La indiciación salarial a debate

La canciller Merkel y el presidente Sarkozy propusieron el pasado 4 de febrero un plan de competitividad para la Unión Europea (UE), que incluye suprimir los sistemas de indiciación salarial con la inflación. La propuesta desató el avispero nacional, con posturas a favor y en contra. ¿Es bueno para la evolución macroeconómica de un país que los salarios estén indiciados con la inflación? Lamentablemente no.

La indiciación salarial se generalizó en Europa tras los aumentos de la inflación debidos a las altísimas alzas del precio del petróleo (1973 y 1979). En respuesta se incluyeron en los convenios colectivos cláusulas “de salvaguarda” que, ante aumentos inesperados de la inflación, fijaban una subida automática de los salarios igual a la diferencia entre la inflación observada y la prevista. Se pretendía evitar que cayera el poder de compra de los salarios, es decir, un crecimiento negativo de los salarios “reales” –que es igual al crecimiento de los salarios (“nominales”) menos el crecimiento de los precios–. (Nota: La curiosa expresión “crecimiento negativo” se debe a que los economistas usamos crecimiento como sinónimo de variación, que puede ser positiva o negativa.)

Después, en muchos países, se dieron cuenta de que la indiciación no era buena desde un punto de vista macroeconómico y fueron recortándola. De hecho, el Estatuto de los Trabajadores de Francia prohíbe la indiciación si se vincula el crecimiento salarial al Índice de Precios al Consumo (IPC) o a otros índices generales, aunque permite que se vincule a precios de los productos de una empresa. En España, con una inflación superior al 40% a mediados de 1977, los Pactos de la Moncloa fijaron aumentos salariales en función de la inflación prevista en vez de la pasada, lo que se mantuvo durante bastantes años. Luego, tras una sucesión de años con tasas de inflación superiores a las previstas, se recuperó la indiciación.

La situación española es excepcional en Europa. Por ejemplo, una encuesta del Banco Central Europeo muestra que en nuestro país el porcentaje de empresas que aplican mecanismos de actualización automática de los salarios con la inflación es del 55%, frente al 21% en la zona del euro y del 9% en el resto de la UE (Babecký et al., 2009).

En principio parece buena idea asegurar de forma automática que los salarios mantengan su poder adquisitivo. ¿Por qué no lo es, desde un punto de vista macroeconómico? Mario Izquierdo y Juan F. Jimeno lo explican en un artículo del Boletín Económico del Banco de España, centrándose en los determinantes del crecimiento de los precios y de los salarios (o, en general, de los costes laborales):

(1) Los precios suben cuando suben los salarios, cuando cae la productividad (producción por empleado) o cuando sube el margen que los empresarios cargan sobre los costes al fijar sus precios.

(2) Los salarios suben cuando suben los precios previstos o pasados –aquí aparece la indiciación–, cuando crece la productividad o cuando cambia lo que los autores llaman la “presión salarial”, que representa a factores como el paro (con un efecto negativo), el crecimiento económico (positivo), la variación de la población activa (negativo), etc.

Así, dado que la inflación actual depende del crecimiento de los salarios y que éste depende a su vez de la inflación pasada, entonces la inflación actual pasa a depender de la inflación pasada. Por tanto, cuanto más responda el crecimiento salarial a la inflación pasada, mayor será la persistencia (inercia) de la inflación. De hecho, si el crecimiento salarial no dependiera en absoluto de la inflación pasada, la inflación actual tampoco lo haría. (Aquí se ignora que la inflación tiene un componente inercial propio, debido a que hay empresas que –por miopía o porque haya costes de variar los precios– revisan sus precios en función de la inflación pasada, como destacan los modelos neokeynesianos, véase este libro de Jordi Galí.)

Izquierdo y Jimeno también muestran que, considerando conjuntamente las dos relaciones entre precios y salarios, (1) y (2), se encuentra que la tasa de inflación media de la economía a largo plazo es más alta cuanto mayor sea el grado de indiciación salarial.

Pues bien, resulta que la tasa de inflación en España es muy persistente y superior a la media de la zona del euro, en concreto 1.7 puntos porcentuales cada año entre 2000 y 2007. La diferencia de inflación contribuye directamente a la pérdida de competitividad que viene experimentando la economía española desde la creación del euro. Los autores calculan que durante ese periodo, la indiciación es responsable de medio punto de los 3.2 puntos en que aumentaron los costes laborales en España (es decir, un 15%).

Estos autores también calculan que el margen de beneficios empresariales sobre los costes laborales aumentó un 9% entre 2000 y 2007. Esto nos recuerda un importante y olvidado campo de la política económica: España podría reducir su tasa de inflación (durante una temporada) si su política de defensa de la competencia atajara en serio la colusión entre empresas (protegiendo a los consumidores).

¿Consigue la indiciación al menos mantener el poder adquisitivo de los salarios? Ni siquiera: entre 2000 y 2007, un periodo de fuerte expansión, los salarios reales cayeron un 5%. ¿Cómo consiguen evitar esto otros países? Con aumentos de la productividad, que es nuestra tarea a medio plazo (difícil y lenta). Y fijando los crecimientos salariales no solo en función de la inflación sino también del crecimiento de la productividad y de la tasa de paro, lo que en España no sucede (ver esta entrada); que es nuestra tarea a corto plazo. En 1992-93 devaluamos la moneda, ahora no se puede.

La inercia salarial en España, derivada de convenios plurianuales y cláusulas de salvaguarda, ayuda a entender porqué los salarios reales se aceleraron al inicio de la crisis (lo deseable habría sido lo contrario). Aunque después los salarios reales se han moderado, en enero de 2011 el aumento salarial pactado volvió a saltar al 3%, lo que no se debe a los convenios de nueva firma (con aumentos del 0.5%) sino a revisiones de convenios plurianuales.

Para salir de esta crisis la economía española necesita elevar su competitividad. Para ello, la inflación tiene que ser menor que en los demás países y los salarios reales tienen que caer (por duro que resulte), al menos hasta que se alcance una tasa de paro más razonable. A su vez, esto requiere un sistema de negociación colectiva con menor inercia salarial y que responda a los objetivos nacionales de competitividad. Esto es algo que deberían tener presente el Gobierno y los agentes sociales cuando negocien la reforma de la negociación colectiva.

Hay 36 comentarios
  • Gracias por el post, para un neófito como yo resulta bastante claro y útil.
    Por otra parte, a su comentario "España podría reducir su tasa de inflación (durante una temporada) si su política de defensa de la competencia atajara en serio la colusión entre empresas (protegiendo a los consumidores)", me atrevo a proponerles que nos regalen un post sobre los efectos de una política activa y realista de defensa de la competencia, y su valoración sobre las iniciativas de la UE y la CNC en la materia. Gracias otra vez por sus aportaciones.

    • Fernando,

      Gracias por la sugerencia de una entrada sobre política de defensa de la competencia. Aunque me parece fundamental, no me atrevo a escribirlo por no ser especialista en el área. Por otra parte, en el blog ya han ido apareciendo algunas entradas sobre aspectos concretos, por parte de Juan Santaló y Luis Garicano. Creo que continuará.

  • ¡Ya, ya! Si la teoría la conocemos todos. Sin embargo, no me dices nada de la inflación que está provocando el sector público, que nos ha llevado a diferenciales con otros países espectaculares. Y lo que dices de la falta de competencia por inacción del gobierno se origina muchos años atrás , sin que ningún gobierno le haya puesto coto.

    • Ludwig,

      No entiendo bien lo que quieres decir con 'la inflación que está provocando el sector público'. Si te refieres a que la ineficiencia del sector público alienta la inflación, estoy de acuerdo, pero no conozco mediciones de este fenómeno. También estoy de acuerdo en que la falta de una política de competencia rigurosa es de siempre.

  • Hola, Samuel.

    Uno de los motivos por los que me cuesta escribir poco con tus posts es que, además de largos, son muy densos y tras frases aparentemente inocuas hay premisas implícitas y a veces discutibles. Por ello, para responder correctamente, es necesario hablar de las premisas primero.
    Voy a intentar ser conciso: La inflación general y no puntual es para gran parte de la ciencia económica un fenómeno primordialmente monetario y no de costes. La correlación es impresionante y poco discutible.
    Por lo tanto no es responsabilidad de los factores de producción clásicos: Capital, Ingenio y Trabajo.

    El enfoque propugnado por la Sra. Merkel y Sarkozy escamotea gran parte de la esencia del problema, culpa a otros de "su" inflación, y propone, nuevamente, otro deterioro general que salva temporalmente la capacidad de maniobra de los estados a costa de los factores.

    Saludos.

    • Manu Oquendo,

      Creo que es cierto que mis entradas del blog son densas y demasiado largas. Yo sigo esforzándome por simplificarlas y acortarlas (creo que he mejorado algo) y te agradezco el esfuerzo por limitar la extensión de tus comentarios. Creo si lo conseguimos, al final ganaremos todos.

      La relación estrecha entre precios y dinero se cumple a largo plazo, pero no a corto plazo. Además, dado que todos los países de la zona euro compartimos la misma política monetaria, no es posible que las diferencias de inflación entre, digamos, Alemania y España se deban a la política monetaria. Si se acepta el modelo sencillo de que las empresas establecen sus precios empleando un margen sobre sus costes, entonces la inflación se debe a variaciones de uno o de los otros.

  • Estimado Samuel,

    Estando de acuerdo con la necesidad de desvincular salarios del IPC, no estoy en absoluto de acuerdo con las razones que se esgrimen.

    Por una parte en el artículo se olvida (¿?) que la inflación es un fenómeno monetario. Los salarios no son la causa de la inflación, y por eso resulta sorprendente alguna de las afirmaciones que se hacen. Sería interesante relacionar en ese estudio la inflación en España con la evolución de la masa monetaria y del crédito en nuestro país, y analizar los diferenciales de precios y de ambas variables (masa monetaria y crédito). La conclusión es obvia.

    La indiciación de los salarios forma parte de un mecanismo que transmite el incremento generalizado de precios, pero no son origen del mismo. Por ello, si no se actúa sobre el origen último y sólo se hace sobre los salarios, el resultado será una pérdida continuada de poder adquisitivo de los asalariados que tiene corto recorrido y que no solucionará el problema.

    La parte positiva de ligarlos a la productividad (se entiende a la de la propia empresa y aun más, a la del propio trabajador) es que incentiva la mejora de ésta y por ello de la competitividad -algo de lo que estamos muy necesitados en España-, pero concebir este cambio como la solución contra la inflación es, a mi juicio, un grave error de concepto.

    Por ello, esta medida sería buena para todos (es decir, si no se desea ganar competitividad sólo a costa de abaratar un factor de producción) si se acompañara de otras que abordaran el fondo del problema, que es fundamentalmente la descontrolada capacidad de expansión del crédito, y por ello de la masa monetaria, del actual sistema financiero. Algo que requiere de un acuerdo internacional pero que puede tener algunos avances a nivel doméstico (defensa de la competencia, marcos regulatorios en algunos sectores, etc).

    Gracias por el artículo y un saludo

    • Manuel Sarachaga,

      Sobre la relación entre inflación y crecimiento monetario ya he contestado en la respuesta a Manu Oquendo. Sobre el crecimiento del crédito, a falta de una referencia más rigurosa, te remito a los datos sobre evolución del crédito en la economía española. Como se ve en el gráfico que aparece abajo en este enlace:

      http://www.bde.es/webbde/es/estadis/infoest/e0805.pdf

      la tasa de variación del crédito ha venido cayendo de forma sostenida desde principios de 2007, y desde 2009 hay tasas negativas en el crédito a las empresas y nulas en el crédito a las familias.
      Por otra parte, si los salarios crecen mecánicamente en función, principalmente, de la inflación pasada, y no se vinculan a la evolución de la productividad ni responden endógenamente a la situación cíclica de la economía, entonces funcionan claramente como mecanismo de persistencia de la inflación.

  • Samuel, ¿por qué hablas de "aumento del coste salarial" como algo malo para la competitividad? Para que hay un problema de competitividad, la subida salarial tiene que darse sin una subida proporcional de la productividad.

    ¿Cómo sabes que esto no es así? Los salarios podrían subir porque aumenta el "embedded human capital", o por la complementariedad entre el capital humano existente y el nuevo capital (que se contrata a un precio competitivo "r").

    Es decir, el razonamiento "más salarios = menos competitividad" solo es cierto en términos ceteris paribus, pero si excluímos la negociación colectiva, ¡esos movimientos son siempre endógenos! Una vez criticada la negociación colectiva, ¿no deberíamos ser más cuidadosos al tratar a los salarios como un mero "coste", como algo malo? En una situación competitiva, ¡una subida de salarios en un país es algo bueno!

    • Abel Fernández,

      Un aumento de los salarios no es necesariamente malo para la competitividad. En absoluto. La tasa de crecimiento de los salarios reales a largo plazo debe ser igual a la tasa de crecimiento de la productividad y por tanto cuanto mayor sea, mejor para una economía. A corto plazo, en situaciones de profunda depresión de la actividad económica y un gran excedente de mano de obra, los aumentos salariales reales deberían ser transitoriamente inferiores a los aumentos de la productividad, para facilitar una mayor creación de empleo, que en una pequeña economía abierta como la española con un abultado déficit por cuenta corriente, pasa por mejorar el saldo del comercio exterior.

  • Me estoy refiriendo a que el gasto público, el déficit público y las políticas expansivas del gobierno son causa de inflación. Si repasas un artículo de Manu Oquendo, podrás comprobar que no soy el primero que hace referencia a este hecho.

    Por otro lado, si lo que quieres defender es que los salarios no estén indexados con la inflación (no existe indiciación, por cierto) estoy de acuerdo. Pero lo expuesto en el artículo olvida razones que son origen de inflación como, por ejemplo, el fenómeno monetario.

    Un saludo

    • Ludwig,

      Las políticas de demanda causan inflación, en especial si la oferta responde menos. En los últimos 3 años no creo que se pueda defender un impacto directo del gasto público sobre la inflación, pues la brecha del PIB ha ido creciendo. Además, la persistencia de la inflación y el exceso de inflación en España con respecto a otros países es algo estructural, luego tenemos que buscar causas estructurales: yo pienso que la estructura de la negociación colectiva es uno y que la insuficiencia de competencia en el sector de bienes no comerciables es otro.

      Touché. Indiciación no existe. Es un tic, porque no me gusta indexación, dado que indexar según el DRAE es:
      1. tr. Hacer índices.
      2. tr. Registrar ordenadamente datos e informaciones, para elaborar su índice.
      Ninguna refleja el significado del que hablamos. Pero prometo enmendarme y no volver a usar indiciación (snif).

  • Manuel Sarachaga:
    ¿Realmente cree Vd. que "la descontrolada capacidad de expansión del crédito" puede estar detrás de la inflación en estos momentos?
    La teoría de una inflación generada y SOSTENIDA por una contínua sucesión de expansión de gasto público y de una serie continuamente decreciente en la productividad del sector público (Ludwig y Oquendo) es una de esas premisas implícitas discutibles (aunque no inocuas) de las que se queja el Sr. Manu Oquendo. Por cierto, creo que su descripción de la entrada encaja como un guante con algunos de sus comentarios. En fin, nada que un "AvPag" no pueda solucionar.

  • Hola Samuel,

    muchas gracias por el artículo. Comparto la opinión de dejar de indexar los salarios a la inflación y también la curiosidad de Fernando sobre como mejorar nuestras políticas de competencia y las razones que se esconden detrás de nuestra deficiente política actual.

    Me gustaría saber si el hecho de que los salarios reales bajaran produciría un descenso en la productividad de los trabajadores. Además, viendo la alta tase de paro actual me encantaría escuchar vuestras propuestas sobre como bajar los costes laborales para reducir el desempleo a corto plazo.

    Saludos.

    • Carlos Jerez,

      >Me gustaría saber si el hecho de que los salarios reales bajaran produciría un descenso en la productividad de los trabajadores.

      Esta pregunta es difícil. Productividad y salarios, como recordaba un comentario anterior, son variables endógenas que se determinan conjuntamente y por tanto no existe causalidad en una sola dirección. Luego, en niveles, esto ya existe. Muchas personas no están motivadas para tener una mayor productividad porque sus salarios no remuneran que lo hagan. Y en muchos casos los salarios no pueden subir porque la productividad es baja. Causalidad bidireccional.
      Pero se puede afirmar que el actual sistema de formación de salarios los liga casi exclusivamente a la inflación agregada y muy poco a la productividad individual, y ese efecto -uno de los que están en juego- es importante y mejorable. Así que mi propuesta es cambiar la regulación de la negociación colectiva, no para bajar los salarios sino para que reflejen mejor la productividad y el estado de la economía. Lo describí en:
      https://nadaesgratis.es/?p=5193

  • Samuel,

    1- El hecho de que compartamos la misma política monetaria en toda Europa es justo lo que provoca diferentes impactos sobre la variación del crédito y de la masa monetaria en cada país (analiza la evolución 2002-2006 y verás cómo aquí llegó a crecer a ritmos del 20% mientras que en el resto apenas alcanzaba el 8-10%), y por lo tanto provoca diferentes impactos sobre la inflación ==> shocks asimétricos.

    2- Los precios no se fijan como costes + margen... creo que eso está claro y no hay que discutirlo aquí.

    3- Efectivamente en la fase recesiva el crédito se contrae (como me indicas)... pero es que precisamente por eso hemos visto caer la inflación a tasas puntualmente negativas y precisamente porque la contracción fue aquí mayor que en el resto de la eurozona tuvimos diferenciales negativos, algo nunca visto.

    4- Como te dije antes, efectivamente la indiciación de salarios forma parte de un mecanismo de transmisión de la inflación (es lo que dices en tu último párrafo), pero NO son la causa de la inflación, y por eso terminar con la indiciación jamás terminará con la inflación si persiste la causa última. Insisto en que estoy de acuerdo con la medida, pero entendiendo lo que hacemos, lo que conseguimos y lo que no conseguimos.

    En 2010 los costes laborales por trabajador cayeron un 1,1% (INE), mientras el IPC comenzó a repuntar hasta cerrar el año en el 3%...

    http://www.diarioliberal.com/DL_sarachaga.htm

    5- Es un error equiparar inflación a IPC (aunque coloquialmente lo usemos). Una parte muy importante de las variaciones (al alza o a la baja) de la masa monetaria y del crédito pueden ser absorbidas por activos, que no computan en el IPC.

    • Manuel Sarachaga,

      Esos cinco puntos no explican como una economía con crecimiento nulo y una tasa de paro altísima puede tener una tasa de inflación (medida en términos del IPC) del 3.3%. Mi esquema sí.

  • Jorge Bielsa,

    No pretendía hablar con Ud., sino con el Sr. Bentolilla, pero ya que se dirige a mi, me veo obligado a contestarle. En primer lugar, confunde Ud. inflación e IPC. En España atravesamos un periodo de deflación que es consecuencia directa de la contracción del crédito y de nuestra negativa aportación a la M3, le guste o no, lo comprenda o no. El hecho de que el IPC -que registra variaciones en los precios de una cesta de bienes de consumo- crezca no es siempre y en todo momento incompatible con una situación deflacionaria (que ahora afecta mayoritariamente a los activos). ¿O cree Ud. que cuando nuestro IPC estaba "controlado" entre 2004 y 2006 no teníamos inflación?

    Actualmente se registra a nivel internacional una escalada en los precios de las materias primas, energéticas y alimentos, que está relacionada no sólo con un incremento de la demanda en los emergentes y con determinados sucesos naturales, sino también y de forma decisiva, con una fuerte afluencia de capitales hacia esos mercados. Esta inflación importada, unida a los incrementos impositivos en determinados bienes de consumo considerados en el IPC, han elevado a éste en España, a pesar del comportamiento del crédito y la masa monetaria, que afectan en mayor medida ahora a los activos. Si persiste en entender la inflación como las variaciones positivas del IPC y deflación como las negativas, nunca podrá comprender lo que le digo.

    Por otra parte, esa "incontrolada capacidad crediticia" se manifiesta de forma expansiva en la fase de crecimiento económico, a la que le sigue una fase de restricción crediticia en la que estamos, consecuencia directa de los excesos de deuda anteriores.

    Siento que los comentarios sean largos. Procuro no hacerlo, pero no es necesario que los lea.

  • ¿Cuando dices variación de "Coste laborales" quieres decir variación de "Costes laborales unitarios" (aumento de los los salarios menos aumento de la productividad) ?

    En general, el "problema" si no tengo entendido mal, es que los acuerdos nacionales de moderación salarial de finales de los 70 principios de los 80 (los pactos de la Moncloa, los acuerdo de Wasenaar, etc...) fueron amortiguados, al menos parcialmente, por concesiones del gobierno (más Estado de bienestar o menos impuestos sobre el trabajo). Quiero decir, no estoy muy seguro de esto, pero creo haber leído (me parece que aquí http://www.amazon.com/Taxation-Bargaining-Unemployment-Cambridge-Comparative/dp/0521674115/ref=sr_1_2?ie=UTF8&s=books&qid=1297786582&sr=8-2 ) que la viabilidad política de las desinflaciones competitivas depende mucho de que el sector público pague la cuenta. Esto no parece estar en el menú de elecciones factibles ahora.

    Por último, quería preguntar. Si mal no recuerdo, el carácter inflacionario de nuestra economía respecto a la de nuestros vecinos, se remonta a la época de la posguerra. ¿Como funcionaba la indiciación antes de la democracia?

    • Citoyen,

      Normalmente, cuando digo costes laborales me refiero a ellos, sin dividir por la producción. Pero en algún contexto sí son por unidad de producto, por ejemplo en la formación de precios como márgenes sobre el coste (en realidad, debería ser el coste marginal).

      Los Pactos de la Moncloa fueron un acuerdo de emergencia para atajar una inflación galopante y funcionaron para eso. Los acuerdos de Wasenaar fueron más amplios y muy exitosos, pero porque cambiaron completamente la cultura de los acuerdos sociales.

      Con Franco no había negociación colectiva. Lo que había eran salarios bajos y productividad baja. Es cierto que la inflación era crónicamente alta, pero en esa época la política monetaria no existía, simplemente se monetizaba la deuda pública.

  • Samuel,

    Sinceramente, no quiero polemizar. Estoy de acuerdo con la medida y con que la indiciación de salarios forma parte del mecanismo de transmisión de la inflación.

    Dicho esto, tu esquema parte de esta premisa:

    (1) Los precios suben cuando suben los salarios, cuando cae la productividad (producción por empleado) o cuando sube el margen que los empresarios cargan sobre los costes al fijar sus precios.

    Sin embargo, en 2010 el coste laboral unitario por hora efectiva ha caído (datos 3T2010 del INE, último disponible) un 1,4% y el salarial un 0,9% y la productividad laboral aparente ha seguido subiendo por la destrucción de empleo, mientras que los márgenes empresariales también caen.

    Como antes dije, la subida del IPC está teniendo lugar en un entorno de práctica deflación básicamente debido a las subidas impositivas (IVA y especiales) y la inflación importada, en absoluto nada que ver en estos momentos con los salarios. Tu esquema no explica lo que ocurre.

    Un saludo

    • Manuel Sarachaga,

      Estamos de acuerdo en esto:

      Sinceramente, no quiero polemizar. Estoy de acuerdo con la medida y con que la indiciación de salarios forma parte del mecanismo de transmisión de la inflación.

      Mi punto principal era ese y en el calor de los intercambios nos hemos desviado al debate sobre los determinantes de la inflación durante la recesión, sobre el que no puedo discutir sobre una base rigurosa. Solo puedo ofrecer la descomposición que se hace en el artículo que cito en la entrada, para el periodo 1992-2007, y un análisis riguroso, con un modelo económico, que está en:

      INFLATION DIFFERENTIALS IN EMU: THE SPANISH CASE, J. David López-Salido, Fernando Restoy and Javier Vallés, BANCO DE ESPAÑA, Documentos de Trabajo. N.º 0514, 2005

      cuyo resumen dice: "In this paper we present some descriptive evidence and simulation exercises with both an estimated backward looking model and a calibrated general equilibrium forward looking model that allow some light to be shed on the determinants and macroeconomic implications
      of persistent inflation differentials in Spain within EMU. We show that a demand expansion biased towards consumption of non-tradable goods and real-wage rigidities –such as wage indexation clauses– are among the key determinants of diverging price developments in Spain."

      Ellos miran el periodo 1999-2003.
      Dejémoslo estar.
      Un saludo.

  • Esta claro que cuando llega la hora de la verdad, esto es desoluciones prácticas, todos somos keynesianos en macro y sraffianos en micro.
    Por cierto¿ Que tal ligar la evolución de los salarios a la productividad DE CADA EMPRESA?. Está claro que las circunstancias , beneficios, expectativas...de una pequeña empresa de alimentación no tiene nada que ver con una gran empresa financiera.
    Por su relación con este tema os copio un comentario que hice a un post de Javier Andrés sobre Angela Merkel:

    "Productividad no es igual que competitividad, aunque esten relacionadas. La productividad se suele aproximar por el producto medio del trabajo,aunque debería ser la productividad marginal y, según la Tª neoclásica , el determinante de la remuneración de los factores productivos. Así, por ejemplo los altos ejecutivos bancarios de este país cobran una media de 3 millones de euros al año, sin contar otras prebendas como planes de pensiones (que son salarios diferidos), comidas, prensa nacional e internacional gratuitas, acceso a un gimnasio que, para mayor comodidad, se instala en el propio banco, cursos gratuitos de idiomas..etc, con lo que el sueldo real es más del doble(ver, para mas detalles, El Economísta del 9.02.11. Esta media oculta que el nº1 del ranking cobra tres veces mas que la media). Según la citada teoría, de la que son partidarios la mayor parte de los aquí participantes, si uno de los citados ejecutivos medios decide trabajar una hora mas, la producción de su banco aumentaría 1.600 euros (5.500 si el valiente que decide dar una hora mas de su ocio es el nº 1. Calcúlese el aumento si, en claro ataque de patriotismo, la decisión la toman todos a la vez.).
    Esto puede parecer una broma, pero es una forma de señalar lo díficil que es articular una idea, por muy buena que pueda parecer en teoría, pues, en efecto, ¿Como se calcula -o mejor quien calcula-la productividad?."

    En Alemania, los sindicatos tienen mucha fuerza y participan en muchas decisiones empresariales que aquí serían impensables e intolerables para los empresarios, pues afectan a importantes decisiones de inversión y, en contra partida, recomiendan y apoyan medidas muy duras para los trabajadores. Ver el reciente caso de Siemens. Por otra parte, y a pesar de su fuerza, no se les ocurre diseñar las grandes líneas de la política económica, como pasa aquí.
    Saludos

  • Muy interesante, gracias, ahora se trataría de elaborar y proponer un nuevo marco para la negociación; sin convenio; dejando al margen las retribuciones genéricas: categorías laborales, antigüedad, complementos especiales, etc.. o fijando unos mínimos; por convenio; y negociando cada uno en base al cumplimiento de objetivos. En mi caso trabajar fuera de convenio; a pesar de cumplir con excelencia; a la larga, me supuso una merma mensual de 500 ptas, o sea que además de sufrir desgaste, ganaba menos. Por cierto, antes de 1977, se negociaban mejoras a cambio de tranquilidad social para el régimen.

  • Interesante discusión. Parece que todos estamos de acuerdo en lo siguiente.

    1. La inflación general es un fenómeno monetario. Este fenómeno puede tener reflejos diferentes en los países dentro del Euro. Por ejemplo debido a la expansión crediditicia propia de cada país que en nuestro caso se ve agravada por una ingeniería de precios del dinero dirigida a fomentar la generación de empleo a través de la construcción subvencionada de vivienda.

    2. El sector público, en el año 2010, tras anunciarse una inflación del 2009 al 0.9% subió todos sus precios un mínimo del 15 %. Los precios públicos gestionados por compañías privadas (Comisiones bancarias, peajes, agua, energía, combustibles, etc) subieron todos al menos 10 veces dicha inflación.

    3. También parece que estamos de acuerdo en que el crecimiento de costes se "traslada" al menos parcialmente y que nuestro sector público está contribuyendo intencionalmente a algo que tiene muy mala lectura. Una stagflation de caballo como la que tenemos ya aquí.

    4. Esta conducta ha sido observada por todas las organizaciones. Muchas han decidido no ser menos y hoy asistimos a unas subidas que, a un servidor, que ha vivido años en entornos hiperinflacionarios, le recuerdan cosas que preferiría olvidar. De propina, los coches de 2 litros se venden hoy al precio de los de tres litros que se están retirando de producción.

    5. En este entorno tremendo es en el que se presenta la desindexación que a muchos, no sólo a Samuel, nos parecería razonable si fuese de aplicación general (también al estado y oligopolios).

    Sin embargo, en estas circunstancias, donde el estado atiza la inflación de costes y trata de retener la posibilidad de usar la masa monetaria como QE y como alimentador de inflación que permita ir "pagando" la para muchos impagable deuda soberana, a mi me parece el acto de un poder que ha perdido el pudor moral.

    Saludos.

  • Muy interesante, tanto el artículo como los comentarios,

    Me gustaría si Samuel, o alguno de los comentaristas podría cuantificarme el efecto de los siguientes factores en la subida del IPC: subida del IVA, subida de los impuestos a bebidas y tabaco, subida de impuestos a los combustible, subida de las tarifas eléctricas y energéticas, subida del crudo, etc...Y compararlos con la subida debida a los costes salariales del año

    España, como apunta Samuel, es el país de la OCDE donde más bajaron los salarios reales en el "boom" del período 2000-2007 (excepto quizás Japón), y tiene unos salarios medios del orden del 34% inferior a la media de la UE (mejor no compararnos con los alemanes), por ello, como también apunta Samuel, hay que mirar a otros aspectos más allá de los bajos salarios y su baja productividad asociada

    Mi modesta opinión: mientras sigamos con el sistema de acuerdos mafiosos de precios generalizado, mercados cautivos oligopólicos mimados y una administración derrochadora, clientelar e inmensa, la productividad española no va a crecer, aunque tengamos todos unos sueldos irrisorios

  • No entiendo cómo el banco de España no traduce sus estudios en castellano. En todo caso debería hacerlos en este idioma y traducirlos al inglés. Estoy convencido que a nuestro querido mandatario y al ex, se lo envían en nuestro idioma, a no ser que sepan de buen seguro que no van a leerlos.

    La colusión es aparente en muchos casos, en otros, los elevados márgenes son por la falta de competencia. Eso es algo de lo que hablamos hace poco.
    Ayer leía que el español paga la energía eléctrica un 11% más cara que sus vecinos, de las comunicaciones mejor no hablar. Tanto en uno como en otro caso se da una mezcla de monopolio y falta de interés por ser competitivos. Si hablamos de la banca, la gran protegida de los sucesivos partidos, que no del Estado, que aquí me encuentro yo, la diferencia es abismal: poco competitiva y abusiva en todo. Incluso la judicatura tiene especial cuidado con ella; que cuando el legislativo olvida la coma que le beneficiaría, el juez la presume.
    Que yo sepa, esas son empresas de servicios, improductivas en el plano industrial e inservibles de cara a la exportación, excepto la eléctrica, que fuera de España vende más barato que aquí; por lo que inciden negativamente en la productividad, competitividad de las útiles, y aún peor en la inflación. Y, sin embargo, ocupan una importante parte de la economía nacional.

    Los salarios deberían estar supeditados a la productividad, eso es lo lógico y, como bien dices, ya lo hablamos hace poco; pero también deben estarlo de la inflación.
    El hecho que los salarios suban con la inflación hace que el trabajador no pierda capacidad adquisitiva, por lo menos debería servir para eso. Si los productos de importación suben y la provocan, los nacionales también, de manera que con el mismo trabajo pueda adquirirse lo mismo, sea exportando o creando riqueza interna. Si la empresa no puede, debe abrirse a otras vías, crear nuevos productos o mejorar los existentes, afinar sus gastos burocráticos, eliminar contratos blindados, etc. Si ni así puede, debe cerrar para dejar paso a otras más preparadas.
    Si dejamos de vincular el salario a la inflación, corremos el riesgo de terminar como cualquier país del tercer mundo y que nuestros ciudadanos no puedan pagar el trigo, la leche, el algodón, la madera... más o menos lo que en estos momentos ocurre en África.

    El pasado año mi empresa sufrió un duro golpe, el impago de algunos clientes y una fuerte caída de ventas. La alternativa a cerrar, algo que yo quería, era producir mejor y con más plusvalía. Este año lo hemos conseguido y hemos solucionado nuestro problema. Antes valoraba el artículo a partir del precio de coste; ahora alzo la prenda, la miro y pongo el precio por lo que pagaría por ella.
    Si subimos la calidad y buscamos la exclusividad, encontraremos menos competencia. Y eso, las empresas productivas de bienes industriales lo conseguimos sin apoyos legislativos, sin ayudas del BCE y sin tarifas pactadas; ahora bien... ¿qué nos vende y cómo lo hace un banco, una eléctrica, una compañía de telefonía? Que además dispone de asesores que conocen los entresijos diseñados a su medida por sus amigos legislativos.

    Entre España y Alemania, por poner un ejemplo, existirá diferente crecimiento de inflación a medida que sus impuestos y algunos precios vayan equiparándose. El IVA subirá y provocará inflación, los carburantes también y más de lo mismo; y con ello también deberían subir los salarios, a menos que queramos dejar de ser competitivos de verdad, cosa que, me temo, va a suceder.
    Sigo pensando que si queremos producir BMWs, en cambio de furgonetas baratas, tendremos que pagar mejor a nuestros trabajadores. Y que si queremos ser competitivos de verdad, deberemos hacer entender a un tendero con un empleado, que el negocio no da para un BMW, un utilitario para la señora, una casita en el campo y unas vacaciones en Tailandia; tal como el señor Rato parece que lo intenta con sus consejeros.

  • Económicamente creo que está claro que lo óptimo es que los salarios se fijen a nivel de empresa y que los suplementos salariales tengan que ver con la situación de la empresa y no con la inflación general. Creo tb que es indiscutible que como decía M Sarachaga, las cláusulas juegan un papel en la transmisión de shocks inflacionistas.

    Dicho esto, hay otros factores importantes a tener en cuenta:

    - las cláusulas aseguran que los salarios nunca son fuente de shocks (sólo amplifican y dan persistencia a shocks originados en otros ámbitos -léase márgenes empresariales o bienes importados). Esto ha supuesto un avance enorme respecto a los aumentos salariales basados en inflación esperada, que sí suponían un shock inflacionista originario

    - los CLUs reales en España han mantenido un comportamiento modesto durante la década de los 2000, llegando a disminuir en varios años si la memoria no me falla. Esto es clara indicación de que los problemas de inflación originarios han venido por otro lado -concretamente los márgenes. Puede ser evidencia de que nuestros problemas son en gran medida de competencia y en mucha menor medida de salarios

    - sin duda es muy cómodo tener un sistema donde los márgenes puedan subir sustancialmente sin generar respuesta salarial de ningún tipo. Pero aquí tendríamos que preguntarnos si esto es viable políticamente y socialmente. Alternativamente, podemos pensar que esa tensión entre "capital" y "trabajo" va a existir siempre y que las claúsulas de salvaguarda (quizá mejoradas) pueden ser una forma adecuada de canalizarlas

    - de lo que no hay duda es de que las cláusulas de salvaguarda ligadas a la inflación general son perniciosas. Al menos hay dos componentes de la inflación (el atribuible a precios importados y el atribuible a subidas de impuestos indirectos) que tienen que estar al margen del proceso de reparto de rentas entre empresarios y trabajadores, porque no generan más ingresos nominales para el empresario español sino para el empresario extranjero o para el Estado. También hay un efecto pernicioso de los bienes de precio volátil (aunque sean domésticos), que podrían generar inflación inercial dada la rigidez a la baja de los salarios. Muchos de estos problemas se podrían corregir ligando las cláusulas a la inflación subyacente.

    En definitiva: hasta qué punto es preferible eliminar las cláusulas a una política alternativa (y con mayor legimitidad social) basada en a) intensificar la política de defensa de la competencia y b) afinar las cláusulas de salvaguarda, eliminando la influencia de los bienes importados y los impuestos indirectos o ligándolas a la inflación subyacente.

  • Sobre el debate CLU - competitividad, creo que el siguiente documento porne en duda una serie de cuestiones que se consideran como verdades. La competitividad no depende tanto de los CLU (Paradoja de Kaldor (y yo diría de España) (además habría que ver si en la pérdida de competitividad juega algún papel los costes unitarios del capital) , sino la cesta de lo que se exporta y ello creo no tiene nada que ver con los salarios reales, sino con la productividad.
    Working Paper No. 651. Unit Labor Costs in the Eurozone: The Competitiveness Debate, Again* by Jesus Felipe Utsav Kumar. Asian Development Bank, Manila, Philippines. February 2011. Levy Economics Institute.
    http://www.levyinstitute.org
    *

  • En el artículo que remito se ponen en duda muchas de las cuestiones que hoy en día se está hablando. En especial la relación CLU y competitividad. No existe una clara relación entre CLU y competitividad (paradoja de Kaldor, y yo diría paradoja de España). la competitividad está más relacionado con la cesta de lo que exportamos y en ello los CLU juega poco papel (es la productividad....) Además, en el mismo se señalas que lo que hay detrás de la afirmación de que hay que bajar los CLU para que una economía sea competitiva es el reparto de la tarta entre salariois ny beneficios (cuando hablaremos del papel que ha jugado los costes unitarios del capital en la perdida de competitividad de la economía española), y no ha que olvidar que reducir los CLU tiene una importante implicaciónb para el crecimiento económico (si más inversión, pero menos consumo y al final exceso de capacidad)

    Working Paper No. 651. Unit Labor Costs in the Eurozone: The Competitiveness Debate, Again*. by Jesus Felipe Utsav Kumar. Asian Development Bank, Manila, Philippines
    February 2011. Levy Economics Institute.
    http://www.levyinstitute.org

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