El precio de la fama

30-FAMELa gente viejuna como el que suscribe recordará la serie de televisión "Fama", que trataba de como algunos aspirantes a artistas peleaban por conseguir la ídem. La serie comenzaba con una frase lapidaria:

Queréis la fama, pero la fama cuesta y aquí es donde vais a empezar a pagar. Con sudor.

A los científicos también nos gusta la fama, tanto como al que más. Además, para progresar en la carrera, hay que tener un buen CV, o sea, fama. El problema es que, si hasta ahora el sudor bastaba para pagarla, ahora resulta que además hay que pagar... dinero. Y eso hace que la fama ya no esté al alcance de todos, y en particular de los cuatro idiotas que quedamos intentando hacer ciencia en España.

En un post que cito recurrentemente, titulado "El impacto del papel couché en la ciencia", ya hablé un poco de como se evalúa a los investigadores y del papel que publicar en ciertas revistas tiene en dicha evaluación. En concreto, del papel que juegan Nature, Science, Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), Cell, Physical Review Letters, y algunas más, que tienen un factor de impacto alto. Qué es esto del factor de impacto, se preguntará usted. Pues bien, es una medida de lo relevantes que son las publicaciones de una revista. Los detalles se recogen en el artículo de Wikipedia citado, pero para nuestro propósito basta saber que es el número medio de veces que los artículos de una cierta revista son citados en un período de dos años.

Este numerito, que privilegia a unas ciertas revistas científicas sobre otras, ha adquirido mucho peso porque ha facilitado la evaluación (apresurada) de los currícula de los investigadores, centrada sobre todo en los artículos que ha publicado. Básicamente, lo que los evaluadores quieren es estimar cómo de buenos son los trabajos del examinado (con cuidado, porque el orden de los autores de cada artículo importa), y como debido a la especialización de la ciencia es muy difícil que puedan apreciar las sutilezas de su investigación, se remiten a parámetros externos. Uno de ellos viene dado por las citas que los trabajos del examinado han recibido. Eso, desde luego, sí parece que mide de alguna manera cuánta gente ha leído y encuentra relevantes o útiles los artículos en cuestión. Aunque está por ver que realmente las citas seleccionen artículos científicamente importantes o meramente metodológicos, algo que podría discutir otro día viendo los 100 artículos más citados de la historia (el artículo más citado, con más de 300 000 citas, es sobre un método para detectar proteínas en disoluciones de 1951, ya obsoleto, y cuyo primer autor reconoce que no es un gran paper; en comparación, el artículo de Watson y Crick sobre la estructura del ADN "solo" tiene unas 5200 citas). Y el otro es el ver cuántos de esos artículos han aparecido en revistas de alto impacto como las citadas, "el papel couché de la ciencia".

Este último parámetro de evaluación es, simple y llanamente, un completo disparate. No quiero aburrirle mucho con esa discusión, amigo lector, pero si habla inglés le remito a la Declaration on Research Assesment (DORA) (y le animo a firmarla, de paso), en la que se pide un cambio en la manera de evaluar la investigación y se razona por qué el factor de impacto es malo. Otra estupenda discusión del tema aparece en las noticias de la American Physical Society, en concreto en este post sobre el síndrome del factor de impacto alto. En este último caso, centrado en utilizar las publicaciones en papel couché para evaluar a los investigadores, pone el ejemplo de que es un disparate tan grande como decidir un fichaje de un jugador de fútbol (en su caso, de béisbol) viendo la calidad media del equipo en que juega. Realmente, utilizar estos criterios raya en la estupidez (pero véase la NOTA al final, y además, como ya he dicho más veces, no publicar en revistas de alto impacto tampoco es sinónimo de calidad), pero el caso es que por distintos motivos, se han impuesto, y los seguimos como borreguitos, e intentamos publicar en esas revistas, y que nuestros estudiantes lo hagan para que les vaya bien. La verdad, es difícil salirse de esta rueda, sobre todo si tenemos en cuenta que es cierto que si uno publica en revistas de alto impacto es más fácil que su trabajo sea citado, y desde luego que los medios se fijen en él (véanse si no las revistas que suelen aparecer citadas en la prensa).

Pero este post ni siquiera va a entrar en que sea bueno o malo utilizar este criterio. Aceptaré pulpo como animal de compañía y asumiré, para el propósito del post y nunca más allá, que los investigadores con publicaciones en revistas de alto impacto son mejores. Bueno, pues como decía al principio, esto está muy bien, excepto porque está empezando a pasar que publicar en el papel couché ya no está al alcance de todo el mundo.

Para explicar este problema, empecemos por recordar que publicar artículos científicos es un negocio estupendo: los investigadores hacen el trabajo de investigar (investigación financiada casi siempre con dinero público), escribir los artículos, ver si están bien revisándolos, hacer de editores para las revistas, y las empresas simplemente recopilan los trabajos aceptados en números de revista, los cuelgan en una web, y cobran un pastizal por acceder a ellos. En concreto, los cuatro grandes, Elsevier, Informa, Springer y Wiley se forran con sus revistas, hasta el punto de que la comunidad científica ha terminado por cabrearse y se han convocado varios boycotts contra estas empresas. Por su lado, los organismos financiadores han comprendido que la investigación financiada con dinero público debe ser pública, y están exigiendo cada vez más seriamente que se publique en el llamado acceso abierto, es decir, que cualquiera pueda leer los trabajos publicados.

Hecha la ley, hecha la trampa, así que los editores se están pasando poco a poco al acceso abierto... pero en la llamada modalidad gold. En esta modalidad, es el autor del artículo el que paga los supuestos costes de publicación, que dejan de recaer en el lector. Así, los trabajos son accesibles para cualquiera, pero la editorial se sigue forrando a costa del erario público, ya que el autor lógicamente no paga la publicación de su bolsillo sino que la carga a sus proyectos de investigación. Hay casos, como el de la revista PLOS ONE, que es hoy la que más artículos publica en el mundo, donde los costes de publicación de los artículos ayudan a mantener el resto de revistas de la editorial PLOS (acrónimo de Public Library of Science, que sólo publica revistas en modalidad acceso abierto). Y hay otros casos en los que... bueno, ya se puede usted imaginar dónde va el dinero.

En estas estábamos, cuando el grupo Macmillan, editor de la famosa revista couché Nature, ve como PLOS ONE hace caja sin parar y decide diversificar el negocio, abriendo una nueva revista llamada Scientific Reports (de la que debo decir que soy editor, por el módico salario de un descuento del 20% si publico y una subscripción a Nature), de acceso abierto gold, en la que curiosamente los artículos tienen el mismo precio que en PLOS ONE: 1000 €. Más o menos por la misma época, inaugura otra revista llamada Nature Communications, que no es de acceso abierto en general (aunque existe la opción de pagar para que el artículo sea accesible), y publicar en ella no cuesta. Y tras unos pocos años de vida, Thomson Reuters (empresa que calcula los factores de impacto, de manera no exenta de dudas y suspicacias) empieza a asignar a ambos foros su factor de impacto. Así, Nature Communications recibe un factor de impacto (2013; se calcula cada año sobre los dos anteriores) de 10.742, superior al de algún couché famoso tradicional como PNAS, mientras que Scientific Reports obtiene 5.078, que está bastante bien, la verdad, pero claro, es menor, como el propio Rajoy nos haría ver.

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Figura 1. Las diez primeras revistas en la categoría "multidisciplinares", es decir, que publican artículos de muchas o todas las disciplinas. La última columna es el factor de impacto, que se utiliza para ordenarlas.

Llegamos así al momento cumbre de la historia y del post. Vista la situación, Macmillan decide que ha llegado el momento de transformar Nature Communications en acceso abierto gold. Y lo transforma, estableciendo un precio por artículo de... 3700 €. Sí, amigo lector, casi cuatro veces lo que cobra por publicar en Scientific Reports. ¿Y cuál es la justificación de esta diferencia de precio? Ninguna. Si Macmillan edita en acceso abierto una revista a un precio, ya tiene la infraestructura y el conocimiento necesarios para hacerlo, y si tiene que contratar nuevo personal (que no, porque la revista ya tenía su propio personal) lo paga cobrando lo mismo que en Scientific Reports. No, estimado y sufrido lector, no. Por lo que Macmillan le cobra 3700 € es por el factor de impacto, que es la única diferencia entre ambas revistas.

Y claro, si ahora uno quiere hacerse un currículum de los que gustan a los evaluadores con síndrome de revistas de alto impacto, tiene que pasar por caja. Así de sencillo. Tan sencillo como que yo, que no soy inmune al síndrome y que estaba tan contento por haber publicado en Nature Communications el trabajo que comenté aquí, ya no puedo publicar en esa revista. Simplemente, no tengo ese dinero (aparte de que si lo tuviera tampoco lo pagaría, pero eso ya es mi conciencia; piénsese en todo caso que en los viajes a congresos y visitas de investigación que hago al cabo de un año entero suelo gastar menos que esa cantidad). Por tanto, la falta de dinero, no la falta de calidad científica, me estaría impidiendo acceder a uno de los medios de engordar mi currículum. Si recurrir a valorar las publicaciones en revistas de alto impacto era disparatado, ahora con este precedente es, además, injusto dado que no hay igualdad de oportunidades. ¿Qué más tiene que ocurrir para que dejemos de utilizar este criterio en las evaluaciones, y acabemos así con el perverso poder que un puñado de editores tiene sobre la ciencia como ya discutí en su día en el post del papel couché?

En lo que a mí respecta, ya me he quedado sin acceso a publicar en una de las revistas "top". Bueno, al menos, ¡ya tengo excusa!

NOTA: Decía más arriba que fijarse mucho en las revistas de alto impacto raya en la estupidez, y lo mantengo. En ese sentido, es interesante que mientras escribo esto veo que ha aparecido en NeG un post de Jesús discutiendo un currículum en términos de sus publicaciones, y aunque padece un poco del síndrome de revistas de alto impacto, hace una evaluación mucho más seria porque se ha mirado lo que ponen los artículos. Lo que pasa es que hay muchas situaciones en las que no hay más remedio que recurrir a evaluaciones basadas en citas o revistas. Por ejemplo, si uno tiene que mirarse 500 CVs, es humana y materialmente imposible examinar con cuidado todas las publicaciones de los interesados. En estos casos, una primera criba para dejar la lista en algo razonable, del orden de 10 candidatos, pasa por fijarse en números de publicaciones, citas y otros índices numéricos como el h de Hirsch. La experiencia muestra que esto no suele ser muy pernicioso. Y una vez hecho eso, se entra a fondo en los CVs y en los trabajos de los finalistas, como bien hace Jesús, que por otro lado no hace más que lo que se hace en cualquier sitio medianamente serio, no es que él sea especialmente "friki" (al menos en estas cosas :-).

P.S. Por cierto, amigo lector, si es más masoquista de lo que creo, desde este mes puede tener ración doble de mi calenturienta imaginación, ya que por amable invitación de Investigación y Ciencia (¡propiedad de Macmillan!) he comenzado un blog llamado "Aquí hay dragones" en sus Scilogs. Allí nos veremos, si usted quiere.

 

 

 

Hay 40 comentarios
  • Un artículo muy interesante. Estas grandes empresas editoras realizan un conjunto de servicios importantes entre el que destaca la evaluación. Quizá se podrían plantear sistemas alternativos de evaluación. Creo que el futuro de estas empresas deberá caminar al acceso abierto, pero que deberán generar ingresos en otras actividades no relacionadas con el acceso y que estén relacionadas con el artículo que publican. Un ejemplo podrían ser servicios tecnológicamente punteros de búsqueda en los artículos. Otro ejemplo podrían ser servicios de traducción. El autor podría ceder los derechos para que se tradujesen sus artículos a otros idiomas. Podrían ingresar dinero por campañas de difusión. El problema que veo es que, a pesar de su amplia experiencia en el negocio editorial académico, otras empresas con un perfil muy tecnológico y que en alguna de sus actividades trabajan como plataformas de otros tipos de información que intermedian entre proveedores y usuarios (empresas como Google, Apple, Facebook, Yahoo, Microsoft, Twitter, Auttomattic, Amazon, etc.) tienen una gran experiencia en ese campo y puede ser más eficiente su participación en el campo tecnológico. Quizá estas empresas puedan hacer un buen negocio si obtienen el control del sector editorial de revistas académicas, adquiriendo las empresas editoras por ejemplo, y las ofrecen en acceso abierto pero prestando ellas servicios relacionados donde puedan obtener beneficios de un aprovechamiento más tecnológico de los artículos.

    Un cordial saludo.

  • Gracias Gonzalo. La clave es efectivamente la evaluación, pero la que ofrecen las revistas es cada vez peor, créeme. Somos muchos los que empezamos a pensar que con las posibilidades que ofrece internet, las revistas ya sobran. Debería haber repositorios gratuitos de publicaciones (como arXiv.org) y bastaría con que permitieran ver el número de veces que se ha bajado un artículo y hacer comentarios sobre él. Incluso los autores lo podrían ir modificando al obtener nuevos resultados, es decir, sería un trabajo vivo. En todo caso, la alternativa que sugieres de dar nuevos servicios de valor añadido puede ser interesante desde el punto de vista de las empresas, por supuesto.

    • Gracias Carlos. Las revistas que menciona Jesús no son de las que hablo aquí. Son, básicamente, timos. Tú les pagas y ellos te publican un artículo que no ha visto ningún científico ni en la lontananza, y a cambio gente cuya investigación es, por ser suave, casi nula, tiene un artículo en su CV que a ojos de gente que no es del gremio parece una cosa seria. Esas son las que se llaman "depredadoras". De las que hablo aquí son revistas muy bien conocidas, con un prestigio ganado, y con prácticas de evaluación científica aceptadas por la comunidad, en las que no basta pagar para publicar. Otra cosa es que las editoriales que las publican hagan pingües beneficios con ellas, y que quieran seguir haciéndolos a base de hacer caja precisamente con su prestigio y nuestras dificultades para evaluar.

  • a) Plos ONE no está precisamente en momentos de gloria:
    http://scholarlykitchen.sspnet.org/2014/06/03/plos-one-output-falls-25-percent/

    b) La idea (que yo no comparto, pero muchos defienden) es que la bajada de gasto en suscripciones a revistas habría de traducirse en una mayor inversión en pago de publicaciones en este tipo de revistas.

    c) Diría que aquellos que estamos o hemos estado hasta hace poco en niveles bajos de la carrera académica agradecemos enormemente los criterios ciegos y completamente detallados. Nuestra ilusión sería que la selección la pudieran hacer administrativos con hojas de Excel. De este modo, quienes tenemos mejor CV podríamos adelantar a quienes lo tienen peor, pero con amigo en la comisión de selección, amigo que usará todo resquicio de subjetividad para enchufar a su ahijado.
    http://unnombrealazar.blogspot.com.es/2014/05/una-propuesta-de-baremo-para-ayudantes.html

    • Gracias unnombrealazar. Siempre digo lo mismo y lo digo en el texto. Publicar en revistas de alto impacto no prueba que se haga buena investigación pero no hacerlo tampoco lo prueba. Claro que hay mucho "mamoneo" y "enchufismo", por supuesto, y hay que arreglarlo e impedirlo en la mayor medida posible, por supuesto también. Estamos de acuerdo. El problema del que hablo aparece cuando tienes que distinguir entre dos buenos CVs, y se usa ciegamente un criterio del tipo "es mejor éste, que tiene un paper en Nature". Eso se tiene que terminar. Y si empiezan a cobrar, los que no podemos pagar...

  • Interesante. Pero si centras el debate en los precios me parece que las cuantías que comentas no son una barrera ( y menos con las cantidades ingentes de dinero que se invierten en supuesta investigación).

    • Gracias escéptico. Lo siento, a lo mejor otros reciben "cantidades ingentes de dinero", pero yo no. El último proyecto del Ministerio en el que he estado, que termina ahora, fue financiado con 33 000 euros para 6 personas durante tres años, es decir, menos de 2000 euros al año por persona. Para todo: viajes, algún ordenador que haga falta, otro material... y publicaciones. Está claro que otros podrán, pero yo no puedo pagar esos pastizales. El día que me den cantidades ingentes de dinero, te aviso. Y envío artículos a revistas sin mirar el precio.

    • Me imagino que esto depende del tipo de investigación. Hay ámbitos de la ciencia en que los únicos costes de investigar son el tiempo de la persona que investiga y el acceso a información. Para alguien que se dedica a investigar en su tiempo libre, claramente el coste del acceso a artículos académicos es una barrera importante.

      • Pues sí que depende del tipo de investigación. En ciencias experimentales dan muuuuuuucho más. En ciencia de materiales y en química sin ir más lejos, que es lo que conozco mejor, en la última convocatoria del plan estatal han concedido del orden de 6000-7000 euros por investigador y año.
        Para el que no sepa si eso es mucho o poco, diré el clásico "no llega ni pa`pipas". Ni hablar de pagar esas cantidades por publicar.

  • Buenos días Anxo y gracias por el artículo:

    Así, en bruto, imponer el coste de publicación al publicado parece desde el punto de vista social más eficiente que hacerlo al lector, dado que con un mismo coste la difusión resulta muy superior. Por otro lado, la mayoría de las actividades requieren destinar una parte importante del presupuesto a "darse a conocer", por lo que a priori tampoco veo muy disparatado que dentro del coste de una investigación se destine una partida a tal fin.

    Es difícil determinar que la parte negativa, es decir, la exclusión de potenciales artículos publicados, pese más que la positiva. En cualquier caso, teóricamente, si los precios para publicar son excesivos, parece que otras publicaciones más baratas podrán beneficiarse de esos artículos de calidad excluidos y aumentar así su impacto (el de las revistas), desplazando a quien se salga del precio del mercado. Obviamente eso requiere que haya un mercado libre y cierto tiempo.

    Un saludo y gracias por tus artículos.

    • Gracias concalma. Si yo puedo estar de acuerdo con el modelo de que pague el publicado. Eso no es lo que pongo en tela de juicio aquí. Lo que critico es que no todos competimos en igualdad de condiciones, porque unos pueden pagar ciertos costes (y lo seguirán haciendo porque mejorará su CV medido de esta manera) y otros no. Lo que dices de que publicaciones más baratas pueden beneficiarse no funciona, porque el impacto no lo da el número de artículos que publiques, sino el número de citas que esos artículos reciben. Si publicas 1 millón de artículos y nadie los cita, tienes impacto cero, y la gente entonces no publicará ahí. Esto es muy muy complicado de romper, me temo.

      • Buenas tardes:

        Cuando me he referido al progreso de publicaciones más baratas he querido decir que si artículos de valía quedan fuera de las revistas principales (y más caras), irán a las secundarias (y más baratas). Y lo lógico sería pensar que al "acoger" esos artículos, que suponen una aportación a la ciencia, recibirán un mayor número de citas y, por tanto, con el tiempo aumentarán su factor de impacto. Insisto, siempre que haya de verdad un mercado libre.

        • Gracias de nuevo concalma, ahora entiendo, y tengo que decirle que ese fenómeno ya está sucediendo, según ha encontrado recientemente un equipo de investigadores de Google. Los resultados están en este preprint del pasado octubre y se observan en todos los campos. Así que lo mismo ya estamos siendo testigos de su predicción!

          • Gracias por la respuesta, Anxo. No me parece mala evolución, aunque sí un poco lenta. Quizás post como éste y el cambio radical que han sufrido las herramientas de búsqueda ayuden a acelerar el fenómeno.

            Pd. Una pequeña anécdota personal sobre los beneficios de publicar en abierto (ya sé que no está en contra de ello); Mi hermana padeció una gravísima enfermedad rara sin tratamiento. Pude aprender muchísimo más que lo básico gracias a papers publicados en revistas per review y a patentes de medicamentos. Ahora bien, en multitud de ocasiones sólo disponía del abstract por no ser abierto el paper. Como yo, le sucedería a los propios neurólogos, que no iban a pagar 35 Euros por cada artículo de revista a la que no estén suscritos. Entiendo que la lectura de especialistas (y de gente como yo, en menor medida) que no se produjo por no ser abiertos los papers, resulta en una pérdida de eficiencia del conocimiento. Pérdida de eficiencia que resultaba más grave porque implica una limitación de la discusión en foros de nivel (administrados y con participación de especialistas) sobre dicha enfermedad. Con la aportación de las patentes, los papers y varios participantes del foro citado, se pudo llegar a proponer un tratamiento experimental (con base científica) a través de un medicamento que podía adquirirse en Alemania. Si todos los papers hubieran sido abiertos, quizás se podrían haber encontrado otros tratamientos y la difusión del conocimiento habría sido mucho mayor.

            Saludos.

            • Concalma, sinceramente, no es que esté a favor del acceso abierto. Es que me parece vergonzoso que haya empresas que se forren a base de poner detrás de una barrera de pago resultados de investigación obtenidos con dinero del contribuyente. Eso no hay evaluación por pares ni decisiones editoriales que lo justifiquen. Lo que pagamos con dinero de todos es de todos.

          • Seguro que el mercado acabará solucionando el problema, sin ninguna duda. El "destalle", sin embargo, es el tiempo que durarán las "fricciones" en el mercado antes de alcanzar el nuevo equilibrio.
            Por otra parte, bienvenido al mundo real en el que algunos gozan de ventajas de salida frente a los demás. En palabras de George Orwell: "Todos somos iguales, pero unos mas iguales que otros".

  • Tengo entendido que quienes revisan los artículos antes de ser publicados, son otros investigadores y que lo hacen gratis. Así que se me ocurre que, o bien podéis exigir también una compensación económica por el proceso de revisión, o plantaros y no hacer ese trabajo hasta tanto las revistas no exijan esas cantidades por publicar vuestros propios trabajos.

    Gracias por el post.

    • Gracias cat, no es mala idea... Excepto por lo de siempre: quién empieza? Ahora voy yo, Anxo Sánchez, y pongo en mi web una declaración diciendo que no mando más artículos a revistas de alto impacto y que no trabajo gratis para ninguna revista. Ya me veo al editor en jefe de Nature en pleno ataque de nervios... si llega a enterarse alguna vez de que existo, claro. Y a mí ya me da casi igual no publicar, pero qué ocurre con gente que haga la tesis conmigo? Uf, qué difícil es esto, como le decía a concalma.

  • Anxo, gracias por un post muy interesante que espero despierte el interés de los economistas editores del blog, en particular de Gerard Llobet. Lo que usted plantea es un típico problema de Organización Industrial, en su caso del mercado de la publicidad de la investigación académica donde los investigadores demandan publicidad (si usted prefiere diga fama) y los editores ofrecen publicidad (medios para la fama). Se trata de un mercado global que ha cambiado mucho en los últimos 60 años, incluyendo un aumento extraordinario de la demanda que plantea pronto la pregunta de cómo la oferta ha respondido a ese aumento. Me recuerda a análisis del mercado de educación universitaria de pregrado en EEUU en que la demanda también aumentó fuerte y la respuesta de la oferta no fue suficiente para evitar que el precio subiera mucho. En ambos casos, parte del aumento de la demanda se explica por políticas que directa o indirectamente subvencionaron la demanda y el ajuste de la oferta ha estado condicionado por políticas públicas y cambios tecnológicos. Ojalá algún economista ya haya investigado el mercado y pueda ayudar a entender lo que ha estado ocurriendo.

    • Gracias, EB. En economía, por lo que yo sé y acabo de estar discutiendo en twitter con Luis Garicano, el problema no está llegando todavía, las buenas revistas son gratis y no hay distorsiones por precio. Pero el problema llegará seguro, sobre todo porque cada vez más los financiadores exigen publicación en abierto. A ver si nuestros amigos economistas nos van ayudando a entener y solucionar el problema.

      • Lo que dice exactamente la Ley de la Ciencia (española) es:

        "El personal de investigación cuya actividad investigadora esté financiada mayoritariamente con fondos de los Presupuestos Generales del Estado hará pública una versión digital de la versión final de los contenidos que le hayan sido aceptados para publicación en publicaciones de investigación seriadas o periódicas, tan pronto como resulte posible, pero no más tarde de doce meses después de la fecha oficial de publicación."

        Entiendo que esto queda satisfecho publicando un "preprint" en un repositorio institucional o en ArXiv.

        Y si Nature quiere pleitear, que pleitee (no contra mí, pobrecito, no publico en couché). Sería un apasionante pleito: ¿jurisdicción aplicable? ¿Legislación aplicable? ¿Tiene en este caso el investigador el carácter de "consumidor"? ¿Son abusivas estas cláusulas de limitación de derechos de autor?

  • Muy interesante el artículo. En ingeniería ha empezado a pasar igual, pero al menos en la disciplina donde yo publicaba la competencia entre revistas era relativamente mayor (la más potente del campo tenía un IF de 5), y estaba el IEEE que es una non-profit para controlar un poco los precios del mercado. De todas maneras, no conozco a ningún investigador que no cuelgue todos sus papers en su web personal (sin los logos de la revista). ¿Utilizan Nature &co cláusulas de copyright tan estrictas que no se pueden publicar los artículos en otro lado? ¿Están los índices de cada número detrás de un paywall?

    • Hola Jota, gracias por tu comentario. Yo tengo mis artículos colgados, pero en principio es ilegal porque para publicarlos te hacen firmar una transferencia de copyright que les da derecho exclusivo de difusión. Yo no tengo Natures pero sé de gente a la que le ha escrito Nature amenazándoles con acciones judiciales si no quitaba el paper. Los índices y los abstracts suelen ser de acceso gratuito. Curiosamente, me cuentan que hay páginas web (en particular en Rusia, parece ser) que acceden (ilegalmente, por supuesto) a los artículos haciéndose pasar (también ilegalmente, por supuesto) por accesos desde universidades que pagan...

  • Hola,

    unas preguntas desde la ignorancia de quien revisa algún paper muy de vez en cuando. ¿Cómo se valora (o habría de valorar) el orden de los autores en los artículos? Y sobre todo, el número, ¿hay límites en el número de autores? ¿Quién pone su nombre primero, el jefe de departamento haga lo que haga? Tiene que tener mucha intra-historia interesante este ámbito.

    Yo, sin estar demasiado involucrado en el tema, siempre he tenido la impresión de que era un poco un pasteleo en donde uno incluía el nombre de otro para que este otro hiciese lo propio y así hacer CV los dos (o cumplir con las obligaciones impuestas por la universidad). Pero entiendo que muchas veces pagan justos por pecadores con esta manera de ver las cosas.

    • Gracias Antonio. En el post cito este otro de El Diario donde hablan de eso. Está muy bien contado así que no me voy a repetir. Hay efectivamente mucho mangoneo. También hay gente que no se deja. Alguien que yo conozco llegó de postdoc a un sitio y le dijeron "En tu grupo anterior, cuál era la política de firmas? Es que aquí X firma todos los artículos porque es el jefe" y esta persona contestó "En mi grupo firmaban los que trabajaban en el paper" y no se dejó avasallar. Le costó más acabar teniendo una plaza, pero lo consiguió. Claro que otra gente puede haberse quedado por el camino. Pero la honradez intelectual cada uno la aprecia en lo que vale.

  • Comparto algo que he leído hoy a cuenta de la economía como ciencia....

    Entrevista a Thomas Piketty hoy en Cinco Días
    http://cincodias.com/cincodias/2014/11/19/economia/1416384754_082607.html

    (...)
    Habla usted de la “obsesión infantil” de los economistas con las matemáticas. ¿Eso ha allanado también el camino a la inestabilidad? Hablo de las teorías de los mercados eficientes, de los sistemas de valoración del riesgo…
    Sí, creo que en las grandes finanzas institucionales hay una fe ilimitada en los modelos matemáticos que ha contribuido a una excesiva desregulación financiera. Creo también que los economistas tienen una gran responsabilidad por intentar aparentar que tienen un componente científico del que la economía carece. La gente de fuera de la economía, especialmente en ciencias sociales, también tiene su responsabilidad, por permitir a los economistas quedarse el monopolio de estos asuntos. Es fácil decir que no sabes de economía, pero es una forma de declinar la responsabilidad en favor de otros. Yo intento contribuir con mi libro a la democratización del conocimiento económico, y que eso sea un paso para una mayor democracia en Europa, también en España.

  • Ciertamente debo reconocer que resulta algo confuso este post en relación con el de la semana pasada de JFV, especialmente para la gente fuera de la Academia

    En mi opinión, la diferencia requeriría una explicación más detallada

    Tampoco parece que la manera justa de comparar sea: . "Publicar en revistas de alto impacto no prueba que se haga buena investigación pero no hacerlo tampoco lo prueba"

    Ceteris paribus parece mejor publicar en revistas de alto impacto que no hacerlo, no?

    • Gracias, vi23. Entiendo que mi post pueda haberte causado a ti y a otros cierta confusión. Jesús y yo tratamos problemas distintos que en el fondo provienen de la misma dificultad: evaluar currícula es una tarea complicada. Voy a intentar contestar en plan telegráfico a ver si soy más claro:

      * Jesús habla del problema de gente que ocupa puestos teniendo un currículum a todas luces y bajo todo punto de vista lamentable. Esos no publican ni en revistas buenas ni en menos buenas ni en malas y caen hasta en los predatory journals. Estos son fácilmente identificables y si se les nombran u obtienen una plaza es por negligencia o connivencia de quién lo decide.

      * Yo hablo del problema de evaluar los CVs dando mucho peso a publicar en revistas de alto impacto. Creo que esto no está bien hecho porque es evaluar al contenido por el continente. Por ejemplo: este artículo mío en Physical Review Letters, una de las revistas más influyentes de la Física, tiene 6 citas (y tres son autocitas) desde 1997, mientras que este otro tiene 96 desde 2006 (89 de otros autores). Physical Review Letters tiene un factor de impacto de en torno a 7, así que el primero debería tener 7*17/2 = 60 citas (aprox) y el segundo debería tener 7*8/2=28. Claramente, el segundo artículo tiene mucho más impacto que el primero, pero una evaluación en base a la revista en la que están publicados los valoraría igual. Creo que eso no está bien y hay que pensar en medios de mejorarlo, pero eso no quiere decir efectivamente que esté mal publicar en revistas de alto impacto.

      * Aunque esto no lo menciono en el artículo, añadiré que este tipo de evaluaciones son aún más complicadas porque lo que sea alto impacto depende del campo. Mientras que en todas las ciencias "duras" publicar en Nature cuenta muchísimo, en muchos departamentos de economía cuenta 0 estrictamente. Sin embargo, Nature publica artículos de economía y hay muchos economistas que han publicado ahí que en esos departamentos no estarían ni de becarios. Parece un tanto arbitrario.

      * Finalmente, aún si el sistema fuera bueno, si poder publicar en las revistas más valoradas depende de tener el dinero para pagar la publicación, que tiene un coste que no se justifica por el trabajo de publicarla sino solo porque la revista tiene más impacto, entonces el sistema es injusto porque no hay igualdad de oportunidades.

      Espero haber aclarado ahora las contradicciones, que no son tales sino visiones sobre distintos aspectos de un problema.

      • Muchas gracias por la respuesta.

        Pero JFV también decía que 3 AER es más que 5 EER

        Y, mi impresión (no sé si estoy equivocado) es que más dinero ayuda a investigar mejor, no?

        Mejores aparatos, mejores experimentos, mejores colaboradores, mejores bases de datos y, por leo que veo, ahora también mejores revistas potenciales. Pero es todo parte de lo mismo...

        A lo mejor la cantidad de fondos conseguidos también es un indicador de calidad?

        • Gracias a ti por tus preguntas, que me ayudan a aclarar mis opiniones. Yo no me atrevo a llevar la contraria a JFV en el terreno de la economía, ya que no soy del campo y no tengo ninguna experiencia en la calidad de las evaluaciones y el impacto de los artículos en las diferentes revistas. Si Jesús lo dice es muy posible que sea así. Desde luego, en ciencias y en mi experiencia, tanto de mis trabajos como de los de otros, la comparación no es tan inmediata, y las excepciones al argumento de calidad de la revista son mucho más que una minoría. En cuanto a los fondos, ciertamente es un indicador de calidad, y como tal se usa. Lo que ocurre con este indicador es que muchas veces perjudica a los investigadores más jóvenes, que no han podido ser responsables de proyectos. En España, hasta hace muy poco, sólo los funcionarios podían serlo. Por otro lado, hay casos, no muchos pero algunos, en los que un investigador que recibe dinero a través de un proyecto de prestigio, por ejemplo del European Research Council, pasa a recibir dinero de todos los lados, llegando a ser un poco acaparador de los escasos fondos españoles e incluso a tener problemas para manejarlo (muchas veces se acaba de gestor en vez de de investigador). Creo que lo mejor es tener en cuenta toda la información disponible, y valorarla críticamente.

    • ¡Casi cualquier cosa es mejor que no publicar! De hecho la presión para publicar es tal, que tengo la impresión de que es casi mejor publicar cualquier cosa que no publicar nada. La mayor parte de los artículos en las revistas científicas aportan muy poco o nada al verdadero conocimiento.

      • Ese es precisamente otro de los problemas, el famoso publish or perish. Coincido plenamente contigo, se publican montones de tonterías. Otra de mis "ocurrencias" o "sugerencias" habituales a este respecto, al menos para las ciencias "duras", es poner un tope a los artículos que uno puede publicar. Uno al año estaría bien. Y eliminar las restricciones de longitud de todas las revistas (en Physical Review Letters por ejemplo no se puede pasar de cuatro páginas). Eso ayudaría a que las contribuciones fueran interesantes e inteligibles.

  • No te falta razón paisano en todo lo que cuentas sobre las editoriales pero no comparto tu opinión sobre la importancia de publicar en revistas de alto impacto en lo que atañe a un CV, en España claro en otros sitios es diferente. En mi experiencia personal tener un par de Natures en diez años de carrera tiene menos valor que 10 actas compostelanas y una tesina dirigida en cinco sin moverte de tu alma mater, eso o ser hijo y nieto de catedrático que también me ha pasado. Publicar uno de esos artículos cuesta mucho y no solo dinero por eso no creo que se deban menospreciar como mera publicidad. La frase lapidaria de uno de mis jefes lo deja claro: "La capacidad que tienes de publicar en Cell, Science o Nature se mide por el número de carreras científicas de tus subordinados que has sido capaz de arruinar".

    • Gracias Anton, es muy cierto lo que dices, se ha hecho mucho daño vía mamoneo en España. Claro que cuesta mucho publicarlos, te lo digo yo que he debido enviar siete u ocho y no he colado ninguno... Dicho lo cual, también te digo que he leído en Nature verdaderas porquerías, y erróneas, encima. También Nature y compañía hacen su mamoneo: yo mandé un artículo una vez a Nature que me vino rechazado por el editor en 45 minutos (así de bien se lo habría leído) sobre la base de que no molaba. O, en otras palabras, que no me lo van a citar y me va a bajar el impacto. En fin. Poca ciencia.

  • "* Jesús habla del problema de gente que ocupa puestos teniendo un currículum a todas luces y bajo todo punto de vista lamentable. Esos no publican ni en revistas buenas ni en menos buenas ni en malas y caen hasta en los predatory journals. Estos son fácilmente identificables y si se les nombran u obtienen una plaza es por negligencia o connivencia de quién lo decide."

    Efecto de sobreatribución:
    La gente tiende a obviar los motivos externos y cree más e incluso amplifica los motivos genéticos o de carácter internos. Por otro lado, cuando las personas piensan sobre sí mismas atribuyen su éxito a una cualidad personal interna (inteligencia, bondad, fuerza, carácter) y sus fracasos a circunstancias externas (mala suerte, desventaja, manías). Cuando la gente piensa en otros, atribuyen los aciertos de los demás a circunstancias externas (tuvo suerte, tuvo ventaja) y los fallos a debilidades o características internas (tiene mucho carácter, él no es suficientemente fuerte, inteligente).

    "Lo que critico es que no todos competimos en igualdad de condiciones, porque unos pueden pagar ciertos costes (y lo seguirán haciendo porque mejorará su CV medido de esta manera) y otros no."

    Ahora resulta que dependiendo del dínero podrás acceder a determinados lugares ¿no era el esfuerzo y el mérito personal?

    Uhmmmm,algo se me escapa...

    • Efectivamente, Les Paul, aunque ya lo he dicho varias veces no me importa repetirlo: sí, dependiendo del dinero, podrás acceder a determinados lugares. En cuanto a tu otro comentario, ahí sí que discrepamos. Los CVs malos son malos, los evalúe yo, Jesús, o el lucero del alba, no hay "sobreatribución" que no es más que una excusa propia de quién no hace nada.

  • El factor de impacto es una métrica adecuada para valorar la calidad de las revistas. El problema es que se usa para valorar la calidad de los autores.

    Para evaluar a los autores hay que usar otras métricas (como el índice h por ejemplo, aunque hay otras).

    Usando el factor de impacto para evaluar la calidad de los autores o de las publicaciones viciamos el sistema y lo destruimos.

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