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¡Que inventen ellos!

640px-Charles_Darwin_01Hace ya casi un mes, cuando volví de las vacaciones, me apetecía mucho retomar un par de trabajos de investigación en proceso y preparar mi docencia del nuevo curso académico. También tenía ganas de escribir nuevas entradas para Nada es Gratis, sobre asuntos como el empleo en nuestro país. Pero entonces se interpuso la burocracia... y finalmente he decidido hacer algo inusual, ocupándome de un asunto relativo a mi gremio. Espero que me lo sabrán perdonar (entre otras cosas porque pienso que indirectamente nos afecta a todos). 

Recientemente se ha convocado la financiación de proyectos de investigación del Programa Estatal de Fomento de la Investigación Científica y Técnica de Excelencia, que es parte del Plan Estatal de Investigación Científica y Técnica y de Innovación 2013-2016 (¡vaya nombrecitos!).

Los investigadores de ciencias sociales necesitamos datos, programas informáticos, ordenadores potentes y suscripciones a revistas científicas, asistir a congresos, becas para nuestro personal investigador en formación (vulgo, doctorandos) y, desde hace algún tiempo, organizar experimentos. Los investigadores de ciencias naturales utilizan además materiales y equipos mucho más caros (ver esta entrada de Anxo Sánchez, expletive deleted). Las universidades y los centros no pueden financiar todo esto, así que hemos de acudir a fuentes externas, nacionales y europeas.

En este sentido, los investigadores somos una especie de mantenidos: según el DRAE, "persona que vive a expensas de su amante". Nuestros amantes, más o menos estables, son las Administraciones Públicas, incluyendo la Central, las comunidades autónomas y la Unión Europea (hemos de ser promiscuos). En España no hay aún suficiente financiación privada de proyectos de investigación, aunque hay aportaciones muy valiosas de fundaciones como F. BBVA, F. Rafael del Pino o F. Ramón Areces. Otras instituciones las canalizan mediante premios o cátedras, como Santander, o becas de postgrado, como el Banco de España (en economía) o la F. "la Caixa".

Como es bien sabido, en España ha habido enormes recortes de los presupuesto públicos para investigación en los últimos años, muy superiores a los de otras partidas. El siguiente gráfico, proveniente de un informe reciente de José Molero y José de Nó para la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE), muestra la evolución de los presupuestos públicos de Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i) en millones de euros constantes (descontando la inflación) entre 2002 y 2014. Se distingue entre investigación civil y militar, y entre operaciones financieras (préstamos) y no financieras (subvenciones).

Presupuestos Investigación A partir del gráfico calculo que entre 2009 y 2014 el presupuesto de investigación civil ha caído alrededor del 38% y el de investigación civil no financiera un espeluznante 47%. El mismo informe señala que los fondos nacionales para investigación han caído un 48% (página 24). Recordemos también que, además, ahora se obliga a devolver, por motivos espurios, fondos correspondientes a proyectos cerrados varios años atrás (ver aquí y aquí). Como consecuencia, algunos investigadores, a menudo los mejores, se han ido del país. Y los que se quedan malviven.

Con ser la reducción de fondos lo más importante, con diferencia, no voy a abundar más en esto, sino en un aspecto relacionado. Lo decía Anxo Sánchez aquí hace unos meses:

"A todo esto, en los países civilizados las convocatorias de financiación para proyectos de investigación se conocen con meses de antelación, y uno puede prepararlos con cuidado, buscar socios apropiados, en fin, hacer las cosas bien. Incluso planificar cuando conviene solicitar el proyecto. En España somos mucho más inteligentes: para tener a los investigadores despiertos, nunca se sabe cuando se van a abrir las convocatorias, y cuando se abren, se dan tres semanas, preferiblemente en épocas vacacionales, para presentar las solicitudes (plazos que universidades e institutos del CSIC reducen aún más porque sus responsables legales necesitan una semana para plantar su firma en la solicitud)."

Frenético

¿Exageraba Anxo al decir que se abren las convocatorias preferiblemente en épocas vacacionales? Pues no: boe ¿Y la fecha límite?

Ciencias Sociales (DTHCS): 08/09/2014-29/09/2014

Muchos investigadores probablemente no pudieron ponerse a elaborar el proyecto hasta finales de agosto o principios de septiembre, así que han tenido alrededor de un mes para pensar en la línea de investigación a proponer, formar el equipo, preparar la memoria científica y hacer el presupuesto. Todo ello agravado porque había novedades en la documentación requerida.

La fecha de la convocatoria no importaría mucho si se pudiese prever, pero no es así. Hace años las convocatorias se hacían alrededor de las mismas fechas (siempre en Navidades, claro): la de 2010 salió el 31 de diciembre de 2009, la de 2011 el 21 de diciembre de 2010, la de 2012 el 31 de diciembre de 2011. Pero la convocatoria de 2013 salió en... ¡noviembre de 2013! (con tres semanas de plazo y cambios en la documentación a presentar, of course). Por ello, la convocatoria de agosto pasado no era predecible.

Spain is different

¿Cómo hacen estas cosas en otros lugares? Veamos algunos ejemplos de organismos públicos que financian investigación:

Estos ejemplos muestran que en otros países creen que es importante que las convocatorias de financiación sean predecibles y que los proyectos se hagan con tiempo. Y esto no cuesta dinero, solo hay que organizarse bien, a menos que se piense que la impredecibilidad y los plazos cortos reducen el número de solicitudes. Alternativamente, conviene destacar que estos juegos con las fechas no son inocuos. Las ayudas que supuestamente correspondían a 2013 se han decidido en 2014 pero no se han desembolsado aún y no está claro si esto se hará antes de fin de año. En cualquier caso, el gasto difícilmente podrá ejecutarse antes de 2015. Acaba siendo una forma de saltarse años enteros de financiación sin reconocerlo abiertamente.

La investigación científica ha mejorado mucho en las últimas décadas en España. Por ejemplo, en un ranking convencional de producción investigadora en Economía en los últimos diez años (en RePEc), contamos con tres instituciones entre las 120 mejores del mundo (de un total de 6.620, es decir en el 2% de arriba) y con diez instituciones entre las 260 mejores (y algo mejor excluyendo a instituciones como el NBER o el CEPR, que son en realidad redes que se nutren de investigación ajena). Rankings más afinados arrojan resultados similares. Esta buena situación está claramente en peligro ahora.

Mi impresión es que en España se anuncian las convocatorias de financiación cuando, tras pagar otros gastos, por fin se sabe cuánto dinero queda. Esto da idea cabal de la ínfima importancia que se otorga aquí a la investigación científica. Hemos retrocedido cien años: Ortega redivivo se volvería a rebelar contra Unamuno. ¡Que inventen ellos!