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Feliz Navidad, por la cuenta que les tiene

Con tanta crisis y tanto mal fario institucional a veces se nos pasan las buenas noticias, y es una lástima. Una de las mejores que he leído últimamente la dio el Economist que nos informaba de que experimentar emociones positivas, un poco de meditación o simplemente pensar unos minutos cada noche sobre nuestros contactos sociales ese día mejora nuestra salud. Así que pensé que, además de la salud, el buen rollo quizá puede mejorar nuestra cuenta corriente. Y, bingo, contra lo que mis instintos puritanos me susurraban al oído, encontré algo que lo demuestra. Sea, pues, este mi regalo navideño a los lectores: pásenlo bien, que a lo mejor el año que viene son más ricos.

El estudio en cuestión de Jan de Neve y Andrew Oswald recientemente publicado en los Proceedings of the National Academy of Sciences, comienza señalando que la gran mayoría de la investigación sobre este asunto hasta el momento se ha concentrado en mostrar que la gente que tiene más dinero es más feliz, pero que aumentos sucesivos de dinero generan aumentos cada vez más pequeños de felicidad. Vaya, el tipo de investigación que aunque yo creo que es valiosa puede hacer a alguno preguntarse por qué nos pagan por hacer esto.

De Neve y Oswald se hacen la pregunta inversa: ¿La gente más feliz consigue ser más rica? Una respuesta positiva aquí sería más sorprendente. Ciertamente no son los primeros en intentarlos como ellos reconocen. Por ejemplo, el estudio pionero de Diener y coautores muestra que el que la alegría de un grupo de estudiantes universitarios es un predictor de sus resultados laborales 19 años más tarde. Pero este resultado, como el de otros artículos en la misma línea, presenta la dificultad de que esto es una correlación nada más. Es posible que algún factor no observable que te hace ser más feliz, haga también más fácil el triunfo en el mundo del trabajo. También es posible que alguien anticipe que va a ser más rico (porque sabe que con su inteligencia conseguirá sus objetivos laborales) y esto le haga ser más feliz.

El estudio de Neve y Oswald utiliza la base de datos Add Health, una base de datos sobre salud de jóvenes y adolescentes (entre nuestro primero de la ESO y la universidad) particularmente rica en datos de todo tipo sobre los encuestados (variables de salud, hábitos, emociones, cociente intelectual, renta familiar y personal). Además a algunos de ellos se los siguió hasta los 32 años y son estos datos los que se explotan en el estudio.

Una de las ventajas de estos datos es que incorpora una medida de autoestima, y esto permite controlar el efecto que mencionábamos antes de la anticipación de una mayor renta futura por la mayor habilidad del sujeto en la felicidad actual. Pero el bienestar subjetivo también tiene un componente importante derivado de factores genéticos o factores de personalidad. Para controlarlos se incorpora una variable de afecto positivo que se recoge al mismo tiempo que la renta a los 29 años y controla por estas variables latentes genéticas o de carácter. Para acabar de controlar otras variables no observables se utiliza el hecho de que la muestra también incorpora hermanos y se sabe si son gemelos y en ese caso si son gemelos idénticos. De esta manera se puede controlar el efecto de factores genéticos y ambientales.

Los resultados se pueden ver en la siguiente tabla. En las distintas columnas se analizan modelos donde varían un poco las variables de control, pero en los modelos 3 y 4 se puede ver que de una desviación estándar en satisfacción con la vida respecto a la media familiar a los 22 años (el coeficiente de Life Satisfaction (2001)) predice una mejora de la renta de alrededor de un 6% a los 29. En términos absolutos, una mejora de 1 punto en una escala de 1 a 5, mejora la renta en 4000 dólares.

No me enrollo más, que a lo mejor les amargo la vida, y esto les va a costar dinero. La moraleja es clara, va a resultar que los locutores de emisoras musicales que nos piden día tras días que seamos felices tienen razón. Así que cierro como ellos (pero sin la voz gangosa): “sean felices, hoy y cada día, ya verán qué bien les va”.