¿Somos más tontos que los monos?

Chimpancé-2Un tema que aparece frecuentemente en las páginas de NeG es la evidencia experimental sobre tal o cual hipótesis o idea (véase, por citar sólo un ejemplo reciente, este post de Pedro Rey Biel). Y es que en las últimas décadas la economía experimental o del comportamiento se está convirtiendo en una importante rama de la economía, que busca entender cómo nos comportamos en determinadas situaciones mediante distintos procedimientos experimentales. Imagino, pues que a los lectores de NeG no les sonará raro que hable de este tema... excepto porque voy a hablar de experimentos con nuestros parientes más cercanos: los primates, y en concreto los chimpancés. El resultado le va a sorprender (o quizá no, la verdad es que a mí no me sorprende): ¡las personas somos más tontas que los monos!

El trabajo que sostiene (de manera menos sensacionalista que yo, eso sí) esta conclusión es Chimpanzee choice rates in competitive games match equilibrium game theory predictions ("Las frecuencias de elección de los chimpancés en juegos competitivos coinciden con los equilibrios predichos por la teoría de juegos"), de C. F. Martin, R. Bhui, P. Bossaerts, T. Matsuzawa y C. Camerer. Este es un equipo de investigación de Japón y Estados Unidos, en el que destaca especialmente el nombre de Colin Camerer, uno de los expertos más conocidos en el campo (y conferenciante plenario en el congreso IMEBESS 2015, celebrado hace un par de semanas en Toulouse, que es uno de los congresos más importantes de economía experimental que nació en la serie IMEBE, organizada por investigadores españoles). Lo que me ha interesado más de esta investigación es que han sometido a chimpancés y a personas a los mismos experimentos, de manera que se puede comparar directamente lo que hacen unos y otros.

Antes de ir a los resultados, conviene curarse en salud antes de darle a las conclusiones más valor del que tienen. Empiezo por lo peor: el experimento involucra sólo tres parejas de chimpancés, con lo que la estadística no es precisamente para echar cohetes. Los investigadores intentan compensar esto repitiendo los experimentos muchas veces, pero aún así es una limitación importante. Vaya en su descargo que es muy difícil tener muchos sujetos experimentales chimpancés, por diversos motivos, empezando porque tampoco es que haya muchos chimpancés, los grupos que tienen chimpancés en cautividad (ahora llamado "en refugios", aquí un ejemplo en España) tienen normalmente unos pocos, y si se quiere hacer experimentos en un entorno natural es posible pero es logísticamente muy complicado. Por otro lado, los chimpancés que participan en el experimento son tres parejas formadas por una madre con un hijo o hija. Esto podría desvirtuar los resultados, aunque los juegos que se proponen a los sujetos no son de cooperación, por lo que no cabe esperar mucha distorsión. Aún así, los autores discuten en su material suplementario que la diferencia observada entre chimpancés y humanos no se explica por la relación de parentesco.

Pero dejémonos de preliminares y vayamos a los resultados. En la figura que presento a continuación podemos ver el montaje experimental utilizado con los chimpancés. Los cuadrados azules que se ven en la pantalla son las dos opciones que puede elegir el chimpancé. Los juegos que se les proponen son asimétricos, es decir, hay dos papeles, el matcher (o emparejador) y el mismatcher (o desemparejador), y se les proponen varias versiones del conocido juego de emparejar monedas (matching pennies). El matcher gana cuando ambos eligen el cuadrado del mismo lado, y el mismatcher cuando ambos eligen lados distintos. En una de las versiones con las que se trabaja da igual el lado que se escoja, mientras que en las otras dos es mejor para el matcher coincidir en el lado izquierdo. Para comparar con los humanos, se hizo el experimento también con estudiantes de las universidades de Gifu y Kioto, así como con habitantes del poblado de Bossou, en Guinea. Tanto a los chimpancés como a los humanos se les hizo jugar 100 o 200 rondas del juego, alternando papeles para que todos los participantes fueran alguna vez matchers o mismatchers. setup chimpsAnte un juego como el propuesto, ¿que nos dice la teoría de juegos que debemos hacer? El concepto que se utiliza habitualmente para guiarnos es el del equilibrio de Nash (véase este divertido post de Pedro sobre la teoría de juegos y las pelis), que nos dice que los jugadores escogerán estrategias de manera que tal que cambiando unilateralmente su elección no mejoren sus ganancias (nótese que eso conlleva deducir qué va a hacer el contrincante). No es éste el sitio de entrar en tecnicismos, así que le voy a pedir, amigo lector, que me crea si le digo que para el caso de estos juegos concretos, la predicción es que el matcher elegirá el cuadrado derecho o el izquierdo con igual probabilidad, mientras que el mismatcher elegirá uno u otro con probabilidades que dependen de los pagos concretos de cada una de las tres versiones del juego estudiadas. Esto nos plantea un escenario nada fácil, ya que aunque los pagos del matcher cambian en cada versión, la predicción para su elección no lo hace, y al revés, los pagos del mismatcher son los mismos en dos versiones pero su comportamiento predicho sí cambia (véanse las matrices de pagos [que no se mostraban a los jugadores] de las tres versiones en la figura a continuación).

pagos1pagos2Los resultados del experimento se resumen en la gráfica siguiente:

resultadosLa gráfica de la izquierda recoge la comparación entre las frecuencias con que los jugadores, chimpancés o humanos, eligen el cuadro de la derecha (como matcher en el eje horizontal y como mismatcher en el vertical, de manera que cada primate es un punto definido por sus frecuencias en los respectivos papeles), referidas a la predicción de Nash para el juego llamado "de inspección", que es el único que se propuso a los humanos. La diferencia es clara y estadísticamente significativa: mientras que los chimpancés eligen en los dos papeles muy cerca del equilibrio de Nash (sobre todo en el papel de mismatcher), los humanos, japoneses o guineanos, se comportan de manera "menos racional" eligiendo el cuadrado de la derecha como mismatcher bastante menos de lo que deben. Por otro lado, la figura de la derecha muestra el promedio de todos los chimpancés en los tres juegos, y el acuerdo entre dicho promedio y el equilibrio de Nash es sencillamente extraordinario. Es decir, ¡los chimpancés calculan equilibrios de Nash mucho mejor que los humanos!

¿Cómo interpretar estos resultados? Los autores del trabajo proponen dos hipótesis para explicar el que las elecciones de los chimpancés estén mucho más cerca de las predicciones de Nash que las nuestras:

Hipótesis 1: la forma en que se plantea el experimento, es decir, su realización en la práctica, tiene efectos distintos en los chimpancés que en los humanos. En este sentido, los autores sugieren que se deberían intentar más experimentos con montajes experimentales todavía más parecidos. En el caso de los humanos japoneses, la interfaz del experimento es similar, pero en el caso de Guinea se "tradujo" a poner tapones de botellas boca arriba o boca abajo, con ambos jugadores haciéndolo a la vez (a la cuenta de tres del experimentador). Sin embargo, los investigadores sostienen que esta hipótesis es poco probable. En primer lugar, como ya hemos dicho, la relación de parentesco entre los chimpancés debería conducir a comportamientos menos competitivos, alejándolos del equilibrio de Nash. En segundo lugar, los patrones de aprendizaje que se observan en los humanos coinciden perfectamente con los de otros experimentos del mismo juego. Por tanto, sostienen, los resultados obtenidos en los voluntarios humanos no son inusuales comparados con otros previos.

Hipótesis 2: los chimpancés son de verdad tan buenos, o mejores, como los humanos en interacciones competitivas. Si bien una conclusión tan fuerte necesita obviamente más investigación, los autores argumentan que una ventaja cognitiva de los chimpancés sobre los humanos es plausible porque tienen también ventajas físicas, tanto en fuerza como en rapidez, relevantes en un entorno social donde hay una relación de dominancia jerárquica muy fuerte, muy distinto del caso humano. Por tanto, una ventaja cognitiva sería también consistente con la diferencia de entornos y comportamientos. De hecho, se ha visto en ciertos experimentos que los chimpancés realizan mejor tareas de memorizar números que los humanos, lo que se ha conectado con la idea de que en el cerebro humano algunas tareas se hacen peor porque hemos "hecho sitio" al lenguaje, nuestra mejor ventaja competitiva. Y es que el lenguaje es clave, y en este montaje experimental, el hecho de que no se permita a los humanos comunicarse es algo que, según los investigadores, hace dudar de la relevancia de estos experimentos para nuestra vida real. Aún así, en un problema competitivo como el que estamos estudiando, el lenguaje no nos ayudaría mucho, aunque sí lo haría si el objetivo fuera coordinarse y cooperar.

Para terminar, y gracias a nuestro bienamado editor Antonio que me dio la pista, me resulta tentador mencionar un trabajo de Ignacio Palacios-Huerta y Oscar Volij (en NeG hemos hablado de Ignacio por ejemplo aquí) en el que comparan jugadores de fútbol profesional, reclutados en clubes de primera y segunda división en el norte de España con estudiantes de universidad (concretamente de la del País Vasco en Bilbao). El resultado no deja lugar a dudas: Los futbolistas sí juegan como predice la teoría de juegos en otros juegos, competitivos, pero diferentes de los analizados aquí, mientras que los estudiantes se alejan significativamente de la predicción. Parece, pues, que la exposición a entornos competitivos ayuda a los sujetos a comportarse más "racionalmente", y que en ese sentido los universitarios serían más "tontos" que los futbolistas. Sabiendo esto, querido lector, imagino que a usted igual que a mí le gustaría ver la comparación entre chimpancés y futbolistas...

 

Hay 16 comentarios
  • Muy ameno como siempre Anxo, y muy interesante ¡gracias por traernos este artículo!

    La verdad es que la tesis del lenguaje y el comentario final sobre el efecto del entorno competitivo me parecen corolarios enriquecedores.
    Al fin y al cabo, no parece descabellado pensar que el lenguaje nació con la necesidad de comunicar, de coordinarse y cooperar de forma más compleja...

  • La teoría de los recursos limitados del cerebro no es descabellada. Una vez William Burroughs se sorprendió de la facilidad con que un amigo suyo que no era muy listo había aprendido el español, mientras que él tenía grandes dificultades para aprenderlo. Llegó a la conclusión que a diferencia de él el otro tenía el cerebro vacío y por eso le costaba tan poco llenarlo con un idioma nuevo. 🙂

  • Anxo,

    Le agradeceré me indique alguna referencia sobre evaluaciones económicas de la investigación científica sobre el comportamiento humano en base a experimentos de laboratorio (sea o no comparativa con monos u otros animales). Supongo que la investigación es financiada con fondos públicos y, como en el caso de AVE y tantos otros gastos públicos, alguien debe evaluar el gasto público en investigación.

    • EB, poca gente, por no decir ninguna, de los que trabajamos para el estado y con fondos públicos, es más evaluada que los investigadores de universidades y OPIs. Tenemos que escribir proyectos para conseguir el dinero que son evaluados y seleccionados (en ocasiones, por ejemplo en Europa, se seleccionan menos del 10% de los solicitados), luego escribimos los resultados y los evalúan en las revistas antes de aceptarlos, y luego se revisa que hayamos hecho lo que dijimos que ibamos a hacer. En cuanto a repercusiones económicas, en el caso concreto de la economía experimental las tiene y enormes, ya que por ejemplo entender el comportamiento humano es clave para el marketing o el funcionamiento de las organizaciones.

      • Lamento que usted no haya entendido mi pedido. Conozco bien el proceso de postulación, aprobación y control de fondos públicos y privados para la investigación científica de EEUU y Chile y no dudo que ha habido evaluaciones ex ante de la propuesta presentada y ex post de los estudios publicados. Esas evaluaciones se centran en los nuevos conocimientos que se podrían obtener y en los conocimientos efectivamente obtenidos.

        Una evaluación económica se centra en los beneficios potenciales de los nuevos conocimientos y en los costos necesarios para obtenerlos, incluyendo los fracasos. No todos los conocimientos nuevos tienen el mismo beneficio y las variaciones de costo son grandes y muy impredecibles (como en tantas otras cosas, el avance de una investigación implica costo hundido y a veces se justifica seguir la investigación más allá de lo originariamente previsto). Supongo que usted ha leído sobre el alto costo de desarrollar de un nuevo medicamento, que en gran medida se explica por los fracasos en el proceso de su desarrollo. Y también que ha leído sobre las dificultades para evaluar el beneficio social de un nuevo medicamento (esto último consecuencia de que se pone énfasis en el beneficio privado del inventor que puede ser excesivo pero que generalmente es muy inferior al beneficio social). En fin, mi pedido se refería a evaluación económica y no a la verificación de los conocimientos nuevos de la investigación.

        • Pues efectivamente no había entendido, lo siento, pero no sé cómo hacer lo que pide, y es un tema que me preocupa como decía en el último párrafo de este post reciente. ¿Cuál es el beneficio económico de enterrar miles de millones (aparte del rollito que se suelen marcar de que inventaron el WWW) en el LHC? Pues no lo sé. Y tampoco sé cuál es el de los experimentos sobre comportamiento, pero como decía Antón en su comentario, hay muchas empresas interesadas en esto, dejando aparte de que estos experimentos deberían ir en sinergia con la explosión de los estudios sobre Big Data y lo que conllevan. Ahora, responderle, lo que se dice responderle, no sé.

          • Gracias por su atención. Y desde ya si llega a saber de algún estudio, le agradeceré la referencia.

    • No solo con fondos públicos, en mi universidad (WUR, Holanda) las empresas destinan mucho dinero (muchísimo) a experimentos de este tipo. Saber en que circunstancias, como y cuando un sujeto (consumidor en este caso) toma decisiones y en base a qué es una ventaja competitiva enorme. Por desgracia parece ser que en otros paises (España) hay cierta cortez de miras con todo lo que no sea mover tierra de un lado para otro y las empresas como dice un amigo solo ponen cuatro duros si ven cinco en el horizonte. Por otro lado decirle que la investigación básica, la educación y la formación de investigadores siempre acaba teniendo un valor social y económico intrínseco enorme para un país. Le pongo un ejemplo que conozco muy de cerca ¿ Daría usted dinero para hacer una tesis sobre microprobes y alótropos del carbono a un investigador ruso desconocido llamado Konstantín Novosiólov? Si usted responde que posiblemente nunca le daría la oportunidad sin estar seguro del resultado económico se hubiese quedado sin el grafeno y sin la próxima revolución tecnológica. Se puede decir que es mejor el dinero sin ninguna duda, pero sinceramente yo me quedo con el grafeno.

      • Antón, para su tranquilidad, conozco bien los muchísimos fondos públicos y privados destinados a la investigación científica sobre comportamiento humano en general y toma de decisiones en particular. Por más de 50 años he seguido sus avances porque en Economía la teoría de las decisiones individuales y colectivas ha sido elemento fundamental de su éxito. Así, le podría relatar la historia de economistas que se interesaron seriamente por la psicología antes del interés reciente por experimentos de laboratorios (p.ej., F. Hayek y H. Simon, premios Nobel de Economía). Y no tengo problema en afirmar que la nueva Behavioral Economics deja mucho que desear por no tomar seriamente en cuenta desarrollos recientes de la psicología.

        Usted se equivoca en su comentario. Primero, el concepto de ventaja comparativa está relacionado con habilidades varias de distintos individuos y no con sus procesos de decisión. Segundo, no soy español pero sí se que en muchos países la gran mayoría de la gente y de sus empresas no aportan directamente a la investigación científica por buenas razones, y no creo que la situación sea diferente en Holanda. Tercero, no siempre la educación y la investigación se justifican por sus beneficios netos; me preocupan las muchas situaciones en que no se justifican y pido que haya evaluación económica seria. Cuarto, no conozco a KN pero si estuviera en el negocio de financiar proyectos seguro que lo consideraría porque la incertidumbre y el riesgo son esenciales a la vida y al análisis económico.

  • El siguiente trabajo de Natxo(1) Palacios-Huerta y Oscar Volij también pudiera resultar relevante:
    http://www.palacios-huerta.com/docs/Field%20Centipedes.pdf
    al que llegué, hace unos años, a través de:
    http://en.chessbase.com/post/6000-che-players-took-part-in-our-beauty-contest
    (Un buen ejemplo de un titular sugerente)

    (1) En este caso si es con "tx".
    PD
    Por cierto en la página personal del Prof. Palacios-Huerta también está disponible un pdf con el trabajo que Vd. menciona.

  • Pues a mi lo q mas me gusta es la foto del mono; se le ve con un equilibrio de serotonina, dopamina, etc, muy bueno. Mirar q feliz esta el mono. Como mola el mono.

  • Igual lo que sucede es que la racionalidad supuesta en los modelos económicos es más bien que la de los monos que la de los seres humanos. Por eso A. Sen habla de "tontos racionales" para referirse a los modelos de comportamiento estándar de la economía.

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