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XIX Premio Fundación Banco Sabadell a la Investigación Económica - Eduardo Morales

Nota de los editores: La semana pasada se celebró el acto de entrega del Premio Fundación Banco Sabadell a la Investigación Económica a los ganadores de la XIX y XX edición: Eduardo Morales y Monica Martínez-Brazo, respectivamente. Mientras el jurado valoró el trabajo de Eduardo Morales sobre comercio internacional, especialmente sobre cómo las decisiones estratégicas de las empresas contribuyen a su comportamiento exportador y capacidad innovadora, la economía urbana y la econometría aplicada, las contribuciones de Monica Martínez-Bravo se centran fundamentalmente en economía política y desarrollo económico, en particular en el estudio de los factores que determinan el grado de éxito o fracaso de los procesos de transición democrática. La calidad de los discursos de los premiados, en los que explican no sólo su trabajo, sino los aspectos personales que han marcado su trayectoria, merece la mayor difusión posible, así que Nada es Gratis ha decidido publicar sus textos en formato de entrada tanto hoy (Eduardo Morales) como mañana (Monica Martínez-Bravo). Queremos también dar las gracias a la Fundación Banco Sabadell por permitir su difusión.

Discurso de Entrega del XIX Premio Fundación Banco Sabadell a la Investigación Económica

De Eduardo Morales (@), 16 de septiembre de 2021

Buenas tardes. Querría en primer lugar felicitar a Mónica por su merecidísimo premio, y agradecerles a todos ustedes su asistencia a esta ceremonia. Es un honor para mí recibir este reconocimiento.

Me gustaría comenzar dando las gracias a la Fundación Banco Sabadell por el apoyo que da a la investigación económica, permitiendo a través de estos premios que nuestro trabajo adquiera una visibilidad que de otro modo no tendría. Me gustaría también dar las gracias a los miembros del Jurado por haber valorado mi trabajo, y al Presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu, y la Consejera de Hacienda del Principado de Asturias, Ana Cárcaba, por su presencia. Muchas gracias también al Presidente de la Fundación Banco Sabadell, Miquel Molins, y a todo su equipo por haber hecho posible este acto.

En la primera parte de este discurso, quiero dar las gracias a algunas de las muchas personas que, de un modo u otro, han sido fundamentales para que yo pueda estar hoy aquí. En la segunda parte, resumiré brevemente mis principales líneas de investigación.

Mi primer contacto con el sistema educativo se produjo en el colegio Mirabal, un colegio privado que ofrecía todo lo que un niño pudiera desear. En aquella época no era consciente pero, para que yo pudiera ir al Mirabal, mis padres trabajaron durante muchos años más horas de las que tenía el día, y más días de los que tenía la semana. Les estoy enormemente agradecido por todos los sacrificios que hicieron para que yo tuviera la mejor educación posible. El que yo esté hoy aquí se lo debo a ellos, y a los excelentes profesores que me encontré en el colegio.

Durante algunos años, cuando salía del colegio, iba a entrenar con el Larios, un equipo de atletismo, y allí tuve la suerte de tener como entrenador a Adolfo Madrid. Adolfo es hoy entrenador personal de jugadores de fútbol de primera división. Eso es hoy. En los 90, Adolfo nos entrenaba a nosotros, un grupo de adolescentes sin futuro en el deporte. Y no se limitaba a entrenar sin más, sino que preparaba entrenamientos personalizados a cada uno de nosotros, como si fuéramos profesionales. A veces, cuando tengo la tentación de ser un poco vaguete preparándome mis clase, pienso en el cuidado que Adolfo ponía en su trabajo, y me obligo a continuar. Adolfo fue un ejemplo para todos los que estábamos en su grupo de entrenamiento, y le estoy muy agradecido por ello.

Mi primer contacto con la Economía se produce en la Universidad Carlos III de Madrid. Recuerdo a Luis Corchón explicándonos el concepto de información asimétrica en nuestro primer año. Nos decía: “imagínate que vas a la India y quieres comprarte una alfombra voladora, pero no sabes si vuela o no vuela, y no te la dejan probar ¿qué información contiene el precio de la alfombra sobre su capacidad para volar?" Luis es un profesor excelente. En la Carlos III, estudié las licenciaturas de Derecho y Economía. No he estudiando tanto en mi vida (y, dicho sea de paso, nunca he estado tan estresado), pero estar rodeado de compañeros a la vez inteligentísimos y excelente amigos, y poder recibir clases de Derecho de gente como Luis Aguiar de Luque, Marcos Vaquer, Jesús Mercader, o Félix Vacas, y de Economía de gente como Klaus Desmet, Juanjo Dolado, o Jesús Gonzalo, fue un lujo. Un lujo, por cierto, que el sistema educativo español nos lo daba prácticamente gratis.

De la Carlos III llegué a la Universidad de Harvard. Pol nunca me lo ha dicho, pero sospecho que fui admitido gracias a él. Lo que Pol no ha tenido necesidad de contarme, porque ya lo he visto yo, es todo el apoyo que me ha brindado desde entonces: invitaciones a cenas de Acción de Gracias en su casa, cientos de consejos sobre cómo mejorar mis proyectos de investigación y sobre cómo sobrevivir en Harvard, decenas de cartas de recomendación, etc. Y a pesar de toda la atención personal que siempre ha tenido conmigo, el favor más grande que Pol me ha hecho es impartir un curso de Comercio Internacional que es sin duda la mejor clase que yo tomé en Harvard. Pol enseñando era tal espectáculo que yo me traía conmigo a clase a los amigos que venían a visitarme desde España. Esa clase es la razón fundamental por la que acabé haciendo investigación en comercio internacional y es, por tanto, una de las razones principales por las que estoy ahora aquí. Muchísimas gracias por todo Pol, te debo unas sidras y mucho más.

Poco después de graduarme en Harvard comencé a trabajar en la Universidad de Princeton. En Princeton he recibido enseñanzas de compañeros de profesión como Esteban Rossi-Hansberg, Gene Grossman, o Steve Redding que son impagables. La Universidad de Princeton y su gente forman una institución que no deja de maravillarme cada día, el que pueda pertenecer a ella es una más que le debo a Pol.

Más o menos al mismo tiempo de llegar a Princeton conocí a mi esposa Kamran. El proceso para obtener una plaza fija de profesor en Princeton fue, por decirlo suave, "complicadillo", y nunca habría conseguido culminarlo con éxito sin el apoyo intelectual y emocional de Kamran. Déjenme que les cuente una anécdota: Kamran y yo nos conocimos cuando empezamos a trabajar en un proyecto de investigación conjunto en el año 2013, y publicar un artículo de economía hoy en día es un proceso tan, digamos, "lentillo" que nos dio tiempo a casarnos y a tener una hija que andaba y hablaba antes de ver el artículo publicado en el año 2020. Kamran, este premio también es tuyo: muchas gracias por estar siempre ahí.

Enea, en estos casi cuatro años desde que llegaste a nuestras vidas, te hemos hecho viajar con papá y mamá a conferencias en Vancouver, París o Londres, y siempre estás ahí para alegrarnos y hacernos sentir orgullosos. Ainara, con apenas nueve meses eres demasiado peque para darte cuenta, pero pensar que al volver del trabajo voy a ver tu sonrisa y tu balbucear alegre es una fuente de energía cada día. Mis pequeñas, tenemos que encontrar una buena tienda de juguetes aquí en Oviedo para celebrarlo.

En la segunda parte de este discurso, les describiré mis principales líneas de investigación. Un objetivo de la investigación en comercio internacional es realizar predicciones sobre las consecuencias de políticas comerciales tales como incrementos arancelarios o medidas de promoción a la exportación. Estas predicciones se basan en dos pilares: un conjunto de supuestos sobre cómo empresas se comportan en el mercado; y el análisis de datos. Estos supuestos juegan un paper crucial: sólo cuando los mismos se ajustan a la realidad, podemos estar seguros de que predicciones basados en ellos serán correctas. En mi investigación, con el objetivo de incrementar la credibilidad de dichas predicciones, diseño nuevos métodos de análisis de datos que requieren el menor número de supuestos posible.

Esta línea de investigación me ha llevado a distintas conclusiones. Primero, el impacto de las políticas comerciales depende de la información que las empresas tienen sobre el entorno económico en el que operan. Por ejemplo, el impacto sobre las exportaciones a Estados Unidos de la reciente reducción en los aranceles de dicho país al aceite de oliva español será muy distinto en función de la información que los productores españoles tengan sobre sus opciones en el mercado americano. Así, campañas informativas, como las que organiza el ICEX a nivel nacional y ASTUREX a nivel del Principado de Asturias, pueden tener un impacto muy positivo sobre la actividad exportadora de las empresas.

Una segunda conclusión de mi trabajo es que las decisiones exportadoras que una empresa toma en distintos países están estrechamente relacionadas. Tradicionalmente, la investigación en comercio internacional ha supuesto que la decisión de una empresa de cuánto exportar a un país es independiente de la decisión de cuánto exportar a otros países, como si tales decisiones fueran tomadas por personas operando en compartimentos estancos dentro de la empresa. Mi investigación muestra que este supuesto es incorrecto. Así, por ejemplo, las exportaciones de una empresa de Estados Unidos a España están ligadas a sus exportaciones a países de la Unión Europea, por su proximidad geográfica, y a países Hispanoamericanos, por su proximidad lingüística. Consecuentemente, las barreras comerciales que un país levanta impactan no sólo a sus propios ciudadanos, sino también a ciudadanos de otros países. Éste es un argumento a favor de limitar el poder de las entidades nacionales a la hora de determinar su propia política comercial, siendo preferible que ésta se determine a través de organismos multilaterales como la Organización Mundial del Comercio o la Unión Europea. Estos organismos permiten que representantes políticos elegidos por todos los ciudadanos afectados por una medida de política comercial participen en el proceso político que determina dicha medida y, por tanto, pese a lo que en ocasiones pueda parecer, facilitan el proceso democrático.

Una tercera conclusión de mi investigación proviene de un artículo reciente que Pol y yo tenemos con otros dos coautores españoles, Miguel Almunia y David López. España experimentó un boom exportador durante la Gran Recesión de los años 2009-13. En nuestro artículo, mostramos que este boom exportador se debió a la caída de demanda doméstica que se produjo como consecuencia del pinchazo de la burbuja inmobiliaria española. Así, empresas españolas que tradicionalmente vendían en el mercado doméstico redirigieron sus ventas hacia mercados extranjeros, los cuales actuaron como una válvula de escape que permitió a las empresas españolas mantener parcialmente su actividad, haciendo que la crisis no fuera tan intensa como lo habría sido si España fuera una economía cerrada al exterior. Este artículo muestra por tanto que la capacidad de comerciar entre países puede tener un impacto muy positivo sobre nuestro bienestar.

Me gustaría terminar dando las gracias de nuevo a la Fundación Banco Sabadell y a todos ustedes. Muchas gracias.