Es lo que tiene trabajar con gente brillante, que surgen preguntas interesantes. Le he dado a leer a mi co-autor Sami Berlinski un trabajo sobre educación que estoy escribiendo con Brindusa Anghel. Una de nuestras variables explicativas para los resultados educativos de los chicos es la estructura familiar de la que proceden (estatus marital de los padres y número de hermanos).
Nosotros encontramos, en línea con resultados conocidos de la literatura, que tener a los padres divorciados está asociado con peores resultados académicos. En los inicios, este tipo de resultados se interpretaban como un efecto negativo del divorcio. Pero la investigación más moderna, que aprovecha bases de datos que pueden seguir a los chicos en el tiempo, nos enseña que el divorcio en sí no puede ser la causa de los malos resultados. Los chicos de padres que eventualmente se divorcian ya tenían malos resultados antes de que los padres se separaran. Un buen artículo que establece este hecho es de Thomas Piketty (aquí). Pero esta observación es bastante robusta y se ha hecho para muchos países (ver por ejemplo otro estudio americano aquí).
La cosa puede ir más allá, pero no he podido ver ningún estudio que compruebe directamente esta hipótesis que voy a presentar (lo cual quiere decir poco, ya que no soy un experto). La sugerencia sensatísima de Sami es que la estructura familiar puede ser consecuencia, y no causa, de los resultados educativos. En otras palabras, el divorcio puede ser causado por los suspensos, y no al revés (o alternativamente, los sobresalientes mantienen juntos a matrimonios que en su ausencia se habrían separado).
La observación de Piketty y otros de que los chicos que van mal en la escuela ya iban mal antes de que los padres se separaran indica que como mínimo la hipótesis es plausible. Además mi compañero Julio Cáceres, utilizando el experimento natural de los partos múltiples (en un excelente artículo del Journal of Human Resources), comprueba algo relacionado: que la probabilidad de divorcio aumenta con el tamaño de la familia. La hipótesis de Sami también es consistente con el pensamiento evolutivo (o simplemente Beckeriano) más básico. Dado que los sistemas legales y la costumbre social asignan la custodia (y por tanto una parte desproporcionada del cuidado) de los hijos a las mujeres tras una separación, esto hace posible a los hombres utilizar el divorcio para disminuir el cuidado de hijos que parezcan poco "rentables". De hecho, esto sugiere que el pasar de un divorcio por consenso a uno unilateral debería aumentar los divorcios en aquellos casos en que los hijos sean más problemáticos en muchas dimensiones. Julio (con Eugenio Giolito) ya ha utilizado este experimento para mostrar que el divorcio unilateral aumenta el crimen en un estudio interesantísimo del que ya hablaré otro día. De momento me quedo con algo que seguramente ya sabían las lectoras. No se puede una fiar de los hombres, a la primera dificultad agarran la puerta y te dejan plantada.