No sólo jugamos bien al fútbol

180px-Cajal-RestoredNo sé, querido lector, si habrá visto usted este vídeo de un anuncio de Movistar. Vaya por delante que tengo mis teléfonos, internet y demás con otras compañías; pero el anuncio me ha parecido buenísimo, y merece verse (felicitaciones a los responsables). Y, además, junto con la reciente polémica en torno a la concesión de contratos Ramón y Cajal, me ha suscitado una reflexión que hoy quiero compartir con usted, en vez de largarle una plasta sobre cualquier novedad científica que me haya interesado.

El anuncio termina diciendo: "Porque no sólo jugamos bien al fútbol, apoyemos todo lo que hacemos bien". Y el mensaje principal de este post es que en España estamos haciendo ciencia bien. De hecho, muy bien.

La controversia sobre los Cajales puede inducir a creer que no es así, y que no hacemos buena ciencia. En realidad, es al contrario, y para entenderlo resumo brevemente la secuencia de hechos: el pasado 14 de mayo "La Voz de Galicia" dio a conocer que un físico de partículas experimental había sido simultáneamente elegido el mejor investigador joven de Europa en su especialidad y rechazado en la convocatoria de contratos Ramón y Cajal de 2012. La noticia, mejor o peor contada, corrió como la pólvora por los medios, y en su carrera dejó descalificaciones, la gran mayoría inmerecidas, para muchas de las partes involucradas en el proceso. En el enlace que ponía antes, escrito unos días después del revuelo, se presenta toda la polémica de una manera bastante ordenada y que a mi juicio se corresponde en gran medida con la realidad, y ahí ha quedado la cosa. Para mí, la principal conclusión del autor, Daniel Mediavilla, se recoge en su último párrafo:

Otro experto que conoce bien el proceso afirma que el verdadero drama es la escasez de plazas para un programa que ofrece contratos a investigadores de un enorme nivel. En su opinión, “muchos investigadores que aspiran a estos contratos les dan veinte vueltas a los miembros de tribunales en las universidades” y “no van a realizar trabajos que lo que hacen muchas veces es quitarle la vocación a los investigadores”, en referencia a otro tipo de becas. Bravo [Director de la Agencia Nacional de Evaluación y Prospectiva] cree que “hasta el 50% de los investigadores que se presentan al Ramón y Cajal podrían tener una plaza en el CSIC, en universidades y dirigir proyectos”. Sin embargo, concluye, “las circunstancias del país son las que son”.

Es decir, hay mucha gente muy buena, española y extranjera, que quiere venir a hacer ciencia en España, y no hay dinero para todos, ni siquiera para una mayoría. ¿Y por qué quieren venir, se preguntará usted, seguramente extrañado? Pues se lo voy a decir muy clarito: porque en España se hace mucha ciencia muy buena, del mejor nivel. Y eso es lo que pretendo decir en este post, porque hay que decirlo. Hacemos buena ciencia y somos un país interesante para los buenos científicos.

Conviene recordar (y pido disculpas de antemano porque lo haré fragmentaria y subjetivamente) el proceso que nos ha llevado a donde estamos, o casi mejor a dónde estábamos en 2009. A la muerte de Franco, España era un erial en ciencia (y en muchas otras cosas). Me decía hace ya unos años el físico mexicano Marcos Moshinsky que la Guerra Civil Española había sido la mayor impulsora del despegue de la ciencia en México, y es verdad. En lo que yo más conozco, la física, y a partir de mediados de los años 50, algunas personas inquietas, con mucha voluntad, esfuerzo y ningún apoyo, comenzaron la recuperación de la investigación en torno a algunas universidades, la Junta de Energía Nuclear (germen del actual CIEMAT) y algo más tarde el CSIC. La creación de la Universidad Autónoma de Madrid en 1968 marca un hito en esta historia (insisto, que cuento desde la física, pero con análogos en otras disciplinas), dando lugar a una generación de jóvenes investigadores que se marcaron como objetivo hacer ciencia según los estándares internacionales. Fueron los que empezaron a pelear por publicar en inglés y en las mejores revistas de sus campos, a hacer estancias postdoctorales en el extranjero, a presentar sus trabajos en congresos fuera de España... cosas todas ellas que hoy nos parecen obvias y triviales.

A esos primeros esfuerzos, muy voluntaristas y, todo hay que decirlo, minoritarios en la comunidad académica española, siguió el salto cualitativo en la década de los 80, con los primeros gobiernos de Felipe González. Siendo ministros de Educación y Ciencia (nótese el "y Ciencia") José María Maravall (doctor por la Universidad Complutense, 1969) y Javier Solana (doctor por la Universidad Autónoma de Madrid, 1973), la infatigable labor de Juan Rojo (doctor por la Universidad de Cambridge, 1969) como Secretario de Estado de Investigación en el diseño de, y la asignación de recursos a, la ciencia española le dio el impulso que necesitaba para despegar y llegar, al final de la primera década del siglo XXI a una posición destacada en la investigación internacional. En 1982, cuando yo empecé física, entramos unos doscientos estudiantes en primero en la Universidad Complutense. Muchos (no todos) de nuestros profesores eran esos jóvenes (ya no tan jóvenes) que mencionaba antes y que nos indicaron el camino a seguir. Acabada la carrera, tuve una beca (no sin tener que pelear bastante) para hacer la tesis sin tener un gran expediente académico porque entonces había muchas becas, y tras acabar la tesis tuve una beca para ir a completar mi formación en Estados Unidos (si el dinero empleado en mi carrera estuvo bien gastado o no no me toca a mí decirlo, pero afirmo que el que se gastó en muchos de mis compañeros estuvo mejor que bien gastado). Yo volví, otros no (como Ignacio Cirac, compañero de la facultad, de la promoción siguiente a la mía). Y de ahí a la situación en la que nuestros estudiantes, hoy, se colocan no diré dónde quieran, pero casi. Si mi ejemplo vale de algo, la mayoría de quienes han hecho la tesis conmigo se han ido luego al extranjero contratados por las correspondientes instituciones, no con becas españolas como me fui yo. Algo debemos haber aprendido desde 1975. En Alemania ya se han dado cuenta, y se llevan hasta el dinero que conseguimos en Europa. Y hablo de la física, pero me consta que en casi todos los campos, de la biología a la economía, ocurre esto.

Y así hemos llegado a una situación en la que miles, y no exagero, miles de personas solicitan un contrato Ramón y Cajal para venir a trabajar en ciencia en España, en una u otra disciplina. Gente muy buena, excepcional en muchos casos. Y claro, si el presupuesto te permite seleccionar sólo a un 8% de los solicitantes, seguro, como decíamos antes, que te dejas a muchos muy buenos fuera. Pero eso es otra historia. Lo que me fascina, y en lo que nadie parece estar reparando, es en el espaldarazo que supone a todos los que con mejor o peor fortuna, estamos haciendo ciencia aquí. Podremos mejorar, por supuesto que sí, pero en treinta años hemos pasado del cero casi absoluto a ser un país de primera (eso sí que es un milagro español y no otros que nos recuerdan últimamente hechos a base de ladrillo). Y no se reconoce...

... salvo en el anuncio de Telefónica con el que comencé el post. A mí, ver a excelentes jugadores de fútbol aplaudiendo el trabajo de un Luis Serrano (director del Centre de Regulació Genómica en Barcelona) o de una Celia Sánchez Ramos (además de a otras personas con igual o más mérito por otras razones) me ha abierto los ojos en el sentido que vengo describiendo. En más de uno, en realidad, porque aunque las encuestas dicen que los científicos estamos entre los profesionales más valorados, no estoy yo muy seguro de que ese reconocimiento sea general. Pero me los ha abierto para darme cuenta de que creamos conocimiento, hacemos cosas útiles, formamos gente mejor que nosotros, la gente del mundo mundial nos reconoce y saben nuestro nivel, en definitiva, aquí hacemos bien algo más que jugar al fútbol. Está claro que tenemos que aprender del Sr. Wolf en Pulp Fiction (traducción, y disculpas por el lenguaje), y que tenemos que seguir mejorando. Pero con la que está cayendo, y la estupidez (porque no tiene otro nombre) de la política científica del gobierno, empeñada en acabar en cuatro años con el esfuerzo de treinta, es hora de decírnoslo y de decirlo, insisto, bien alto, a la sociedad:

Aquí hacemos bien algo más que jugar al fútbol. Entre otras cosas, ciencia. Apoyemos entonces todo lo que hacemos bien.

NOTA: Hoy, 14 de junio, hay convocadas manifestaciones en todo el país en defensa de la Ciencia, convocadas por el colectivo Carta por la Ciencia. Aquí, la convocatoria. La segunda carta por la ciencia, aquí. Firmas para que se aumente la inversión en I+D+i y no se pierda el esfuerzo realizado, aquí. #14Jsalvemoslainvestigacion

ACTUALIZACIÓN: El organismo diseñado para mejorar la gestión de la ciencia sigue en el limbo de Hacienda: La Agencia Estatal de Investigación lleva más de un año de retraso respecto a lo fijado en la Ley de la Ciencia y sigue sin tener una fecha fija para su puesta en marcha. Artículo completo de Materia, aquí.

Hay 25 comentarios
  • Muy necesaria entrada Anxo. La evidencia anecdótica de mi experiencia me dice que la percepción de la gente que está fuera del sistema es de complejo científico. Mucha gente no es consciente de aquí somos tan buenos como en cualquier otro lado haciendo ciencia, y eso con menos recursos que muchos.
    Thx

  • Actualmente me encuentro realizando un máster enfocado al I+D. El máster en sí es bastante lamentable, pero me ha permitido conocer gente del mundillo.

    Siempre me ha gustado la ciencia y la tecnología y he procurado seguir los avances, pero una cosa es leer sobre ello y otra hablar directamente con los protagonistas. Para conseguir tanto con tan poco hay que tenerlos cuadrados... ojalá tuviesemos tanto presupuesto como talento.

  • Conocen el chiste...Están tres investigadores en un restaurante, un americano, un alemán y un español, y el español dice, "¿qué desean tomar los señores?"

  • Hola Anxo, vengo de una de esas concentraciones que con mayor o menor fortuna hemos intentado organizar y da fuerza leerte aquí diciendo esas cosas y que enlaces la magnífica web Materia, que por su simple existencia ya demuestra que las cosas están cambiando.
    En tu visión positiva de los últimos años, visión que se acrecenta al comporarla con el cataclismo actual, estaría bien que se le diera importancia al problema de la transparencia y recolección de datos para evaluar qué está pasando. Desde 2011 hay un apagón estadístico y quienes tenemos que atender a los medios y suministrar información ya no podemos referir datos reales post 2011. Anoche estuve intentando recolectar información de inversión en I+D de la Generalitat Valenciana y, si recolectar datos de la GV es más difícil que cazar al aire un neutrino tuónico, esta vez fue imposible y abandoné. Por otra parte, la distancia entre datos presupuestados y datos reales es ya abismal y el BOE se está constituyendo en una realidad paralela. Esto no es accidental. Desde Joves Investigadors hemos intentado recolectar los datos directamente de los centros de investigación, pero sabemos que hay miedo a contestar y hacer pública información pública por miedo al "marcaje" posterior y nadie quiere, lógicamente, poner en riesgo la viabilidad de su centro. El FECYT funcionó bien hasta 2011 y daba buenos indicadores y datos desagregados, pero ya no hay y, me temo, no se los espera. Habría que insistir en la transparencia, que sale casi gratis.

    • Hola Carles, gracias por leerme y me alegro si hacerlo te da ánimos. Lo que apuntas es un problema muy serio que creo no se restringe al ámbito científico sino que se aplica a toda la acción del gobierno en general. Véase sino los tejemanejes que hacen continuamente con cosas tan gordas como el déficit como se cuenta un día sí y otro también en este blog. Hemos llegado ya a la situación en la que por sistema yo no creo absolutamente nada de lo que dicen. Lo que no sé es cómo vamos a arreglarlo, guillotinas aparte.

  • Un artículo muy bueno y necesario. Pero creo que falta, si me permite, que aún demos un paso más. En Alemania, al igual que en otros países, las humanidades se consideran "Geisteswissenschaft", lo cual significa que se incluye, por eso de "Wissenschaft", dentro del resto de las "Ciencias". En España aún no hemos conseguido eso. Después de que la nueva ley del ministro Wert igualase, por no decir denigrase, el conocimiento filosófico a la perorata religiosa (imagínense que se lo hicieran a los de físicas: total, para ellos, el mundo sigue siendo creado por dios); estamos aún más lejos de conseguir dar su estatus a este tipo de estudios. Mientras que en Europa se siguen creando centros de investigación de humanidades, aquí nos tenemos que contentar con que no nos digan "ay, tú estás loco estudiando eso" o "Bah, filosofía es fumarse un porro y ya está". Esa es la opinión generalizada de los estudios humanísticos. Así que, mi petición añadida, es que los propios científicos (de Naturwissenschaft y Technikwissenschaft) nos acojan, ya que hemos sido expulsados de todos los demás espacios sociales como meros residuos culturales.

    • Gracias Marina. Comparto contigo el que la gente que trabaje en ciencia sea "dura", social, humanidad o lo que sea, si lo hace científicamente, sea considerada científica. No comparto lo de que los físicos crean en dios, no sé qué tiene que ver una cosa con la otra.

      En todo caso, al hilo de tu comentario, creo que en España el problema entre la población en general es el contrario. Uno no puede ir por ahí diciendo que no ha leído el Quijote, o que pasa de leerlo porque le parece una bobada, pero está muy bien visto decir que no se sabe nada de matemáticas, e incluso se tiene a gala. Mientras no toda la ciencia se considere cultura, mal andamos, los científicos "duros" y "blandos" por igual.

  • Gracias Anxo. A veces la acumulación de malas noticias nos hace tener una visión sesgada de la realidad. Este gráfico del World Bank http://bit.ly/ZZQZa2 muestra la situación de nuestros 'comercio' de científicos. España tiene un sistema científico poco internacionalizado para nuestro tamaño, pero la balanza es bastante equilibrada, 'importamos' casi tanto como 'exportamos'.

    • Gracias a ti por leernos, Fede. El problema es que esos flujos están cambiando drásticamente, y se están volviendo sólo de salida, ya que de entrada, con lo poco que uno se puede fiar de las promesas de este gobierno, poco queda...

  • Nadie duda que en España hay una riqueza humana indudable. Pero si se han dedicado tantos recursos a la Ciencia y se logran tantos buenos resultados, si estos no se materializan en descubrimientos y aplicaciones rentables, exportables y aprovechables, continua sirviendo para poco y denota que el problema sigue existiendo.

    • Gracias Lino. En lo que mencionas hay dos puntos sobre los que me gustaría incidir. El primero es que hay que entender qué es la investigación básica. Muy frecuentemente, los rendimientos de la investigación básica aparecen mucho tiempo después. Hay un ejemplo muy bueno en este artículo de El País. También está la manida historia del grafeno, que se descubrió porque en el laboratorio de André Geim dedicaban dos tardes de viernes al mes literalmente a hacer el tonto (también hicieron levitar ranas); en este ejemplo lo atípico es la corta duración que va a tener el proceso que va del descubrimiento a las aplicaciones. Cuando se hace investigación básica no todo será aplicable y no se sabe cuándo ni a qué lo será, pero es seguro que muchas cosas serán aplicables y abrirán puertas que ahora ni sospechamos. El segundo punto es particular de España y tiene que ver con el penoso tejido industrial y de innovación que disfrutamos. A las empresas en España (en general y salvo honrosas excepciones) no les interesa en absoluto innovar, por lo que llevar las ideas de la investigación básica o aplicada a las aplicaciones reales es extraordinariamente difícil en este país, mucho más que en cualquier otro país normal. De nuevo pondré un ejemplo: estuve recientemente en la Universidad de Aalto, en Finlandia, y está literalmente rodeada de empresas (como Nokia o Rovio) dispuestas a sacar provecho de sus investigaciones y a beneficiarse del personal humano que se forma (continuamente están contratando doctores). Y por eso Finlandia, un país pequeño y con muchas limitaciones, está dónde está en desarrollo tecnológico y nosotros estamos dónde estamos.

      • No pretendía poner en duda la necesidad de investigar sin que exista una justificación inmediata de rentabilidad, en un plazo corto. En esto estoy completamente de acuerdo. Lo que quería decir es que si toda esa calidad humana no ha tenido mejores resultados (ya veremos el grafeno a qué puerto llega, y si es dentro o fuera de España) es que hay otro problema y muy grave en España. Este problema es al que me refería y es el que comentas en el segundo punto de tu comentario.

        Parece que con estos artículos nos conformamos y nos quedamos muy contentos de ver lo listos que somos, en una actitud muy "futbolísitca", quedando oculto el verdadero problema, o echando la culpa a los políticos y quedándonos de brazos cruzados.

        Gracias y saludos

        • Pero es que el propósito de este post es precisamente decir que somos buenos, porque los políticos, y sobre todo los de este gobierno, hacen lo que pueden por desprestigiar a los investigadores y a los profesores universitarios (bueno, a ellos y a cualquiera que les convenga para sus intereses) y ya está bien, llega un momento en que hay que plantarse y decir las cosas claras. No somos ni de lejos tan torpes como propagan Wert, Vela y sus secuaces. Así que por una vez sí, yo al menos me quiero quedar contento diciendo lo que pienso, que somos buenos, y dejando claro que, aunque no son los únicos, los políticos que nos desgobiernan y la deleznable clase empresarial que padecemos son culpables en gran medida de nuestro atraso en cuanto a desarrollo tecnológico. Así de claro. Y que conste que eso no quiere decir que los investigadores no podamos hacer más, pero nunca podremos nada si estas dos bandas de zotes se dedican a ponernos palos, no, vigas en las ruedas.

          • Está claro Anxo, y disculpa por si mi comentario ha podido aparentar un tono incorrecto o excesivamente crítico. En efecto es crítico, pero tampoco pretendo responsabilizar a la gente más de lo que corresponde. No se exactamente dónde está el fallo, pero culpa (que no es lo mismo que responsabilidad) tenemos un poco todos. Algo falla para que los que menos saben, los más zoquetes, los más tramposos, los más mentirosos, los menos éticos o los más corruptos, sean los que gobiernan mientras científicos, ingenieros y grandes profesionales, protestan. Tal vez haya que empezar a coordinar algo, transmitir algún tipo de conducta o concepto, para que la respuesta de la mayoría cambie y se de cuenta que tal vez nuestra escala de valores y nuestra manera de conceder méritos no sea la mejor y este defecto nos perjudica a todos. No sabemos en definitiva, festejar los logros de los demás, porque pensamos que sólo ellos se van a beneficiar.
            Bueno, perdón por el rollo, pero necesitaba compartir esta inquietud.
            Saludos y enhorabuena por el artículo

    • Ciencia aplicada y ciencia por aplicar: recomiendo este artículo de Pedrós-Alió en El País ( http://goo.gl/rY5xc ), que ya citaba Anxo en una respuesta anterior, en el que cuenta cómo el estudio de unos organismos raros en Yellowstone permitió después desarrollar la PCR, la técnica que ha permitido la genómica, las pruebas genéticas, la secuenciación de ADN, etc.

      Y otro apunte: es muy difícil evaluar la rentabilidad de la investigación y en especial la investigación en ciencia básica. No es correcto considerar únicamente los resultados de ciencia básica que han dado lugar a aplicaciones. La investigación básica contribuye a todo el "edificio" de la I+D+i de un país de otras maneras: formando investigadores y técnicos y creando infraestructuras y todo un sector tecnológico que no podría mantenerse sin ciencia básica financiada públicamente y que luego es imprescindible para que un país se pueda subir al carro de nuevas tecnologías muy rentables.

      Esto no se mide sólo con patentes. Las patentes no lo son todo en el sistema de I+D+i. Hay un flujo constante de capital humano y de conocimiento desde el sistema de investigación al sector privado, que es imprescindible para que éste sea competitivo.

      Y sí, España lo ha hecho bien. Algo se ha hecho bien en la Universidad y en los centros de investigación, porque tenemos empresas de alta tecnología en muchos campos. Muchas menos de las que querríamos, pero las que tenemos no han surgido de la nada.

      • Gracias Juan. Veo que leemos los mismos artículos! Pero bromas aparte coincido en lo que dices de que en el fondo, en cuanto se aplica algún resultado científico, se está aplicando toda la ciencia básica, que ha contribuido a él en distintas formas. Y también es cierto lo que dices de las empresas tecnológicas, como muchas en el terreno de la biología, o en el campo del grafeno. Creo que no es coincidencia que seamos uno de los países más importantes en física de la materia condensada, que haya un gran peso español en el proyecto Flagship de la UE sobre el grafeno, y que las empresas punteras mundiales de fabricación de grafeno sean españolas.

        • Aunque hay casos como los que dices, en que funciona la transferencia de tecnología, mi impresión es que la integración de nuestra ciencia con el aparato productivo es muy débil. Una buena parte de la investigación básica que se realiza en España no mejora nuestra posición competitiva ya que se difunde globalmente y nuestras empresas las aprovechan en menor medida que otras. La investigación básica no orientada y difundida mundialmente beneficia sobre todo a los países grandes con tejidos productivos extensos y diversificados. La baja rentabilidad de nuestra investigación básica se debe en parte a las características de nuestras empresas, pero también a la orientación de nuestros científicos, a quienes el sistema no facilita la colaboración con empresas. Si el sistema de I+D no apoya la mejora de nivel tecnológico de nuestras empresas, éstas no podrán aprovecharse de las posibilidades que le ofrece la investigación básica.

  • Conclusión, la educación y el sistema universitario español no ha debido de ser tan nefasto, como nos lo quieren hacer creer.

    • Gracias Eduardo. Coincido plenamente con tu conclusión. Eso sí, como digo al final, estoy también convencido de que podemos mejorar, y mejorar mucho, pero no partimos de cero. Dentro de unos pocos años igual ya podemos partir de cero...

  • Pues a mí precisamente ese anuncio me pareció un poco falta de respeto. Sinceramente, creo que pensar que a nuestros investigadores de alto nivel les importe que les aplaudan o no 4 futbolistas es un poco denigrante ...

    Si incluso para hacer un homenaje a la ciencia tenemos que meter al fútbol de por medio ...

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