Por Aleix Calveras
El turismo de cruceros es polémico. En general el debate se plantea entre, por un lado, sus costes medioambientales y en los residentes, y por el otro sus supuestos beneficios económicos, el objeto de esta entrada. Este planteamiento está fundamentado en toda una serie de estudios que muestran cifras de millones de euros de negocio y miles de puestos de trabajo creados, estudios en su mayoría financiados por la industria y reseñados acríticamente por los medios de comunicación. Estos análisis, sin embargo, están mal hechos: sobreestiman el impacto económico del turismo de cruceros cuando éste tal vez sea incluso negativo.
Datos del turismo de cruceros
El turismo de cruceros llevaba años en alza hasta la pandemia: en el Mediterráneo, por ejemplo, el número de pasajeros de cruceros pasó de 7,3 millones en el año 2000 a 31,15 el 2019 (Medcruise, Statista 2022-23). España ocupa un lugar destacado como destino: Barcelona, en primer lugar, y Palma (Mallorca), a la par que Roma, están en el top-3 de destinos en el Mediterráneo. Esta posición de Palma es fruto de un enorme crecimiento en la recepción de cruceristas:
Y aunque la pandemia supuso un frenazo enorme a la actividad de cruceros, las previsiones apuntan a un retorno a la tendencia de crecimiento pre-pandemia (Cruise Line International Association, CLIA, 2022).
El impacto económico del turismo de cruceros
La evaluación del impacto económico del turismo de cruceros se realiza habitualmente mediante el análisis input-output. A grandes rasgos, la metodología input-output estima el impacto en la economía de una región de un incremento del gasto (debido, por ejemplo, al turismo de cruceros). Por simplificar el argumento, el gasto de los cruceristas en los restaurantes tiene un primer efecto directo del que interesa calcular su consecuente incremento en el valor añadido bruto (VAB, el valor del producto final menos el total de los costes de producción en todas sus etapas): el simple incremento en el ingreso de los restaurantes no tiene en cuenta el coste de sus inputs, muchos de ellos de importación. Se calcula luego los efectos indirectos del gasto (en los proveedores de los restaurantes) y el inducido (derivado del gasto de las rentas del trabajo). Y mediante las tablas input-output de la economía regional se puede proporcionar la estimación del incremento en el VAB y en el empleo.
En Cambra de Comerç et al. (2017) se puede obtener lo que sería un resumen típico de sus resultados para el caso de Palma: en 2015, la industria de cruceros aportó unos 256 millones de euros y más de 5700 empleos a la economía de las Illes Balears. Las cifras se obtuvieron de la estimación, a partir de 2195 encuestas, de un gasto medio de 72€ por los cruceristas de tránsito (aquellos que no tienen su origen en Palma) y un gasto medio de 155€ en los cruceristas de base (que embarcan y desembarcan en Palma y, por lo tanto, pueden pasar días extra en la ciudad). Considerando todos los gastos de todos los agentes implicados en la actividad de cruceros se calcula su efecto directo, indirecto e inducido llegando a las cifras anteriormente mencionadas. Merece la pena mencionar que mientras este informe aplica correctamente la metodología input-output, otros informes no lo hacen al no descontar el coste de los inputs para calcular los efectos directos, inflando así las cifras finales de impacto económico del turismo de cruceros en Palma (520 millones de euros para el año 2018 y 468 millones para el 2019; Deloitte, 2018, 2022).
Límites del análisis input-output
Aun aplicándose de forma correcta, “las estimaciones input-output de los impactos sobre la actividad económica en general, o sobre variables específicas como el empleo, suelen ser sobreestimaciones, a menudo por mucho. De hecho, estas estimaciones incluso pueden equivocarse en la dirección del cambio” (Dwyer, Forsyth, y Spurr, 2004; Dwyer, 2015). ¿Por qué? Porque no se tienen en cuenta los costes de oportunidad del nuevo gasto cuyo impacto se quiere estimar. Un supuesto clave del análisis es que los recursos (trabajo, capital, etc.) fluyen libremente hacia el turismo de cruceros y los sectores relacionados – estos recursos, se asume, no estaban siendo utilizados y no reducen la producción en otras industrias. Así, el análisis input-output cuenta las influencias positivas en la actividad económica, ignorando las negativas. En realidad, el turismo de cruceros generará un impacto económico positivo solamente si los recursos que pasa a utilizar estaban previamente desocupados o provenían de un sector menos productivo que el del turismo de cruceros.
El caso de Palma
Hay muy buenas razones para pensar que el de Palma es uno de los casos en los que la metodología input-output sobreestima en mucho los supuestos efectos económicos positivos del turismo de cruceros. El modelo de crecimiento balear estas últimas décadas no presenta un excedente de recursos infrautilizados: el crecimiento ha sido intensivo en capital privado y público (entorno natural inclusive), y en trabajo (con un enorme incremento de la población activa, mucho mayor a la media española), y con escasas mejoras en la productividad y en el PIB per cápita (Puig, 2015). Vale la pena destacar aquí uno de los principales recursos usados para satisfacer la demanda de los cruceristas: el entorno urbano, la ciudad misma y sus infraestructuras. Los cruceristas ocupan y masifican la ciudad (preferentemente el centro histórico): sus calles y sus infraestructuras (taxis), incentivando la aparición de determinados tipos de negocio (tiendas de souvenirs).
Hay evidencia de que la masificación (congestión) turística es valorada negativamente por los mismos turistas (véase los análisis de Jurado et al., 2013, en la Costa del Sol, o de Tokarchuk et al., 2022, en Berlín). Entonces, una probable consecuencia de una excesiva presencia de cruceristas podría ser la expulsión de otro tipo de turismo de mayor interés para la ciudad (Bresson y Logossah, 2011). Éste puede ser el caso de los turistas de los hoteles boutique del centro de Palma, hoteles de categoría superior en edificios de alto valor histórico (palacios y casas señoriales) que alojan a turistas de alto nivel económico y cultural con una elevada disposición a pagar por pasar unos días en ciudad. Mientras Novo Malvárez (2019) nos indica la creación de +1100 plazas de estos hoteles boutique entre los años 2009 y 2018, es razonable pensar que el interés en visitar Palma y alojarse en ellos será menor si se encuentran con una ciudad masificada. Ni éste ni otros posibles costes de oportunidad aparecen en las habituales evaluaciones de impacto económico del turismo de cruceros.
En resumen
Contrario a lo que indican muchos de los estudios (a menudo financiados por la industria), existen buenas razones para pensar que el impacto económico del turismo de cruceros en los principales destinos españoles está sobreestimado por el uso de una metodología inadecuada que no tiene en cuenta sus costes de oportunidad. Como explicaba hace ya años el investigador en estrategia empresarial Michael Porter (Harvard), una buena estrategia requiere renunciar a cosas, definir también qué NO se quiere hacer; y ello, claro está, aplica también a la estrategia turística de las ciudades españolas. Así, junto a su indudable impacto medioambiental y en la calidad de vida de los residentes (aspectos no analizados en esta entrada), hay buenos argumentos para ser cautos al respecto de la conveniencia económica del turismo de cruceros.
Hay 5 comentarios
Hola, muy interesante la entrada. Al hablar del coste de oportunidad cabría mencionar de manera explícita la idea de que en un escenario contrafactual en el que no hubiese cruceros, una parte de los turistas que utilizan estos servicios visitarían las ciudades de manera tradicional, pasando más días en ellas y realizando un gasto mayor. Es decir, los usuarios de cruceros no se van a quedar en sus casas, sino que sustituirían su método de viaje por otro tipo de viaje.
En otras palabras, el coste de oportunidad de los cruceros no es sólo sobre otros turistas que no utilizan cruceros, sino también sobre los propios cruceristas.
Esteban: yo creo que ese no es un escenario contrafactual que tenga sentido. Tú puedes decidir sobre si admites los cruceros y qué restricciones les pones. Pero no puedes cambiar a nivel mundial el turismo ni conseguir que los turistas empiecen a viajar de otra manera.
En mi opinión el contractual es tu misma ciudad pero sin cruceros o con cruceros con restricciones. Y si no dejas que lleguen los cruceros, esos turistas escogerán otro crucero del catálogo. No creo que decidan no hacer un crucero porque justo ya no pare en tu ciudad y entonces viajen del modo tradicional a esa ciudad.
Muchas gracias por el comentario.
Determinar cuál es el contrafactual siempre es complejo. Uno de los argumentos que se utilizan a favor de los cruceros es que existe complementariedad entre el turismo de cruceros y el de alojamiento en un destino: los cruceristas, al descubrir un destino ni que sea un día, tendrán ganas de conocerlo en mayor profunidad y lo visitaran con alojamiento estándar un periodo más largo en otra ocasión (con mayor gasto, etc.).
Esto, claro está, es posible, pero al final se trata de una cuestión empírica si es así o no. Hay algunos trabajos que intentan contrastarlo, por ejemplo el Bresson y Logossah, 2011, que cito en la misma entrada. Aunque en este trabajo muestran en islas del caribe que ambos tipos de turismo (de cruceros y de alojamiento) son de hecho sustitutivos (existe el efecto expulsión que argumento en la entrada), la verdad es que empíricamente es muy complejo de identificar bien la relación, y menos con los datos que normalmente están disponibles.
Saludos
aleix
Todo lo dicho en el articulo tiene logica y esta bien argumentado, pero al final el mensajes es "el turismo de cruceros PODRIA estar desplazando a otro tipo de actividades que PODRIAN ser mas beneficiosas (tanto economicamente como para la calidad de vida de los residentes)."
O no...
Molt be Aleix. Basta ya de papanatismo disfrazado de argumento económico. También joaquin Maudos ha escrito recientemente. Yo en su dia sobre impacto de gasto público sin considerar los costes de bienestar de la financiación coactiva. Y el turismo crea tanto flujo de renta como estoc patrimonial destruye. El balance balear a revisar.!!
Los comentarios están cerrados.