¿De qué hablamos cuando hablamos del PIB?

Cuando me preguntan acerca de mi profesión suelo decir que me dedico a estudiar el comportamiento humano más medible pero, tras leer el libro de la profesora Diane Coyle, “GDP: a Brief but Affectionate History”, me pregunto si, acaso, el adverbio “más” no es demasiado aventurado. Muchas veces se critica la osadía de los macroeconomistas a la hora de ofrecer predicciones y evaluar políticas (véase, como ejemplo, el reciente rifirrafe acerca del efecto del aumento en el Salario Mínimo Interprofesional sobre el empleo), a lo que suelo contestar que hacemos lo que podemos y que aprendemos sobre la marcha. Pero no debemos olvidar que muchos agregados macroeconómicos con los que trabajamos son convenciones a las que se llegó tras largas discusiones, que se mantienen mientras tienen sentido y que se cambian según la necesidad. Es decir, hasta cierto punto, la organización de las estadísticas macroeconómicas peca de arbitrariedad y pueden llevar a conclusiones que sesgan la visión de la realidad. Lo fundamental es saber qué objetivo tiene construir un estadístico llamado Producto Interior Bruto porque, como la profesora Coyle, postmodernos y feministas nos recuerdan, todo tiene implicaciones políticas: incluso la construcción de las estadísticas. Lo deseable, claro está, es que todos estemos de acuerdo en cómo construirlas.

En este post quiero repasar algunas de las principales controversias sobre los componentes del PIB, entre ellas las que se refieren a el gasto público y los intangibles, la economía informal e ilegal, y el valor de los servicios.

El PIB según los libros de texto

Escojamos un libro de texto. Yo voy a abrir el manual “Macroeconomía para casi todos” de Javier Díaz-Giménez (antiguo colaborador y quien dio nombre a este blog) y Gerardo Jacobs. En este libro se dice que el PIB es el valor de mercado de los bienes y servicios finales producidos en un determinado periodo, remunerados, legales y declarados en un territorio (de ahí lo de interno). Por tanto, las ganancias de capital que recibimos al vender una casa de segunda mano, el trabajo voluntario, la economía sumergida y el tráfico de armas no son parte del PIB. El valor de la producción de bienes intermedios no es parte de PIB puesto que su valor está incorporado en los bienes finales.

Gráfico 1

El gráfico 1 muestra la evolución del PIB real por persona en edad de trabajar en España desde 1995 hasta 2015 (en 1995 está normalizado a 1). Los datos los he sacado del INE. De un vistazo vemos el coste de la Gran Recesión en España y que durante el periodo expansivo 1995-2007 el crecimiento del PIB y del empleo iban de la mano: algo que puede sugerir que el PIB mide bien. Más aún, la medida sugiere que durante todo ese periodo la Productividad Total de los Factores (PTF, lo que producimos de más o de menos a factores productivos dados) estaba estancada (en este artículo sobre el que ya escribimos un post Luis Franjo y yo, analizamos las posibles causas de ese estancamiento de la PTF).

La práctica en la Contabilidad Nacional

La lectura del libro de D. Coyle es muy amena. Nos recuerda, por ejemplo, que los primeros esfuerzos por contabilizar algo que aproximara la riqueza nacional se debió a William Petty, para argumentar que Gran Bretaña estaba en disposición de sufragar los gastos de la Segunda Guerra Anglo-Holandesa allá por el siglo XVII. Es decir, la gestación de las Cuentas Nacionales surge de la necesidad de los gobiernos de saber con qué ingresos fiscales estables podían contar. Pero su construcción se inició durante la Gran Depresión, impelidos por la necesidad de saber exactamente cuál era el coste de la crisis económica. Colin Clark, en Gran Bretaña, sentó las bases de lo que ahora conocemos como Cuentas Nacionales, seguido muy de cerca por Simon Kuznets en Estados Unidos. En los tiempos anteriores a la Gran Depresión, Alfred Marshall ya había dictaminado que los servicios son parte de la renta nacional (Adam Smith no lo creía así) y nadie iba a contradecir a Marshall, a menos que se fuera comunista y se estuviera preocupado por el plan quinquenal: las economías del Pacto de Varsovia siguieron a Adam Smith y nunca incluyeron los servicios como parte del PIB. Más abajo volveré a hablar sobre los servicios.

¿Bienes intermedios o finales?

La primera discusión de calado sobre el Producto Interior Bruto se centró en el Gasto Público. Simon Kuznets pensaba que el Gasto Público es un bien intermedio, como el petróleo que genera energía o los tornillos de un coche. De la lectura del libro de Coyle se desprende que el argumento de Keynes (el que prevaleció) para incluir el Gasto Público en el PIB está resumido en el siguiente gráfico:

Gráfico 2

El gráfico es de elaboración propia con datos obtenidos del BEA y del trabajo de Leandro Prados de la Escosura. En él aparece el porcentaje del PIB que queda tras sustraer el Consumo Público (no la Inversión Pública en capital tangible). He dejado la Inversión Pública porque calculando el PIB desde el punto de vista de la renta se puede justificar que la Inversión Pública es bien final. El resto puede considerarse bienes intermedios (y, por tanto, afectan al cálculo de la PTF). El gráfico muestra claramente el esfuerzo de la guerra: El PIB, sin el Gasto Público, habría sido un 30 por ciento menor durante el periodo de guerra. Un mal dato para convencer a la población para que compre deuda pública. En España, en 1937, el PIB habría sido un 30 por ciento menor (una cifra ya misérrima). Por el contrario, el tamaño del Consumo Público en la España de los años 50 está al nivel del periodo de la Gran Depresión. A partir de los años 80 el Consumo Público es alrededor del 20 por ciento del PIB con oscilaciones cíclicas. Es decir, el Consumo Público es parte del PIB por una decisión política y ahí sigue.

Pero este es no es único cambio de criterio: Desde los años 80 estamos incluyendo el gasto en software como parte de la inversión agregada y, muy recientemente, el Sistema Europeo de Cuentas ha determinado que el gasto en I+D es inversión y no un bien intermedio, como se consideraba hasta ahora. Este cambio de criterio obedece a que el gasto en intangibles está cobrando una mayor importancia en las cuentas de explotación de las empresas y que la riqueza total es mucho mayor que el valor del capital tangible (estructuras y bienes de equipo: ver aquí). Obviamente, este cambio de criterio afecta a la base imponible de las empresas y, por tanto, a los impuestos que pagan. Y es que paradójicamente, la inversión en intangibles parece resultar en incrementos del valor añadido que, en lugar de hacer a las empresas soportar mayores impuestos, parecen servirles para recibir más subvenciones. Para que nos hagamos una idea de la magnitud de la inversión en I+D: De un plumazo, Estados Unidos ha aumentado su PIB de 2016 en más de un 2 por ciento y el PIB de España en 2015 aumentó en un 1.31. El valor capitalizado del acervo de I+D en España en 2015 se elevaba al 8 por ciento del PIB, mientras que en Estados Unidos alcanzaba el 14.60 por ciento. La implicación inmediata de este cambio de criterio es que la distribución factorial de la renta ya no es constante en el tiempo, como pensaba Kaldor.

Gráfico 3

El Gráfico 3 es de elaboración propia e ilustra dicha implicación. Pueden encontrarse gráficos parecidos en el trabajo de Kho, Santauelàlia-Llopis y Zheng o en el de Karabarbounis y Neiman. Muestra la evolución de la renta del trabajo como fracción del PIB en Estados Unidos. En España sucede algo similar. Kaldor, cuando lanzó la hipótesis de sus famosos “stylized facts” veía la línea clara del Gráfico 3 hasta 1957. No es de extrañar que llegara a la conclusión de que el proceso de crecimiento capitalista no engendra, por sí mismo, desigualdades. Eso resultaba tranquilizador. Pero ahora, al incluir en el PIB los gastos en I+D como inversión, las rentas del trabajo, como fracción del PIB, está cayendo desde los años 70. Es decir, las rentas del capital crecen a una tasa mayor que las rentas del trabajo.

Bienes no comercializados y bienes ilegales

Otro caso llamativo de la arbitrariedad en la definición del PIB es que se imputa el valor de los servicios de las viviendas en régimen de propiedad. Las Cuentas Nacionales suponen que los propietarios de una casa nos cobramos un alquiler a nosotros mismos (exento de impuestos) e imputan el precio de alquiler de mercado como el valor de esos servicios. ¿Por qué lo hacemos? Una razón puede ser para que la comparación del consumo entre España y Alemania (donde más del 50 por ciento de los hogares vive de alquiler) no esté afectada por las decisiones de tenencia de vivienda. María J. Luengo-Prado y yo analizamos aquí los costes y beneficios de usar ese método y no el alternativo del coste de uso de la vivienda. Para que nos hagamos una idea, los alquileres imputados suponen más de un 10 por ciento del consumo agregado y alrededor del 8 por ciento del PIB. El gráfico 4 muestra la evolución de los alquileres imputados y reales para España (elaboración propia con datos del INE).

Gráfico 4

Otra razón para imputar los servicios de las casas en propiedad puede ser evitar variaciones cíclicas del consumo derivadas de cambios en el régimen de propiedad. Pero en ese caso, nos preguntamos, ¿por qué no se imputa el valor de los servicios de los bienes duraderos y del trabajo doméstico? Al fin y al cabo, es difícil pensar que vivir en una casa vacía sin muebles y sin prepararnos el desayuno nos reporte una gran utilidad. Estoy hablando de “Home production”. Un viejo artículo de Benhabib, Rogerson and Wright estudia las implicaciones macroeconómicas de suponer que, en efecto, cuando hay recesión, los individuos deciden quedarse en casa a cenar en vez de ir a un restaurante. En mi opinión, al incluir una estimación de los servicios del trabajo doméstico las fluctuaciones cíclicas del nuevo PIB serían menos pronunciadas, así como las de las horas de trabajo, cosa que sería deseable en España donde las oscilaciones son enormes; solo hace falta mirar el Gráfico 1 de este post. En el INE hay un documento de trabajo de C. Ángulo y S. Hernández donde miden y valoran tales actividades para agregarlas a las cifras de la contabilidad nacional y obtener así una cuenta de producción de los hogares y el PIB extendido con las valoraciones del trabajo doméstico. Reproduzco un párrafo del documento:

El dato del Valor Añadido Bruto (VAB) de las actividades productivas no de mercado de los hogares es metodológicamente comparable con el Producto Interior Bruto (PIB). Así, sabiendo que el PIB de España para el año 2010 fue de 1.045.620 millones de euros, se tiene que el VAB de las actividades productivas no de mercado de los hogares, 446.715 millones de euros, equivale al 42,7% del PIB.

Las cifras son brutales. Conocer el valor de esas actividades sería bueno, además, para poder evaluar los costes y beneficios de políticas sociales como la Ley de Dependencia dado que, de no existir, esos cuidados se imparten fuera del mercado. ¿Por qué no se incluye el valor estimado del trabajo doméstico y otros trabajos no de mercado y sí se imputa el servicio de las casas en propiedad, si en ambos casos son actividades no gravables por no desarrollarse en el mercado? ¿Por qué se imputa el valor de los servicios de prostitución y el tráfico de drogas (actividades ilegales) que, según el INE, elevaron el PIB de 2010 en menos de un punto porcentual si, al estar sumergidas, no se pueden gravar? Misterios del Sistema de Cuentas Nacionales.

Medición del Valor Añadido del sector servicios

Coyle dedica una parte importante de su libro a hablar del sector servicios. La medición de la producción de este sector puede ser complicada. Se puede contar cortes de pelo, pero ¿cómo medimos las ventas de la plataforma de cine digital donde se paga una cuota anual? ¿O las ventas de un banco? ¿Produce valor añadido un intermediario financiero? Este último caso ha sido especialmente aberrante. El sistema de medición del valor añadido del sistema financiero (FISIM) ha hecho que un aumento en el riesgo de la cartera de activos de los bancos aparezca como un aumento en el crecimiento real de su negocio. Con esa metodología, el negocio de la banca comercial en Estados Unidos creció un 21 por ciento en el periodo 1997-2007 mientras que el crecimiento medio del PIB fue del 0.3. Es decir, nuestras Cuentas Nacionales no nos estaban avisando de lo que podía pasar. El caso de España es ilustrativo. En EU KLEMS hay estimaciones de la PTF por sectores. Pues bien, durante el periodo 1996-2007 la productividad del sector financiero en España se multiplicó por 2 (véase el gráfico 5) mientras que la PTF del sector privado declinaba. Y esto ocurría al tiempo que empleo crecía. Lo que sucedió es que se contabilizó el crecimiento de los activos con riesgo como un aumento del valor añadido y, de ahí, se derivó que la PTF creciera explosivamente.

Gráfico 5

Si resulta difícil medir el valor añadido, la medición de la calidad en servicios ya es una tarea complicadísima. Pensemos en cortes de pelo. La atención de nuestro banco. La comida en un restaurante. La estancia en un hotel. No hablemos ya de atención sanitaria o educación. La correcta medición de la calidad es importante para, al menos, dos cosas: la medición del índice de precios y la estimación de la Productividad Total de los Factores. Ambas están unidas. Supongamos una empresa que hace un esfuerzo en mejorar la calidad de su servicio sin aumentar el uso de factores. Su productividad aumenta y el precio ajustado por calidad está cayendo. Por el contrario, si la calidad cae, la PTF cae y los precios están subiendo. Por tanto, siempre que haya un aumento de calidad no contabilizado, ceteris paribus, parecerá que los precios están aumentando y viceversa: una caída de calidad puede hacer que parezca que haya deflación cuando se trata de lo contrario. Más aún, si la calidad no está bien estimada podría parecer que la PTF esté cayendo cuando el negocio esté creciendo. Esto es especialmente importante en sectores donde la competitividad depende especialmente de la calidad, lo que parece ser el caso en muchos servicios. Es decir, la pregunta es: ¿se puede medir la calidad de los servicios desde el punto de vista del output y no del uso de inputs? Y si es así, ¿tiene un componente cíclico?

Una de las dos características más sobresaliente del ciclo económico en España es que la PTF es contracíclica (la otra es que las fluctuaciones del empleo son enormes). En 2015, el sector servicios aportaba más del 66 por ciento del PIB, construcción un 5 y la producción de bienes alrededor de un 18 por ciento. EU KLEMS ofrece estimaciones de la PTF por sectores. Sin ser exhaustiva, he escogido varios sectores que creo que son paradigmáticos. En el gráfico 6 la PTF está normalizada a 100 en 1995 para todos los sectores. La PTF de Manufacturas e Información y Comunicaciones, además de tener una tendencia positiva, parece ser procíclica. La PTF del resto de los servicios (excepto el sector de actividades inmobiliarias) decrece desde 1995. En el sector donde más ha caído en todo el periodo es Turismo, con una reducción de casi el 50 por ciento. ¿Se trata de mala medición o de una decisión sobre el modelo de negocio? Seguramente, ambas cosas pero no podemos precisar cuánto de cada sin medir bien los cambios en calidad. En los años 80 ya se hizo un gran esfuerzo para medir los cambios en la calidad de los bienes de inversión, ahora el reto es en servicios. Esto es particularmente importante en nuestro país.

Gráfico 6

Solo un apunte más sobre la PTF del sector servicios: Todos tenemos la sensación de que se está produciendo una gran concentración empresarial en algunos sectores (véase el trabajo de De Loecker y Eeckhout). Sin tener una buena medida de productividad es muy difícil estimar el efecto que esa concentración y falta de competencia puede tener en markups y productividad agregada.

Desiderata

El PIB es una medida imperfecta, como todas, de nuestra riqueza. Pero es a la vez muy poderosa. El tamaño del PIB determina que se pertenezca a determinados clubs de países, el rating del país en las agencias internacionales, etc. Su valor influye en las agendas políticas. A mi entender, falta incluir una medida del efecto del cambio climático. Ahora mismo, al ignorar el daño medioambiental, nos creemos más ricos de lo que realmente somos. Por ejemplo, Burke, Hsiang y Miguel estiman que el PIB de España en 2100 será un 46 por ciento menor que en 2015 debido al cambio climático. Es urgente estimar estos efectos para hacer un buen diseño de políticas económicas.

Hay 21 comentarios
  • Muy interesante y esclarecedora la aportación incluida la desiderata final sobre el cambio climático.

    Por cierto, en España se supone que existe tráfico de armas no incluido en el PIB que sea significativo? A nivel global no tengo ninguna duda que es uno de los comercios más lucrativos, pero en Internet al menos solo consta alguna información sobre operaciones recientes de la Guardia Civil pero no estimaciones (más o en este caso siempre serán algo menos) fiables.

    • Gracias por tu comentario.

      Yo no he visto que el tráfico de armas forme parte del PIB pero el tráfico de drogas sí, según las directrices de SEC-2010. Imagino que estimar el volumen de ese negocio tiene que ser muy difícil.

  • Muy interesante, muchas gracias!

    Una pregunta: las decisiones de qué incluir y qué no incluir en el cálculo del PIB, ¿son homogéneas entre países? ¿Hasta qué punto estas arbitrariedades son, en la práctica, relevantes para obtener el ranking de PIB de distintos países?

  • Muy completo y excelente articulo sobre la medición del PIB. El cual, tal como dices, es una medida que aporta información valiosa pero que es susceptible de amplia mejora y en diversos elementos. Una pregunta sobre algo llamativo: dices que los países del 'socialismo real' nunca incluyeron los servicios en su contabilidad del PIB. Además de la ironía de que con esa exclusión estaban siguiendo los consejos del 'padre'(A. Smith) del modelo económico que pretendían sustituir, significa ello que deberíamos añadir a su PIB calculado (en manuales españoles yo he visto, p.ej, cifras, aprox. y de memoria, del 5,5 % anual en el periodo 1945-1975), el importe del PIB de sus servicios omitido (fácilmente un mínimo del 40 % del PIB total en eses años) si queremos hacer una comparativa válida con el PIB de los países occidentales, países que si estaban, y están hoy, incluyendo la producción de los servicios en su PIB.

    • Gracias por tu comentario.

      Efectivamente, habría que sumarlo. Pero estimar el valor de los servicios en las economías socialistas puede ser muy difícil.

  • Muchas gracias por el post, entender como se construyen las cuentas nacionales siempre me ha parecido algo muy interesante.

    Tengo tres preguntas tras la lectura. La primera: ¿por qué el consumo público no debería formar parte del PIB? Si el estado gasta en educación, por ejemplo, eso se refleja en los ingresos de profesores y otros profesionales de la educación. Me parece una actividad económica tan real como si la realizara el sector privado. Vaya, que no alcanzo a comprender la posición de Kuznets.

    La segunda es si conoce el proceso a través del cual se modifican los Sistemas de Cuentas Nacionales, en concreto la SEC. En otras palabras, ¿quiénes deciden que se incluye en el PIB a nivel europeo?

    Por último, en el texto se refiere a que la calidad de los bienes de inversión ya se tiene en cuenta en el PIB para evitar inflaciones debidas al aumento de la calidad, ¿cómo se hace entonces? Igual se puede adaptar dicha metodología para los servicios?

    Muchas gracias de antemano,

    • Gracias.

      1. Puede argumentarse que es un bien intermedio cuyo valor está incorporado en otros factores. Es decir, que es bien intermedio. Que fuera bien intermedio no quiere decir que no tenga valor.

      2. La verdad, no lo sé. Imagino que deciden comités que dependan de la Comisión Europea y, a nivel internacional, Naciones Unidas.

      3. Es relativamente fácil medir calidad en bienes de equipo (memoria RAM, batería, etc), pero ¿cómo mides la diferencia entre un plato cocinado por Ferran Adriá y otro cocinado por mí? Pues no lo sé.

  • En el indice del libro que recomienda la autora,“Macroeconomía para casi todos”, se aprecia muy bien el origen de los graves problemas que padecen los que trabajan siguiendo la doctrina de la Teoría Económica Liberal:

    http://javierdiazgimenez.com/mpt/mpt-cont.pdf

    Hay que esperar mas de la mitad del libro, hasta el capitulo 3, para que nos hablen de qué es dinero. Por lo visto, es posible entender los precios, el PIB, la riqueza y el ahorro, el desempleo, el sector publico y privado, la fiscalidad y un modelo básico de la economía sin necesitar entender antes lo que es el dinero.

    Ese es el problema.

    No hay nada de raro, y nadie debe de extrañarse por ello, que un economista no vea lo que ve un profano que no ha estudiado:

    “que vivimos en una economía monetaria en la que una buena parte de los bienes y servicios que se producen no se están intercambiando por dinero.”

    Creo que todo el lío que se hace A. Diez en el calculo de PIB pueden solucionarse fácilmente si calcula, por un lado, todos los servicios que se producen estén, o no, siendo intercambiados por dinero, y por otro lado, todos los servicios que se producen y sí se están intercambiando por dinero.

    Si lo intenta así… vera que le salen bien las cuentas.

    (No está midiendo el comportamiento humano, está midiendo el dinero)

    • La definición del PIB que da el libro de Díaz-Giménez y Jacobs es la estándar.

      Cuando hablo de comportamiento humano me refiero a las decisiones de consumo, inversión y las de las empresas.

      Yo no me hago ningún lío. Mi apellido es Díaz.

      • (Disculpas por confundir su apellido , A. Díaz)

        Aunque es totalmente cierto lo que remarca en su articulo.... que, con la teoría Liberal, no es nada fácil saber cuando un servicio es "final" y cuando es "intermedio"...., eso no quita que el origen real de todos los problemas de la economía liberal sea su interesado desconocimiento doctrinal de lo que es, e implica, el dinero en una economía monetaria.

        A modo de ejemplo, y utilizando una vez mas el indice del libro "Macroeconomía para casi todos":

        http://javierdiazgimenez.com/mpt/mpt-cont.pdf

        Se puede leer en el titulo del apartado 8.4:

        8.4. LA INFLACIÓN ES UN IMPUESTO

        Que es una vieja consigna doctrinal de la Teoría Económica Liberal y que contradice una ingente acumulación de datos empíricos. Datos que convierten al libro que recomienda la autora en un libro doctrinal que, nada tiene que ver con la economía como ciencia y que va dirigido ...( como su propio titulo indica)... a personas ya iniciadas en la "doctrina liberal".

  • Enhorabuena por el artículo y gracias por el mismo.
    Quisiera pedirle que en el próximo utilizara la coma como separador decimal, ya que el artículo está en castellano. Gracias

  • Sr. Díaz:

    En relación con su muy interesante artículo quisiera hacerle una pregunta que ya he formulado antes a colegas suyos en este mismo lugar, sin mucho éxito.

    Para poder mantener su vida, las personas incurren individualmente en COSTES que no se miden en el cómputo de producto y renta, cuando deberían restarse de esta. Me refiero a cosas como viajar una hora en un vagón atestado para ir a trabajar, desempeñar tareas alienantes, indignas o simplemente inútiles, estudiar cosas que no les gustan para poder tener un empleo, etc.

    No medir el usufructo de muebles, la preparación doméstica de desayunos o el impacto del cambio climático parece poca cosa en comparación con las omisiones citadas.

    ¿Cuál es, en su opinión, la causa de tan extravagante criterio econométrico?

    • A la vista del elocuente silencio de la Sra. Díaz, ruego a los lectores que me permitan que me responda a mí mismo.

      Imaginen que yo fuera el administrador de una empresa y los propietarios me convocaran para que les rindiera cuentas. Imaginen que yo les entregase razón pormenorizada y sesudamente calculada de los INGRESOS: cantidades facturadas y su origen. Imaginen que ahora me preguntasen por los COSTES, más que nada por aquello de calcular la muy ansiada cantidad INGRESOS - COSTES = BENEFICIO. Imaginen que yo les contestara: "¡ah...!, pues a mí no me importan los costes, no los he tenido en cuenta". ¿Cuál creen que sería la reacción de los capitalistas?

      Pues bien: mientras la economía ortodoxa jamás omitiría los costes a la hora de estudiar esa unidad económica que es la empresa, cuando se trata de las personas u hogares (que son unidades económicas como cualesquiera otras) los costes no solo son omitidos, sino que ni siquiera son mencionados.

      La econometría oficial, como rama de la teoría económica ortodoxa, tiene entre sus principales objetivos maquillar la realidad y que los agentes menos favorecidos (los que incurren en costes mayores) no sean capaces de reconocer su verdadera posición relativa en el sistema, esto es, las diferencias en bienestar que los separan de los más favorecidos y la evolución de su posición de clase a lo largo del tiempo.

  • Muchas gracias por su ilustrativa entrada. Después de leerla (y hacer el propósito de leer también el libro de Coyle) quedo bastante preocupado. Me pregunto qué podemos esperar de una disciplina que "mide" con tanta arbitrariedad su principal macromagnitud.

  • Buenas tardes, Antonia, y muchas gracias por el artículo.

    Actualmente trabajo en la Secretaría de Estado de Turismo como Jefe de Area de Calidad Turística, y me interesa especialmente la evaluación del impacto de la calidad en la productividad turística.

    He creido entender del artículo que la PTF del turismo ha ido cayendo en los últimos 20 años y no sé si debo interpretarlo como que ha disminuido la calidad o bien que no se está contemplando bien el impacto de la calidad turtistica en el PTF del turismo.

    ¿Me podría dar una aclaracion sobre ello?. Mi objetivo sería encontrar indicadores macroeconómicos que me permitieran, aunque fuera de forma indirecta, evaluar el impacto de la calidad en la competitividad del sector.

    Gracias!

  • Muchas gracias por el articulo.

    Quería preguntarle sobre un aspecto relacionado con la medición real del PIB, por si sabe cómo se lleva a cabo. En concreto, siempre me ha perturbado hasta qué punto podemos fiarnos hoy en día de la contabilidad nacional. No sé si el INE obtiene los datos directamente de organismos oficiales como la AEAT, los Registros, Notarías, datos d las cuentas anuales depositadas... o si hay algún componente estimatorio basado en encuestas.

    Gracias de antemano.

  • La parte donde se lee: "La implicación inmediata de este cambio de criterio es que la distribución factorial de la renta ya no es constante en el tiempo, como pensaba Kaldor." ¿tiene algo que ver con la función de Cobb Douglas, donde la distribución de la renta es constante y alrededor del 70% (L) y 30% (K)? Gracias de antemano.

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