Reproducimos este artículo publicado en El Mundo con "deberes" para el 2014 (y más allá) en educación y ciencia. En la versión en línea del diario no aparecen los enlaces y creo que son interesantes.
¿Estamos saliendo de la crisis? No estoy seguro, pero incluso si no lo estuviéramos, haría falta mirar al futuro y buscar una senda de crecimiento más estable. Porque de lo que sí estoy seguro es de que no podemos volver a crecer a base de poner apartamentos en cada milímetro cuadrado de costa o en los veinte kilómetros más cercanos a la misma. La receta para crecer sigue siendo la misma que ya proponíamos en 2008, en un artículo que llamamos “ladrillos contra cerebros”: incluso en los años “buenos” de primeros del siglo cuando aún crecíamos a buen ritmo, nuestra productividad no lo hacía. Eso solamente se puede superar si redoblamos esfuerzos en mejorar nuestro capital humano y nuestra tecnología. Y de ahí los “deberes”.
Para empezar desde abajo, hay una cantidad masiva de investigación reciente mostrando que la inversión educativa más rentable es en educación prescolar para los chicos que crecen en entornos socioeconómicos más desfavorecidos: mayores salarios, menos paro, menos abandono escolar, menos crimen. Con esos retornos sí que vale la pena endeudarse.
En educación ya hay alguna reforma incorporada en la LOMCE. De esa ley, lo más importante son las evaluaciones de fin de ciclo. Es muy importante que esas evaluaciones se hagan bien, aprendiendo de los aciertos y errores de la experiencia internacional. Y en la medida de lo posible como me decía un director de instituto recientemente “deberían implicar a la comunidad educativa en el proceso, y hacer transparentes los criterios de elaboración, puntuación y corrección.” Algo que ya sucede con la prueba de selectividad.
Pero la LOMCE se dejó fuera un rediseño de la carrera del profesorado. Según los datos de la OCDE los profesores españoles no están mal pagados con relación a sus homólogos europeos o con respecto a otras personas con educación universitaria, lo cual en principio nos debería permitir atraer a la profesión a gente brillante. Y no cabe duda de que muchos lo son, pero debemos y podemos mejorar. Una vía para conseguirlo es hacer como los finlandeses, que son muy restrictivos en el número de plazas y en las condiciones de acceso a las facultades de educación. Y una vez formados los profesores debería haber un período de prueba para garantizar que tenemos algo más que profesionales con profundos conocimientos teóricos. El famoso MIR del profesorado. Pero un MIR exigente, no un coladero en el que todo valga. Y una vez dentro, evaluación continua, a los profesionales y a los equipos, utilizando las pruebas externas y enfatizando el “valor añadido”, es decir, no premiando simplemente a los que tienen la suerte de tener buenos estudiantes sino a los que consiguen sacar lo mejor de cada uno.
Y esto nos pone ya en la universidad, que además de formación avanzada, es una pieza clave del sistema de I+D. Para la universidad el gobierno ya tiene un informe de una comisión de expertos con propuestas razonables y factibles encima de la mesa desde hace tiempo. Cuesta comprender por qué no se pone en marcha de inmediato. Comenzando por un sistema de gobierno de las mismas que responda de manera suficiente a la sociedad y no en exclusiva a los estamentos corporativos de la universidad.
También requiere una cultura de evaluación suficiente. Muchos profesores españoles hemos emigrado este año al Reino Unido. La razón es simple, nos han ofrecido condiciones de trabajo mucho mejores que en España. Y lo han hecho porque con la llegada del ejercicio de evaluación plurianual de la investigación, del que depende de manera muy estrecha su financiación, todos los departamentos universitarios tienen que presentar su mejor cara al ministerio. Y esto pasa por reclutar a los mejores investigadores, estén donde estén, y ofrecerles condiciones que justifiquen su traslado.
Esto, por cierto, no es algo que pueda pasar sólo allende nuestras fronteras. El profesor Jiménez-Contreras y sus coautores han mostrado que la actividad de la Comisión Nacional de Evaluación de la Actividad Investigadora (CNEAI) ha sido instrumental en la sensible mejora de la producción científica en nuestro país. Ahora se trata de elevar los niveles de exigencia y que los investigadores vean una relación más directa que ahora entre el éxito científico y la mejora profesional.
Vale, pero no hay dinero me dirán. ¿De dónde lo sacamos para premiar a las estrellas de la ciencia y sus carísimos equipos? Curiosamente los británicos también han reducido mucho la financiación universitaria. De hecho han suprimido completamente la subvención directa y solamente queda la correspondiente a proyectos competitivos de investigación. Pero al mismo tiempo han permitido aumentar las tasas hasta 9000 libras (unos 11000 euros) al año. ¿Pero no tienen una marea verde para evitar la tropelía? Pues no, porque como comentaremos enseguida hay un sistema para garantizar la igualdad de oportunidades. De hecho es un sistema más equitativo que el nuestro, en el que los universitarios, en su mayoría hijos de personas con renta muy por encima de la media, reciben un subsidio de aproximadamente las tres cuartas partes del coste de su puesto universitario.
La igualdad de oportunidades se mantiene mediante un generoso sistema público de préstamos a los estudiantes, que cubre no solamente las tasas, sino también los costes de vivir fuera de casa. Y para que el miedo a no poder pagar el préstamo no paralice a los futuros estudiantes, este préstamo solamente se paga si el egresado gana más de 21000 libras (unos 25000 euros) a razón de un 9% de los ingresos que sobrepasen ese umbral (y no se paga nada si se gana menos de esa cifra).
Formalmente este préstamo lo realiza una corporación pública, por lo que en el caso español podría no afectar al objetivo de déficit (más bien lo reduciría si al mismo tiempo se retira la subvención) y el banco probablemente recaudaría ese dinero con facilidad en los mercados internacionales porque lo garantiza la corriente de rentas de los egresados, que es muy objetivable y predecible. Recuerden que, como muestran Ángel de la Fuente y Juan Francisco Jimeno, una persona con título universitario gana casi un 80% más que alguien que solamente tiene los estudios obligatorios y tiene unas tasas de empleo también muy superiores.
Finalmente, en I+D la carta por la ciencia enuncia una serie de objetivos importantes. Es imperativo recuperar los niveles de inversión y no permitir que la inversión en I+D fluctúe como lo ha hecho esta vez con el ciclo económico, y hay que mostrar a los investigadores que tienen una perspectiva de carrera clara. Construir un equipo científico no es como construir una autopista o una vía de AVE. Para empezar es mucho más rentable como muestran numerosos estudios económicos. Pero además como se trata de equipos de personas, necesitan un plan de futuro para poder establecerse en algún lugar. Estábamos progresando en ciencia de manera bastante espectacular (como muestra entre otros muchos el estudio citado más arriba de Jiménez-Contreras y coautores), y nuestros gestores de la cosa pública hacendística no parecen conscientes de los daños de largo plaza a la reputación de España que los recortes brutales e indiscriminados han causado. ¿Quién va a querer venir (o volver) a España a investigar si no tiene garantías de que su financiación o su propio trabajo va a permanecer en el tiempo? Urge hacer algo de manera inmediata. Y se puede hacer con rigor y exigencia, premiando la excelencia de manera desproporcionada, pero no se puede hacer con menos recursos.
Para terminar déjenme que sea algo optimista. España ha mejorado mucho en las últimas cuatro décadas. El examen PIAAC (el PISA para adultos), en el que España ha tenido un desempeño tan poco lucido, también muestra que es el segundo país que más ha mejorado. Algo parecido sucede con la ciencia. Partiendo de niveles ridículos España ha llegado a niveles de rendimiento adecuado, y en algunas disciplinas incluso destacado. Esto no debe ser un motivo para la complacencia, antes al contrario es una razón para seguir con los deberes. Y no se puede parar porque haya elecciones a la vuelta de la esquina. Los votantes sabrán premiar al gobernante valeroso, y deberían ser implacables con el timorato.
Hay 9 comentarios
Coincido plenamente con el fondo general del artículo, pero el diablo está en los detalles. Es verdad: el diseño de las futuras pruebas externas será clave, pero la que existe en nuestro sistema ahora mismo no invita al optimismo. Hablando de matemáticas, el área que conozco, el examen es sencillamente calamitoso: se sabe que la mayoría de las preguntas serán de cierto tipo, casi siempre mecánicas, y eso hace que 2º de Bachillerato se convierta en un curso donde se resuelven una y otra vez ejercicios similares. El aprendizaje que se produce es de muy bajo valor: recetas y rutinas que casi siempre se olvidan. Esto no tendría porque ser así, por supuesto. Hay ejemplos internacionales de pruebas externas de nivel análogo, que están mucho mejor diseñadas. Algunos ejemplos se pueden ver aquí: http://masideas-menoscuentas.com/2013/12/19/un-ejemplo-de-pruebas-externas/
Este tema está muy relacionado con la reforma educativa. Una vez aprobada la LOMCE, estamos ahora en el diseño de los nuevos currículos. El periodo de alegaciones públicas es bastante significativo: del 20 de diciembre al 3 de enero!! En resumen: currículos elaborados de espaldas a la comunidad (nadie sabe quién los ha elaborado), y que no arreglan ninguno de los problemas de fondo de los currículos actuales: demasiado extensos, repetitivos, y dirigidos al aprendizaje memorístico. Los resultados que producen en los test internacionales, que suelen estar dirigidos a evaluar la comprensión conceptual, son conocidos ...
Gracias, Pedro. No puedo estar más de acuerdo. He dicho muchas veces que con un examen bien diseñado como los que muestras, ni siquiera habría que decir nada muy preciso sobre el currículo, que cada uno lo prepare como quiera. Porque lo que se está ofreciendo ahora es grotesco, como dices, repetición y extensión innecesaria. Para luego acabar no aprendiendo, que es lo triste.
Por cierto que recuerdo otra entrada sobre Singapur que escribiste que me gustó mucho:
http://masideas-menoscuentas.com/2013/03/23/los-libros-de-singapur-i/
Hay algo que no entiendo, seguramente me falta conocer mucho del sistema de UK, pero citando :
"De hecho es un sistema más equitativo que el nuestro, en el que los universitarios, en su mayoría hijos de personas con renta muy por encima de la media, reciben un subsidio de aproximadamente las tres cuartas partes del coste de su puesto universitario.
La igualdad de oportunidades se mantiene mediante un generoso sistema público de préstamos a los estudiantes,..."
Pero si ese sistema funciona, ¿ por qué la mayoría de univesitarios son hijos de personas con renta muy por encima de la media ?, es decir, ¿ cual es la distribucion del numero de universitarios según los niveles de renta de sus padres ?
Y ¿ por qué se subvenciona 3/4 partes a personas que seguramente se pueden permitir perfectamente pagar esas cantidades si sus padres tienen esas rentas tan altas ?.
El sistema que subvenciona 3/4 partes del coste es el nuestro. Son alrededor de 6000 euros anuales por estudiante el coste en una universidad española, y las tasas entre 1200 y 1500 euros. Los estudiantes en todos los países son mayoritariamente hijos de personas con estudios superiores, que tienen muchas más probabilidades de llegar a la universidad. Las causas son muy complicadas para meterse en ellas aquí, pero las desigualdades comienzan muy pronto, en resultados académicos, en repetición, y así en casi todo. El informe PISA tiene un suplemento sobre equidad muy interesante:
http://www.oecd.org/pisa/keyfindings/pisa-2012-results-volume-II.pdf
Y, ¿por qué se subsidia tanto a la universidad? Es otra pregunta larga y compleja pero hay alguna gente que se ha preocupado de contestar desde la perspectiva de la economía política: https://minneapolisfed.org/research/SR/SR185.pdf
Gracias, entendí mal.
Es claro que necesitamos una reforma en profundidad de los estudios universitarios de Magisterio. En España nunca la educación ha sido objeto real de interés, sólo ha servido para tirarse "trastos ideológicos" a la cabeza, de hecho el prestigio de los estudios vinculados a la profesión de maestros han tenido escaso valor, tratándose como carrera a la que se accedía con facilidad y que fácilmente se obtenía el título, y por lo tanto a la que optaban un sector bastante mediocre de los estudiantes de bachillerato. Esta es la pura realidad, es una condición necesaria, sin asumir este error y proponer un cambio fundamental creo muy difícil mejorar nuestro sistema educativo
Nos hablan continuamente de los costes de financiación universitaria, así como de los retornos que obtienen los licenciados (algo discutible y donde probablemente el índice de Gini debe ser el más desigual de todos los segmentos educativos).
Sin negar el sentido del artículo, me asalta una duda recurrente: dada la productividad del educador, iniciativas on-line (coursera, miriadax), estabilidad de temarios etc...¿realmente los costes universitarios están sufragando la investigación o la educación?
Hola Antonio. Puede que el sistema sea más equitativo en Reino Unido en cuanto a conseguir financiación se refiere pero , de acuerdo con un documental que he visto en la BBC recientemente, no se refleja esa equidad a la hora de optar a un empleo.
http://www.youtube.com/watch?v=6bD7U8kqI8A
El índice de Gini en el Reino Unido es casi idéntico al de España:
http://www.poverty.org.uk/e14/index.shtml
que a su vez es algo más alto que la media europea. Como decía más arriba PISA tiene un suplemento sobre desigualdad interesante
http://www.oecd.org/pisa/keyfindings/pisa-2012-results-volume-II.pdf
Pero dado que llegar a la universidad es más difícil si eres hijo de alguien con menor nivel de educación, esto es más bien una razón para subsidiar menos la educación universitaria y usar los ahorros para reforzar la prescolar o primaria, donde se comienzan a generar muchas de las desigualdades.
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