A walk on the wild side: Una investigación sobre la cantidad y calidad de las publicaciones `predatorias’

(por Manuel Bagues, Mauro Sylos-Labini y Natalia Zinoveyva)

Estamos tan tristemente acostumbrados a recibir noticias sobre los fraudes que se producen en el mundo académico que es probable que más de un lector se pregunte hasta que punto está generalizado el comportamiento deshonesto en la universidad. Un tema que hemos tratado en repetidas ocasiones en nadaesgratis son las publicaciones en las llamadas revistas “predatorias” (i, ii, iii). Con este término, acuñado por el bibliotecario americano Jeffrey Beall, se denomina a aquellas revistas que, con una pretendida apariencia académica, están dispuestas a publicar cualquier artículo que reciban, independientemente de su calidad, a cambio de una módica suma de dinero. Para lograr encontrar incautos (o “listos”), estas revistas no dejan de atosigar a los investigadores con emails de publicidad que en ocasiones se parecen más a una carta nigeriana que a otra cosa.

Con el fin de ayudar a que los investigadores (y los evaluadores científicos) no cometan errores, el profesor Beall ha creado una lista de potentiales, posibles y probables revistas y editoriales predatorias. El número de artículos publicados en los últimos años en estas revistas ha aumentado de forma exponencial. Según una estimación, se habría pasado de unos 53,000 artículos publicados en 2010 a unos 420,000 en 2014.

Utilizando datos italianos, en un reciente artículo hemos investigado la cantidad y calidad de las publicaciones predatorias y las motivaciones de los autores que envían sus artículos a estas revistas. En primer lugar hemos analizado las publicaciones entre 2002 y 2012 de unos 40,000 investigadores que participaron en el proceso de acreditación italiano de 2013. Los CVs de estos investigadores incluían unos 1.8 millones de artículos de los cuales, según nuestros cálculos, unos 6,000 (0.3%) habían sido publicados en revistas de la lista de Beall. Como se observa en la siguiente gráfica, el área de conocimiento con una mayor profusión de revistas predatorias parece ser Economía y Empresa, donde en el último año de la muestra, 2012, el 5% de los artículos publicados en inglés fue publicado en una revista de la lista de Beall.

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Un análisis bibliométrico utilizando google scholar de las 600 revistas de la lista de Beall donde publican los investigadores italianos muestra que en general tienen un impacto científico muy limitado. Solamente el 38% de estas revistas ha publicado en los últimos 5 años al menos 5 artículos que hayan recibido al menos 5 citas. Otro detalle interesante es que una gran parte de estas revistas forman parte de Scopus y, por lo tanto, son tenidas en cuenta automáticamente en los procesos de acreditación italianos.

Además, para entender mejor si todas las revistas que figuran en la lista de Beall son predatorias y también para conocer mejor por qué algunos investigadores deciden publicar en estas revistas, hemos realizado una encuesta a una muestra aleatoria de 1,000 autores italianos que habían publicado en ellas. Un 54% de los investigadores contactados contestó a la encuesta proporcionando información muy interesante tanto desde el punto de vista cuantitativo como cualitativo. En el 36% de los casos los encuestados admitieron que la revista había tenido una conducta editorial sospechosa: el artículo había sido aceptado en menos de 48 horas, no habían recibido referee reports, habían sido engañados con índices de impacto falsos, etc. Curiosamente, el precio de las publicaciones en muchas ocasiones fue objeto de duras negociaciones. Un autor nos explicó que tras pagar los 1500€ solicitados inicialmente, la revista le exigió 1000€ más bajo la excusa de una revisión ortográfica, y más adelante otros 500€ si no quería que su artículo fuera publicado con retraso. Otros autores sin embargo tuvieron más fortuna. Algunos negociaron descuentos, e incluso hubo tres que se negaron a pagar por la publicación y la revista finalmente decidió publicar el artículo igualmente. Hubo también autores que no entraron en detalles pero cuyos comentarios son bastante expresivos (traducimos del italiano):

“El editor jefe es un delincuente”

“Creo que la revista en cuestión debería ser cerrada”

Y también hay quien nos ha explicado el funcionamiento de este tipo de revistas desde dentro:

“Me invitaron a formar parte del Consejo Editorial de la revista y, por este motivo, no tuve que pagar nada por la publicación. Más adelante se me pidió que evaluase algunos manuscritos pero constaté que mi evaluación no era nunca tenida en cuenta: los papers se publicaban tal y como estaban, y eran de un nivel pésimo. Esta revista, como otras análogas, no cuentan con un auténtico director científico; quien trata con los autores y con los revisores es un mero editor gráfico. Más adelante escribí repetidamente manifestando mi malestar y solicitando ser relevado de la responsabilidad científica de las publicaciones pero nunca recibí respuesta alguna.”

Sorprendentemente, dentro del conjunto de revistas incluidas en la lista de Beall, no observamos que aquellas que han conseguido entrar en Scopus tengan un comportamiento más honesto. En el 40% de los casos los encuestados las clasifican como predatorias. Esto resulta preocupante dada la tendencia de las instituciones académicas italianas (y españolas) a considerar Scopus como una “lista blanca” de revistas. De hecho, algunos autores nos confiesan que el motivo por el que enviaron su artículo a una revista predatoria fue conseguir puntos para el proceso de acreditación:

En 2011 participé en otra conferencia de esta organización y me ofrecieron publicar velozmente el paper en otra revista. [...] Necesitaba la publicación para la acreditación y acepté la publicación del trabajo en la revista que me propusieron. Me arrepiento de aquella decisión.

Por otro lado, en un 64% de los casos los encuestados manifestaron que el comportamiento editorial de la revista había sido adecuado. Es difícil saber hasta que punto estas respuestas han sido sinceras, pero la lectura de los comentarios que dejaron muchos autores y también el análisis de la información bibliométrica parece sugerir que es probable que en muchos casos se trate de revistas legítimas (aunque de calidad limitada).

¿Y cual es la situación en España? Dos investigadores rusos, Sterligov y Savina, amablemente han compartido con nosotros sus datos, donde se recoge el número de artículos publicados entre 2009 y 2015 en revistas de la lista de Beall que a su vez forman parte de Scopus. Según estos datos, los investigadores españoles publican cada año unos 500 artículos en estas revistas, lo que supondría aproximadamente el 1% del número anual de artículo indexados por Scopus en nuestro país. Según los datos de Sterligov y Savina (2016), se trata de una cifra similar a la de otros países de nuestro entorno como Italia y significativamente inferior a la de países como Rusia (7%), India (15%) o Indonesia (23%).

El éxito de las revistas predatorias es preocupante porque se basa en ocasiones en el engaño a investigadores honestos (aunque todo hay que decirlo, ¡hay que estar muy despistado para picar!). También es inquietante que en ocasiones permite la difusión de resultados de investigación falsos o la publicación de trabajos plagiados. Pero lo más grave es que pone de manifiesto las limitaciones de los sistemas de evaluación de la ciencia basados en criterios mecánicos. Este tipo de criterios ayuda a rebajar los costes de evaluación pero conviene que sean complementados con la evaluación de los expertos.

La próxima vez que reciban una invitación para publicar su trabajo en 48 horas o para participar en una conferencia en un crucero en el Caribe no se fíen y recuerden lo que siempre decía el sargento Esterhaus antes de salir a patrullar: ¡tengan cuidado ahí fuera!

Hay 4 comentarios
  • En un mundo normal estas publicaciones no sirven para nada y, ademas, no creo que haya ninguna institución que pague estos "publication fees" - que segun los datos aqui aportados son altos. En cualquier caso, todo es cuestion de incentivos: si en Italia los valoran para la oposiciones (o en Espana) entonces gastar ese dinero sera una buena inversion (a pesar de ser una cutrez). El caso completamente contrario es UK donde el REF solo valora 4 publicaciones no tiene sentido ninguno publicar alli puesto que no es considerado/evaluable.

    By the way, aunque muchas revistas tienen unos nombres muy cutres hay alguna que se salva porque tiene un nombre muy bonito: ACME intellects es mi top!!

    • Hola Pablo,

      A mí también me maravilla que haya tanta gente publicando en este tipo de revistas. Con la encuesta queríamos entender un poco mejor su motivación.

      Yo sospecho que las publicaciones en revistas predatorias que figuran en Scopus (unas 300 revistas) son pagadas por las universidades. Otro tema curioso es el de las conferencias predatorias, de las que precisamente ayer hablaba un artículo en el NYTimes. Me gustaría pensar que los profesores españoles que se van al Caribe de crucero a presentar su paper en una conferencia ficticia se lo pagan de su bolsillo pero quien sabe.

      Lo cierto es que a veces me da un poco de reparo hablar de estas cosas, porque estoy convencido de que este tipo de comportamientos (publicaciones predatorias, plagios, cruceros por el caribe, etc) no es en absoluto representativo de la universidad española, pero no acabo de entender porque nuestras instituciones son tan tolerantes con el fraude.

  • Estaba pensando en el otro lado del problema: los pingües beneficios que obtienen empresas como Elsevier o Springer con las publicaciones científicas. ¿Las revistas predatorias obtienen beneficios por suscripción de instituciones o solo por los publication fees?

    • Hola Santi,

      Las predatorias cobran practicamente siempre publication fees (y Beall al clasificar las revistas como predatorias únicamente considera aquellas que cobran fees). De hecho, yo creo que ha sido la aparición del modelo open access (tan positivo en algunos aspectos) lo que ha posibilitado el modelo de negocio de las predatorias. En el modelo tradicional, donde paga el lector (las bibliotecas), es más difícil que el comprador este dispuesto a pagar por un producto de muy baja calidad. En cambio, en el modelo open access, donde paga el autor, parece que ha surgido un nicho de mercado de publicaciones de apariencia académica, pero calidad nula, en el que algunos autores están dispuestos a pagar con la esperanza quizás de que un evaluador naïve les valore su publicación. A medida que los procesos de evaluación (para promociones, contratación, proyectos, etc) vayan mejorando me imagino que el fenómeno de las predatorias irá desapareciendo.

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