¡Que sí, que sí estoy con alergia, c...!

Hace ya algunos años, traté de dar respuesta en estas páginas a la pregunta que mas me molesta que me hagan: la referida a si los profesores universitarios nos vamos de vacaciones cuando no hay clase (respuesta: "¡Que no, que no estoy de vacaciones, c...!). El post de hoy viene motivado por la segunda en el ranking de preguntas que me sacan de mis casillas: "¿Pero cómo puedes tener alergia, con lo que falta para la primavera?" Ya que me pongo, voy a contar algunas cosas sobre las alergias, su impacto socioeconómico y su relación con medidas contra la contaminación. Espero que el sufrido lector que llegue al final acabe teniendo claro por qué debe importarnos este problema (si bien espero que además simpatice un poco conmigo dada mi situación particular).

Desde hace unos días, soy básicamente un moco con patas. El tiempo que estamos teniendo en Madrid desde hace semanas, seco, no muy frío, y a menudo con inversión térmica, favorece la propagación del polen de las cupresáceas, familia de plantas a la que pertenecen cipreses, arizónicas, tuyas, y otros seres inmundos. Yo no tenía alergia a estas plantas (sí a las gramíneas, sí, esas que sí son de primavera) pero ya hace diez o quince años la desarrollé, y ahora la tengo galopante. Así que escribo bien puesto de anti-histamínicos, invento que sin duda supera al de la rueda en mejora de la calidad de vida (al menos de la mía; aunque tengo que decir como buen ourensano que el licor café tiene efectos parecidos, no es recomendable a según qué horas ni para venir a trabajar). Pues bien, estas simpáticas plantas tienen por costumbre polinizar a partir de mediados de enero hasta mediados de febrero, semana arriba o abajo, y durante esta temporada los alérgicos a este polen lo pasamos cañón (no le cuento, querido lector, si vive cerca de un cementerio como es mi caso). Yo personalmente hasta tengo suerte, porque no paso de manifestar síntomas de rinitis alérgica, pero hay muchas personas en las que la alergia deriva en cuadros mucho más graves como es el asma. Así que ya lo sabe, amigo lector: SÍ hay plantas que polinizan a principios del invierno, y SÍ "habemos" gentes defectuosas que les tenemos alergia. Primer punto aclarado, pero por completitud añado el siguiente gráfico con el calendario polínico de Madrid, como ejemplo tomado del libro que cito a continuación y que muestra como hay pólenes acechando en casi cualquier momento del año.

Segundo punto: las alergias son un problema muy, muy, muy serio de salud pública y económica. En términos de salud, una publicación reciente y muy recomendable para informarse sobre alergias de todo tipo es el Libro de las Enfermedades Alérgicas de la Fundación BBVA, realizado en colaboración con la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC). Citaré sólo los dos primeros párrafos:

La prevalencia de las enfermedades alérgicas a nivel mundial no cesa de aumentar, estimándose que entre el 30 y el 40% de la población se encuentra afectada por alguna de ellas. En España, las cifras son similares: una de cada cuatro personas padece algún tipo de trastorno alérgico. El aumento de la temperatura y la mayor contaminación atmosférica están provocando variaciones al alza en las concentraciones atmosféricas de pólenes, el número de instectos y la prevalencia de hongos asociados a las enfermedades alérgicas, por lo que es plausible que el número e intensidad de los casos se incrementen en el futuro.

En el caso concreto de las alergias al polen, la prevalencia en España viene dada porque constituye cerca de un tercio de todas las alergias, lo cual, combinado con la cifra anterior, nos da que un 10% de la población española está afectada por este problema de salud. A su vez, de estos otro tercio, o sea, un 3% de la población, desarrolla asma. ¿En qué se traduce esto en términos económicos? De nuevo según la SEAIC, en su informe FERIN (Farmacoeconomía de la rinitis), los costes directos por cada paciente, derivados del gasto farmacéutico y de la utilización de recursos sanitarios, se estiman en 584 euros anuales, mientras que el absentismo laboral y la reducción de productividad llevan asociado un coste de 1.125 euros anuales por paciente. Con la estimación de prevalencia anterior, que es conservadora, hablamos de unos 2000 millones de euros al año debidos sólo a las rinitis alérgicas, a lo que hay que añadir que a pérdida de productividad laboral durante los periodos de máxima actividad de la rinitis es del 30%. Informaciones más recientes hablan de 3400 millones de euros en costes fármaco-sanitarios y laborales. Otro estudio, centrado en el asma, habla también de cifras similares en 2009, en concreto de que el coste anual medio del paciente asmático adulto en España asciende a 1.726 y a 1.533€ desde la perspectiva de la sociedad y del Sistema Nacional de Salud, respectivamente. Pensemos en que esto es solo la punta del iceberg del impacto económico de todas las enfermedades alérgicas, y empezaremos a apreciar la magnitud del problema.

Lo cual me lleva al tercer punto de este post: la contaminación, el cambio climático y su relación con las alergias. Con motivo de la presentación del borrador de la Ley de Cambio Climático el pasado noviembre, la SEAIC publicó un comunicado en el que manifiesta:

  • Diferentes estudios científicos han demostrado que las enfermedades alérgicas en los países industrializados se ha incrementado en las últimas décadas y que existe una relación directa entre la contaminación y estas patologías, debido a que los principales agentes contaminantes como el óxido nítrico, el ozono y las partículas en suspensión procedentes de las partículas de emisión de diésel, no solamente tienen un efecto directo o indirecto sobre el individuo sino que tienen una acción negativa sobre los aeroalérgenos que facilita el acceso de las partículas en las vías respiratorias.

  • La emisión de partículas contaminantes procedentes de las calefacciones y de los motores diésel altera la estructura del polen haciendo que este genere proteínas de estrés como mecanismo de defensa y aumentando su capacidad de inducir una respuesta alérgica en personas susceptibles.

De hecho, una de las observaciones más contrastadas es que las alergias tienen una prevalencia muy superior en el medio urbano que en el rural, pese a que en este últimos las concentraciones de polen son más elevadas. Y por otro lado, sí, correlación no implica causa, pero es una coincidencia curiosa el disparo en los casos de alergias al polen coincidiendo con el rápido crecimiento del parque de automóviles diesel desde finales del siglo XX (pasando de 6 millones de turismos diesel frente a casi 13 millones de gasolina en 2002 a casi 17 millones de diesel frente a poco más de 14 millones de gasolina en 2011 (datos de la DGT); solo a mediados del año pasado la venta de diesel cayó por debajo de la de gasolina (con el cambio de siglo, por cierto, fue cuando empecé a sufrir esta alergia concreta, otra curiosa coincidencia). Por tanto, el debate sobre si se debe o no restringir la circulación de vehículos contaminantes (o de si hay un "derecho de ir en coche a donde se quiera") no tiene sentido: hay que hacerlo, y lo que hay que discutir es el cómo. Aquí en NeG se ha argumentado en favor del peaje, incluso en relación con el acceso a la universidad, mientras que a Bruselas le ha parecido que el plan de Madrid Central es suficiente para, al menos de momento, perdonarnos un multazo por no cumplir las directivas sobre calidad del aire. Aquí conviene aclarar que luchar contra el cambio climático o contra la contaminación no es sólo por las alergias, y que no va a eliminar todos los costes de las alergias porque vienen motivados por factores adicionales. Dicho eso, está claro que no hacer nada no es una opción, por los alérgicos al polen, por los alérgicos en general, y por toda la población que se ve afectada de distintas maneras. Y, en concreto, que el horizonte de 2040 que plantea el borrador de Ley de Cambio Climático para el diesel está demasiado lejos, y que hay que hacer algo ya. Mi nariz, mis ojos, y la mala leche que se me pone con la pregunta del polen en enero se lo agradecerán.

Hay 16 comentarios
  • Anxo, lamento sus alergias. Siempre he estado muy agradecido "a la vida" por no haber tenido alergias en ninguna de las grandes ciudades donde he vivido). Siempre he supuesto que si hubiera sido alérgico a algo urbano me habría ido a vivir a un pueblo pequeño (y eso que no vivo en Europa donde vivir en un pueblo pequeño, si se elige bien el pueblo, parece ser más fácil que en el resto del mundo).

    Sí, las grandes ciudades parecen ser causa de alergias (aquí en Santiago de Chile, ahora tenemos las alergias fuertes de verano). Sí, algunas soluciones inmediatas pasan por contener y mitigar la contaminación del aire --aunque bien sabemos que no podemos esperarlas de la política y el gobierno porque o sus beneficios no son tales o sus costos sociales terminan siendo muy altos. Las soluciones "finales", sin embargo, pasan por la innovación y entonces debemos preocuparnos porque hemos llegado a una situación en que dependen demasiado de los políticos y los gobernantes.

    Vea este post colgado horas atrás
    https://marginalrevolution.com/marginalrevolution/2019/02/do-tax-cuts-produce-more-einsteins.html

    Supongo que en sus condiciones, hoy está poco interesado en las soluciones "finales" pero uno no debe dejarse atrapar por las molestias de cada día. Espero que otros editores del blog sí se interesen en ellas.

  • Pertenecemos a dos colectivos incomprendidos por la sociedad: el de profesores universitarios que investigan y el de los alérgicos. Una pregunta: ¿la reducción de la productividad a que hace referencia la toman como consecuencia directa del absentismo? Lo digo porque en mis episodios de alergia fuerte, no dejo de trabajar pero mi productividad se reduce de forma notoria.

    • Gracias, Gallito, siento que estés en las mismas... Creo que el dato del 30% de productividad va en la dirección que tú dices, no es no ir a trabajar sino producir menos. Entre otras cosas, porque a muchas personas los anti-histamínicos, sobre todo los más antiguos, les producen somnolencia... Dejando aparte que concentrarse en un trabajo intelectual cuando se tiene que luchar por respirar suele resultar complicado. Ánimo!

  • Excelente post. La cuestión de valorar las externalidades del cambio climático en la salud y sus costes económicos, es fundamental. Hoy se disponen de datos, así que reducir los costes sociales es cuestión de voluntad política. Evaluar y comunicar a los ciudadanos esos datos, es fundamental.

  • Sr. Sánchez, yo también sufro de alergia al polen de las cupresáceas, así que le aseguro que comprendo su sufrimiento. Pero creo que cuando achaca el incremento de las alergias a la contaminación, y específicamente al uso de combistibles diesel, está yendo mucho más lejos de lo que nos indican los datos. Las alergias están incrementándose en los países occidentales al menos desde los años 70 del siglo XX; y no sólo la alergias al polen, también las alimentarias. Se llevan décadas discutiendo la razón. La principal hipótesis ha sido, y por lo que yo sé sigue siendo, que la causa es paradójicamente el aumento de la higiene; los estudios que estudian el vínculo entre alergias y el humo de combustibles diesel no son concluyentes. En mi caso concreto, la alergia apareció hace más de 30 años, y yo la achaco al repentino aumento de exposición a las arizónicas, que se pusieron de moda por entonces.

    • Gracias Alfonso, siento que también esté con la alergia. Me va a perdonar que le corrija: yo no achaco nada a nada, quién lo hace es la SEAIC que es la institución médica de referencia en España al respecto, basándose en numerosos datos. Además, achacan a la contaminación no solo el aumento de alergias respiratorias sino también las alimentarias, que como bien dice usted también están aumentando. El diesel ha intervenido más tarde, pero de nuevo, no lo digo yo: lo dice la SEAIC. Eso sí, el aumento de arizónicas también debe haber contribuido, claro, y desde luego los ayuntamientos deberían tomar buena nota de este post y eliminarlas cuanto antes, sustituyéndolas por otras plantas menos alergénicas.

  • Totalmente de acuerdo con eso de que las alergias tienen mayor incidencia en las ciudades. En 2007, mi mujer y yo nos mudamos desde el centro de Madrid a las afueras de Sitges, los dos hemos tenido siempre bastante alergia a bastantes cosas, mi mujer incluso asma y ha tenido que usar inhaladores diariamente durante años. Actualmente, los síntomas prácticamente han desaparecido, y ya no tomamos ninguna clase de medicación, aunque vuelven a aparecer por arte de magia al volver a Madrid durante unos días a visitar a la familia.

    Solo son dos casos, por lo que supongo que no tiene valor estadístico, pero parecen bastante relacionados.

  • Hola Anxo:

    Yo también soy un alérgico de la vieja escuela –gramíneas y olivo- actualizado a mí pesar a las cupresáceas.

    Aprovecho tus comentarios sobre el efecto compuesto de la contaminación vehicular en las ciudades para sugerirte un pequeño experimento en el que seguro pueden echar una mano otros colegas del blog. A saber, el 55% de los taxis de Madrid utiliza diésel, el combustible que más gases contaminantes produce (https://www.eldiario.es/madrid/taxis-Madrid-utilizan-combustible-diesel_0_816818480.html). Los taxistas –más de 15.000 en Madrid, ver reciente post de Luis Puch – han acordado un cierre patronal, que no huelga, desde hace 15 días. Sugiero cruzar los datos de contaminación registrados por las estaciones situadas a tal efecto en la ciudad de Madrid con la información recogida por la red palinológica gestionada por la CAM (http://www.comunidad.madrid/servicios/salud/polen). Por supuesto, podemos añadir al estudio las ventas de antihistamínicos dispensadas en farmacias de Madrid capital a desgraciados como nosotros así como los casos de ingresos por asma aguda en hospitales y centros de salud. A lo mejor nos llevamos una sorpresa.

    • Hola Aciex, muchas gracias por tu comentario y siento que también hayas desarrollado esta alergia, en fin, qué le vamos a hacer. Me parece una idea buenísima la que sugieres, la verdad, estaría muy bien comprobar esos datos. ¿Alguien recoge el guante?

  • Boas, Anxo.

    Aquí un alérgico a gramíneas, olivo y epitelio de gato (y algo también, pero poco, a cupresáceas) que hizo el recorrido contrario (soy madrileño emigrado a Galicia).

    Bueno, al caso. En los estudios epidemiológicos (que tú reproduces) se cita a menudo a los motores Diesel. Sin embargo, no mucha gente sabe que los motores de gasolina (entre ellos, los híbridos) suelen tener valores mucho más altos de emisiones de partículas que los Diesel. Ello se debe a que prácticamente todos los motores de gasolina modernos recurren a la inyección directa para reducir los consumos. En lugar de la mezcla homogénea de los MEP (gasolina) convencionales, crean una mezcla estratificada, funcionando con dosados pobres (menores al estequiométrico). La combustión en estas circunstancias no es perfecta (el cambio de fase de la mezcla comburente combustible no se ha realizado en su totalidad, hay zonas de la nube con déficit de oxígeno...), lo cual dispara las emisiones de partículas, y en especial de las partículas con menor radio, además de otras sustancias potencialmente cancerígenas como hidrocarburos policíclicos.
    No es que los Diesel sean buenos, es que los nuevos gasolina son peores. Pero los Diesel deben llevar por ley (desde la Euro 4) filtro antipartículas, y los gasolina no. Así que ya ves la paradoja, los vehículos que llevan la etiqueta Eco (híbridos) son los más contaminantes.

    • Gracias por la precisión Nadir, ciertamente hay mucho que mirar en el tema de los vehículos con motor de explosión. La mejor opción: eliminarlos todos, y cuanto antes.

      • Realmente, las generaciones futuras pensarán que éramos unos seres primitivos e irracionales, conviviendo en el mismo espacio urbano motores térmicos y seres humanos. Y no hay que perder de vista a las calderas de calefacción: las de gasóleo, pero atención a las emisiones de NOx de las de metano (gas natural).

        De hecho, éste sector debería ser el primer objetivo de la electrificación, pues ya hay disponible una alternativa a la combustión más conveniente tanto desde el punto de vista económico como de emisiones: la bomba de calor (un simple equipo de aire acondicionado reversible). Además, especialmente eficiente en nuestro clima templado. La magia del ciclo de Carnot permite a las máquinas térmicas superar el 100% de eficiencia al que estamos sometidos por la Ley de Joule. De hecho, un CoP de 4,5 es de lo más normalito.

        Saudiños!

  • Anxo, a propósito del último post de J. L. Ferreira sobre la contribución de los economistas al debate sobre el cambio climático y mis comentarios a su post, estuve buscando y revisando más investigaciones. Me tropecé con este breve documento (manifiesto de los fundadores del Lorenz Center de MIT, circulado en 2011):

    http://lorenz.scripts.mit.edu/wp/about-the-lorenz-center/a-fresh-approach/

    donde se parte de esta idea: "Faced with this problem, efforts to simulate and predict climate are now largely based on the construction of complex computer models that reflect as accurately as possible the complexity of the real world. But the importance of climate change requires more than simulation and prediction; it requires improved understanding about how the Earth “system” works. If we fail to better understand the underlying system, we risk major errors in the prediction itself."

    Pocas veces tengo la suerte de que un documento refleje mis ideas con la precisión de ese manifiesto. Le agradeceré sus comentarios.

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