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La única prioridad del nuevo gobierno: el cambio climático (otra vez)

 

El título de este post es el mismo que el de otro que publiqué el pasado 6 de mayo, tras las elecciones de abril que condujeron a la repetición electoral del mes próximo. Desde entonces, nada ha cambiado: por un lado, dado que a nuestros políticos no parecen interesarles los problemas del país, no se ha dado un solo paso para actuar sobre este asunto (ni sobre ninguno), y por otro, la imperiosa necesidad de actuar sigue siendo igual de imperiosa. Así, hace un par de semanas más de un centenar de revistas científicas dedicaron la mayor parte de sus números a esta urgencia, aportando numerosísimas evidencias y haciendo propuestas concretas de actuación. Como muestra, la portada de Nature que incluyo junto a estas líneas, con la frase "Time to act" ("Momento de actuar") que no deja lugar a dudas sobre la línea editorial de esta y de las demás revistas que participaron. No solo desde la ciencia llega esta llamada: organismos poco sospechosos de ecologismo histérico como el FMI o la OCDE repiten también que hay que arremangarse ya.

Yo, por mi parte, sí he cambiado. No voy a repetir los contenidos de mi post anterior porque básicamente me he convencido de que ya no tiene sentido discutir la evidencia de que el cambio climático es una emergencia global y de que las cosas van a peor aceleradamente, igual que no discuto que la Tierra es redonda. No voy a escribir más posts apocalípticos con todos los desastres que nos van a acontecer y que ya nos están aconteciendo, porque creo que empieza a ser contraproducente. La polémica (absurda, por otro lado) sobre las intervenciones de la activista juvenil Greta Thunberg y su tono catastrofista me ha hecho ver que hay que adoptar otro enfoque que vaya a lo que hay que hacer que es lo que importa. También las conversaciones que he mantenido en los últimos tiempos con expertos como Xavier Labandeira han reforzado esta impresión; citando de su último artículo en La Voz de Galicia (no creo que necesite traducción) "Creo que o máis recomendable para a nosa sociedade é tomar conciencia da irreversibilidade da mudanza á que nos enfrontamos e poñerse mans á obra o antes posible." Así que lo que voy a argumentar hoy es que la sociedad ya está madura para ello y que el gobierno que salga de las próximas elecciones no tiene excusa para no coger el toro por los cuernos de una vez (recomiendo la conversación de Xavier con Luis Quevedo en el podcast de este último para ampliar estas ideas).

La evidencia en favor de lo que acabo de decir la proporciona un reciente informe del Real Instituto Elcano, presentado a finales de septiembre, titulado "Los españoles ante el cambio climático" (informe completo aquí) y elaborado por Lara Lázaro, Carmen González y Gonzalo Escribano, con la colaboración de María Loureiro y Alina Averchenkova. El informe presenta los resultados de una encuesta diseñada para conocer qué opinan los españoles de las políticas climáticas, proporcionar información a los políticos sobre el apoyo a distintas medidas, y ayudar a que la futura Ley de Transición Energética sirva para algo. Más relevante para el gobierno que salga (esperemos que se imponga la responsabilidad de abordar los acuciantes problemas que tenemos) de las elecciones, imposible.

El informe es muy interesante y cualquier político que se preocupe por el cambio climático debe leerlo de principio a fin, pero aquí sólo voy a destacar algunas cosas que me han parecido particularmente relevantes:

1.- Citando del informe, "El cambio climático es de forma destacada el elemento que más preocupa a los españoles cuando se pregunta de forma abierta, sin respuestas sugeridas, por las amenazas a las que se enfrenta el mundo. Más de la mitad de los entrevistados mencionan literalmente el cambio climático o sus impactos, como el aumento de las temperaturas o la subida del nivel del mar. En un lugar secundario aparecen otros aspectos relacionados con el medio ambiente, como la contaminación del aire o del mar, los plásticos, el agotamiento de los recursos naturales o la pérdida de la biodiversidad." 

2.- La conciencia ecológica de los españoles, medida mediante la escala NEP (New Ecological Paradigm) con dos preguntas adicionales, es comparable a de los países occidentales, con una media de 3.69 (1, menos pro-ecológico, 5 más pro-ecológico). Analizando el dato por colectivos, atendiendo a nivel de educación, tipo de empleo, edad, etcétera, los resultados son más o menos parecidos, con pequeñas variaciones esperables (más conciencia ecológica entre los jóvenes o entre la gente con más nivel de estudios), pero quiero destacar que por ideología son también bastante parecidos, decayendo de izquierda a derecha pero no de manera significativa. 

3.- Un porcentaje muy mayoritario, superior al 90% sin importar el colectivo que se mire, de los españoles cree que el cambio climático existe, y que los humanos somos los principales responsables del mismo (aquí hay alguna excepción, como entre las amas de casa, donde el acuerdo llega "solo" al 87%, o entre la gente de derechas, con el 84%). Además, más del 75% cree que los compromisos actuales de los países son insuficientes para luchar contra el cambio climático. Si nos centramos en España, más del 70% de los encuestados en todos los colectivos piensa que no hacemos lo suficiente.

4.- Un punto muy importante es la atribución de las responsabilidades, y aquí claramente hay que trabajar. Como se ve en la gráfica siguiente, la gente identifica a varios agentes como responsables, pero los que menos responsables somos resulta que somos nosotros mismos:

En este sentido, destaca la falta de conciencia de la propia contribución al problema entre los hombres, donde no llega al 50%.

5.- Aquí voy a citar literalmente del informe: "De forma casi unánime los españoles dicen estar de acuerdo en que el Estado dedique parte de su presupuesto a medidas destinadas a paliar los efectos del cambio climático, –en concreto a prevenir los incendios, mejorar el aislamiento de los edificios y plantar más árboles– incluso aunque ello implique disponer de menos fondos para otros proyectos estatales. Sólo entre los que ingresan menos de 600 euros al mes, entre los situados más a la derecha o los que tienen un nivel bajo en la escala NEP, hay más de un 10% de entrevistados que se oponen a que el Estado compense los daños del cambio climático (11%). En la explicación espontánea a su negativa, sobresale la respuesta que indica que existen otras prioridades para el gasto estatal." La distribución de este presupuesto es muy interesante, pero entrar en esto haría que el post fuera demasiado largo, así que dirigiré al lector interesado al informe.

6.- Otro punto muy importante es que, pese a que la mitad de los encuestados no percibe que tenga mayor responsabilidad en el cambio climático, la gente que tiene vehículo está mayoritariamente dispuesta a aportar de su bolsillo para ayudar a prevenirlo. En concreto, refiriendo la pregunta al impuesto de circulación como ejemplo, se encuentra que, y cito de nuevo del informe, "el 43% de las personas dispuestas a pagar más estaría dispuesto a aumentar su contribución entre 31 y 60 euros al año, seguido por los que aceptarían pagar hasta 30 euros de más en el impuesto (35%). Algo más de la quinta parte (22%) admitiría pagar más de 60 euros al año. Como era de esperar, existe una relación directa entre el nivel de ingresos de los entrevistados y la cantidad adicional que estarían dispuestos a pagar en el impuesto de circulación. Lo mismo ocurre respecto al nivel educativo (muy relacionado con el nivel de renta). Sin embargo, no hay relación entre el nivel de conciencia ecológica (escala NEP) ni el de conocimiento sobre el cambio climático y la cantidad que los entrevistados aceptarían pagar de más." Es interesante poner esta cantidad en contexto: si estimamos que hay 30 millones de coches en España, y multiplicamos por esos 60 euros de aumento de impuesto, obtenemos 1 800 millones de euros, a comparar con el coste para España en un 1% del PIB (estimación aquí, pero advierto que es difícil dar cifras realistas), sobre 10 000 millones, con lo que lo recaudado es realmente significativo.

7.- Finalmente, el 93% de los encuestados cree que España debe tener una Ley de Cambio Climático, y de ellos el 91% cree que el parlamento debe adoptar los objetivos climáticos que indiquen los científicos y el 83% cree que debemos tener objetivos de reducción de emisiones en todos los sectores económicos. Por otro lado, sólo el 24% apoya extender la vida de las centrales nucleares y el solo el 17% cree que debemos poder seguir usando coches gasolina y diesel.

En resumen, los políticos no tienen excusa para no abordar de una vez por todas con decisión este problema, y en particular no pueden excusarse en que a la gente no le importa. No sólo le importa (es su máxima preocupación como hemos visto) sino que creen que el gobierno y el parlamento deben afrontar el problema con presupuesto y legislación, y hay una mayoría dispuesta a poner de su bolsillo (que no es la única medida, como ya han discutido Juanfran y Marcel en NeG aquí o Antonia y Luis aquí o aquí). No sé qué más se puede pedir. Queda trabajo que hacer en educación, sobre todo para transmitir la responsabilidad que todos tenemos en lo que está pasando, pero está claro que la sociedad está madura para enfrentarse al cambio climático y asumir los costes correspondientes. Ahora solo falta que los políticos lo estén.