Exención de Visados y Flujos Migratorios: la Resistencia Multilateral a la Migración

De Simone Bertoli y Jesús Fernández-Huertas Moraga

Los resultados de la investigación empírica pueden ir muy por detrás de la actualidad. Por ejemplo, acabamos de publicar un estudio (aquí una versión anterior de libre acceso) sobre los determinantes del boom de la inmigración en España, que explica los factores por los que España recibió más de 6 millones de inmigrantes entre 1997 y 2009. Entre tanto, es 2013 y España vuelve a convertirse en un país de emigración: la figura 1 muestra la inmigración neta, entradas menos salidas de personas nacidas en el extranjero, a España por trimestres según la Encuesta de Población Activa (hay que tener en cuenta que es muy probable que las salidas de emigrantes estén subestimadas).

Nota: Elaboración propia a partir de la Encuesta de Población Activa (www.ine.es).
Nota: Elaboración propia a partir de la Encuesta de Población Activa (www.ine.es).

¿Por qué vamos con tanto retraso? En este caso, hay dos factores principales. Por un lado, los datos tardan en llegar. Por ejemplo, los más recientes sobre inmigración que usamos en el artículo sólo llegan en estos momentos hasta 2011 y el INE no hará públicos los de 2012 hasta junio. Por otro lado, el proceso de publicación de un artículo científico es largo y costoso, como ya se ha mencionado en alguna ocasión en Nada es Gratis. En nuestro caso, empezamos a trabajar en el artículo citado en el verano de 2010.

¿Por qué es interesante estudiar las causas del boom de la inmigración española? España registró “la tasa de crecimiento más rápida en la OCDE de la población nacida en el extranjero durante un período tan corto desde la Segunda Guerra Mundial” (OCDE, 2010). Los inmigrantes pasaron en el período estudiado de suponer el 3% de la población total al 14%, nivel en el que se han estabilizado con tendencia a la baja desde entonces.

Países como Irlanda o Italia también vieron aumentos importantes de la población inmigrante pero no se acercaron a la velocidad del aumento que tuvo lugar en España. Nuestro artículo presenta dos resultados principales en este sentido: 1. los factores económicos (aproximados por el PIB per capita) influyen en la inmigración, pero no tanto como los modelos tradicionales implican y, desde luego, no explican el boom migratorio español; y 2. las políticas migratorias españolas, en particular, la política de exención de visados de viaje, fueron más laxas que las de destinos alternativos para los potenciales inmigrantes: Estados Unidos y el resto de la Unión Europea.

¿Cuál es la principal innovación de nuestro estudio? Proponemos un modelo teórico y una metodología que permiten tener en cuenta la influencia de lo que ocurre en estos destinos alternativos. Esta nueva metodología tiene un efecto crucial sobre los resultados. En primer lugar, encontramos que un descenso del PIB per capita de un país de origen de la inmigración española está asociado con un aumento de los flujos migratorios procedentes de ese país de un 3,1 por ciento. En segundo lugar, hallamos que eliminar una política de exención de visados de viaje con respecto a un país de origen redujo los flujos procedentes de ese país a España en un 74 por ciento.

Si hubiésemos usado un modelo tradicional, el efecto del PIB per capita en origen sería un 51 por ciento más grande (4,7 en lugar de 3,1) porque atribuiríamos erróneamente cambios simultáneos en las condiciones de países alternativos de destino a lo que ocurre en los países de origen. Para el segundo resultado, la diferencia con el modelo tradicional es aún más espectacular. Un modelo tradicional nos habría dado un resultado de 0, es decir que las políticas de exención de visados no afectan a los flujos migratorios. La razón se puede entender con un ejemplo. En 2001, la Unión Europea decidió conceder la exención de visados de viaje a muchos países del Este de Europa que luego entrarían en la Unión Europea, Polonia entre otros. En ese caso, la emigración polaca a España apenas varió porque al mismo tiempo la exención se hizo efectiva en toda la Unión Europea. Eso no quiere decir que los visados de viaje no sean un coste importante que limita las migraciones. Lo que ocurre es que, si España no hubiese concedido la exención de visados al mismo tiempo que el resto de Europa, lo que habríamos observado habría sido un descenso de la emigración polaca a España porque los emigrantes polacos habrían ido en mayor medida a otros países europeos como destinos alternativos. El efecto contemporáneo de cambios en políticas y condiciones económicas en terceros países es lo que llamamos resistencia multilateral a la migración, tomando prestado el término de los estudios sobre comercio internacional.

En términos generales, mientras que la contribución de la evolución del PIB per capita tuvo poco que ver con el boom de la inmigración en España, la política de visados sí que tuvo un papel importante. Si España no hubiese tenido acuerdos de exención de visados de viaje con ningún país del mundo entre 1997 y 2009, los flujos de inmigración recibidos habrían sido la mitad de los que fueron, mucho más en línea con los recibidos por otros países europeos con una evolución económica similar.

El ejemplo más espectacular del efecto de la política de visados es el de la evolución de la emigración ecuatoriana a España. En 1963, España y Ecuador firmaron un acuerdo bilateral por el cual los españoles, que eran los que emigraban en mayor medida en aquella época, podían entrar sin visado de viaje en Ecuador a cambio de que los ecuatorianos pudiesen entrar en España también sin visado. La emigración ecuatoriana a España fue cuantitativamente modesta hasta que se conjugaron la crisis económica en Ecuador (con la dolarización en el 2000) con el endurecimiento de las políticas migratorias en Estados Unidos, el destino tradicional de la emigración ecuatoriana, a finales de los 90. Entre 1997 y agosto de 2003, 333.000 ecuatorianos entraron en España. Este flujo casi se detuvo drásticamente en agosto de 2003 cuando la exención de visado fue anulada. El gráfico 2 lo identifica claramente. Una exposición más detallada de este episodio puede consultarse en nuestro trabajo conjunto con Francesc Ortega (este gráfico es una versión actualizada con los datos más recientes).

Nota: elaboración propia a partir de la Estadística de Variaciones Residenciales del INE (www.ine.es).

Por último, en un trabajo más reciente, encontramos que la política de visados no sólo ha sido relevante para explicar el boom migratorio español sino que también ha configurado los flujos de inmigración de los países ricos de la OCDE. Usando los últimos datos internacionales comparables, que en este caso se refieren a flujos netos de inmigración entre 1990 y 2000, vemos que requerir un visado de viaje tuvo el efecto de reducir los flujos bilaterales de inmigración en ese período entre un 40 y un 47 por ciento en media. Además, nuestro estudio es el primero que es capaz de cuantificar externalidades en las políticas migratorias. Cuando un país requirió un visado de viaje a otro país de origen en ese período, en media los flujos de inmigración a destinos alternativos aumentaron entre un 3 y un 17 por ciento.

Hay 9 comentarios
  • De la lectura de este interesante artículo sobre un aspecto de los movimientos de personas entre naciones (los visados) queda bastante claro que en el caso de España el estado ha sido especialmente proactivo para en tan poco tiempo convertirnos en la nación Europea con más porcentaje foráneo.
    Es decir, que la inmigración fue una de las claves estratégicas de la ingeniería económica de nuestra particular burbuja.
    Sin la emigración no habría habido ni mano de obra, ni márgenes, ni demanda de consumo y vivienda. Lo atestiguo además por experiencia directa porque de 1999 a 2001 nos tocó contratar mucho tendido urbano de fibra óptica (zanjas) y ya era prohibitivo encontrar mano de obra autóctona (otro motivo para poner en cuarentena las cifras de oficiales de paro y la necesidad de subsidios sin validación de la realidad).

    Este asunto no suele ser objeto de análisis porque nadie ha reconocido nunca la paternidad del modelo macro pero que el modelo ha existido y fue impulsado por sucesivos gobiernos es evidente y bien grave.

    ¿Cómo podríamos revertir a unas políticas económicas algo más sólidas? La libertad de movimientos de Mano de Obra (incluso temporal) es la tercera y última fase del proceso globalizador y sus resultados son dramáticos.

    Las dos primeras, libertad de movimiento de Mercancías y de Capitales, ya no dan más de sí (Dani Rodrik y muchos otros) generan un paro monumental y exigen burbujas para ocultarlo. La tercera, flujos migratorios inducidos, ¿qué solidez aporta? ¿qué externalidades exige?

    Muy buenos días

    • Gracias por el comentario. No entro en el modelo o falta de modelo existente en España aunque sea un debate muy interesante (y largo). Como respuesta optimista a las dos últimas preguntas sobre el papel de los flujos migratorios, aquí está el artículo de Clemens (2011) sobre el potencial de la inmigración en el marco de la globalización: http://pubs.aeaweb.org/doi/pdfplus/10.1257/jep.25.3.83
      Barriendo un poco para casa, añado esta propuesta (conjunta con Hillel Rapoport) para aprovechar la contribución de la inmigración a la reducción de la pobreza resolviendo el problema de las externalidades, aunque sea parcialmente: http://www.cesifo-group.de/portal/pls/portal/docs/1/1220255.PDF

      • Hola, Jesús.

        La tesis de los "gains from inmgration" viene siendo promocionada desde hace tiempo desde muy diversos frentes. Tienes razón en que es un campo interesantísimo de debate y estudio. Si algún día hacéis un workshop abierto de fin de semana me apunto.
        Es cierto igualmente (al menos es la postura de Dani Rodrik y otros en sus últimos libros) que las dos primeras fases de la globalización --mercancías y finanzas-- libres) han terminado como el rosario de la aurora, a base de burbujas, paro monumental y pauperización de grandes masas de población en Occidente.

        Naturalmente, como los vasos comunicantes, alguien se beneficia. Pero desde luego no somos nosotros por un sencillo motivo: No nos pagan los parados ni los servicios públicos que se demandan. Estos nos los comemos nosotros con patatas y no tenemos para pagarlos

        Ya hace tiempo que se experimenta con el movimiento de población. A fin de cuentas, dicen, "¿qué mas te da si ya estás obligado a aceptar las mercancías?"

        Nuestra última burbuja ha sido un excelente campo de pruebas con seis o siete millones de emigrantes oficiales traídos como pilar del esquema.
        Los resultados están a la vista y en un momento en el que ya es de dominio común que el PIB, como métrica, es muy deficiente. La gente espera que la riqueza se mida en stock, en capital. No en flujos financiados con deuda a pagar.

        Saludos

  • Una nota totalmente tangencial al artículo: muchos en España miran a Islandia con envidia. Consideren lo siguiente: con la tasa de emigración neta de Islandia, en los últimos años habrían huido de España, en términos netos, cerca de 1.300.000 personas (un millón de nacionales y 300.000 extranjeros). No deben estar tan contentos.

    • No tengo la referencia exacta pero me comentaban unos colegas noruegos que el aumento de la emigración notable que experimentó Islandia en un primer momento, en gran parte con destino a Noruega, fue de corta duración y que muchos de los islandeses que emigraron a Noruega han ido volviendo. En el caso español, las cifras de emigración (incluso siendo probablemente subestimadas) no dejan de ser notables: justamente 1,4 millones de salidas en los últimos tres años de datos disponibles en el INE (de octubre de 2009 a septiembre de 2012). La diferencia es que sólo 160.000 corresponden a españoles (posiblemente muchos de ellos inmigrantes previos nacionalizados o hijos de inmigrantes). Además, durante el mismo período siguieron entrando 1,3 millones de personas en España, dando lugar al flujo neto que se refleja en la Figura 1.

  • Muy interesante el artículo. Entiendo que en vuestro estudio solamente considerais la immigración "cuantificada", la que aparece en las estadísticas. Aunque sí que es cierto que las políticas migratorias de una país/región pueden influir en el destino de los emigrantes, no es ni mucho menos un factor decisivo. Hay otros factores que pueden pesar más, por ejemplo: amigos, familia o las rutas que ofertan las "agencias" que les ayudan a emigrar.

    El sistema de regularación utilizado en España por la vía de circumstancias extraordinarias dificulta también determinar el momento en qué llegaron a España. Aunque la estadística de entrada de ecuatorianos muestra una caída después de la implantación del nuevo visado, es imposible afirmar que no entraron utilzando otras vías no recogidas en las estadísticas y difícil de creer que un solo visado frene de tal forma el deseo de emigrar.

    Recomiendo este fantástico artículo de Stephen Castles debatiendo las inesperadas consecuencias que tienen ciertas políticas migratorias:
    Castles, S. (2004) Why Migration Policies Fail, Ethnic and Racial Studies, Vol. 27 (2)

    • Gracias por el comentario. De acuerdo con Castles en gran parte de su análisis. De hecho, la importancia de los visados es una consecuencia inesperada de una política que ni siquiera suele considerarse como migratoria, sino relacionada con el turismo o el comercio. Entendemos que los efectos que mostramos sean difíciles de creer por su magnitud. En el caso de Ecuador, no hemos podido encontrar otro suceso en agosto de 2003 que explique tal caída en los flujos (tendría que ser algo que afectase sólo a los ecuatorianos y no a otros orígenes). Nuestro trabajo con Francesc Ortega explora y descarta muchas explicaciones alternativas. Pero es que, además, el primer estudio que explicamos emplea una metodología que tiene en cuenta toda una serie de factores observables y no observables, entre ellos los que mencionas, y vuelve a encontrar el mismo efecto de la política de visados, en este caso con datos de toda la inmigración a España entre 1997 y 2009. Por último, en el último artículo, usamos una metodología distinta y volvemos a encontrar un efecto cuantitativamente importante de la política de visados para toda la OCDE. También calculamos una medida cruda del factor “amigos o familia” al que te refieres. Nuestro resultado es un 10% más de inmigrantes en 1990, en media llevó a un aumento de la inmigración de entre el 5 y el 8% entre 1990 y 2000. La relevancia de la política de visados que documentamos no implica que otros factores no hayan sido relevantes.

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