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Evidencia Experimental sobre Género y Mercados Laborales

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De Ghazala Azmat y Barbara Petrongolo


Nota del editor: Una versión de esta entrada, que complementa a la que apareció el viernes pasado, apareció en VoxEu recientemente.

¿En qué medida pueden los experimentos económicos ayudarnos a comprender por qué las mujeres cobran menos que los hombres, o por que escogen distintos tipos de trabajos? ¿Pueden ser útiles para distinguir si las brechas salariales están provocadas por la discriminación o por las decisiones de los trabajadores y trabajadoras? En un artículo reciente, analizamos la contribución actual de la literatura experimental sobre diferencias de género, y consideramos su utilidad a la hora de entender las disparidades entre hombres y mujeres en el mercado de trabajo.

El mercado laboral femenino ha mejorado sustancialmente durante el último siglo. Como resultado, ha habido una convergencia clara entre hombres y mujeres en términos de inversión en capital humano, expectativas y realidades laborales. Sin embargo, mientras que la brecha educativa se ha cerrado – o incluso se ha invertido – en la mayoría de los países desarrollados, aún persisten diferencias considerables en niveles salariales, desempleo y en los tipos de actividades desarrollados por hombres y mujeres.

La economía laboral lleva tiempo estudiando estas diferencias y ha propuesto tres canales principales como potenciales explicaciones: discriminación en el mercado laboral; diferencias en preferencias entre hombres y mujeres; y diferencias en productividad. Sin embargo, desentrañar estas hipótesis con los métodos y datos tradicionales en economía no es sencillo. El estudio de la discriminación laboral, por ejemplo, se complica cuando hay factores inobservables que el investigador no puede medir. Asimismo, extraer información sobre las características psicológicas de los individuos es imposible o como poco muy difícil en las bases de datos tradicionales.

El enfoque experimental puede generar datos que están particularmente dirigidos a responder a estas preguntas. En un laboratorio económico se controla cuidadosamente el entorno en el que se desarrollan los experimentos, estos nos dan una evidencia especialmente útil sobre estas y otras cuestiones de género.

Tradicionalmente, la investigación sobre discriminación laboral ha utilizado el enfoque del análisis de regresión con datos reales. Sin embargo, los investigadores han sido cada vez más conscientes de las limitaciones de este enfoque y el trabajo empírico en esta área se ha centrado crecientemente en experimentos de campo, como por ejemplo aquellos que estudian las respuestas de las empresas a correspondencia laboral entre individuos con idénticas características excepto el género. Por ejemplo, un estudio compara las tasas respuesta y las ofertas de trabajo en un puesto de trabajo determinado solicitado por pares trabajadores - un hombre y una mujer - con currículos idénticos.

Si bien no hay un consenso claro en la investigación experimental sobre la discriminación de género, las conclusiones de esta línea de trabajo pueden resumirse muy generalmente en que hay evidencia de discriminación significativa contra las mujeres en puestos de alto estatus, en puestos de trabajo tradicionalmente asignados a los hombres como así como discriminación contra los hombres en los empleos con predominio tradicional de mujeres.

Sin embargo, comparado con los métodos tradicionales para estudiar las diferencias de género, el enfoque experimental tiende a encontrar pruebas mucho más limitadas de la discriminación contra la mujer en el mercado laboral. Los diferentes resultados de los dos enfoques pueden ser debidos a diferencias sistemáticas en las características no observables en favor de los hombres, lo que explicaría las diferencias salariales no explicadas.

A pesar de que se ha avanzado mucho recientemente, varios aspectos de la discriminación aún no se han entendido adecuadamente. En particular, desentrañar la naturaleza de la discriminación ha resultado ser un reto, a saber, si los empleadores tienen una “preferencia por la discriminación", o si utilizan el género como una señal informativa de componentes no observados de productividad. Por otra parte, hasta la fecha, los experimentos han ofrecido poca información sobre la discriminación en el lugar de trabajo. Anticipar que uno puede ser discriminado en el futuro, genera además cambios en las decisiones individuales de los trabajadores.

El enfoque tradicional en economía para entender los diferentes resultados en el mercado laboral se ha centrado, o bien en explicaciones desde el lado de la demanda, como por ejemplo la discriminación por parte del trabajador, o bien en explicaciones por el lado de la oferta basadas en diferencias en educación o en responsabilidades familiares.

Más recientemente, los economistas han considerado explicaciones alternativas desde el lado de la oferta de trabajo. Por ejemplo, diferencias potenciales en atributos psicológicos – preferencias por el riesgo, por la competencia o diferencias en las interrelaciones con otros individuos entre otras – pueden ofrecer algunas pistas sobre las causas en los diferenciales laborales entre ambos géneros. Los experimentos económicos son una metodología útil para estudiar el comportamiento y la interacción estratégica entre los individuos en un entorno controlado. Pueden además adaptarse para mostrar las diferencias de género en preferencias en esferas potencialmente asociadas al éxito el mercado de trabajo.

La segregación de hombres y mujeres en distintas ocupaciones e industrias es uno de los principales componentes del diferencial salarial entre ellos. Dado que los trabajos en diferentes áreas y sectores ofrecen niveles distintos de seguridad laboral, estabilidad de ingresos y condiciones de trabajo, diferencias sistemáticas en las preferencias por el riesgo y la competencia podrían influir en la brecha salarial a través de la autoselección de hombres y mujeres hacia distintas ocupaciones.

La evidencia experimental encuentra diferencias significaciones en las actitudes hacia el riesgo y la competencia: por ejemplo, en promedio, los hombres toleran el riesgo mejor que las mujeres, lo hacen mejor en entornos competitivos y tienen una mayor tendencia a escoger estos entornos que las mujeres.

Otra hipótesis que podría explicar por qué difieren los salarios de hombres y mujeres incluso cuando desempeñan el mismo trabajo es que hombres y mujeres negocian sus condiciones laborales de un modo diferente. Más generalmente, las mujeres pueden tener en cuenta un número más amplio de factores además de la estricta remuneración monetaria.

Los resultados experimentales sobre la influencia del género en la negociación y las preferencias sociales son variados y dependen mucho del contexto. Por ejemplo, la productividad de las mujeres se ve más afectada por las características de los colaboradores o competidores que la de los hombres.

Si bien la evidencia de varios diseños experimentales sugiere que hombres y mujeres tienen diversas características que están potencialmente relacionadas con sus trayectorias laborales, aun no entendemos completamente las causas – naturaleza o entorno – y las consecuencias económicas de dichas diferencias. La siguente fase es entender cómo se traducen los resultados sobre características psicológicas y preferencias obtenidos en el laboratorio económico en un mercado laboral en el que, además, existe la posibilidad de realizar políticas económicas. Desde un punto de vista de la regulación laboral y la política económica, las recetas diferirán dependiendo de cuál es el origen de estas diferencias y cuan importantes son en determinar los resultados laborales.

Una continuación natural del estudio de las preferencias individuales es estudiar su influencia en las dinámicas de grupo. Si características psicológicas diferentes inducen a hombres y mujeres a tomar decisiones diferentes en contextos similares, la composición de género de equipos y comités se convierte en un factor importante en las decisiones colectivas. El aumento de la participación laboral de la mujer ha conllevado un cambio en la composición de los lugares de trabajo y equipos de trabajo más diversos. En algunas profesiones, como en la política o la gestión empresarial, estos cambios han sido enfatizados por la introducción de cuotas explicitas en varios países.

A pesar de la abundante evidencia experimental sobre preferencias individuales, los estudios sobre género y preferencias a nivel de comités o equipos son relativamente escasos. Uno de los principales problemas para estudiar género y grupos es que los grupos de forman típicamente endógenamente. Las reformas recientes que imponen ciertos niveles de representación femenina en los consejos de dirección de las empresas ofrecen una evidencia cuasi-experimental para estudiar los efectos de la composición por género de grupos de decisión y sus resultados.

El primer país que puso en práctica leyes sobre cuotas en consejos de dirección fue Noruega en 2003, seguido de España, Finlandia, Islandia y Francia. Un estudio sobre la presencia femenina en consejos de administración utiliza el cambio legislativo en Noruega, que obliga a las empresas a una representación de mujeres en sus consejos del 40% en dos años. El estudio encuentra un impacto claro de esta ley, en particular las restricciones impuestas por esta cuota se tradujeron en caídas del precio de las acciones y de los beneficios operativos.

Aunque estas reformas ofrecen evidencia valiosa sobre las consecuencias de la diversidad de género en grupos, la investigación en esta área es aún muy limitada. No solo se centra en grupos muy reducidos de mujeres, sino que además está enfocada a mujeres que pueden no ser muy representativas de la población de mujeres activas. El aumento de la representatividad de las mujeres en la toma de decisiones en niveles inferiores nos permitirá entender mejor el impacto de la diversidad de género y atenuara los problemas de selección en la cima de las empresas.

Los experimentos económicos nos ofrecen una metodología útil que está siendo utilizada prácticamente en todas las áreas de la economía. En la investigación económica sobre género, el enfoque experimental nos ofrece una vía para responde a preguntas que anteriormente parecían imposibles de responder dadas las limitaciones de los datos, además de complementar los resultados en áreas que si habían sido exploradas por la economía no experimental.

Aun así, a pesar de los avances recientes, varios aspectos de las diferencias de género en los resultados laborales han sido estudiadas hasta ahora solo muy parcialmente de modo experimental. Hay un claro camino a seguir explorando la naturaleza de la discriminación laboral, las consecuencias de las diferencias de género en preferencias observadas en el laboratorio y el origen de dichas preferencias.