De Samuel Bentolila, Juan Francisco Jimeno y Pedro Rey Biel (@pedroreybiel)
Por si no lo habían notado, estamos en campaña electoral y la semana pasada los principales partidos políticos en liza publicaron sus programas electorales y, supuestamente, de gobierno con propuestas sobre cómo resolver los numerosos problemas sociales y económicos de nuestro país. En el pasado (ver aquí), nuestros colaboradores realizaron un ejercicio de evaluación y comparación de lo que esos programas electorales proponían en áreas clave de la política económica y social.
En esta ocasión, ante la tentación de hacer lo mismo, los editores tuvimos una intensa discusión. Tras un riguroso análisis coste-beneficio decidimos no hacerlo de nuevo. Las razones de la decisión fueron básicamente tres: (i) el debate económico durante la campaña electoral ha sido apartado del centro de la discusión y los partidos políticos no se han esmerado especialmente en la propuesta de nuevas medidas económicas, (ii) el debate económico, nunca especialmente riguroso ni bien argumentado durante las campañas electorales, está siendo, además, de un nivel especialmente bajo: proliferan fake news, uso torticero de datos, acusaciones recíprocas de recurso a las mentiras, propuestas imposibles de cumplir, cumplimientos ineludibles, que por ser imposibles de cumplir, se ocultan a la opinión pública y diagnósticos de la situación económica que, en algunos casos, no parecen ser compartidos ni siquiera dentro de los propios partidos que los sustentan, y (iii) si algo queda del actual debate económico es una sensación de déjà vu y algunos de nuestros colaboradores nos hicieron ver acertadamente que los análisis NeG de los programas electorales de la campaña de 2015 siguen estando vigentes y disponibles fácilmente. Dado que Nada es Gratis y por tanto tampoco el tiempo y el esfuerzo de nuestros colaboradores, esta vez hemos decidido plantear la cuestión de forma distinta.
Quienes formamos Nada es Gratis pensamos que nuestro país tiene graves problemas sociales y económicos por resolver y que no deberíamos perder otra oportunidad para relanzar el debate sobre su identificación y posibles soluciones. Por ello, pedimos a nuestros colaboradores que, en lugar de que evaluaran los cada vez más difíciles de encontrar programas electorales, identificaran una lista de tres cuestiones fundamentales que creían que se debían abordar de forma seria por el siguiente gobierno. Gracias a su generosa colaboración, hemos redactado tres entradas, que publicamos a partir de hoy, resumiendo estas cuestiones. Creemos que nuestros lectores sabrán identificar, en función de sus preferencias, cuál de los programas electorales en liza se aproxima más (o menos) a la opinión de los colaboradores de NeG y utilizar su voto para apoyar soluciones viables, eficientes y equitativas a los graves problemas económicos sin resolver. (Para tener una idea de qué partidos formulan propuestas más parecidas a las suyas, pueden hacer el test de A quién voto.)
En esta primera entrada les hablamos de algunos de los temas clásicos de este blog: mercado de trabajo, pensiones, gastos e ingresos públicos, y corrupción política. La segunda entrada se centrará en política de competencia, infraestructuras y lucha contra el cambio climático. La última hablará, con algo más de detalle, de Educación, I+D y Sanidad. No descartamos que, según las vayamos publicando y avance la campaña, incluyamos alguna otra entrada resumen o que publiquemos entradas firmadas por colaboradores individuales con su opinión sobre algún tema en concreto. En cada epígrafe enlazamos a entradas que han tratado estos temas en NeG. Esperamos que les sea útil.
Mercado de trabajo
En NeG muchos colaboradores han señalado las graves consecuencias sobre la eficiencia económica y la equidad (intra e intergeneracional) de la excesiva dualidad del mercado de trabajo español. No sorprenderá, pues, que se reclamen medidas que la eliminen (contrato único, impuestos al uso excesivo de la temporalidad, etc.), más de allá de declaraciones generales sobre la conveniencia o no de modificar o derogar la última reforma laboral.
También se han señalado otros aspectos fundamentales del mal funcionamiento del mercado laboral español. Uno es una negociación colectiva poco articulada y con limitaciones importantes a la reorganización del trabajo en las empresas, objetivo que se considera fundamental ante los cambios que se derivan de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (plataformas digitales, gig economy) y de los que se vislumbran por el desarrollo de la robótica y la inteligencia artificial. Otro es la escasa eficacia de unas políticas activas de empleo que cuentan con pocos recursos, no se gestionan adecuadamente y no se evalúan rigurosamente.
Pensiones
En las campañas electorales suelen proliferar las promesas que no se podrán cumplir. El sistema público de pensiones español no podrá hacer mantener en el futuro a las actuales tasas de sustitución de las prestaciones contributivas. Ante esta obviedad, resultaría de máxima importancia que los programas electorales hicieran explícito cómo se pretende diseñar la reforma necesaria para restaurar la sostenibilidad financiera, garantizando la suficiencia económica de las pensiones y respetando la equidad intra e intergeneracional. Más allá de promesas sobre la recuperación de la revalorización de las pensiones con el IPC o de “blindarlas constitucionalmente”, los votantes deberían ser informados sobre cómo contemplan los partidos políticos en liza el sistema de pensiones del futuro, que por razones demográficas, económicas y de equidad tendrá que ser diferente al sistema actual. No hacerlo solo puede resultar en que dicha reforma sea, finalmente, impuesta por la realidad y sea, por tanto, más dura e injusta.
Gastos e ingresos públicos (agregados)
La deuda pública sigue en niveles muy elevados, alrededor del 100% del PIB, y hay un déficit publico estructural por corregir. La campaña electoral debería haber sido una buena oportunidad para explicarles a los ciudadanos cómo se pretende hacerlo. Por el contrario solo se han escuchado propuestas de reducciones de impuestos (sin explicitar las reducciones de gasto de las que sería necesario acompañarlas) o de subidas de impuestos “a los ricos” y de reforma integral del sistema impositivo, sin detallar que dichas subidas tienen una capacidad recaudatoria limitada y sin explicar las deficiencias que se pretenden resolver con esa reforma integral y cómo sería el nuevo modelo tributario.
Una novedad en este área es la introducción de nuevas medidas de lucha contra la desigualdad económica. Se habla de renta básica universal, rentas mínimas de inserción laboral y reducción de la pobreza, complementos salariales, etc. Pero tampoco en este caso se explica con claridad el coste de las alternativas y las ventajas y beneficios de cada una de ellas.
Corrupción política
Que la corrupción política afecta al comportamiento económico de un país está demostrado. Si para reducirla hay que, por ejemplo, (i) eliminar indultos; (ii) premiar a los denunciantes de casos de corrupción, al estilo de los leniency programmes o, incluso, con remuneración, como hace la SEC estadounidense, o (iii) inhabilitar públicamente y prohibir a los condenados por corrupción la pertenencia a partidos políticos, parecen ser temas también excluidos de la consideración de los programas electorales (más allá de ser un brindis al sol).
En los dos próximos dos días seguiremos hablando de otros muchos temas económicos que pensamos deberían estar mucho más presentes en el debate electoral actual.
P.S. Si le ha interesado esta entrada y quiere que sigamos aportando al debate económico, por favor acuérdese de hacer una donación a NeG.