Coincidiendo con la celebración de la feria turística Fitur, el pasado 23 de enero Javier Ruiz (Cadena SER) entrevistó al ministro de Turismo, Jordi Hereu. Después de explicitar las grandes cifras y récords del sector en España el año 2023 (85 millones de turistas internacionales, 108mil millones de gasto turístico, un gasto promedio de 1285€ por turista, y un peso del 12,8% en el PIB - en general grandes incrementos respecto al 2022, y habiendo ya recuperado las cifras pre-pandémicas del 2019), la entrevista toca los que creo son los temas relevantes del turismo español: masificación, alquiler turístico, precios, condiciones laborales, y cambio climático. El ministro sin embargo fue superficial en sus respuestas (me queda la duda de si de forma voluntaria), y por ello el periodista debería haber repreguntado para exigir mayor concreción. Voy a centrar mi comentario en dos de las cuestiones claramente relevantes con una visión a medio y largo plazo del sector, la masificación turística y el cambio climático; asimismo, como se verá, ambas problemáticas comparten un mismo diagnóstico de base (spoiler: son resultado de externalidades negativas de la actividad turística).
Masificación turística
¿Qué opina el ministro de la masificación turística? Aunque a regañadientes, el ministro acepta que “en algunos puntos sí hay masificación” y que ello puede ser problemático. Sin embargo, a la hora de plantear políticas recurre a los lugares comunes: ‘diversificar productos, apostar por el valor añadido, ofertar nuevos productos, desestacionalizar, digitalizar; todo ello para saber gobernar el crecimiento turístico español’. Es importante entonces preguntarse de qué manera estos lugares comunes realmente servirán para corregir la citada masificación. Por un lado, incrementar la oferta en zonas de poca afluencia turística actual atraerá tal vez nuevos turistas, pero ¿los detraerá de las zonas y destinos españoles saturados? No veo porqué debería ser así. Por otro lado, ¿desestacionalizar cómo? ¿Y qué significa realmente la desestacionalización? En Baleares, por poner un ejemplo, no ha supuesto una reducción de la afluencia turística en temporada alta, sino simplemente un incremento de la afluencia fuera de ella. Obviamente ello puede resultar ventajoso en algunas dimensiones, pero no ataca los problemas derivados de la masificación turística.
Como expliqué anteriormente en este blog, la masificación turística es, en su esencia, un ejemplo de congestión, de sobreconsumo (o sobreexplotación) de recursos comunes: desde playas y otros entornos naturales a carreteras y el entorno urbano. Ante ella, seguramente hay algo de margen para políticas dentro de los lugares comunes recorridos por el ministro, pero atacar realmente el problema de la masificación pide a gritos la implementación de una tasa turística en aquellos destinos masificados. Es sencillo comprender como una tasa suficientemente alta permitiría reducir la congestión del destino y, tal vez, redistribuir el turismo a destinos alternativos, aunque ello no es inmediato (no está claro en qué medida ante una tasa turística suficientemente elevada los turistas de los destinos masificados estarán dispuestos a redirigirse a los nuevos destinos ofertados a lo largo de la geografía española). En cualquier caso, incluso sin esta redistribución, la tasa turística en destinos saturados ya valdría la pena… Ni una mención sin embargo a las tasas turísticas en la entrevista.
Cambio climático
Caixa Bank Research ha publicado recientemente un análisis sobre “El impacto del cambio climático en el turismo en España”. Sus datos muestran como el cambio climático ya empezaría a tener un efecto negativo en elnegocio turístico español en su conjunto: en el período 2019-2023 las zonas más cálidas de España tuvieron un crecimiento del gasto turístico más lento entre las temporadas altas, y se observa también como el gasto turístico se reduce en las olas de calor. Ante estos datos, a preguntas del periodista, y aunque el ministro indica que la “lucha contra el cambio climático es prioritaria para el gobierno”, el diálogo versó solamente sobre medidas de mitigación de las consecuencias del cambio climático en el negocio turístico - incluso señalando el ministro el posible efecto positivo del cambio climático al permitir desestacionalizar la actividad turística (sic) – nada sobre posibles medidas para descarbonizar el sector.
Y ello ante el indudable impacto que la actividad turística tiene en términos de emisión de CO2. Como bien sabemos y explicó Nick Stern, el cambio climático es resultado del efecto externo más grande en la historia de la humanidad. Tal y como nos explica el World Travel & Tourism Council en su informe ‘A net zero roadmap for travel & tourism’, las estimaciones disponibles indican que el turismo supone entre el 8 y el 11% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial en el año 2019 (página 13). Por subsectores, el transporte turístico es el principal contribuyente y dentro de éste el transporte por avión. Obviamente, la descarbonización del sector turístico está incardinada en la política general de transición ecológica de la UE – sin embargo, ¿no hay políticas específicas para el sector? No que se sepa a raíz de la entrevista. Como explica el mismo informe, la aviación tiene importantes límites en sus capacidades para descarbonizarse en el corto y medio plazo mediante cambios tecnológicos (combustibles sostenibles y nuevos aviones propulsados con energías renovables). Ante esta realidad, ¿se debería contemplar medidas específicas al respecto con un mayor énfasis en el corto plazo y que supongan una reducción de la actividad? Por poner dos ejemplos, ¿qué opinión tiene el ministro de la ecotasa aérea propuesta en Francia hace unos años? ¿Y sobre los límites a los vuelos cortos que incluso forman parte del debate reciente en el seno del mismo gobierno? No se sabe.
En resumen
Aunque la entrevista repasa los temas relevantes del sector turístico, lo hace de forma superficial y es por lo tanto una oportunidad perdida para conocer con mayor detalle las políticas del gobierno al respecto – oportunidad perdida atribuible en primer lugar al ministro, pero también al periodista. Los economistas sabemos cómo ambos fenómenos, la masificación turística y el cambio climático, son el resultado de la no internalización por parte de los agentes de los efectos (costes) externos de su actividad. Ante las externalidades negativas los economistas sabemos también que una (¿primera?) posible política a considerar son los llamados impuestos pigouvianos que en el sector turístico podrían tomar la forma de tasa turística y ecotasa aérea. Aunque indudablemente pueden ir acompañadas de otras políticas, parece complicado repasar de forma rigurosa la realidad del sector y discutir las políticas necesarias sin ni tan solo mencionarlas ni razonar por qué se está a favor o en contra.
Hay 5 comentarios
El turismo masificado (o concentrado) es energéticamente más eficiente que el disperso, al igual que las ciudades concentradas (o masificadas). Nótese que los adjetivos no son neutros.
Una tasa turística está bien si se usan los ingresos para compensar externalidades. ¿Se hace? ¿Se explicitan?
También puede servir para desestacionalizar, si la pones en temporada alta, pero la quitas en temporada baja. ¿Es el caso?
Gracias por tu interés. De hecho, una tasa turística puede ser positiva incluso si los ingresos se utilizan para otras cosas - si la vemos como lo que se llama un impuesto pigouviano significa que sirve para influir en el comportamiento de los turistas (en el caso en cuestión, que haya menor afluencia de viajeros...). Y siguiendo esta lógica, como indicas tiene sentido fijar una tasa mayor en temporada alta cuando haya más turistas (cuando hay masificación) - de hecho es lo que sucede con la tasa en Baleares, aunque su magnitud es tan baja que su influencia en el comportamiento de los turistas tanto en temporada baja como alta es probablemente negligible.
Lo que comentas sobre turismo concentrado versus masificado me parece una reflexión interesante. Así a bote pronto, masificado y concentrado no es lo mismo: en Mallorca no está concentrado (al menos en el mismo sentido que en Benidorm, por ejemplo), pero sí hay masificación. En cualquier caso, el debate sobre el modelo turístico (Benidorm versus Mallorca, por ej.) es sin duda interesante, con puntos a favor para Benidorm por ej. en términos de energía como bien indicas - y es relevante pensar en mayor detalle qué significa en términos de masificación-concentración.
Nunca había pensado en la tasa turística como instrumento de desestacionalización o de descongestión, sino como instrumento fiscal para compensación de externalidades negativas del turismo (por ejemplo, para conservación y rehabilitación del patrimonio monumental). Es decir, se suele argumentar que "una tasa turística no será motivo para dejar de visitar Florencia". Se trata de una cuestión de actualidad que, en torno a la Plaza de España de Sevilla, ha saltado incluso a medios internacionales. ¿Qué ejemplos de tasas disuasorias podrías mostrarnos? Gracias.
Muchas gracias por el interés. Efectivamente, las tasas turísticas existentes en ESpaña y Europa son (hasta donde yo sé) de una magnitud pequeña (unos muy pocos euros al día en temporada alta, menos en baja) tal que no cambian, al menos de forma significativa, las decisiones de visitar un destino (véase por ejemplo los casos de Baleares y Bcn; la prevista en Valencia hasta su reciente eliminación tampoco era disuasiva). Aunque es verdad que no abundan los contraejemplos, una tasa turística que sí parecería ser significativamente disuasiva es la de Bután:
https://www.hosteltur.com/159218_la-tasa-turistica-de-butan-cumple-su-primer-ano-reducida-a-la-mitad.html
Es mi intención próximamente escribir una entrada específica sobre los impuestos turísticos a raíz de un trabajo que hacemos con un colega - so stay tuned... 😉
Gracias. A la escucha quedo 😉
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