Cuando Darwin publicó "El origen de las especies" en 1859, ya había un gran interés en otro origen y otra evolución: el de las lenguas, así que la aparición del no hizo otra cosa que aumentar el interés por la cuestión. En 1861, Schleicher publicó el primer árbol filogenético de las lenguas indoeuropeas, pero junto a estos estudios rigurosos, comenzaron a aparecer todo tipo de teorías más o menos disparatadas, que fueron objeto de violentas discusiones. Tal es así que en sus estatutos de 1866, la Société de Linguistique de Paris, sociedad científica de referencia mundial en el campo, resolvió el problema prohibiendo este debate en su artículo 2: La Société n’admet aucune communication concernant, soit l’origine du langage, soit la création d’une langue universelle.
Y así quedó la cuestión durante más de cien años; de hecho, hasta 1975, en que se celebró la conferencia Origins and evolution of language and speech, organizada por la Academia de Ciencias de Nueva York ("sólo" doscientos años después de la anterior, que tuvo lugar en Berlin en 1769, y fue, en realidad, un concurso) y cuyas actas se pueden ver aquí (desafortunadamente, pagando). Desde entonces, el campo ha ido ganando investigadores interesados en él, y hacia 1990, año en que Pinker y Bloom publicaron su artículo Natural language and natural selection, el tema estaba maduro para su estudio bajo una perspectiva evolutiva seria.
Al igual que en economía, en evolución hay aspectos "micro" y "macro". Las cuestiones "micro" están relacionadas con lo que ocurre a nivel de hablantes y/o palabra: por ejemplo, con el papel del aprendizaje y de la transmisión horizontal (entre gente de la misma generación), es decir, con cómo se "hereda" el lenguaje (papel que en la evolución biológica juegan los genes). O con los cambios en las lenguas mismas: no me resisto a usar aquí un toque poético, con una cita escrita en la pared de la biblioteca del barrio donde vivo, dedicada a Luis Rosales: "A mí me gusta que las palabras jueguen y cambien de opinión y se destruyan un poquito y vuelvan a nacer." (La carta entera. Un rostro en cada ola, 1982). En términos evolutivos: descent with modification, que decía Darwin. Investigadores españoles que trabajan desde la perspectiva "micro" (en particular en cuestiones relacionadas como la competición de lenguas en zonas bilingües) son, por ejemplo, el grupo de Maxi San Miguel en el IFISC, el de Jorge Mira en Compostela, o José Ramón Uriarte en Bilbao (en este trabajo hay una interesante colaboración entre economista y físicos), así como un artículo muy reciente sobre los orígenes biológicos de la diversidad lingüística en el que participa Romualdo Pastor-Satorras de Barcelona (y, como siempre, mis disculpas a aquellos que se me hayan pasado).
Los aspectos "macro" de la evolución se refieren a propiedades del conjunto de lenguas que se hablan hoy en día en la tierra, tanto en lo que atañe a su árbol filogenético (o sea, al diagrama que nos dice qué lenguas han dado lugar a cuáles), como a su distribución geográfica en términos de área ocupada o zonas "calientes" de biodiversidad. Es muy revelador el hecho de que todas estas cosas se comporten de manera muy semejante tanto si miramos a la diversidad de lenguas como a la diversidad de especies, lo que sugiere que son el resultado de procesos parecidos. En esta línea de trabajo se enmarca el artículo que quiero comentar, Role of demographic dynamics and conflict in the population-area relationship for human languages, de Susanna Manrubia, Jacob Axelsen y Damián Zanette (hago notar de paso que Manrubia y Zanette son los flamantes ganadores del Premio Europeo de Divulgación Científicade la Universitat de València y el Ajuntament d’Alzira). He de decir que también hay literatura más económica sobre lengua y conflicto que sería largo tratar aquí pero sobre la que volveremos en otra ocasión.
La investigación comienza por analizar la distribución de las áreas de terreno ocupadas por cada grupo lingüístico (usando datos de Ethnologue), en otras palabras, por contar cuántos grupos lingüísticos hay que ocupen una determinada área. Tras analizar algo más de 6900 lenguas vivas y 700 extinguidas recientemente, la distribución de áreas resulta ser la de la figura:
La distribución que obtienen es del tipo log-normal, que, para entendernos, es como la más familiar campana de Gauss, sólo que la campana es la distribución del logaritmo del área, que es como se pinta en la figura. Eso quiere decir que el rango de áreas es muy grande: hay lenguas que ocupan una extensión muy reducida (p. ej., el navajo), mientras que otras llenan prácticamente continentes (p. ej., el inglés). En la figura podemos ver también la distribución del número de hablantes de cada lengua, que también resulta ser log-normal, ya que hay lenguas con pocos hablantes y lenguas multimillonarias. La pregunta que surge entonces es si ambas magnitudes están correlacionadas, y la respuesta nos la da la siguiente figura.
Cada punto en las figuras corresponde a una lengua, y las coordenadas son el número de sus hablantes y el área que ocupan, mientras que cada panel corresponde a un área geográfica: (a) Africa (2314 lenguas), (b) Asia (2333 lenguas), (c) Europa (260 lenguas), (d) Papua New Guinea (813 lenguas), (e) Norteamérica (585 lenguas), y (f) Sudamérica (517 lenguas). Como se ve, y como se refleja en la tabla siguiente, hay un alto grado de correlación entre ambas magnitudes (columna ρ; las dos primeras columnas son los logaritmos de los valores medios de población y área, la tercera es la pendiente de la recta de ajuste, y de las dos últimas hablaré a continuación).
Dado que la gráfica y los ajustes se refieren a los logaritmos, lo que tenemos es una relación de escalado: el área es en buena medida proporcional a la población elevada a la potencia z de la tabla. Hasta aquí el hecho, que ahora tenemos que entender.
Con tal propósito, Manrubia y colaboradores proponen el siguiente modelo: Por un lado, la presión demográfica asociada al crecimiento de la población debe contribuir a que los grupos tiendan a ocupar áreas más grandes (al igual que un decrecimiento debido, p.ej. a una epidemia puede hacer que el área decrezca); pero, por otro lado, esto es cierto en todos los grupos y dado que el área disponible es limitada, antes o después chocarán y entrarán en conflicto, lo que afectará a la demografía. Estas premisas básicas se traducen en el modelo de la siguiente forma simplificada: el crecimiento demográfico es un número aleatorio, elegido al azar en cada paso del tiempo. Si es negativo, la población decrece, y el área que ocupa se retrae por un factor r. Si por el contrario es positivo, se origina un conflicto con un grupo vecino (se elige también al azar) y se determina cuál de los dos se expande a expensas del otro en función de lo que ha crecido la población en ese instante (o sea, asociamos la "victoria" en una "guerra" a la mayor pujanza de un grupo). La expansión del vencedor viene controlada por un factor w. Los parámetros r y w (las dos últimas columnas de la tabla) se pueden determinar analíticamente de manera unívoca para reproducir los dos, ρ y z, de la relación entre áreas y población, y esos son los que se recogen en la tabla anterior.
¿Qué aprendemos de estos resultados? Primero, que en ausencia de conflicto el área que ocupa una población se encoge en menor proporción que la población (ya que r < 1), lo cual tiene perfecto sentido. Segundo, que el efecto de los conflictos sobre el área que ocupa una población es mayor (de hecho bastante) que el de la demografía natural (ya que r < w). Tercero, que el modelo es capaz de explicar las distribuciones observadas y su correlación (con la excepción de Norteamérica, región para la que no es posible obtener parámetros r y w que concuerden con los datos, cosa que los autores achacan con buen criterio a la existencia de grupos lingüísticos en comunidades artificiales, como las reservas en las que viven la mayoría de etnias indígenas). Ojo, aunque el modelo pueda explicar los datos no sabemos seguro que el modelo sea "la" causa de lo que vemos; como siempre cuando se hacen modelos el resultado es que tenemos una posible causa, que habrá que comparar con otras y a ser posible testear nuevas predicciones a las que dé lugar para seguir verificando su validez o descartarla.
Y una reveladora observación final: fijémonos que cuanto mayor es el efecto de los conflictos (mayor w) mayor es el exponente resultante z. Así pues, las regiones con mayor z deberían corresponder a las regiones en las que los conflictos tienen un mayor efecto sobre la población. Esas regiones son, viendo la tabla, Papúa-Nueva Guinea y África, destacadas sobre Europa, Asia y por último las Américas. Dada la relación que existe entre la existencia de gobiernos y su poder, la existencia de estructura social y la violencia (en términos históricos, véase por ejemplo lo que dice Pinker aquí y aquí) parece que lo que se obtiene del modelo no es del todo descabellado. En todo caso, el modelo sugiere cierta y cuantitativamente una importante (aunque no determinante por completo) relación entre los conflictos violentos y la evolución de las lenguas, sobre la que habrá que continuar investigando.
Hay 25 comentarios
Dificil e Interesante...
¿Que pasa cuando distintas lenguas que compiten se asocian a distintos grupos poblacionales en el misma area con marcadas diferencias economicas? (pobres hablan una cosa, ricos otra)
Es una buena pregunta, pero es más "micro" que lo que aquí discutimos. En los modelos tipo Abrams-Strogatz, que han estudiado grupos de los que menciono en el post, se ve que el "prestigio social" juega un papel clave en una situación como la que describes, que asimilo también a una de bilingüismo, entendiendo por "prestigio social" tanto el que surge de las diferencias económicas como de otros factores sociales. Dependiendo de los parámetros del modelo, la lengua con menos prestigio puede acabar extinguida. Y de hecho gente como Ann Kandler han aplicado ideas parecidas a estudiar la recuperación del gaélico con medidas políticas, por ejemplo. Pero esto es muy largo y merece otro post, que espero poder hacer en un futuro no muy lejano.
¿Qué tiene que ver este argumento con la EVOLUCIÓN de las lenguas? ¿Nos dice algo sobre por qué el francés se diferencia como lo hace del español, pese a que los dos provienen del latín? De lo único que habla es de la distribución geográfica de lenguas que, en el modelo, son eternas, no evolucionan.
Efectivamente, lo has entendido bien, jesús, en el modelo no hay evolución de lenguas en cuanto . De nuevo, en este caso, lo que tenemos es una foto en la que hay una serie de lenguas vivas en un momento dado de la historia y se ve como crecen en cuanto a número de hablantes, no en cuanto a sus palabras, que es una cuestión de micro-evolución. Lo que puedes pensar es que cuando les quedan muy pocos hablantes, las puedes considerar como extintas en el marco del modelo. Pero no hay nacimiento de nuevas lenguas, como bien dices. Lo que evoluciona aquí es la población.
Sinceramente, ¿estos modelos cuantitativos ayudan a entender mejor el mundo o lo único que hacen es distorionarlo? Si no entiendo mal, se equipara población a hablantes de una lengua (terror em produeixen aquestes coses) y, a partir de esta premisa falsa con olor hegeliano, se correlaciona Lebensraum con "grupos de población" para inferir ausencia y presencia de conflictos y terminar concluyendo que "Así pues, las regiones con mayor z deberían corresponder a las regiones en las que los conflictos tienen un mayor efecto sobre la población. Esas regiones son, viendo la tabla, Papúa-Nueva Guinea y África, destacadas sobre Europa, Asia y por último las Américas. Dada la relación que existe entre la existencia de gobiernos y su poder, la existencia de estructura social y la violencia (en términos históricos, véase por ejemplo lo que dice Pinker aquí y aquí) parece que lo que se obtiene del modelo no es del todo descabellado".
Y con citas a Pinker como fuente de autoridad... Me voy a leer Postguerra de Tony Judt para reconfortándome pensando qué pacífica es Europa y que gran científico es Pinker.
Las trampas de la conferencia de Pinker: (http://www.ted.com/talks/steven_pinker_on_the_myth_of_violence.html)
1º. Usa estadística de sociedades tribales del siglo XX y proyecta sus resultados actuales como una constante hacia el pasado. Eso es ficcionar.
2º Homologación de estadísticas: emplea estadísticas posteriores a 1945 para demostrar cómo de segura es Europa y el mundo y lo combina con el estudio de Manuel Eisner que es parcial y fragmentario (Como los historiadores que sí trabajamos en archivos municipales sabemos). De esta forma se iguala la calidad estadística del trabajo de Eisner con Eurostat.
3º: El Gap de la segunda Guerra mundial: Las guerras mundiales no encajan en el modelo, pero eso es accidental y estadísticamente no significativo. ¿Por qué explicarlo?
4º. No explica el descenso de muertes en el sigo XVIII: relacionado con el punto anterior, el siglo XVIII supuso una reducción de la mortalidad de los ejércitos en combate que repuntó a finales del siglo y principios del siglo XIX. Esto tampoco se explica, porque implicaría referirse a cuestiones como el nacionalismo o la ideología política que no encajan en los esquemas de Pinker.
Por cierto, charlas como las de Pinker eran habituales en 1913. A este respecto, el magnífico primer capítulo de “The Guns of August” de Barbara Tuchma, quien no era profesora en Harvard, pero salvó al mundo durante la crisis de los misiles de Cuba.
Anteriormente, he mandado dos posts que, supongo, no se han publicado por problemas informáticos. No obstante, sigo con mis críticas al artículo “Role of Demographic Dynamics and Conflict in the Population-Area Relationship for Human Languages” por ser ejemplo de mal usos de modelos cuantitativos a otras áreas de conocimiento.
El principal problema que encuentro en el artículo si han empleado las fuentes aquí indicadas es que no es fácil obtener datos cuantitativos de algo tan difícil de cuantificar como los grupos hablantes de un idioma. Aquí la fuente empleada para el caso español: http://www.ethnologue.com/show_country.asp?name=ES
Como puede verse, se usa un criterio excluyente: una persona-un idioma-un grupo étnico. Sencillamente, inclasificable a estas alturas del partido. Esto ya era discutible a finales del siglo XIX. Hoy en día es, simplemente, inadmisible. Pero, además, mal uso de las fuentes estadísticas: hablantes del español en España, 28.000.000 en 1986. Parlants del català: 11.200.000 en 2006. ¡20 años de diferencia! Todo esto sin contar el idioma extremeño que conforma un grupo étnico de 200.000 personas.
Si esta es la fiabilidad para el caso español, uno de los más estudiados y con mayor data, uno tiembla al pensar cómo serán las estimaciones de otras realidades más complejas y con menores estudios.
Además, uno no entiende cómo se puede definir grupos humanos partiendo de la adscripción a un idioma. ¿No hay bilingües entre los autores? ¿Somos una mutación evolutiva?
Gracias por tus apuntes Carles. Efectivamente tus comentarios deben haber sido víctimas de la informática porque no los he visto por aquí. En cuanto a este, te diré que la base de datos que usan los autores es la de pago, no la pública, e imagino que será más precisa. No sé cómo trata a las personas bilingües, imagino que las adjudica a un idioma pero no sé con qué criterio. Pero en todo caso ésa no es la cuestión. Cómo recordaba en mi post sobre Turing el mes pasado, los modelos son simplificaciones y por tanto falsificaciones. Este trabajo lo que afirma, y no otra cosa es: "Suponiendo que se pueda adscribir una persona a un idioma de manera unívoca, y que se puedan describir los conflictos y su relación con la demografía de esta manera, se obtiene esta relación entre área y población, que coincide en buena medida con lo observado". Y nada más. En la ciencia se va poco a poco: ahora vendría un segundo paso que sería intentar meter en ese modelo a los bilingües (quizá, por ejemplo, como una tercera clase de personas, distinta de los hablantes monolingües de sus dos idiomas, no lo sé), y ver en qué afecta eso a los resultados. Yo esperaría que la conclusión fundamental no cambie pero claro, habría que verlo. Y de lo que salga, seguiremos aprendiendo.
Y no te preocupes: entre los autores del artículo hay bilingües (y multilingües) y yo mismo soy bilingüe, y me puedes creer cuando te digo que el futuro de mi lengua materna (que veo a partir de los trabajos micro que mencionaba en mi respuesta a Fanboy) me parece negro negrísimo, y que creo que hay que hacer algo al respecto. Pero ese es un problema que no mira este modelo, igual que el que estudia los infartos no trabaja sobre cáncer, aunque los dos nos maten.
Pero, sinceramente, más allá de unas gráficas de dispersión (a mí también me gustan) ¿qué aporta este enfoque o este modelo para conocer a la humanidad? Equiparar su demografía a otras demografías de población puede quedar muy objetivista, pero no deja de ser una ignoratio elenchi, porque las poblaciones de animales suelen ser “especies” independientes en la mayoría de casos, mientras que todos los grupos de población lingüísticos pertenecen a la misma especie.
Además, partir de estas premisas: “Suponiendo que se pueda adscribir una persona a un idioma de manera unívoca, y que se puedan describir los conflictos y su relación con la demografía de esta manera, se obtiene esta relación entre área y población, que coincide en buena medida con lo observado” es distorsionar lo observado y, por lo tanto, es normal que haya coincidencia. No solo por la adscripción de un grupo de población, sino porque la mayoría de conflictos entre humanos no están vinculados con cuestiones lingüísticas. Como historiador, esta forma de proceder me resulta un poco “desajustada”.
Finalmente, las conclusiones son equivocadas: Europa no es una zona de paz con menor conflictividad que el resto del mundo, sino justo lo contrario. A este respecto, “Posguerra” de Tony Judt o “Dark Europe” de Mark Mazower. Y, sobre Pinker mandé un post con 6 errores graves de su charla aquí adjuntada. Pero, independientemente de esto, el libro “The Guns of August” de Barbara Tuchman en su capítulo primero explica la proliferación discursos “Pinker” justo en 1913.
Amigo Anxo, pues no te digo del futuro de las salas de cine en Oviedo. Supongo que según tu expresión también habría que hacer algo al respecto. ¿Obligarnos a ir al cine? Bueno, cada día se pierden en el mundo unos cuantos rasgos culturales (y surgen otros). Supongo que –justamente por eso- los seres humanos seguimos existiendo como especie. Creo que eso son las economías de red: se tienden a consolidar los sistemas con más usuarios. ¿Cuál es el problema?
El problema es (y de nuevo otra similitud con la ecología) la pérdida de diversidad cultural. No es éste el sitio de entrar en una discusión sobre esto, y no voy a entrar en mi posición personal, sino que voy a citar a la UNESCO, que me parece la fuente apropiada. La UNESCO ha hecho varias declaraciones sobre lenguas en peligro y diversidad lingüística, que puedes encontrar aquí, y de entre lo que dice cito que en 2001 la UNESCO apeló a sus Estados miembros para que salvaguarden el patrimonio lingüístico y fomenten la diversidad lingüística. Y si vas a las preguntas frecuentes de esa página (aquí) verás que a la pregunta "¿Por qué debemos preservar las lenguas en peligro?" responde: "Todo idioma refleja una visión del mundo única en su género, con su propio sistema de valores, su filosofía específica y sus características culturales peculiares. Su extinción supone una pérdida irrecuperable de los conocimientos culturales únicos que se han ido encarnando en él a lo largo de los siglos". La respuesta sigue, puedes leerla entera en la web.
¿Esto de "Todo idioma refleja una visión del mundo única en su género, , con su propio sistema de valores,.." no es más o menos la hipótesis de Sapir-Whorf (quizás dada la vuelta)? Creía que había quedado un tanto desacreditada últimamente (aunque puede que yo también sea culpable de leer demasiado a Pinker 🙂
Supongo que en cierto modo sí podría asumirse una hipótesis más débil de correlación (no causa) entre una lengua y un sistema de valores. Pero la correlación no tiene por qué ser un isomorfismo, y en el caso de varias lenguas que coexistan en la misma área, el sistema de valores podría ser común a todas ellas.
No se puede equiparar biodiversidad (especies y reserva genética) con lenguas (respuestas culturales no codificadas en la célula). En principio, perdida una especie, perdido su ADN, mientras que si se pierde una lengua, tenemos medios para conservarla por si fuera necesaria o por si pudiera aportar algo. Por no hablar de que una lengua es un instrumento, una forma cultural de relación humana, el contenido de una especie, mientras una especie es el continente en si de toda innovación. ¿Nos debe preocupar que los macacos sigan lavando el trigo o que haya macacos que inventen cosas nuevas?
Por otra parte, también en biología se hace esa pregunta ¿qué pasa porque se extinga una especie? Viene pasando desde que hay especies sobre la Tierra, unas sustituyen a otras. El criterio de biodiversidad no es absoluto, ni es real, solo es un indicador como el PIB, por ejemplo.
Anxo, tu respuesta me ha dejado helado. La idea de que hablar una lengua determina de alguna manera el modo de concebir el mundo es uno de los argumentos clásicos del nacionalismo cultural y político. Esto, que se llama hipótesis del determinismo lingüístico y es una enorme falacia. El lenguaje no moldea el pensamiento; en todo caso sería al revés: el pensamiento influye en la lengua, que es siempre cambiante.
Solo hay que recordar que una cosa no puede influir a otra si no fuese anterior. Y resulta que el lenguaje no es anterior al pensamiento, pues hay pensamiento sin lenguaje. Por otra parte, si bien la competencia lingüística es necesaria para el desarrollo de muchas habilidades cognitivas, eso no quiere decir que las peculiaridades de un idioma influyan en el pensamiento, sino que la lengua en general, tenga la gramática y el léxico que tenga, lo facilita. Una cosa es el lenguaje, otra un idioma particular.
Los antropólogos, siempre más interesados en mostrar diferencias culturales que semejanzas, contribuyeron notablemente a difundir la falsa idea de que el lenguaje moldea el pensamiento.
Todos hemos oído la vieja leyenda urbana que los esquimales tienen 400 palabras distintas para nombrar la nieve, lo que les habilita a pensar en ella de una manera que no logramos pensar el resto de los humanos. Ahora, cuando se conocen con detalle las lenguas inuit, se sabe que no tienen más términos para la nieve que el inglés o el español.
Respeto tu opinión, pero insisto: no es mi respuesta, es la de la UNESCO, de la que por cierto España es un estado miembro y como tal debería cumplir sus recomendaciones.
Los numeros del uno al diez en chino, coreano y japones son (casi todos) monosilábicos. Además su estructura es mucho más lógica y regular diez-cinco o cuatro-diez-dos, en lugar de quince o cuaraenta y dos.
Parece que esto permite a los niños orientales aprender a contar y a sumar y restar mucho antes.
Esto parece que podría facilitar en gran medida su rendimiento en matemáticas a lo largo de la escuela e instituto, en relación a los alumnos occidentales, y marcar sus vocaciones individuales y societales
Bon dia, Carles. Tus críticas a la base de datos que usamos son ciertamente justificadas. Cuando damos una charla sobre el tema, frecuentemente ante una audiencia internacional, a nadie satisface la clasificación lingüística de su país. Sin embargo, el Ethnologue es la mejor base de datos que tenemos hasta el momento. Ha sido compilada por lingüistas durante décadas y, como simples usuarios de los datos, no nos corresponde corregirla. Al igual que haces tú, yo me pregunto cuán fiables serán las clasificaciones en zonas de África tropical, por ejemplo, donde las lenguas clasificadas son cientos. Pero es lo mejor que tenemos, algo así como lo que sabíamos de los genes antes de la secuenciación de genoma completo. Cuando los datos mejoren habrá que revisar los análisis. Eso no quiere decir que no podamos estudiar lo que tenemos y proponer hipótesis (modelos) que seguro se verán superados cuando sepamos más.
El uso de la lengua nativa para clasificar grupos culturales es común entre antropólogos cuantitativos, como Ruth Mace (http://www.ucl.ac.uk/anthropology/people/academic_staff/r_mace) o Mark Pagel, con todas las salvedades que ellos mismos mencionan (hay muchos más grupos culturales que lenguas). Asimismo, la equivalencia con grupos étnicos es, además de errónea, innecesaria en nuestro modelo, aunque se mencione en el Ethnologue. Y respecto de las zonas de multilingüismo, que aparecen en la base de datos como solapamientos entre las areas de lenguas contiguas, puedo aclararte que los resultados son invariantes si las consideramos o no, por una simple cuestión de peso estadístico.
Por otra parte, sobre algunas conclusiones precipitadas de Pinker es conveniente leer “Through the language glass” de Guy Deutscher (es filólogo, no científico) “Through the language glass” pp: 187-190.
Me parece muy intuitivo pero no acabo de entender que pinta en todo esto una mayor demografía y la imposición territorial de una lengua cuando en muchos casos es imposición de la lengua del conquistador al pueblo conquistado (casí siempre mayoritario) y ejemplos se me ocurren muchos: La sudamérica andina y el español, el inglés de la India, el francés de Senegal incluso todas las lenguas romances actuales. Sobre todo en el siglo XIX el impulso del inglés como lengua universal estuvo desde mi punto de vista mas relacionado con la tecnología y un imperio económico universal que con la propia demografía de UK.
Como curiosidad y relacionado con esto me acuerdo de algunos artículos de Cavalli-Sforza de hace años donde se pretendia ver una relación entre la "genética" de la población y su lengua, me acuerdo de algunos arboles filogenéticos en parelelo entre haplotipos y lenguas intentando relacionar poblaciones por ambas aproximaciones.
Muy interesante.
Gracias Antón. Un poco en la línea de lo que contestaba a Carles: el modelo es una simplificación, y por tanto no tiene en cuenta esas cosas que dices y que tienen perfecto sentido. Pero no se puede meter todos los ingredientes desde el principio si se quiere ir entendiendo lo que pasa...
Buenos días, Antón. Tu comentario es muy pertinente, ya que en un post no se puede incluir toda la información necesaria para justificar el trabajo. Debo decirte que el modelo no se aplica a lenguas que se han propagado mediante colonización, porque sus dinámicas de crecimiento difieren de las propuestas como básicas en el modelo. Sin embargo, las lenguas mayoritarias, las de los conquistadores, son, como mucho, 50 entre unas 7000. A pesar de tener un gran número de hablantes, en este estudio representan menos del 1% de los datos. Así que si son excluidas del análisis, cosa que hemos verificado, solo se observa una ligera modificación en los valores de area y población mayores, mientras que las conclusiones generales se mantienen.
Si te interesaron los trabajos de Cavalli-Sforza y lo que este post cuenta, creo que te parecerá fascinante saber que existe una clara correlación entre la filogenia de nuestras bacterias intestinales y la expansión lingüística en el Pacífico: http://www.sciencemag.org/content/323/5913/467.summary
Muchas gracias, Susanna, por pasarte por NeG y aclarar nuestras dudas y las de nuestros lectores. ¡Un lujo!
Muchas gracias por la aclaración me parece lógica vuestra aproximación, y por el post de las bacterias.
Es un estudio interesante, creo que a veces pensar en las lenguas como sistema operativo, software, es una analogía útil para planteamientos de evolución e interrelación entre culturas más o menos competitivas, pero es solo un recurso abstracto. Dos cuestiones tal vez relevantes: path dependece, como hechos históricos claves que marcan la evolución de imperios como el descubrimiento de América o la batalla de Trafalgar. Y la aparición de los mass media y la globalización. Tengo la impresión que este último invierte los procesos, donde antes había aislamiento y especialización ahora hay globalización y unificación, de ahí el rápido proceso de reducción de lenguas vivas actual.
saludox
Pues a mi me encantan las lenguas y si pudiera las seguiría aprendiendo siempre.
Lamento que hayamos perdido el latín y el griego.
Ya se ha muerto la última generación de grandes académicos europeos educados en ellas y su falta se comienza a ver en la producción intelectual con el coste del olvido y del reinventar la rueda.
Con todo no las sacralicemos, son medios, no fines. Pero tampoco son indiferentes porque la interacción entre pensamiento abstracto y códigos es recíproca. Los códigos que no inducen recuerdo y conceptos precisos se degradan y resultan en la pérdida práctica del concepto.
Por ejemplo: Para decir "amor" los clásicos reconocían los significados de estas palabras: Agape, caritas, philia, dilectio, eros, libido, stergo, nomos.
Nuestras lenguas actuales son un mal remedo de aquellas a efectos del mundo sensible y lógicamente la pérdida se nota; hasta que deja de notarse cuando se pierde la sensibilidad para los matices.
Los comentarios están cerrados.