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Cómo ganar medio millón de votos de un plumazo

(por Manuel Bagüés y Berta Esteve-Volart)

En una democracia los resultados electorales deberían reflejar únicamente la voluntad de los votantes. Sin embargo, un mal diseño de la papeleta electoral puede influir en el número de votos que recibe cada partido. La reciente reforma de la papeleta del Senado, que sitúa a los partidos mayoritarios en la parte superior de la papeleta, hará que en las elecciones del domingo el PSOE y el PP obtengan medio millón de votos adicionales a costa de los partidos minoritarios.

Hace un año los principales partidos del arco parlamentario acordaron modificar la papeleta electoral del Senado (apartado 3 del Artículo 172 de la de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General). En el preámbulo de la reforma se indica que su principal motivo es el alto número de votos nulos y votos en blanco que se venían produciendo en las elecciones del Senado. Además, se argumenta que su principal causa es “el desmesurado tamaño de las papeletas … lo que hace difícil al votante encontrar los candidatos de su preferencia”.  Los principales elementos de la reforma son los siguientes. Se dispone (i) que en la papeleta conste una nota informativa a los votantes sobre el número de votos que pueden emitir; (ii) que el orden de candidatos dentro de una candidatura los decida la fuerza política correspondiente; (iii) que el orden de las candidaturas venga determinado por el resultado de las últimas elecciones (en lugar de ser determinado por sorteo); y (iv) que la papeleta tenga el tamaño de un folio, y pueda ser impresa por las dos caras. A modo de ejemplo, a continuación podemos ver una papeleta correspondiente a las elecciones de 2008:

y el anverso de una papeleta correspondiente a las elecciones que tendrán lugar este domingo:

No parece que la reforma esté basada en un análisis empírico que pueda justificar las medidas tomadas. Como muestra el diario de sesiones, la comisión encargada de elaborar esta reforma no ha realizado ni consultado ningún análisis empírico sobre la relación entre el voto nulo o en blanco y las características de la papeleta del Senado, ni tampoco sobre las consecuencias que las modificaciones propuestas podrían tener. Para suplir esta carencia, hemos realizado un análisis empírico utilizando datos de elecciones pasadas. En primer lugar, la evidencia contradice la tesis de los legisladores: ni el tamaño de la papeleta ni la posición en la que figuran los grandes partidos en la papeleta afectan al número de votos nulos o en blanco.

En segundo lugar, hemos analizado qué efecto tendrán las cuatro modificaciones introducidas. De estas cuatro modificaciones, solamente la primera guarda relación con el objetivo declarado de la reforma. El excesivo número de votos nulos en el Senado se debe en gran parte a que muchos votantes marcan cuatro casillas, en lugar de las tres que corresponden en las provincias peninsulares. Aunque nuestros datos no nos permiten contrastar esta hipótesis, cabe esperar que la introducción de una nota informativa contribuya en gran medida a corregir este error.

La segunda modificación afecta al orden en que se sitúan los candidatos dentro de cada candidatura. Eliminar el orden alfabético acabará con la estrambótica costumbre de que los partidos elijan a sus candidatos en función de su apellido. Sin embargo, como ya indicamos en una columna anterior, quizás hubiera sido más conveniente aleatorizar el orden de los candidatos e imprimir varios modelos de papeleta. Con este sistema ningún candidato se vería perjudicado por la posición que ocupa dentro de su candidatura.

La tercera modificación tiene que ver con el orden en que se sitúan los partidos dentro de la papeleta. En elecciones anteriores, en cada provincia el orden se elegía por sorteo, lo que evitaba que ningún partido pudiera beneficiarse sistemáticamente de una mejor posición en la papeleta. En cambio, la nueva normativa sitúa a los partidos por orden de votos obtenidos en las anteriores elecciones, de forma que los partidos mayoritarios aparezcan en la parte superior de la papeleta.

Como en elecciones anteriores el orden era aleatorio, metodológicamente resulta sencillo evaluar cómo afecta la posición que cada partido ocupa dentro de la papeleta al número de votos obtenidos. Los datos sugieren que, para los partidos mayoritarios, ir situados al inicio de la papeleta supone un aumento en votos de aproximadamente un dos por ciento (respecto a los votos que habrían obtenido de ir situados en el centro de la papeleta). En términos agregados, la reforma supone que los dos partidos mayoritarios ganen aproximadamente medio millón de votantes a costa de los partidos minoritarios. Estos resultados son consistentes con la evidencia de otros países, donde en numerosas ocasiones se ha observado que ir situado al inicio de la papeleta aumenta el número de votos recibidos (Jonathan Koppell y Jennifer Steen 2004Andrew Leigh y Amy King 2008). Nuestro análisis no revela por qué el orden afecta al voto, pero la literatura sugiere que la clave podría estar en el comportamiento de los indecisos (Joanne Miller y Jon Krosnick 1998).

El número de votos que ganarán los principales partidos podría ser aún mayor si tenemos en cuenta el cuarto elemento de la reforma. Se reduce el tamaño de la papeleta a tamaño folio y las papeletas pueden imprimirse por las dos caras. Esto sitúa a muchos de los partidos noveles en el reverso de la papeleta. (Este es el caso, por ejemplo, del FAC, el partido ganador de las últimas elecciones autonómicas en Asturias.) No disponemos de datos que nos permitan estimar empíricamente qué efecto tendrá ir en la parte posterior de la papeleta del Senado, pero la experiencia de otros países muestra que disminuye el número de votos obtenidos (Daniel Ho y Kosuke Imai 2006).

Por último, llama la atención que la reforma no haya corregido de manera sistemática uno de los principales problemas del diseño de la papeleta del Senado: la confusa disposición de sus casillas. Como salta a la vista, las casillas están dispuestas de tal forma que un votante apresurado o corto de vista puede fácilmente equivocar su voto. Por ejemplo, en el caso de la papeleta de Senado correspondiente a Asturias, no nos sorprendería que algún votante del PSOE acabara votando al PP.

Como ejemplo de la importancia que pueden tener estos errores, es ilustrativo el caso de Acción Yuntar. Este "partido" fue fundado como actividad extraescolar de un módulo de Formación Profesional de un instituto de Madrid. En su primera participación electoral, Acción Yuntar figuraba en la papeleta electoral al lado del partido "Cultura Natural" y consiguió unos 2,500 votos. Sin embargo, en las elecciones de 2004 Acción Yuntar tuvo la fortuna de aparecer justo a la derecha del PSOE, logrando ser el cuarto pártido más votado en las listas del Senado de Madrid con 65,000 votos.

Este tipo de errores en el diseño de las papeletas no es exclusivo de España. De todos es conocida la famosa "papeleta mariposa" utilizada en Palm Beach (Florida) en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en el año 2000, contribuyendo decisivamente a la victoria de George W. Bush (Wand et al. 2001). En el caso español, la solución parece sencilla: introducir una línea vertical que separe a los partidos. Esta línea de separación se ha utilizado en el pasado (unas 16 provincias lo utilizaron en las elecciones de 1996) y también se observa en la papeleta de algunas provincias en estas elecciones, como por ejemplo en la circunscripción de Madrid:

Curiosamente, la Junta Electoral Provincial de Madrid ha cometido un error al aplicar la nueva legislación. Como se puede observar en la papeleta, el PP y el PSOE aparecen en primer lugar, pero el resto de partidos no está situado por orden de votos. Ante la queja de UPyD, la Junta Electoral Central ha decidido no modificar el orden con el argumento de que "la mencionada irregularidad no produce confusión alguna en el elector". Sin embargo, según nuestros cálculos la decisión de la Junta Electoral le costará a UPyD unos 6.500 votos.

En resumen, el análisis empírico sugiere que no es cierto, como aseguran los legisladores, que el orden en que van situados los partidos en la papeleta afecte al voto nulo o al voto en blanco. Sin embargo, la reforma supondrá un trasvase de votos hacia los partidos mayoritarios, reforzando el bipartidismo. Nuestro análisis pone de manifiesto la necesidad de que las propuestas legislativas vayan acompañadas de un análisis empírico riguroso de las causas del problema que se pretende resolver y también de las consecuencias que tendrán las medidas adoptadas.

Nota del autor (a 21 de noviembre de 2011): La reforma de la papeleta electoral pretendía reducir el elevado número de votos nulos y en blanco tradicionalmente observado en los comicios del Senado. Sin embargo, en las elecciones celebradas ayer un 9,1%, de los votos al Senado ha sido nulo o en blanco, más del doble que la cifra anterior (4,4%). En el Congreso también ha aumento el voto nulo y en blanco, pero en menor proporción. Se han contabilizado un 2,7% de papeletas nulas o en blanco, cuando en las anteriores elecciones el porcentaje había sido del 1,7%.