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¿Reciben las mujeres preguntas más hostiles en los seminarios?

Una encuesta realizada en 2019 entre los miembros de la Asociación Americana de Economía sirvió para recordar a la profesión algo que era un secreto a voces: gran parte de las mujeres economistas percibe que el ambiente en nuestra profesión es tóxico. Solamente un 20% de las economistas encuestadas declaraba estar satisfecha con el clima profesional y únicamente el 25% se sentía valorada, comparado con un 40% y un 47% de los hombres respectivamente. Además del acoso sexual, que ha afectado al 22% de las economistas, uno de los aspectos más críticos es el clima hostil en los seminarios. Un 46% de las economistas confesaba que en alguna ocasión se había abstenido de tomar la palabra en un seminario para evitar ser tratada de manera poco respetuosa o discriminatoria (vs. 18% de los varones).

Hay al menos dos posibles motivos que explicarían por qué a las mujeres les afecta más el ambiente hostil en los seminarios de economía. Una posible explicación sería que los hombres tenemos la "piel más gruesa". Nuestro exceso de confianza permite que nos afecten menos las críticas. Otra posibilidad es que las mujeres se sienten menos cómodas no porque son más sensibles a las críticas, sino porque reciben peor trato que los varones. Recientemente, un grupo de investigadores liderado por Pascaline Dupas, Alicia Sasser Modestino, Muriel Niederle y Justin Wolfers ha realizado un hercúleo trabajo de recopilación de datos para comprobar si hombres y mujeres son tratados de igual manera cuando presentan su trabajo. Unos 80 voluntarios recogieron información sobre todas las interacciones que tuvieron lugar entre presentadores y público en unos 500 seminarios celebrados en los principales departamentos de Economía durante 2019.

El artículo ofrece información descriptiva muy interesante sobre la dinámica de los seminarios. En una presentación de unos 90 minutos se producen de media en torno a 30 intervenciones por parte del público y la discusión ocupa la tercera parte del tiempo total. La mayoría de las preguntas son clarificaciones o comentarios pero también hay preguntas que, a juicio de los voluntarios que recopilaron la información, podrían ser consideradas paternalistas (0.6 por seminario), perturbadoras (0.3), hostiles (0.1) o degradantes (0.1). Al comparar los seminarios presentados por hombres y mujeres, los autores observan una serie ded diferencias significativas entre los seminarios presentados por hombres y mujeres. Cuando presenta una mujer hay más público (38 vs. 30), se producen más preguntas (33 vs. 30), y estas preguntas tienden a ser más hostiles (+0.1) y paternalistas (+0.3). Los autores concluyen que este trato diferencial perjudica a las mujeres y podría ser uno de los factores que explica la baja presencia de mujeres  en Economía.

Numerosos medios de comunicación se han hecho eco de este trabajo y muchas economistas han compartido en Twitter experiencias del maltrato que han sufrido en seminarios consistentes con los resultados del artículo. Sin embargo, el trabajo también ha recibido importantes críticas metodológicas. Un primer problema es el posible sesgo de los voluntarios al catalogar las preguntas. Los voluntarios, en su mayoría mujeres, fueron reclutados en una conferencia sobre diversidad y, dado que clasificar una pregunta como hostil o paternalista requiere un elevado grado de subjetividad, no es descartable que, inconscientemente, la identidad del presentador afectase a la clasificación. Como respuesta a esta crítica, los autores muestran que cuando hay más de un observador en un mismo seminario sus medidas tienden a estar muy correlacionadas, aunque esto también podría reflejar que ambos observadores tienen un sesgo similar.

Otro problema es la posibilidad de que las diferencias observadas en el tipo de preguntas que reciben hombres y mujeres se deba a diferencias en la calidad y las características de los artículos presentados. Por ejemplo, es posible que los artículos de tipo empírico, que es más probable que sean presentados por mujeres, atraigan más público y generen más discusión que artículos teóricos, donde predominan más los varones. Los autores del artículo intentar controlar por el tipo de artículo incluyendo en su análisis el código JEL principal, pero esta medida es muy agregada y oculta un elevado grado de heterogeneidad. Por ejemplo, el código “D. Microeconomics” incluye subgrupos tan diversos como “D1 Household Behavior and Family Economics”, que contiene en su mayoría artículos empíricos de interés general, y “D5 General Equilibrium and Disequilibrium”, que es un campo principalmente teórico en el que la mayor parte de los economistas poco puede aportar durante un seminario. También intentan controlar por la calidad del artículo teniendo en cuenta si ha sido publicado o está en proceso de revisión (en torno al 25% de los artículos), pero no se puede descartar que sigan habiendo diferencias significativas en la calidad de los artículos de hombres y mujeres.

Un tercer problema es la posibilidad de que los resultados destacados por los autores sean falsos positivos debido a “multiple-testing”. Como se muestra en la siguiente tabla, aunque se observan diferencias significativas en el número de preguntas hostiles (con una significatividad del 5%) y paternalistas (significatividad del 10%), no hay diferencias significativas en las preguntas calificadas como degradantes o perturbadoras. Dado el limitado nivel de significatividad, es probable que si se ajustasen los errores estándar teniendo en cuenta número de regresiones estos coeficientes dejarían de ser significativos a niveles estándar.

Por último, incluso aceptando la validez de estas estimaciones, la interpretación de los resultados no es obvia. Las mujeres atraen mucho más público a sus presentaciones y reciben más preguntas, quizás una señal positiva de que su trabajo atrae un mayor interés. Y en cuanto a la diferencia en el número de preguntas hostiles recibidas por mujeres y hombres (0.1 más de un total de 30 preguntas por seminario), independientemente de que sea estadísticamente significativa o no, parece una cifra más bien pequeña. Para una economista que presenta unos 10 seminarios al año, supondría recibir una pregunta hostil más al año.

En cualquier caso, a pesar de las discrepancias que pueden existir acerca de como se deben interpretar estos resultados, en mi opinión este trabajo ha tenido una contribución muy positiva para la profesión. Ha conseguido generar una amplia discusión sobre nuestra cultura académica y la conveniencia de que seamos más respetuosos y constructivos en nuestras interacciones profesionales. Es posible transmitir una crítica sin necesidad de ser agresivos. Intentemos no olvidarlo la próxima vez que participemos en un seminario, o en un blog! 🙂