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Reforma laboral: ¿Ha nacido una estrella?

El pasado 9 de septiembre el Congreso de los Diputados aprobó la Ley de reforma laboral. Para celebrar el nacimiento de la criatura, voy a repasar su larga gestación, examinar a la neonata y aventurar algunas previsiones sobre cómo se desarrollará. Me gustaría pensar que ha llegado el mesías y cantar “For unto us a Child is born, unto us a Son is given” pero creo que, como en el caso de la Bella Durmiente, no todo es de color de rosa en su futuro.

La gestación

Es el resultado de un embarazo no deseado por el Gobierno (la madre), que mantuvo hasta hace no mucho que no haría una reforma laboral (vídeo del 23/6/2009). Los padres fueron los mercados financieros internacionales, que a la vista de los problemas económicos de Grecia empezaron a dudar de que el Estado español pudiera devolver su deuda. Para compensar este riesgo, fueron elevando el diferencial de tipos de interés con los bonos alemanes desde enero de 2010. Acto seguido, la Comisión Europea presionó a los países más vulnerables de la zona euro para que hicieran recortes presupuestarios y reformas. (Al final tuvo que crear un fondo de 750.000 millones de euros para evitar que aquéllos pudieran verse forzados a salirse del euro.)

En febrero, el Gobierno propuso unas líneas de actuación de reforma laboral para negociarlas con la patronal y los sindicatos. Como el acuerdo era imposible, aprobó la reforma por Decreto-Ley el 16 de junio (lo que tranquilizó a los mercados: precisamente ese día se alcanzó el punto máximo en 2010 del diferencial con el bono alemán a 10 años, el 2,173%). El decreto-ley se tramitó después como proyecto de ley y de las negociaciones parlamentarias surgió la nueva ley. Como, entre otras cosas, los demás partidos políticos no desean asumir medidas impopulares, la ley es muy parecida al decreto-ley e incluso hay algún retroceso.

¿Y cómo es ella?

Los aspectos principales de la nueva ley son los siguientes:

¿Es saludable?

La mera enumeración de las medidas revela que no es una reforma menor. Esto no significa que vaya a ser suficiente, en parte por ser una niña no deseada. Aventuro algunos efectos probables, basados en la teoría económica y en la evidencia empírica (por brevedad, me referiré a entradas previas de este blog):

El fin del principio

Creo que la reforma laboral tendrá un efecto favorable pero de magnitud reducida sobre la tasa de paro, la volatilidad del empleo y el crecimiento de la productividad. Es una impresión personal y no el resultado, por ejemplo, de estimar un modelo económico. Aunque de importancia desigual, son muchos cambios simultáneos. Como se deduce de la discusión anterior, no todas las medidas van en el mismo sentido: algunas deberían tener efectos sobre una variable que serán contrarrestados por los de otras medidas, con lo que el efecto neto es incierto. Además, los efectos de una medida pueden ser muy distintos si se pone en práctica aisladamente o junto con otras (ver aquí). Pienso que los cambios más importantes son los relativos al coste del despido y, en menor medida, el descuelgue salarial y quizá el "modelo alemán". Pero seguro que habrá alguna parte de la reforma a la que ahora no prestamos mucha atención que resultará ser más importante de lo previsto.

Me gustaría no ser como el hada malvada y equivocarme, de forma que la recién nacida no se pinche (por cierto, aquí hay unas ilustraciones preciosas). En todo caso, nos queda un consuelo: ha acabado la etapa de pontificar sobre la reforma laboral que habría que hacer (lo que peor hacemos los científicos sociales) y empieza aquella en que podremos evaluar los efectos de la reforma que se ha hecho (lo que mejor hacemos y lo que nos apasiona).

 

P.S. (18/9/2010) - He añadido unas precisiones en los puntos sobre el modelo alemán.