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El otro valor añadido (ii)

La semana pasada les comencé a hablar del valor añadido de los profesores. En aquella entrada mostraba que incluso las medidas estándar de valor añadido pueden tomarse prácticamente at face value a pesar de algún problema metodológico potencial. Pero la pregunta quizá más importante es si los exámenes estándar sirven para predecir el rendimiento laboral de los chicos y otros resultados relevantes desde el punto de vista económico y social. La respuesta corta es, sí y mucho. Así que a ver si nuestras autoridades se animan a darnos esta información sobre valor añadido, porque su ausencia les puede costar mucho dinero a nuestros hijos.

En realidad ya sabemos por otras fuentes que los profesores tienen un impacto económico notable en nuestro futuro. Hanushek, por ejemplo, en una revisión de la literatura nos explica primero que usando varias metodologías y bases de datos distintas: “El resultado de que avanzar una desviación estándar en las habilidades cognitivas aumenta la renta un 10-20 por ciento puede parecer poco, pero estos incrementos se aplican durante toda la vida. En 2010, el valor presente medio de los ingresos de un trabajador a tiempo completo de 25 a 70 años es de 1,16 millones de dólares de 2010 (882 mil euros). Por lo tanto, una desviación estándar mayor en de habilidad cognitiva incluso a un retorno en la parte baja del 13 por ciento los montos por desviación estándar produce un aumento 150.000 dólares en valor esperado.” Y, también según el mismo artículo de Hanushek, tener a un profesor una desviación estándar por encima de la media aumenta de modo inmediato tus resultados del orden de 0,2-0,3 desviaciones estándar, de lo cual se deprecia alrededor de un 30%. Con lo cual una estimación conservadora del efecto en la renta futura de un profesor una desviación estándar superior da un efecto de unos 10600 dólares en valor presente descontado.

Otro estudio que hemos mencionado aquí hace unos meses hablando de las evaluaciones docentes también trataba de este asunto indirectamente, y decíamos entonces: “Esto quiere decir que un mal profesor le cuesta a un estudiante de Bocconi, cuyo salario mensual medio en su primer trabajo es de cerca de 1000 euros, unos 25 euros al mes, un 2.5% de su salario.” De manera que al menos a los lectores habituales de este blog no les puede sorprender mucho que se diga que los profesores generan valor no solamente en las notas de los exámenes estándar sino más allá, en el mercado de trabajo.

La novedad del estudio que comentamos de Chetty, Friedman y Rockoff es que nos permite usar unos números que ya están disponibles en muchos lugares, y que no costaría mucho que estuvieran disponibles por aquí también. Los primeros resultados se obtienen de una regresión de diversas variables del estudiante cuando es adulto sobre el valor añadido de sus profesores y otras variables observables, que es lo más sencillo de instrumentar en un contexto amplio. Después, como hacían para el valor añadido, hacen otra estimación que tiene en cuenta la posible asignación no aleatoria de alumnos a profesores, para ver si la diferencia es sustancial.

Como se puede ver en el gráfico, tener un profesor cuyo valor añadido está una desviación estándar por encima de la media aumenta la probabilidad de ir a la universidad en 0,49% (respecto a una media del 37,8%).

Y como se puede ver después en la tabla 5 del artículo, si en lugar de la regresión ordinaria se hubiera hecho algo que controla mejor la endogeneidad, usando como hacían para el valor añadido primero las características de los padres (columna 2) y las entradas y salidas de profesores de la escuela (columna 3), el resultado habría sido equivalente. Otra regresión, en la columna 4 de esa misma tabla, mide el efecto no en ir a la universidad, sino en la calidad de la misma, medida por la renta media de sus egresados cuando tienen 30 años. Un profesor una desviación estándar mayor, aumenta la calidad de la universidad en 164 dólares, un 0,66%. La columna 5 verifica que el resultado es robusto a la endogeneidad.

El siguiente paso es averiguar el efecto en la renta. Dado que las rentas cambian con la edad durante unos años y luego se estabilizan, los autores comienzan viendo el efecto a la edad más tardía para la que hay una muestra suficiente, los 28 años. Ahí observan, como pueden ver en la figura que tener un profesor en un curso una desviación estándar mejor aumenta la renta alrededor de 0,9% a los 28 años (unos 182 dólares sobre una media de 20.912). Suponiendo una tasa de descuento del 3%, el valor de un profesor una desviación estándar por encima de la media nos da un efecto de unos 4600 dólares de valor presente descontado por curso, en línea con la estimación de Hanushek.

Los profesores también afectan a otros resultados sociales. Un profesor una desviación estándar por encima de la media disminuye la probabilidad de que una estudiante se quede embarazada de adolescente en un 1,25%, aumenta el nivel socioeconómico (el porcentaje de personas con educación universitaria) del barrio en que vives a los 25 años en un 0,5%, y la probabilidad de tener un plan de pensiones corporativo a los 25 años en un 1,6% para aquellos estudiantes de menor probabilidad de ir a la universidad.

No voy a insistir más; se mire por donde se mire tener un buen profesor es un buen negocio, y es fácil de medir con instrumentos estándar que ya se usan en países de nuestro entorno. Pues no se a qué esperamos aquí para exigir que nos den el valor añadido de nuestras escuelas y para poner las medidas que garanticen un mejor profesorado, de las que ya hemos hablado aquí en otros momentos.