Juventud, ¿divino tesoro?

jokerBueno, finalmente nuestro editor Antonio Cabrales lo ha conseguido: voy a hablar de un trabajo del que soy co-autor. Pero la verdad es que no ha tenido que insistirme mucho, porque el trabajo me gusta y el principal resultado me parece interesante: los chicos de entre 12 y 18 años son un poco elementos...

Con anterioridad, he dedicado un par de posts al problema del origen de la cooperación: éste sobre la aportación de Hamilton y la selección por parentesco y éste sobre la reciprocidad propuesta por Axelrod. Ambas propuestas pretenden explicar cómo un comportamiento claramente desfavorable, ayudar al que no nos ayuda o directamente nos traiciona, puede estar tan extendido entre los humanos y cómo puede haberse originado evolutivamente. Y esta pregunta es también la que hemos venido intentando responder en nuestro grupo de investigación, y la que nos ha llevado al trabajo que quiero comentar.

Nuestro trabajo arranca de otra hipótesis propuesta para entender por qué cooperamos, la llamada spatial o network reciprocity. La idea, aparecida en este artículo de Martin Nowak y Robert May, es que si los cooperadores se agrupan e interaccionan sólo entre ellos, dejando de lado a los traidores, les irá bien e incluso podrán propagar su comportamiento. En términos algo más matemáticos, decimos que la población no está bien mezclada, sino que hay una red (técnicamente: un grafo) que define quién interacciona con quién, y posibilita que haya grupos locales de cooperadores. Esta propuesta suscitó centenares de trabajos científicos (aquí hay un pequeño resumen) pero, para no alargarme más iré directamente a la respuesta definitiva: la idea no funciona, como muestran los experimentos realizados por, ejem, nosotros (aquí y aquí) además de por otros (aquí) con los que luego hemos colaborado para poner el último clavo en el ataúd de la hipótesis (éste). Los lectores interesados en más detalles al respecto pueden encontrarlos, también en tono divulgativo, en este artículo y en la web que hemos abierto recientemente sobre nuestra investigación.

Sin embargo, aunque afirmamos con rotundidad que nuestros experimentos demuestran definitivamente que la existencia de una estructura de interacción en la población no fomenta la cooperación, nos quedaba una duda, que por otra parte es general y afecta a muchos otros experimentos. Nosotros trabajamos con sujetos de primeros años de universidad o de último de bachillerato, como suele ser habitual. ¿No podría ser que este tipo de sujetos fueran peculiares, y que las conclusiones no fueran generales? Esta duda fundamental ha sido planteada, por ejemplo, por Joseph Henrich y colaboradores en este trabajo, en el que se refieren a los sujetos habituales como WEIRD (acrónimo de Western, Educated, Industrialized, Democratic and Rich, pero que también quiere decir "raro, extraño" en inglés). Pero hay otro factor que no aparece en el acrónimo: la edad, la franja de 17 a 23 años de los voluntarios para los experimentos. Así que nos propusimos averiguar si nuestro resultado seguía siendo válido en otros rangos de edades, investigación que acabamos de publicar en este artículo: Transition from reciprocal cooperation to persistent behaviour in social dilemmas at the end of adolescence,con mis amigos Mario Gutiérrez-Roig, Josep Perelló, del Departament de Física Fonamental de la Universitat de Barcelona, y , Carlos Gracia-Lázaro y Yamir Morenodel BIFI de la Universidad de Zaragoza.

Para tener una muestra de gente de edades variopintas, aprovechamos la oportunidad que nos brindó el Ajuntament de Barcelona, a través de su programa Barcelona Lab, para "infiltrarnos" en el primer festival de juegos de mesa DAU Barcelona, celebrado en diciembre de 2012. Allí montamos un laboratorio con 12 ordenadores portátiles donde pedíamos a la gente que jugara al dilema del prisionero (del que ya hablé aquí) en grupos de cuatro.

foto1 Figura 1. Vista de la "pecera" donde instalamos el laboratorio experimental en el recinto del DAU

Captar voluntarios no fue tarea fácil; aunque hubo muchos asistentes, y estuvimos día y medio de los dos que duró el festival, tuvimos que trabajar de firme para convencer a la gente de que nos ayudara, y de hecho teníamos un ayudante que fue fundamental a la hora de captar voluntarios. Finalmente, logramos reunir una muestra estadísticamente representativa de edades entre 10 y 87, que jugaban al dilema del prisionero agrupados por franjas de edad: 10-17, 18-25, 26-35 y de ahí en adelante por grupos de 10 años hasta uno final de mayores de 65. También hicimos algunos grupos de control en los que la gente estaba mezclada sin tener en cuenta la edad.

IMG_3185 copiaFigura 2. Nuestro ayudante captando voluntarios para el experimento.

Cuando analizamos los resultados del experimento, observamos que, tal y como se recoge en la Figura 3 a continuación (los puntos morados), el porcentaje de acciones cooperativas era básicamente independiente de los grupos de edad excepto en dos casos: el de los más jóvenes y el de los mayores.

coopedadFigura 3. Porcentaje de acciones cooperativas observado en el experimento del DAU (puntos morados), en la repetición del experimento en el colegio Jesuïtes Casp (punto gris) y agrupado para todos los niños (punto negro).

El resultado nos pareció muy interesante, máxime cuando pensamos que la mayoría de trabajos en los que se ha estudiado la dependencia de la cooperación con la edad se hicieron con experimentos diferentes, y el nuestro es de los poquísimos que hacía exactamente el mismo experimento para todos los participantes, así que podíamos sacar conclusiones muy serias: ¡los adolescentes cooperan menos, y las personas mayores cooperan más! Así que escribimos un artículo, lo enviamos al papel couché, a Nature, y ahí lo rechazaron pero nos sugirieron enviarlo a su hermana Nature Communications. En esta última revista tuvimos la grandísima suerte de que nos tocaron tres revisores excelentes, a los que les gustó mucho nuestro trabajo, pero que dado que teníamos sólo cinco grupos de adolescentes, les parecía que debíamos confirmarlo haciendo más experimentos.

Así que, animados por la positiva acogida de los evaluadores, nos volvimos a poner en marcha y preparamos un nuevo experimento, esta vez sólo con chicos de 12 años, en el colegio Jesuïtes Casp de Barcelona, con los que logramos reunir catorce grupos adicionales. El resultado fue iluminador... de lo que es sacar conclusiones apresuradas con pocos casos: como muestra el punto gris en la Figura 3, que muestra un nivel de cooperación compatible con el observado en los otros grupos de edad (conclusión que no cambia aunque se junten los datos de ambos experimentos, punto negro en la Figura 3). Así que habíamos metido la pata pero bien... ¿o no?

Analizando con más cuidado los datos, observamos que, como se recoge en la Figura 4, no habíamos metido tanto la pata, y que realmente los adolescentes se comportan de una manera diferente. La gráfica muestra la probabilidad de realizar una acción cooperativa tras haber traicionado (puntos azules) o tras haber cooperado (cuadrados morados) en la jugada anterior. Y aquí sí que se observa un comportamiento muy particular: mientras que todas las franjas de edad muestran cierta "inercia", es decir, cooperan más tras haber cooperado y traicionan más tras haber traicionado, los adolescentes son clara (y significativamente) diferentes:

cafterdFigura 4. Probabilidad de cooperar tras haber cooperado en la jugada anterior (cuadrados morados) y tras haber traicionado (puntos azules). Los símbolos vacíos corresponden a los chicos del experimento de Jesuïtes Casp, y las líneas muestran los valores correspondientes al control.

En otras palabras: los adolescentes son impredecibles. Su probabilidad de cooperar no depende de la jugada anterior, y por tanto no podemos suponer que, por ejemplo, si han cooperado, tienen una alta probabilidad de volver a hacerlo a la vez siguiente. Esto no se observa en ningún otro grupo y de hecho, es peor aún: como recoge la gráfica de la Figura 5, esa incapacidad de predicción se extiende a los casos particulares, es decir, a lo que hacen si en la jugada anterior recibieron la cooperación de un cierto número de vecinos. En la figura se muestra lo que se observa para el control, que básicamente es que cooperamos más cuanta más gente coopera con nosotros, pero que una vez que nos traicionan lo que hacemos sobre todo es traicionar. Esta observación se repite con pequeñas diferencias para todos los grupos de edad excepto en los adolescentes y, además, hemos encontrado el mismo comportamiento en todos nuestros experimentos hasta la fecha, como se puede ver en las referencias mencionadas arriba. Así que tenemos un resultado muy robusto que claramente no se cumple en los adolescentes.

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Figura 5. Probabilidad de cooperar tras haber cooperado (cuadrados morados) o traicionado (puntos azules) en función de la cooperación recibida del resto de participantes la vez anterior.

¿Cómo interpretamos nosotros estos resultados? A la luz de lo que se sabe sobre niños más pequeños, parece que del egoísmo absoluto de los primeros (pocos) años se pasa a un comportamiento mucho más generoso, a medida que los niños desarrollan la teoría de la mente, que no es otra cosa que poder atribuir a los otros la capacidad de tener sus propias ideas y sentimientos. Al descubrir que el otro es realmente una persona, los chavales empiezan a desarrollar empatía y a ser más cooperativos. Lo que nosotros creemos es que cuando la teoría de la mente se afianza, al principio de la adolescencia, nos volvemos más "listillos": pensamos que entendemos a los otros y que, por tanto, podemos aprovechar ese entendimiento para aprovecharnos de ellos, sin llegar a darnos cuenta de que la otra parte puede hacer exactamente lo mismo. Sólo cuando ese pequeño detalle nos cala, hacia el final de la adolescencia, cuando dejamos de saberlo todo sobre todo, nos volvemos cooperadores condicionales: cooperamos si cooperan con nosotros, pero sobre todo somos más predecibles (sin por ello dejar de intentar sacar tajada de cuando en cuando, claro). Es posible, amigo lector, que si usted tiene como el que suscribe hijos adolescentes, no le sorprenda el resultado de nuestro trabajo. Eso sí, ahora tiene usted sus intuiciones avaladas por un experimento realizado con todas las de la ley: puede quedarse tranquilo con sus pensamientos sobre el comportamiento de sus retoños, que probablemente tenga razón (excepto cuando se le ocurre asesinarlos, hombre, que no hay que ponerse así). Es interesante observar que en experimentos relacionados con la confianza, Sutter y Kocher han observado una transición parecida, lo que confirmaría que efectivamente algo pasa en nuestro concepto de los otros cuando dejamos la adolescencia.

Siendo la del comportamiento especial de los adolescentes la conclusión quizá más llamativa de nuestro trabajo, no quiero terminar sin mencionar otras dos. La primera, retomando el punto de partida de los experimentos, es que hemos validado los resultados obtenidos (para experimentos con el dilema del prisionero) en ambiente de laboratorio y con sujetos de entre 17 y 25 años en la mayoría de franjas de edad (eso sí, sólo en cuánto la edad, nuestros sujetos siguen siendo WEIRD ya que por donde los hemos captado es fácil suponer que tienen un cierto nivel de educación, lo único que podría ser dudoso). Así, si se repitieran nuestros experimentos sobre poblaciones estructuradas, por ejemplo, deberíamos observar lo mismo que en el laboratorio. Por otra parte, en el caso de los adolescentes, y dado su comportamiento, veríamos aún menos cooperación, pero la estructura seguiría sin tener importancia ya que reaccionan a la cooperación observada de manera parecida a los adultos.

La segunda conclusión, con la que quiero cerrar el artículo, tiene que ver con el comportamiento más cooperativo observado entre la gente mayor. No hemos hecho mucho hincapié en este resultado porque de nuevo tenemos poca estadística, y no hemos pensado un buen procedimiento para recomprobarlo (ni tenemos dinero ahora mismo me temo). Además, podríamos estar viendo no un efecto de la edad sino de haber nacido en los 40 (lo que no se aplica a las otras franjas de edad porque se comportan todos igual a pesar de las múltiples vicisitudes históricas, se puede ver una discusión más completa de estos y otros posibles problemas en nuestro trabajo). Sin embargo, hay otros indicios (Charness y Villeval, Grossman y colaboradores) de que efectivamente esto es así: por el motivo que sea, los mayores parecen ser buena gente. Nuestros experimentos parecen apoyar entonces las conclusiones de los investigadores citados, que sugieren que mantener más tiempo a la gente mayor en la población activa o fomentar su participación como agentes clave en decisiones sociales y negociaciones colectivas puede ser una buena idea. Desde luego, a mí siempre me ha parecido que lo que hacemos con los mayores es un completo desperdicio, pero bueno, ¡me temo que en este debate empiezo a ser parte interesada!

Hay 25 comentarios
  • Muy interesante,
    En todo caso, otras hipótesis parecen plausibles. Por ejemplo, puede ser que los niños están más acostumbrados a "jugar" en el sentido más lúdico del término, a perdonar y a ser perdonados. Además están acostumbrados a jugar con otros niños cuya conducta es también "caprichosa" o impredecible. Si esta segunda hipótesis fuera correcta, el niño estaría mostrando una gran empatía, en tanto que espera que los demás jugadores se comporten como él.

    • Gracias Daniel. Es cierto, hay muchas hipótesis que podrían explicar el comportamiento observado; en el artículo damos argumentos para descartar algunas pero eso no cierra las puertas a otras. Lo que se impone hacer es considerar todas las opciones, entre ellas la que sugieres, y analizar cómo se podría plantear un experimento en el que cada hipótesis predijera cosas distintas, para seguir eliminando hasta, en el mejor de los casos, dejar una única explicación.

  • ¡Enhorabuena! Gran artículo, un experimento extraordinario y una web muy divulgativa. Extienda mi enhorabuena a todos sus compañeros. El tema de la cooperación es un tema crucial en economía. Me pregunto si los resultados de impredecibilidad del comportamiento de los adolescentes pudiesen cambiar en función de si los participantes en el experimento conocen el número de jugadas, porque quizá el comportamiento de los adolescentes pudiese cambiar en función de si interactúan con extraños; o con grupos con los que tiene relaciones estables que no se sabe cuando vayan a terminar como la familia, los amigos o los compañeros de estudios.

    Reciba un cordial saludo.

    • Gracias Gonzalo. Sí, los resultados pueden cambiar en función de las diferentes situaciones que plantea, y habría que hacer el experimento en cada caso para ver lo que ocurre e intentar encajar todas las observaciones en una teoría global. En principio la situación del experimento es cercana a la que sugiere de relaciones estables, con las limitaciones que tiene por supuesto intentar imitar la vida real con un experimento de laboratorio.

  • ¿Los mayores (tercera edad y siguientes) no estarán fuera ya de la competitividad? Si se ha llegado a la jubilación y a la placidez del retiro (si la pensión es suficiente) no hay motivo para dar puñaladas traperas (aunque sí para temerlas de un gobierno manirroto -por eso el carácter conservador de su voto, en el sentido de favorable a quien esté gobernando y no metiendo la mano a las pensiones-).

  • Maravilloso el articulo y maravillosa la investigacion. Una hipotesis: a mayor edad (mas cercania a la muerte, mas sensacion y realidad de dependencia de los demas), una mayor aversion al riesgo y una mayor propension a colaborar (pensando en forma egoista tambien; en los propios intereses del que colabora). La figura 3 muestra que la posibilidad de cooperar tras una traicion, siendo alta, no lo es mas que en otras franjas de edad; pero que la cooperacion tras cooperacion si es mucho mayor. La hipotesis de que los mayores sin mas son buena gente, me parece menos sostenible. Gracias

    • Gracias Peter, por los comentarios y por tu hipótesis, que efectivamente es perfectamente posible. Lo de que "son gente buena" no es en realidad una hipótesis sino una manera muy superficial y un poco jocosa de contar lo que pasa. Pero si pienso en todas las personas mayores que van por mi parque por el carril bici teniendo la acera literalmente a lado y que no se apartan ni aunque les atropelles, tampoco yo me la creo!

  • Este tema siempre es muy interesante y siempre lo explicáis muy bien. Solo una pregunta (seguro que en el artículo está comentado): ¿No es posible que los chavales dels Jesuïtes tengan más tendencia a cooperar al conocerse del colegio?

    • Gracias Bachs, buen punto, no, no es posible porque los ponemos en clases separadas y no saben con qué otros tres están interaccionando. Saben que los conocen porque son del cole, claro, pero no saben quiénes, y pueden ser sus amigos o sus enemigos.

  • Gracias por compartir unos experimentos tan interesantes. En cuanto a los resultados de los chavales en particular y a los de las demás edades en general, ¿no influirá en la decisión de cooperar el hecho de las veces y en el orden que hayas hecho anteriormente tus cooperaciones y tus traiciones?
    Me explico:
    La probabilidad de que una persona coopere después de haber cooperado en la jugada anterior, ¿tiene alguna dependencia del número de veces que haya cooperado/traicionado en total hasta entonces?
    Si el juego se realiza un número suficiente de veces, ¿no ocurrirá en el caso de los jóvenes que al final cooperan o traicionan el 50% de las veces independientemente de lo que hagan sus vecinos?
    Estaría bien ver y sería necesario descartar que hubiera algún tipo de patrón en las respuestas de los individuos, independientemente de lo que hagan sus vecinos.

    • Gracias Chuso, no, los análisis de datos que hemos hecho muestran que no hay dependencia más allá de la jugada anterior, y los modelos que hemos diseñado basados en esta idea explican bastante bien las observaciones.

  • Excelente e interesante investigación. Quizá, apunto como teoría gruesa y poco desgranada, en épocas tempranas se favorezca el aprendizaje, la acumulación de experiencias y se inhiba biológicamente la sensación de "sucker"...

  • muy interesante. Podeis sacar alguna conclusion estadisticamente significativa sobre diferencia entre generos? Sobre todo en la adolescencia. Gracias

    • Gracias Emilio. En este trabajo no lo hemos mirado. En este otro reciente con chavales de último año de instituto vimos que las mujeres cooperaban algo más que los hombres, significativamente pero con una diferencia pequeña. Sin embargo, hay otros autores que no ven diferencia, así que no es un tema que esté resuelto ni mucho menos y sobre el que habrá que seguir investigando.

  • Hola. En el mundo real ¿cómo se traducen los resultados de esta investigación? Es que no se me ocurre ninguna situación cuotidiana en que se dé un dilema remotamente parecido al del llamado «juego del prisionero».

    • Gracias Ernest. Es una situación muy estilizada, pero hay muchas situaciones muy parecidas, que entran en el paradigma de los bienes públicos o la tragedia de los comunes. Siempre que haya que hacer algo que requiera un esfuerzo y de lo que alguno de los que han de hacerlo se pueda "escaquear", tienes uno de estos problemas. Dicho eso, efectivamente el dilema del prisionero no es para nada la única manera de representar la cooperación, y hay otros contextos en los que cooperar es otra cosa.

      • Quizás la situación cotidiana más parecida a estos modelos sobre la cooperación sean, en el ambito escolar (tanto en secundaria como en universidad) los famosos trabajos llamados precisamente ¿cooperativos?, ¿colaborativos?, ¿en grupo? ¿nos inventamos un término nuevo?... con la dificultad que conllevan de una precisa evaluación y calificación por parte del docente. Sin ser especialista (ni de lejos) en el tema, creo que el principal problema de dicho tipo de trabajos no es tanto el dilema cooperación/traición, sino la falacia de la cooperación que en estos casos se implementa: cada miembro del grupo hace una parte del trabajo y luego se cose, de cara a su presentación final. O sea: de cooperación nada... y ¿traición? al objetivo de la actividad. La única alternativa que se me ocurre es la transversalidad: todos los participantes deben trabajar en todos los capítulos o partes del trabajo (con el riesgo de cada parte se vuelva a subdividir en otras más pequeñas y se vuelvan a realizar independientemente...). Todo esto me temo que está en función de la naturaleza de la actividad a realizar. Estaría bien que aquí se analizara esta cuestión (a ver si aprendo algo).

    • Interesantísimo!

      Yo casi me encuentro en el extremo opuesto. Qué desastre! En el mundo cotidiano no paro de ver situaciones equivalentes al dilema del prisionero.
      Los lunes.. cuando hay que preparar el reporting para 'la central', todos esperando a que el primero pringao mueva ficha y a partir de ahí, ver si nuestros datos cuadran sin soltarle prenda y quedar por encima. Por no hablar de un proceso de fusión de compañías, en el que todo el mundo quiere saber lo máximo de su contraparte sin revelarle nada de lo que uno hace.

      Y me encanta la idea de red de cooperadores, formada por el conjunto de trepas que cooperamos intentando conspirar para ascender en nuestro respectivos departamentos, eso si; sin competir directamente entre nosotros :D. Claro que... hay varias redes... en ese sentido estamos saliendo de la adolescencia del trepismo. Qué complejo todo!

      Gracias one more time Anxo!

  • Saludos,
    Veo que a veces tenéis ciertos problemas para organizar experimentos. Hace unos meses a un colega, en una entrevista de trabajo de una empresa que realiza videojuegos online, le preguntaron si tenia alguna idea para aumentar la rentabilidad de los juegos y sugirió que recogieran datos para realizar estudios del tipo que nos presentáis. No lo cogieron así que quizás no es buena idea desde el punto de vista de la empresa. Pero creo que puede ser buena idea desde el punto de vista de la academia (si no se hace ya).

    • Gracias de nuevo Bachs. El principal problema de los experimentos es que has de tener muy bien controlados a los sujetos y su manera de actuar, y eso a través de plataformas online es difícil. Por ejemplo, ¿quién te dice que dos personas que están participando en el experimento jugando en su casa no se están hablando a la vez y coordinando sus decisiones? Este es solo un ejemplo del tipo de dificultades que aparecen. Lo mismo ocurre cuando se piensa en plataformas tipo Facebook, o en otras de trabajo como Amazon Mechanical Turk, lo que ha llevado a cuestionar seriamente resultados publicados que se han obtenido de esa manera. Por ahora, me quedo con los experimentos controlados, mientras no los sepa controlar en esas plataformas.

  • Mis felicitaciones a Antonio Cabrales por haber posibilitado que disfrutemos tanto de este artículo...

  • Coincido con Daniel que sería útil discriminar de alguna forma el efecto del "jugador".

    Si el niño tiene consola y está acostrumbrado a jugar "casual games", partidas cortas con un coste "pequeño" de perder, es posible que su comportamiento sea menos predecible, porque simplemente, "está para divertirse y no para ganar", perder no importa.

    En cambio hay otros niños que prefieren jugar a juegos online de muy larga duración, típicamente de rol como el famosísimo World of Warcraft (WoW) , donde el coste de perder es muy alto (han invertido muchas semanas en desarrollar la partida y su personaje) y posiblemente su comportamiento sea mucho más predecible. En Wow y en cualquier otro juego, debido a su particular experiencia como jugador.

    • En resumen mi intuición sería que quizás podría haber 3 tipos de niños con comportamientos dispares en un juego "del prisionero"

      El niño que juega habitualmente "casual games" ; comportamiento errático-lúdico

      El niño que juega a juegos largos online ; patrón parecido a los adultos

      Los niños que no suelen jugar a la consola; ¿ resultado ?

  • Me ha parecido muy interesante el artículo. No soy ni experto, ni investigador ni nada parecido, pero tengo la intuición que el clima también podría tener consecuencias con el comportamiento colaborativo. Y me explico, creo que los países dónde el clima es más adverso (nórdicos por ejemplo) la población es más consciente de la necesidad de colaborar para sobrevivir, hecho que es menos determinante en países con un clima benigno. Aunque esto sólo marcaría diferencias de grado entre las distintas franjas etarias y no diferente comportamiento a lo largo de la vida. Espero haberme explicado. Gracias

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