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El efecto de la endogamia universitaria sobre la endogamia en las instituciones: El caso de la CNMC

El pasado domingo 5 de noviembre, en la cuarta página del diario El País se publicó un excelente artículo de Antonio Muñoz Molina titulado “La corrupción y el mérito”. En el mismo puede leerse: “El cambio, el vuelco principal, es la exigencia y el reconocimiento del mérito. Una función pública de calidad es la que atrae a las personas más capacitadas con incentivos que nunca van a ser sobre todo económicos, pero que incluyen la certeza de una remuneración digna y de un espacio profesional favorable al desarrollo de las capacidades individuales y a su rendimiento social. En España cualquier mérito, salvo el deportivo, despierta recelo y desdén, igual que cualquier idea de servicio público o de bien común provoca una mueca de cinismo. La derecha no admite más mérito que el del privilegio. La izquierda no sabe o no quiere distinguir el mérito del privilegio y cree que la ignorancia y la falta de exigencia son garantías de la igualdad".

En las páginas de economía dicho ejemplar de El País también se recogía la noticia de que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) había “decidido poner en marcha una unidad pilotada por un economista jefe que tendrá la función de asesorar al presidente; reforzar el argumentario económico de los informes o las medidas adoptadas por la institución; evaluar los efectos en el mercado a medio plazo de las decisiones adoptadas o mediar cuando haya disparidad de opiniones sobre algún asunto, entre otros cometidos”. Como responsable de esta unidad se había fichado a Javier García-Verdugo, doctor en Economía Aplicada y Profesor Titular del Departamento de Economía Aplicada de la UNED “que se incorporó a la CNMC el pasado mayo.”

Me extrañó no conocer al Profesor García-Verdugo. Por ello, busqué su currículum vitae. Resulta que hizo la tesis con José M. Marín Quemada, actual Presidente de la CNMC y que es Profesor Titular en el Departamento de la UNED donde este último es catedrático. En la noticia de El País también se comentaba que este nombramiento pretendía seguir la línea de la dirección general de Competencia de la Comisión Europea que cuenta con Massimo Motta −catedrático de la Universidad Pompeu Fabra y uno de los mejores especialistas internacionales en las materias antes señaladas− como Chief Competition Economist. La comparación de los CVs de Motta (doctor en 1991) y García-Verdugo (doctor en 1996) pone de manifiesto las diferencias entre ambos de méritos y… otras circunstancias. Massimo Motta ha publicado en las mejores revistas científicas internacionales de su especialidad y sus cinco artículos más citados acumulan 1693 citas en Google Académico. Además, Motta tiene un libro de texto de referencia en el área “Competition policy: theory and practice”, publicado por Cambridge University Press y que tiene 1613 citas en Google Scholar. Por su parte, Javier García-Verdugo no ha publicado en ninguna de dichas revistas (únicamente en revistas nacionales de escaso prestigio y ocho capítulos en un libro editado por él mismo, G. Escribano y el propio Marín Quemada). Aunque no tiene un perfil en Google Académico, hemos podido encontrar 60 citas a artículos o capítulos de libros, más 197 a los programas de dos de sus asignaturas en la UNED. Si estas métricas no acaban de convencerlos, lo mejor es que lean algunos artículos de uno y otro, si tienen tiempo y ganas. Yo creo que las diferencias saltan a la vista con poco que uno sepa de economía.

Respecto a la experiencia profesional en organismos de regulación, la diferencia también es abrumadora. Mientras que Motta ha sido miembro del Economic Advisory Group on Competition Policy de la Direccion General de Competencia de la Comisión Europea desde 2003, García-Verdugo solo se incorporó hace seis meses a la CNMC, sin experiencias previas en este tipo de instituciones, excepto haber sido socio de Élan Forensic, consultora especializada en procesos de resolución judicial, arbitral o transaccional de litigios en el área mercantil, contencioso-administrativa y en los relacionados con la regulación de la tecnología.

En fin, al nuevo economista jefe de la CNMC habrá que juzgarle en última instancia por sus hechos. Pero coincidirán conmigo en que un sistema de selección como el que se ha utilizado deja mucho que desear a la vista del resultado. La labor de un economista jefe es generar análisis y crítica interna, y añadir rigor a las decisiones del regulador, pero la cercanía al presidente de la CNMC es tal que parece difícil que pueda ejercer ese papel crítico. Comprendo que el presidente desee utilizar colaboradores cercanos, pero para eso está su gabinete, no la figura del economista jefe. Además, mucho me temo que con este tipo de nombramientos se desvirtúe y desprestigie una figura que podría ser fundamental para afianzar la independencia de un organismo sospechoso de servidumbre política por el nombramiento de sus órganos rectores. Con estos antecedentes, ¿quién va a querer ser el siguiente economista jefe?

Todo apunta a que estamos de nuevo ante una oportunidad perdida en un momento en que este tipo de maniobras empiezan a costar caro. Muñoz Molina dixit.

P.S. Un comentario de un lector me ha llevado a corregir una confusión de la versión original de la entrada. El lector señalaba que la convocatoria del BOE a la que hacía alusión en el material borrado de la entrada se refería a otra plaza. En concreto: "Para que su análisis de fondo no se vea empañado por defectos de forma, simplemente le aclaro que García-Verdugo no es el Subdirector de Análisis Económico y su nombramiento no obedece a la convocatoria del BOE del 12 de abril de 2014."

P.S. 2. Otro lector, en privado, me hace notar que el texto del artículo de El País dice que la CNMC "ha fichado para crear esta unidad al doctor en Economía Aplicada Javier García-Verdugo." No dice que lo haya fichado "para dirigir esta unidad". Aunque luego el subtítulo de la noticia sí que dice: "el profesor de Economía Javier García-Verdugo dirigirá esta nueva unidad." En realidad, dado que la unidad no está creada, esperamos que haya sido un error de apreciación de la periodista al subtitular y que cuando efectivamente se cree la unidad, el procedimiento de selección sea impecable y el candidato elegido sea realmente el mejor (y que se pongan los recursos para que efectivamente se presenten buenos candidatos). Desde aquí seguiremos expectantes el proceso, y esperamos poder decir al final: "all's well that ends well".