento lo determina la llegada del abogado defensor, entre otros). Tampoco parece que haya un problema de cuotas (como en el análisis que hace Manuel Bagüés de las oposiciones españolas). No es un caso blindado, pero es tan llamativo que no sorprende que PNAS aceptara el artículo, y que Ariely y Kahnemann le presten tanta atención.

Leyendo el artículo una conjetura natural es que al principio del día y después de las pausas, uno llega con el estómago lleno y esto podría ser como mínimo parte del motivo para la diferencia de comportamiento de los jueces. De hecho los autores citan un artículo de Gailliot y Baumeister que resume 9 artículos anteriores de la literatura en los que se relaciona el nivel de glucosa en la sangre con actos de auto-control o de otras decisiones relacionados con actividades cognitivamente exigentes. Los estudios que se resumen tienen la característica de que comparan un grupo de tratamiento que tiene que realizar una actividad que requiere auto-control, y después otra que también lo requiere. Y se comprueba que con respecto a un grupo que solamente realiza otra actividad que no requiere auto-control, el desempeño de los que realizan dos tareas con auto-control es inferior. La explicación para los autores pasa porque la actividad cognitiva consume un recurso escaso necesario para el auto-control, muy probablemente la glucosa. Sin embargo, un artículo de Kurzban pone en duda los resultados, básicamente porque en los artículos referenciados no es evidente que la actividad de auto-control reduzca el nivel de glucosa en sangre.

Una prueba más directa del efecto de la glucosa se debe a Dickinson, McElroy y Stroh, que usan dos grupos, uno que bebe una bebida azucarada y otro que toma el mismo refresco (lógicamente con la lata escondida para que el participante no vea lo que toma) en versión “baja en calorías”, o sea, sin azúcar. Después les plantean una tarea de decisión que requiere cálculos bayesianos para hacerse bien. Y el grupo “azucarado” tomas las decisiones de manera más consistente con la racionalidad. Pero como les advertía este problema es bien complejo, porque otro estudio, de Kuhn, Kuhn y Villeval con una manipulación parecida (bebida azucarada, vs. Bebida “light”) muestran que la glucosa “per se” no parece aumentar la paciencia (la capacidad de diferir el consumo si esto aumenta la cantidad consumida), aunque sí parece haber un efecto placebo (beber algo de sabor dulce sí que aumenta la paciencia).

Digamos que el mensaje que me llevo de estas lecturas es que la comida o la bebida nutritivas tienen algunas consecuencias cognitivas, pero no es una cuestión muy simple y necesitamos investigar más. Pero estas lecturas me han recordado una de las entradas más interesantes de la “troika” (Floren, Sergi, Luis) en la que nos contaban entre otras cosas que los niños españoles son campeones de PISA en interrupciones de clase,

FLS

y lo he relacionado mentalmente con otra noticia, los niños españoles desayunan mal.

¿Coincidencia? Quizá, pero yo de ustedes me aseguraría de que los chicos van bien desayunados a la escuela, y de que a ser posible los compañeros también lo hagan. Y ya seguiremos informando si de la correlación pasamos a la causalidad.

Hay 12 comentarios
  • Sería fantástico poder solucionar los problemas educativos españoles a base de cereales y fruta. Como aplicar una varita mágica.

    Aunque supongo que, como siempre, la realidad será más complicada, el caso es que el efecto del desayuno en los estudiantes sí parece que se ha estudiado bastante (una revisión de la literatura puede encontrarse p.ej. en http://journal.frontiersin.org/Journal/10.3389/fnhum.2013.00425/full ). Y, en efecto, con las debidas precauciones muchos estudios confirman que un buen desayuno ayuda un montón. Aunque la mejora es más clara en la capacidad cognitiva y el rendimiento académico. Sobre la mejora en el comportamiento (especialmente el comportamiento disruptivo, como las interrupciones en clase) las resultados son inconsistentes. Claro que es algo mucho más subjetivo y difícil de medir que el rendimiento (se basa en la percepción de los profesores).

    Pero vamos, que por mí hacemos un SBP de esos (School Breakfast Program) en la educación española :-). Daño no iba a hacer, y probablemente sería más barato que muchas otras cosas que se han hecho sin producir grandes beneficios. Si además medimos los resultados, sería ya la bomba.

    • Gracias por la referencia! Si, ya me imagino que no iba a ser la varita magica. Pero como dices, un piloto cuesta poco y quiza nos sorprenda. Pero lo fundamental es, como dices, que pilotaran TODO.

  • Es sólo una impresión no avalada por ningún estudio, pero después de varios años de profesión en distintos centros diría que, descontando el factor sociofamiliar que en mi opinión es el más importante, es decir, con contextos semejantes, funcionan mejor los centros que durante la mañana tienen dos recreos y no uno. No lo había pensado nunca, pero después de leer su interesante entrada tal vez tenga que ver con que prácticamente todos los alumnos coman durante estas pausas.

      • Lo siento, nunca he trabajado en un centro con jornada partida, así que no puedo comparar. Si lo hice durante un par de semanas en Canadá, pero, como seguro que sabe perfectamente, la cantidad de comida que se toma y el tiempo que se para no resulta comparable con aquello a lo que estamos habituados aquí, así que yo diría que lo que allí funciona bien... en España igual es más bien un problema. No sé, no tengo ni idea del tema, pero más que un problema de glucosa igual lo es de gestión de las comidas y administración del tiempo, es decir, las pausas de recreo ayudan por que hay muchos alumnos que vienen sin desayunar o desayunando mal; que esto pase igual está relacionado con que si entro en mi twitter a la 1 a.m. vea a muchos activos a esa hora, lo que seguro les lleva a aprovechar demasiado la cama por las mañanas en lugar de desayunar bien; nuestras pausas para comer son excesivas y en muchas ocasiones las cantidades de comida, también... un sandwich llama menos por una buena siesta que otro tipo de comidas. Creo que el sistema ideal sería el suyo: un muy buen desayuno, una pausa pequeña a mediodía y una cena completa a eso de las seis de la tarde con todos los miembros de la familia ya con sus obligaciones laborales/escolares terminadas, pero esto implicaría un cambio de horarios, cultural e incluso empresarial quizás demasiado ambicioso.

        • Si, estoy de acuerdo en que los horarios son en general un problema de primer orden como ya hemos dichoor aqui en varias ocasiones, mas recientemente con la interensatisima entreda de Libertad.

  • Mi aportación es solo opinión, así que cójanla con pinzas, pero la madre (profesora) de un amigo siempre decía que igual que en las ciudades del norte de España los colegios tienen calefacción, en las del sur debería haber aire acondicionado, porque en las horas centrales hacía tanto calor que el rendimiento de sus alumnos se desplomaba. Mayo-junio y septiembre (exámenes finales y recuperación) no son buenas épocas para estudiar en Andalucía.

    Igualmente, en 2º de BUB recuerdo que los viernes las últimas dos clases que teníamos eran matemáticas y latín, y era un verdadero suplicio. Especialmente porque las habíamos tenido despues de educación física y los depósitos iban en la reserva. Y en la universidad, también recuerdo que en primero de carrera los vernes salíamos a las 9 de la noche habiendo tenido como últimas clases dos de las más áridas del 2º cuatrimestre. Estoy convencido de que la programación de las clases y la buena alimentación pueden ayudar a mejorar el rendimiento, pero teniendo en cuenta las dificultades para distribuir las horas lectivas de los profesores de forma ideal así como para que la gente coma como es debido, creo que deberíamos centrarnos en los planes de estudios y métodos docentes. Es como ponerte a discutir sobre qué cerramientos del edificio ahorran más energía a la par que son bonitos mientras sigues sin saber como se hace una cimentación.

  • Hola, Antonio, saludos desde Alemania. Lo de la glucosa, aunque sonaba “sexy”, está un poco desacreditado entre los especialistas. Parece ser que el recurso que consume el autocontrol no es glucosa ni otro factor físico medible, sino un recurso psicológico, y se puede recuperar si aumentas tu motivación dándote un premio. En un estudio de Molden y coautores en Psychological Science midieron el nivel de glucosa en sangre antes y después de tareas necesitando autocontrol. Resultado (como en el artículo de Kurzban que citas): ningún cambio. Además, en otro estudio en el mismo artículo, la gente recuperaba autocontrol después de enjuagarse la boca con soluciones azucaradas, sin tragar. Este es sólo el último clavo en el ataúd de la teoría de la glucosa, porque en otros artículos se ha encontrado que diversas formas de aumentar la motivación, incluyendo los incentivos económicos, aumentan el autocontrol, lo cual sería inexplicable si realmente requiriese glucosa. Hay un artículo de Inzlicht y Schmeichel que da un repaso a lo que ahora se llama la teoría motivacional del autocontrol. En resumen, lo de la galletita puede funcionar pero no tiene nada que ver con la glucosa, sino con que te des un premio. Está todo en nuestra cabeza, literalmente. De hecho, Job, Dweck, y Walton mostraron que ejercer autocontrol disminuye tu capacidad de autocontrol sólo sí estás convencido de que el autocontrol es un recurso limitado, mientras que si crees que de eso nada, pues la cosa no te afecta.

  • ¿Y a nadie se le ha ocurrido relacionar el grado de crispación de nuestra clase política y sus extraños malabarismos decisionales con la tendencia general de los españoles a trasnochar y a tomarse un expreso como todo desayuno? Creo que el Congreso podría ser un buen laboratorio para seguir haciendo experimentos en este campo. ¿O acaso sus señorías, entre sus numerosas virtudes, son inmunes a la hipoglucemia y la falta de sueño? Eso sí sería biopolítica y no otras tonterías.

  • Lee el articulo gata. Echa un vistazo a las tablas e intenta entenderlas. sé que no te gustan las mates pero estas son muy fáciles.

  • Respecto del rendimiento escolar, mi hijo que entrena una hora mas o menos, antes del comienzo de las clases, afirma que las tres primeras horas las aprovecha al maximo. La ultima le cuesta.
    Quizá sería aconsejable, empezar el día con un poco de ejercicio y después una galleta.... Energética

Los comentarios están cerrados.