¿A quién le importa el cambio climático?

“Los hornos industriales del mundo ahora están quemando alrededor de 2,000,000,000 de toneladas de carbón al año. Cuando éste se quema, uniéndose al oxígeno, se añaden alrededor de 7.000.000.000 de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera anualmente. Esto tiende a hacer que el aire sea un aislante más efectivo para la tierra y eleva su temperatura. El efecto puede ser considerable en unos pocos siglos.”

Esta noticia se publicó el 14 de agosto de 1912, en el Rodney & Otamatea Times “Science Notes and News”. Y Ellsworth Huntington publicó un artículo en 1917 en el Quarterly Journal of Economics donde atribuía la caída del imperio romano, parcialmente al menos, al cambio climático. Aunque en ese caso no era el cambio climático antropogénico.

Por tanto, la comprensión científica de las causas y consecuencias del cambio climático llevan al menos un siglo entre nosotros. Entonces, la pregunta es, ¿por qué no hemos hecho nada, o al menos nada relevante en mucho tiempo? En un artículo reciente con Manu García, David Ramos, y Anxo Sánchez intentamos dar algunos datos para pensar en este problema.

La tesis esencial del artículo es que las normas sociales acerca de lo que es correcto hacer en cada situación evolucionan lentamente, y se transmiten de unos grupos a otros a través de las redes sociales de influencias mutuas. Nuestro trabajo documenta cómo han evolucionado estas opiniones a lo largo del tiempo en distintos entornos, y propone (y estima) un modelo econométrico sencillo para cuantificar esas relaciones. La medición de la preocupación por el cambio climático sigue una metodología propuesta por Baker, Bloom y Davis para medir la incertidumbre económica

La primera serie que estudiamos es la de las menciones al cambio climático en las principales revistas científicas (Science y Nature) en el título o resumen de los artículos. Tomamos datos mensuales para el período 1995 a 2021 y normalizamos la serie. En rojo se muestran las menciones al término cambio climático y en azul al calentamiento global.

Como se puede ver, ya a mediados de los 90 había mucho interés en la cuestión, un interés que presenta una estabilidad notable en el tiempo.

La segunda serie que analizamos es la de las menciones al cambio climático en los principales medios de prensa, 12 de los diarios más importantes en Europa.

Algo llamativo es que a pesar del conocimiento acumulado, la prensa (nuestra variable que intenta recoger el interés del público en general) es mucho más volátil, y el interés más tardío: no es hasta mediados de la primera década de este siglo que aparece una subida importante.

Otro gráfico interesante, y muy paralelo, es el que presenta las preguntas realizadas en el Parlamento Europeo en ese período que contienen las palabras “cambio climático”.

Como se puede ver, presentan características similares a la prensa. El parlamento despierta “tarde” y su interés fluctúa en el tiempo (luego veremos una posible razón sobre por qué).

Pero, dentro de todo, parece que parlamento y prensa se preocupan. Algo más embarazoso nos pasa a los economistas académicos. Esta tabla resume los artículos que mencionan cambio climático (o calentamiento global) en el título o resumen de artículos en este período. También hacemos el mismo ejercicio para otros términos. Creo que las cifras hablan por si solas, y no muy bien, del interés de la élite de la profesión por el que probablemente es el problema más importante de nuestros tiempos.

El último gráfico que mostraré es algo mejor. Presenta las menciones a cambio climático en los discursos de los presidentes/as del BCE y los de otros banqueros centrales (datos del Banco de Pagos Internacionales, BIS por sus acrónimo inglés).

Aquí lo llamativo es que aunque mucho más tarde, los banqueros centrales están muy preocupados por el problema. Y dado el poder de los bancos centrales, y su relativa lejanía al problema, es quizá un síntoma de que las élites mundiales comienzan a estar realmente preocupadas por el problema.

Para relacionar todos estos datos usamos un modelo inspirado en el trabajo sobre redes complejas de Ballester, Calvó-Armengol y Zenou.

Si las preferencias de unos agentes tienen un elemento “idiosincrático” pero también un elemento de querer hacer algo similar a los “vecinos” en una red conectada, uno llega a un modelo cuantitativo en la que lo hacen los distintos agentes hoy depende de una constante (sus preferencias) y de las acciones observadas de los demás (quizá con retardo). Y esto se puede estimar con un modelo econométrico que se llama regresión autovectorial. Tres de nuestras variables son las menciones sobre el clima en los medios de comunicación, el Parlamento europeo y en las revistas científicas. Excluimos a las revistas de economía porque no hay menciones prácticamente y a los bancos centrales, porque empiezan tan tarde que es difícil capturar su influencia en el modelo. También utilizamos el PIB como variable de control.

A rasgos generales observamos que los medios y el parlamento se afectan mutuamente. Aparte de eso, también encontramos fuertes interacciones con el PIB y sus fluctuaciones. Esta es la razón probable para las fluctuaciones de interés de parlamento y medios en el cambio climático a la que me refería antes. Cuando hay una recesión, prensa y parlamento mencionan más el clima (con unos meses de retraso), pero en una expansión se habla menos. Estas fluctuaciones son preocupantes, en primer lugar porque el coste de oportunidad de los fondos para atacar el problema quizá sea mayor en una recesión. Pero, sobre todo, porque el esfuerzo para mitigar un problema a largo plazo como el cambio climático no debería disminuir y aumentar con cambios relativamente pequeños (si se miran con distancia y comparados a los efectos del cambio climático) del PIB. Pero no deja de ser algo que los activistas y gente preocupada por el problema deben saber para usarlo estratégicamente.

Algo importante es que no podemos encontrar influencias de la ciencia en los medios o el parlamento. Esto también es preocupante, aunque existe la posibilidad de que las influencias sean más sutiles (no lineales, o discontinuas) de lo que nuestro modelo puede capturar.

Obviamente hace falta mucha más investigación sobre este problema, pero esperamos que lo que aportamos sirva para dar ideas y guiar alguna discusión.

Hay 9 comentarios
  • Es muy interesante la constatación del poco interés que muestra el mainstream económico en el cambio climático y el calentamiento global, a pesar de su omnipresencia en la literatura científica. Creo que tiene que ver el hecho de que se va abriendo paso la idea de que es preciso considerar el decrecimiento económico como herramienta en la lucha contra el cambio climático (ver, por ejemplo, https://www.nature.com/articles/s41467-021-22884-9 y https://www.nature.com/articles/s43016-022-00500-3), lo que es inaceptable en términos de ortodoxia económica.

    • Es una conjetura interesante, pero no me convence. Si esa afirmación tuviera tantos seguidores como para hacerla relevante, habría muchos retornos para contestarla, algo que tampoco es tan difícil. Me convence más la conjetura de que los economistas tenemos un "blind-spot" con el cambio climático porque la solución teórica es muy sencilla y está en todos los libros de primero. Ponga ustes un impuesto Pigouviano, o un subsidio que internalice el efecto externo de las emisiones de CO2. Y si no nos ponemos de acuerdo es porque no hay un "enforcer" global. Lo llamativo es que no haya gente que piense en soluciones alternativas (Nordhaus es una excepción notable, claro). O quizá las hay, pero es más difícil de lo que parece.

  • Ver discurso de Gustavo Petro, presidente de Colombia, en las Naciones Unidas la semana pasada y evalúen su contenido y carácter.

  • Por desgracia, cuando más se habla de cambio climático en los medios de comunicación es cuando viene una dana y provoca inundaciones devastadoras en nuestro país.

  • Hay un problema que no sé si recoge vuestro trabajo: el negacionismo. Existe en una parte muy importante de la población y de la prensa. En la española en concreto, ha habido dos destacados periodistas que, en fechas recientes, han publicado sendos artículos en este sentido.

  • ¿Menciones correlacionan positivamente con esfuerzo de mitigación? Ni en el caso del Parlamento Europeo, donde las iniciativas pueden salir descafeinadas o no salir tras ardorosas discusiones o insistentes preguntas. Y sobre el blind spot… que la solución teórica sea sencilla no quiere decir que sea falsa. Pigou y también los clubs climáticos de Nordhaus, o la visión de actuar ante riesgos de cola de Pindyck

    • Sobre las correlaciones, lo que podemos observar es que los picos de atención coinciden con COPs donde hay algo que decidir. Es una especie de "efecto deadline." Y esas decisiones han llevado, con algún retraso, a acciones. Que no son suficiente, pero es lo que hay.
      Y sobre el "blind spot" creo que exactamente ese es el tema, que es una buena solución, pero no hemos tenido la paciencia de pensar por qué no se implementa, qué le falta, cómo se puede resolver, y si hay soluciones alternativas. Sobre los clubs del clima ya escribí por aquí justamente porque es una de las pocas excepciones que hay de pensamiento imaginativo para resolver el problema. Como lo es la posibilidad de usar la regulación financiera de la que hemos escrito con David y Anxo también por aquí. Pero dado lo importante del problema es raro que no haya mucho más, es todo lo que quería decir.

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