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¿Son reempleables los parados de larga duración en España?

Il_quarto_stato_(Volpedo)de Samuel Bentolila, J. Ignacio García-Pérez y Marcel Jansen

Uno de los legados más tangibles de la Gran Recesión es el aumento de la incidencia del paro de larga duración (PLD). En el tercer trimestre de 2016, el 47% de los parados de la Unión Europea (UE) llevaban desempleados más de un año. El PLD representa un gran desafío para la política económica. Dado que la probabilidad de encontrar empleo tiende a disminuir notablemente con la duración del paro, muchos de los trabajadores afectados pueden tener pronto unas opciones de reempleo muy limitadas, lo que conlleva un riesgo para la cohesión social y puede llevar a altas tasas de paro estructural.

Un reciente libro electrónico de VoxEU (Bentolila y Jansen, 2016) llama la atención sobre la gran heterogeneidad en la incidencia del PLD durante la Gran Recesión en toda la UE. España, junto con Grecia, es uno de los países que más destacan. En el peor momento de la crisis, la tasa de paro alcanzó el 27% de la población activa y, en su punto máximo, el PLD suponía el 62% de los parados. Si bien la situación del empleo ha mejorado considerablemente en los últimos tres años, la proporción de parados de larga duración sigue siendo del 57%.

Las causas inmediatas de estos pésimos resultados incluyen, como en muchos otros países de la UE, los shocks externos: la crisis financiera internacional y la crisis de la zona euro. Pero en el caso de España los efectos de estas perturbaciones externas se vieron agravados por el estallido de una burbuja inmobiliaria y por una crisis bancaria a gran escala. Además, los shocks interactuaron con factores institucionales como tener un mercado de trabajo fuertemente segmentado y un sistema rígido de negociación colectiva, lo que dio lugar a una destrucción masiva de empleos temporales, especialmente en la construcción, y a retrasos en el ajuste de los salarios resultantes de la negociación colectiva. Tomando estos factores como dados, en un trabajo reciente analizamos los mecanismos que desencadenaron la acumulación y explican la persistencia del PLD en España. (*)

¿Demanda u oferta de trabajo?

Los datos de la Encuesta de la Población Activa (EPA) revelan una fuerte correlación negativa entre la tasa de salida del paro al empleo y la duración del paro. Una pregunta clave es pues en qué medida las bajas tasas de salida al empleo de los parados de larga duración provienen de la falta de demanda causada por la crisis, a través de la llamada dependencia negativa de la duración −es decir, que la tasa de salida individual de los trabajadores realmente disminuye con la duración del paro−. Por otra parte, esas bajas tasas pueden reflejar un desajuste entre las capacidades requeridas por las empresas y las que pueden ofrecer los parados.

Los dos mecanismos pueden confundirse debido a la llamada selección dinámica, es decir que, a medida que pasa el tiempo, la composición de la población parada empeora, dado que los trabajadores con mayor grado de empleabilidad salen del paro antes. La distinción entre las dos causas potenciales es vital desde el punto de vista de la política económica, pero está lejos de ser trivial empíricamente (Machin y Manning, 1999).

Mientras que los estudios recientes sobre Estados Unidos emplean modelos de búsqueda aumentados para responder a esta pregunta (por ejemplo, Kroft et al., 2016), en nuestro trabajo se estiman modelos de duración con datos de panel individuales. Para tener en cuenta la potencial selección de los parados, se estiman conjuntamente modelos de salida del paro y de salida del empleo, que incorporan heterogeneidad no observada. Además, para captar los efectos de la naturaleza dual del mercado de trabajo, se distinguen los flujos hacia y desde los empleos temporales y los indefinidos.

Llevamos a cabo nuestro análisis de la duración del paro con la Muestra Continua de Vidas Laborales, una muestra muy amplia de registros de la seguridad social. Una ventaja clave del uso de esta fuente es que se captan los flujos laborales de muy corto plazo, que en su mayoría no se recogen en la EPA. Por otra parte, esta fuente no nos permite distinguir entre las situaciones de paro frente a las de inactividad, pero esta no es una limitación importante. Hay grandes flujos hacia y desde la inactividad, pero las tasas de transición entre el empleo y el "no empleo" (es decir, el paro más la inactividad) siguen patrones similares a las tasas de transición tradicionales entre el empleo y el paro.

Dado que durante la Gran Recesión en España se redujo el empleo masculino mucho más que el empleo femenino, restringimos el análisis a la población de hombres entre 25 y 54 años. Prestamos especial atención a los cambios que se produjeron al pasar de la expansión (representada en nuestro trabajo por el periodo 2001-2007) a la recesión (2008-2014).

Qué nos dicen los datos

Nuestras estimaciones indican que la probabilidad condicional entrar en el paro de larga duración aumentó sustancialmente durante la crisis, hasta un nivel del 25%. Además, si condicionamos a estar parado durante un año, la probabilidad de convertirse en parado de muy larga duración (es decir, estar parado durante al menos dos años) es aún más alta, alrededor del 50%.

Según nuestros resultados, ser de edad madura (más de 45 años), tener poca experiencia laboral y cobrar prestaciones por desempleo son los tres principales factores que aumentan las probabilidad de convertirse en parado de larga duración. El impacto de tener niveles de educación y de cualificación bajos es mitigado por el alto nivel de rotación de los contratos temporales, pero una vez restringimos nuestra atención a las salidas del paro a empleos que duren al menos un mes, estos factores también aumentan el riesgo de entrar en el PLD .

Sorprendentemente, los parados de la construcción no tienen una mayor probabilidad de entrar en el PLD que trabajadores similares de otros sectores. La razón parece ser su alta tasa de rotación: casi el 60% de los trabajos en la construcción duran menos de 3 meses, en comparación con el 44% de los demás sectores. Por tanto, los empleos temporales actúan como un mecanismo informal de reparto de trabajo, permitiendo que los trabajadores de la construcción encuentren un empleo (muy corto, eso sí) y eviten entrar en el PLD.

La demanda agregada importa, pero no es la panacea

Volviendo a nuestra pregunta inicial, encontramos −como sucede en la literatura reciente sobre el PLD en EEUU− que la dependencia de la duración constituye la fuente principal de las bajas tasas de salida al empleo de los parados de larga duración y que por tanto no lo es la selección dinámica. Durante el primer año de paro, la tasa de salida al empleo del individuo medio cae a la mitad del valor inicial y se reduce otra vez a la mitad durante el segundo año de paro. Esto apunta a la insuficiencia de demanda como un factor determinante del PLD.

Sin embargo, la demanda agregada afecta a los trabajadores de manera diferente dependiendo de la duración de su periodo de paro. El Gráfico 1 muestra la tasa de salida media mensual del paro para cada duración (en meses), donde se aprecia que los trabajadores que han estado parados durante un mes encuentran empleo un 28% más rápido en una situación de alto crecimiento (línea continua) que en una situación de crecimiento bajo (línea discontinua), los que llevan ya un año parados salen un 12% más deprisa y los que llevan dos años parados salen solo un 8% más rápido. Por tanto, un repunte cíclico no ayuda mucho a los parados de larga duración.

Gráfico 1 Efecto del ciclo económico sobre las tasas de salida del paro para distintas duraciones del paro

Fig1

Qué hacer

En la última estimación de nuestro trabajo utilizamos una base de datos diferente, la Encuesta Financiera de las Familias (EFF), para examinar los salarios a los que declaran estar dispuestos a trabajar los parados, durante el período 2002-2011. Dos resultados destacados de este análisis son que estos salarios de reserva no son muy sensibles a la duración del paro del propio trabajador, mientras que sí reaccionan intensamente a la situación agregada de la economía. Este último resultado es coherente con la gran caída de los salarios de reentrada de los trabajadores que se observó en España a partir de 2010.

Nuestras estimaciones son el resultado de la interacción entre la demanda y la oferta de trabajo, sin que podamos calcular por separado el efecto de cada una, y por ello que no pueden utilizarse para derivar directamente recomendaciones de política económica. Pero nuestras estimaciones sí implican que el crecimiento económico por sí solo no bastará para aumentar significativamente las tasas de salida al empleo de los parados de larga duración y que hay un espacio limitado para nuevos ajustes salariales. Por tanto, las actuales bajas tasas de salida del PLD suponen un riesgo sustancial de exclusión social y económica.

En consecuencia, consideramos que, para mejorar las perspectivas de los parados de larga duración, España debería intensificar sus esfuerzos para llevar a cabo políticas activas activas de empleo (PAE) efectivas. De hecho, el reciente metanálisis de Card et al. (2015a, b) indica que las PAE pueden contribuir significativamente a la reducción del paro y, especialmente, del paro de larga duración.

Tras un largo período de inacción, las autoridades españolas han aprobado un programa de tres años para ofrecer apoyo individualizado a un millón de parados de larga duración (Programa de acción conjunta para desempleados de larga duración). Sin embargo, España tiene un historial muy pobre en las PAE y nuestros servicios públicos de empleo están obsoletos. Estas deficiencias deben ser tratadas antes de que podamos esperar resultados positivos del nuevo plan. Y las noticias recientes sobre las agencias privadas de colocación no son muy alentadoras.

De cara al futuro, es esencial intensificar la activación temprana de los parados. En particular, esto es crucial para los parados que reciben prestaciones, de modo que eviten llegar a duraciones del paro en las que, debido a la dependencia de la duración antes mencionada, las bajas tasas de salida les condenen a entrar y permanecer en el paro de larga duración.

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(*) Este trabajo es una versión muy revisada de la conferencia presidencial impartida en el 40 Simposio de la Asociación Española de Economía, del que les dimos cuenta aquí. La versión final se publicará próximamente en SERIEs - Journal of the Spanish Economic Association.

Referencias

Bentolila, S y M Jansen (2016), Long-Term Unemployment After the Great Recession: Causes and Remedies, CEPR Press.

Bentolila, S, JI García-Pérez y M Jansen (2017), "Are the Spanish Long-Term Unemployed Unemployable?", CEPR Discussion Paper DP11824.

Card D, J Kluve y A Weber (2015a), "Active Labour Market Policies and Long-Term Unemployment", en S Bentolila y M Jansen (2016).

Card D, J Kluve y A Weber (2015b), "What Works? A Meta Analysis of Recent Active Labor Market Program Evaluations", IZA Discussion Paper 9236.

Kroft K, F Lange, MJ Notowidigdo y L Katz (2016), "Long-Term Unemployment and the Great Recession: The Role of Composition, Duration Dependence, and Nonparticipation", Journal of Labor Economics 34(S1), S7–S54.

Machin S y A Manning (1999), "The Causes and Consequences of Long-Term Unemployment in Europe", en O Ashenfelter and D Card (eds.), Handbook of Labor Economics (vol. 3), Elsevier, Amsterdam, 3085–3139.