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Aprenda usted inglés, por si le toca salir por piernas

Ya he dicho en alguna ocasión que si las cosas se ponen aún más feas, hay que estar preparado para salir por piernas de la ciudad, la provincia, la comunidad autónoma o el país. Y, sin embargo, es muy llamativo que con tasas de paro del 20% de media en España, tengamos un 11% en Navarra, un 14% en Madrid y un 25% en Andalucía. Curiosamente, la desviación estándar de las tasas de paro entre comunidades autónomas ha subido del 3,66 en el 2005 al 4,88 en 2009, un aumento de un 33%. Algo no va bien si nos pasa esto.

De hecho, si lo pensamos bien, hoy día tenemos un mercado de trabajo con varios centenares de millones de personas esperándonos. No nos van a dar un trabajo de funcionario con horario de 9 a 14, pero un trabajo sin blindar a tiempo completo es mejor que nada (de hecho sí que nos darán un trabajo de 9 a 14, pero no lo llamarán trabajo a tiempo completo). El problema, imagino, es que no estamos preparados para viajar (ni siquiera fuera de nuestra comunidad autónoma por lo que se ve). Y por eso les recomiendo que aprendan inglés. La evidencia internacional sugiere que el éxito en los mercados de trabajo extranjeros depende en buena medida del conocimiento de idiomas. Chiswick y Miller, por ejemplo muestran diferencias salariales de más del 20% entre inmigrantes a Estados Unidos que saben inglés bien, frente a los que no lo saben. Los resultados son aún más interesantes cuando nos fijamos en la complementariedad entre educación y nivel de inglés. Un año extra de educación añade 6,6% al salario de una persona que sabe inglés y apenas un 1% para los que no lo saben. La única nota de precaución que añadiría aquí es que aunque los autores afirman que han corregido por el posible sesgo de selección (los individuos que saben inglés pueden no ser iguales que los que sí lo saben, y esa variable puede estar capturando el talento que no observamos) es posible que el control de selección no pase los estándares de mis lectores más puristas.

Como me arriesgo a que me acusen de derrotista antipatriótico por proponer repetidamente que nuestros hijos se marchen lejos, les diré que me parece probable que algo como esto sea la salvación de España. Hasta hace poco mucha gente hablaba de la fuga de cerebros (brain drain) como un mal indudable para los países que "perdían" este capital humano, posiblemente el mejor que tenían. Pero el trabajo (fundamentalmente descriptivo) de AnnaLee Saxenian (un texto similar más corto aquí) hizo ver que en condiciones favorables el brain drain se puede transformar en brain circulation. En esencia, los chicos listos de India y Taiwan se fueron a estudiar a las universidades americanas. Muchos de ellos se quedaron tras sus doctorados en Silicon Valley. Pero no para siempre, o no del todo. Cuando acumularon una cantidad suficiente de capital se dieron cuenta de que en su país había mucha gente inteligente dispuesta a trabajar muy duro por una fracción de lo que se cobraba en Estados Unidos y montaron empresas con un pie en los dos continentes aprovechando sus conocimientos de la industria informática a un lado del océano y el conocimiento local de su país que les permitiría triunfar donde un extranjero sin sus conocimientos y contactos pincharía de seguro.
Nanda y Khanna confirman el resultado de manera más cuantitativa con una base de datos de empresarios indios.

Un artículo que explora un fenómeno similar es el de Zucker y Darby. En él se estudian las carreras de académicos del más alto nivel (los investigadores altamente citados o Highly Cited Researchers de los que he hablado en alguna ocasión). Lo primero que averiguan es que la concentración de investigadores de alto nivel en una región es un buen predictor de la entrada en esa región de empresas es una industria tecnológica relacionada. Esto es importante que lo tengamos en cuenta en España. El mismo resultado no es cierto cuando los investigadores son mediocres. Lo cual puede explicar por qué España no ha desarrollado industrias tecnológicas al mismo ritmo que ha aumentado nuestra productividad científica. Producimos más, sí, pero de calidad muy dudosa. Que es, por cierto, lo que premian nuestros programas de acreditación nacional, o los sexenios de investigación. Mucha cantidad, pero insuficiente calidad media. El otro descubrimiento notable de Zucker y Darby es que esos científicos de alto nivel tienen tendencia a volver a su país cuando consiguen un prestigio suficiente en su área de ciencia y tecnología.

Así que debemos explotar esta oportunidad que no teníamos en la brutal recesión de los 70 (a veces me resulta simpático que me digan que esta recesión no tiene paralelo desde la gran depresión, España prácticamente no creció entre 1975 y 1985). Y debemos hacerlo sin miedo. Nuestros mejores jóvenes tienen que marcharse, adquirir todos los contactos que puedan, el capital físico y humano. Con suerte en una década les entrará la nostalgia y los tendremos otra vez por aquí revolucionando el país. Yo no pierdo la esperanza de que Jesús, Luis, Juan, o Tano vuelvan algún día sin necesidad de hacer voto de pobreza.